Explicación al Nahy-ul Balâghah: Ḥikma 52

by asadian
Explicación al Nahy-ul Balâghah

SHAFAQNA– Nahy-ul Balâghah Ḥikma 52

 

وَ قَالَ علی (علیه السلام): أَوْلَى النَّاسِ بِالْعَفْوِ، أَقْدَرُهُمْ عَلَى الْعُقُوبَة

El Imam Ali (as) dijo:“Las personas más dignas del perdón son las más merecerían recibir el castigo.”

Etimología:

  • al- nās (ٱلنَّاس): gente, humanos, personas

Explicación de los sabios:  

  • El Imam dijo: “Las personas que merecen perdón son las más merecedoras de recibir castigo.” (Anṣāriān).
  • El Imam dijo: “Las personas que merecen perdón son las más deberían recibir castigo.” (Āyatī).
  • El Imam, la paz sea con él, dijo: “Las personas más merecedoras de perdón son más merecedoras de castigo.” (Shahīdī).
  • Tema: El método para tratar con los vencidos (moral, político): “Las personas que merecen el perdón son las más idóneas para el castigo.” (Dashtī).
  • El Imam (la paz sea con él) dijo: “Las personas más dignas del perdón son las más merecedoras de castigar.” (Faīḍ al-islam).
  •  El Imam (la paz sea con él) dijo: “Las personas más dignas de perdón son las más dignas de recibir castigo.” (A. Makārem Shīrāzī).

 

  • [AYATOLLAH MAKĀREM SHĪRĀZĪ, “PAYĀM IMĀM AMĪR AL-MŪMINĪN”]

La relación entre el perdón y el poder:

En este sabio discurso del Imam (la paz sea con él), expresa lo mismo que se mencionó en la ḥikma XI de una manera diferente (véase los ḥikma equivalentes al final), y dice: “El más merecedor de perdón es el más merecedor de castigo”; (أَوْلَى النَّاسِ بِالْعَفْوِ أَقْدَرُهُمْ عَلَى الْعُقُوبَةِ).

Sabemos que una de las razones de la continuación de los conflictos que a veces se prolongan durante décadas entre dos tribus o entre los hijos de una misma familia, es el espíritu de venganza y de no perdón, que se agrava a medida que avanza, como una inundación, mientras que, si una de las dos partes es magnánima e indulgente en las primeras etapas, el conflicto terminará para siempre. Además, el perdón y la indulgencia obligan al malhechor a reconsiderar sus acciones y compensar su error, cuyas bendiciones no se ocultan a nadie.

El estudio de la historia del Santo Profeta (la paz y bendiciones sean con él) y Amir al-Mu’minin (la paz sea con él) y otros Imames infalibles (la paz sea con ellos) muestra que usaron este método para poner de rodillas a enemigos obstinados o convertirlos en amigos devotos.

El especial perdón y benignidad del Profeta (PBD) en la historia de la conquista de La Meca (1), el perdón de Amir al-Mu’minin (as) después de la victoria en la Batalla de Yamal, y el perdón del Imam Hasan (as) contra ese hombre sirio, así como otros casos que se han registrado en la historia de la vida de esos nobles, son claros ejemplos de este significado.

Sin embargo, el hecho de que él diga: “El más merecedor de perdón es el más merecedor de castigo”, es porque cuanto mayor es el poder de castigar, más importante se vuelve la clemencia y el perdón, y nadie puede decir que este perdón se debió a la debilidad y a la incapacidad de castigar.

Es interesante notar que, en el Sagrado Corán, cuando propone el perdón para un asesino deliberado, se refiere a él como “hermano”; (فَمَنْ عُفِىَ لَهُ مِنْ أَخِیهِ شَىْءٌ فَاتِّبَاعٌ بِالْمَعْرُوفِ). Por lo tanto, si alguien recibe algo de su hermano (religioso) (y su retribución se convierte en un precio de sangre), debe seguir el camino aceptable.

En el libro de Kanz al-‘Ummāl, este breve y significativo hadiz es narrado por el Santo Profeta (la paz y bendiciones sean con él): (تَعافُوا تَسْقُط الضَغائِنُ بَیْنَکُم) – “Perdónense los unos a los otros, para que se quite la enemistad entre ustedes.”

En otro hadiz del Imam Aṣ-Ṣadiq (as), leemos: (إنّا أهْلُ بَیْت مُرَّوتُنَا الْعَفْوُ عَمَّنْ ظَلَمَنا) – “Ciertamente somos la Familia Purificada cuya personalidad nos exige perdonar a alguien que nos ha hecho daño.”

En el caso del Imam Ali bin Al-Hussein Zain al-Abidin (as), leemos que Hisham bin Ismail (el gobernador de Medina en nombre de Abdul Mulk bin Marwan) solía acosarlo mucho, pero cuando Walid bin Abdul Mulk llegó al poder (debido a las muchas quejas del pueblo) lo despidió y ordenó llevarlo ante el pueblo para que quien lo había agraviado se vengara. Solía ​​decir: “Tengo mucho miedo de Ali ibn al-Hussein (porque es el que más le hice daño). El Imam pasaba con sus compañeros y les ordenó que no le dijeran una sola palabra ofenciva. Cuando el Imām pasó, llamó “Hisham”: (اللّهُ أعْلَمُ حَیْثُ یَجْعَلُ رِسالاتِهِ) – “Dios sabe mejor en qué familia colocar la Profecía (y el Imamato).” (Bihār al-Anwār, vol. 46, pág. 94)

Hay muchos versículos y tradiciones islámicas sobre la importancia del perdón. Concluiremos esto con otro hadiz del Santo Profeta (PBD):

(عَلَیْکُم بِالْعَفْوُ فَإنَّ الْعَفْوَ لا یَزیدُ الْعَبْدَ إلاّ عِزّاً فَتَعافُوا یُعِزَّکُمُ اللّهُ) – “Tienes que perdonar, porque nada añade a una persona sino el honor, perdona para que Dios te honre.” (Kāfī, vol. 2, pág. 108)

Obviamente, la orden de indulto no se aplica a aquellos que se aprovechan de la clemencia y el perdón y aumentan su maldad. Esto no los corregirá, excepto por medio del escarmiento y castigo.

NOTA:

(1) La toma de La Meca, es un hito en la historia del Islam. Fue el hecho que logró derrotar a las fuerzas enemigas, luego de casi veinte años de ardua rivalidad. A través de esta toma, la idolatría fue erradicada de la Península Arábiga y constituyó el terreno de preparación, para que el Islam fuera difundido en todos los ángulos del mundo. He aquí una síntesis del acontecimiento: Poco después de haberse firmado “el pacto de Hudaibîiah”, los inicuos de La Meca lo violaron y oprimieron a los aliados del Profeta (PBD). Estos, interpelaron al Enviado de Dios (PBD), quien decidió socorrerlos. Casi estaban listas todas las condiciones necesarias, para desbaratar la institución de la hipocresía y el politeísmo. Ésta, era una obra que tarde o temprano debía concretarse. Por lo tanto, previa orden divina, el Profeta (PBD) se preparó para partir hacia La Meca. La toma, se realizó luego de atravesar por tres etapas; en primera instancia, debían prepararse las fuerzas necesarias, estipular el momento más adecuado, reunir información respecto a la posición enemiga y conocer la calidad y cantidad de sus fuerzas y su estado de ánimo. En segundo lugar: debía concretarse muy hábilmente la toma de La Meca y finalmente la etapa culminante, consistía en aguardar las consecuencias y los efectos de la misma. 1.- Esta etapa se llevó a cabo con suma atención y minuciosidad. El Enviado de Dios (PBD), vigiló atentamente la ruta que separaba a La Meca de Medina, a fin de que la noticia no llegara a oídos de los mequinenses y pudieran sorprenderlos. Este modo de actuar, evitó que se derramara sangre en aquel santo territorio, tanto durante el ingreso de los creyentes, así como durante su posterior victoria. Sólo se había presentado un inconveniente, con uno de los musulmanes de fe muy débil, llamado Hâtîb Ibn Abî Balta‘ah. Éste había enviado una carta a Quraish, a través de una mujer del clan Muzaînah, llamada Kafûd o Sârah. Milagrosamente el Profeta (PBD) la descubrió y envió por ella a ‘Alî (as) y algunos otros hombres. Al hallarla le quitaron la carta y la regresaron a Medina. El noble Profeta (PBD), nombró un sucesor que lo suplantara en Medina y partió el diez de Ramadán del octavo año de la Hégira. En medio del camino, se encontró con su tío ‘Abbâs, que había emprendido su viaje a Medina. El Enviado de Dios (PBD) le dijo: “Envía tu equipaje a Medina y únete a nosotros, ciertamente eres el último emigrante”. 2.- Con su peculiar habilidad, el Enviado de Dios (PBD) dividió a sus diez mil hombres, hasta llegar a las cercanías de La Meca; a Marr AzZahrân, lugar situado a algunos kilómetros de la ciudad, sin que Quraish y sus espías se enteraran. Para infundir temor a los mequinenses y obtener su rendición sin resistencia y poder tomar la ciudad y su santo templo sin derramamiento de sangre, el Profeta (PBD) ordenó que se encendiera una gran cantidad de fogatas, en las colinas del lugar. Entre tanto, jefes quraishitas como Abû Sufiân y otros, salieron para investigar. ‘Abbâs Ibn ‘Abdul Muttalib, que acompañaba al Profeta (PBD) y a sus huestes desde Yuhfa, pensó que, si el ejército islámico se enfrentaba a la resistencia de Quraish, moriría un gran número de los últimos y que lo más beneficioso, era tratar de obligar a los quraishitas a rendirse, con lo que el asunto culminaría bien para ambas partes. ‘Abbâs se dirigió a La Meca por la noche, a fin de informar a los jefes quraishitas, del bloqueo de la ciudad por parte de los musulmanes y anunciarles, lo numeroso de su ejército, ante el cual no existía otro camino que la rendición. Al ir llegando, oyó de lejos, una conversación entre Abû Sufiân y Budail Ibn Uarqâ:

– “Jamás he visto tantas fogatas, ni un ejército tan grande”, decía Abû Sufiân.

– “Son de la tribu de Juzâ‘ah, que se han preparado para el combate”, le respondió Budail.

– “No, los de Juzâ‘ah, no son tantos como para encender tantas fogatas y montar semejante campamento”, dijo Abû Sufiân.

En aquel instante ‘Abbâs los interrumpió y dijo: “¡Abû Hanzalah!” (apodo de Abû Sufiân). Y éste al reconocer su voz preguntó:

– “¿Qué dices, Abbas?”.

– “¡Por Dios, que estas fogatas, son de los soldados de Muhammad! Vino ante Quraish con diez mil soldados, y no podréis resistírosles”, dijo ‘Abbâs.

– “Qué me sugieres?”, pregunto Abû Sufiân.

– “No te queda otro camino más que acompañarme, entrevistarte con el Profeta (PBD) y pedirle la inmunidad. Si no lo haces, la vida de Quraish corre peligro”, le aconsejó ‘Abbâs.

Después de dialogar un rato, ‘Abbâs convenció a Abû Sufiân, así que se subieron juntos a su montura y se dirigieron al campamento.

Relacionado: Explicación al Nahy-ul Balâghah: Ḥikma 51

Al llegar al campamento, pasaron entre un montón de fogatas y soldados. Éstos, que conocían a ‘Abbâs y al animal del Enviado de Dios (PBD), le abrían paso. Sin embargo, a mitad de camino, ‘Umar reconoció a Abû Sufiân y trató de matarlo, pero debió desistir de su cometido cuando supo que ‘Abbâs le había brindado su protección.

Finalmente, ambos se detuvieron ante la tienda del Enviado de Dios (PBD). Tras pedir permiso, ‘Abbâs entró en la misma y se produjo una intensa discusión entre aquel y ‘Umar. Este último, insistía en que Abû Sufiân, era enemigo de Dios y debía ser muerto allí mismo. Contrariamente, ‘Abbâs reiteraba que debía ser respetado, a raíz de la inmunidad que le había brindado. Finalmente, el Profeta (PBD), ordenó a su tío que lo protegiera hasta la mañana siguiente y lo llevase ante él. A la mañana siguiente, Abbâs llevó a Abû Sufiân ante el Profeta (PBD) y éste le preguntó: “¿Acaso no ha llegado ya la hora de que aceptes que hay un sólo Dios?”, a lo que Abû Sufiân respondió: “Atestiguo que Dios es Único y no tiene copartícipes. ¡Cuán paciente, generoso y cariñoso eres con tus familiares! Acabo de darme cuenta, de que, si hubiese existido otro Dios, habría hecho algo por nosotros.” Agregó el Enviado de Dios (PBD): “¿No ha llegado por ventura la hora de que aceptes mi profecía?”. “Estoy meditando en tu profecía”, respondió Abû Sufiân, aunque finalmente él y dos de sus acompañantes dieron el testimonio de fe, contándose así entre el número de los musulmanes. A pesar de que Abû Sufiân testimonió su fe, movido por el temor y ese no es el objetivo del Profeta (PBD), ni el de su doctrina, diversos factores exigían que se islamizara, cualquiera que fuera el modo que lo hiciera, pues de esa forma se eliminaba el mayor obstáculo, para la islamización del resto de los mequinenses, pues tanto Abû Sufiân, como Abû Ÿahl, habían creado entre los habitantes de la ciudad un ambiente de miedo y horror en lo que respecta al Islam. Si la aparente islamización de Abû Sufiân, no le era provechosa a él mismo, sí lo era para el Profeta (PBD). ‘Abbâs dijo: “Ya que Abû Sufiân, ama la jefatura y la grandeza y que su vida ha llegado a este extremo, concédele alguna autoridad, ¡oh Enviado de Dios (PBD)!” “Abû Sufiân podrá brindar inmunidad a los que se refugien en la Mezquita sagrada, a los que depongan sus armas y notifiquen su neutralidad, a los que se queden en sus casas y a los que se refugien en su casa”, respondió el Profeta (PBD). A todo esto, el Enviado de Dios (PBD) quiso aprovechar al máximo la situación, a fin de atemorizar a los inicuos. Ordenó entonces a ‘Abbâs, que se ubicara junto a Abû Sufiân en un sitio estrecho del valle, e hizo que los batallones del gran ejército islámico, desfilaran ante Abû Sufiân con todo su armamento y pertrechos para que éste, tomara conciencia del gran poder militar con que contaban los musulmanes. Los principales y los más destacados de los Muhâÿirîn y los Ansâr de Medina, rodeaban al Profeta (PBD) y le hablaban. El porte majestuoso de este ejército atemorizó tanto a Abû Sufiân, que sin advertirlo dijo a ‘Abbâs: “Ningún poder podría resistir estas fuerzas. ¡’Abbâs! El reino de tu sobrino ha alcanzado su auge”, a lo que en tono de crítica ‘Abbâs le respondió: “¡Ay de ti” No es un reino! La fuente del poder de mi sobrino es la profecía y la misión con que Dios le agració, la cual no se asemeja a los poderes materiales y superficiales.” Y agregó: “Dirígete de inmediato a La Meca, e impide una resistencia.” Abû Sufiân entró a Masÿid-ul Harâm, (la Mezquita Inviolable) y divulgó todo aquello que el Profeta (PBD) le había autorizado. Luego gritó: “¡Oh pueblo de Quraish! ¡Adherid al Islam para que salvéis vuestras vidas!”. Su esposa Hind, lo tomó de su barba y gritó: “¡Matad a este viejo estúpido!”. Abû Sufiân dijo: “¡Por Dios! que si no adhieres al Islam tú también morirás. ¡Entra a tu casa!”. El ejército islámico se detuvo en Dhî Tuwuâ, sitio desde el cual se divisa toda La Meca. El Enviado de Dios (PBD), recordó el día en que, obligado y a escondidas debió partir, pero aquel día regresó y se prosternó, después descendió en Huÿûn, donde se purificó y visitó la tumba de Jadiyah. Se colocó la armadura, se proveyó de armas, y entrando a Masÿid-ul Harâm recitando la Sura al-Fath. Luego exclamó “Al·lâhu Akbar” (Dios es el Más Grande), y su ejército lo repitió, de modo que los ecos de sus voces llenaron los valles y montañas. A fin de destruir los ídolos se dirigió a la Ka‘bah y mientras lo hacía dijo: “La verdad ha llegado y la falsedad se ha desvanecido, porque la falsedad es efímera”. Sobre el techo de la Ka‘bah, también había ídolos que el Profeta (PBD) no alcanzaba a destruir. Por ello pidió al Príncipe de los Creyentes, se subiese sobre sus hombros para derribarlos. Luego pidió la llave del interior de la Ka‘bah, entró y borró todas las imágenes que adornaban sus paredes. 3) Luego de este brillante triunfo, colocando su mano sobre la puerta dijo: “¿Qué decís y qué pensáis?”. Con voz entrecortada y a sabiendas de los profundos sentimientos del Profeta (PBD), dijeron: “No pensamos de ti más que eres generoso y bondadoso. Te consideramos nuestro gran y generoso hermano, hijo de otro generoso hermano nuestro, y hoy has llegado al poder. ¡Perdónanos!”. Las lágrimas cayeron de los ojos del Profeta (PBD) y se oyó el llanto de la gente. Con su naturaleza amable, compasiva y afectuosa, Muhammad dijo: “Les diré lo mismo que dijo mi hermano José, frente a sus hermanos opresores: “Hoy no seréis recriminados. Dios os perdonará; porque Él es la suma misericordia”. (Corán: 12-92). Así fue como perdonó a todos y dijo: “Sois libres. Podéis ir a donde queráis”. El Enviado de Dios (PBD), ordenó que nadie fuera molestado, excepto seis personas, según una transmisión, que constituían, una gran peligrosidad para el Islam. Previo a este pronunciamiento suyo, ocurrió algo que había dado esperanzas a los mequinenses y fue la intensa reacción del Profeta (PBD), ante uno de sus comandantes que, en el momento de entrar a La Meca, clamaba: “Hoy es el día de la venganza y hoy vuestras vidas y bienes nos son lícitos”. Ante esto, el Profeta (PBD) allí mismo lo depuso y lo reemplazó por ‘Alî (as), ordenándole que dijera: “Hoy es el día de la misericordia y la indulgencia”. Y así fue como La Meca, fue tomada sin que se derramara sangre. Este noble proceder fue tan sorprendente, que la gente comenzó a islamizarse. El son de esta gran victoria, retumbó en toda Arabia. La fama del Islam, abarcó todos los ámbitos y su posición se consolidó, en todas las dimensiones. Según la historia, dijo el Profeta (PBD), cuando se encontraba junto a la Ka‘bah: “No hay dios sino Dios, Único. Único. Que cumplió su promesa, dio el triunfo a su siervo, fortaleció a su ejército y derrotó a los coaligados el solo. ¡Gentes! Sabed que a través del Islam, Dios eliminó los honores de la época de la gentilidad y la jactancia, por pertenecer a tal o cual árbol genealógico. Todos provenimos de Adán que fue creado de barro. El mejor de entre vosotros, es el que más se aleja del pecado y de la desobediencia a Dios”. Este importante discurso, luego de ordenar el indulto general, cortó las relaciones entre las comunidades del Hiyaz y su aventurero y tenebroso pasado. Gracias a la bendición del Islam, se pudo comenzar a vivir una vida nueva, desprovista de disputas y dificultades. Este evento, ayudó extraordinariamente al progreso del Islam y constituye una lección, tanto para nuestro presente, como para nuestro futuro (Resumen basado en Al-Kâmil fî at-Ta’rîj, de Ibn Azîr, Vol. II, Tafsîr Maÿma al-Baiân, en la interpretación de las mismas aleyas, y otros libros.).

Comparacioncon con otros Ḥikma equivalentes

Ḥikma XI

وَ قَالَ علی (علیه السلام): إِذَا قَدَرْتَ عَلَى عَدُوِّكَ فَاجْعَلِ الْعَفْوَ عَنْهُ شُكْراً لِلْقُدْرَةِ عَلَيْهِ

“El Imam Ali (as) dijo: Cuando hayas ganado la victoria sobre el enemigo, considera el perdón como un agradecimiento por tu victoria.”

Explicación en versiones de traducción:

Si consigues superioridad y dominio sobre tu enemigo, entonces, en agradecimiento a Dios por ello, perdónalo.

Sabemos que toda bendición debe ser agradecida, ya que, si se agradece, esto hace que la bendición sobreviva y aumente, pero si no agradece, la bendición peligrará; y puede ser reducida o eliminada.

También está claro que la acción de dar gracias no es solo una acción verbal, sino que la acción de dar gracias debe realizarse con la praxis apropiada. La persona a quien Dios le ha dado muchos bienes y riquezas estará agradecida de compartirla con los demás, y la persona a quien Dios ha dado una posición estará agradecida de resolver los problemas de los necesitados a través de dicho estatus.

En cuanto a la victoria sobre el enemigo, la mejor gratitud es el perdón, como dice aquí el Imam:

(إِذَا قَدَرْتَ عَلَى عَدُوِّکَ فَاجْعَلِ الْعَفْوَ عَنْهُ شُکْراً لِلْقُدْرَةِ عَلَیْهِ) – “Cuando hayas vencido a tu enemigo, considera el perdón como gratitud por esta victoria”.

El perdón es el camino del generoso y la venganza es el camino del deshonesto.

En la historia de la vida del Profeta del Islam (la paz sea con él) y los imanes de Ahl al-Bayt (la paz sea con ellos), se pueden ver muchas manifestaciones de este asunto. Durante la conquista de La Meca, cuando el Santo Profeta (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) venció a los enemigos que lo habían agraviado durante toda su vida, y que habían matado y mutilado a sus compañeros, dio una sentencia histórica: “اذْهَبُوا فَأَنْتُمُ الطُّلَقَاءُ” – “Váyanse, que son libres”, y dijo después: “Hoy es el día del perdón”, (اَلْیَوْمُ یَوْمُ الْمَرْحَمَةِ), por lo que se perdonó a todos los que en su momento fueron encarnizados con él y los suyos, no acudiendo a la venganza. (al- Kafi, tomo III, p. 512).

Las recomendaciones del Imam Amir al-Mu’minin (la paz sea con él) sobre su asesino Abd al-Rahman bin Muljam Murādī en su lecho de muerte son una señal de su martirio agraciado. Además, durante la guerra de Sifin, después de que sus aliados dominaran el Éufrates, no les permitió cerrar el agua como venganza, sino que hizo que el agua fuera gratis para todos. Además de esto, convertir la venganza en perdón tiene un efecto social importante, y es que la venganza avanza exponencialmente y crea constantemente asesinatos e inseguridad y nunca permite que la paz y la tranquilidad surjan en la sociedad, mientras que el perdón acaba con la violencia y trae paz a la sociedad. Por lo tanto, además del hecho de que el perdón es una virtud moral e importante, es una valiosa estrategia política y social.

Por lo tanto, está narrado en un hadiz del Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) que dijo:

أَلاَ أُخْبِرُکُمْ بِخَیْرِ خَلاَئِقِ الدُّنْیَا وَالاْخِرَةِ؟ الْعَفْوُ عَمَّنْ ظَلَمَکَ وَتَصِلُ مَنْ قَطَعَکَ وَالاِْحْسَانُ إِلَى مَنْ أَسَاءَ إِلَیْکَ وَإِعْطَاءُ مَنْ حَرَمَکَ

“¿No debería informarte sobre la mejor moral de este mundo y del más allá? El perdón de quien te hizo mal, y el vínculo de amor con quien lo cortó, y la bondad con el que te ha agraviado y el perdón para el que te ha privado (estas son las moralejas más valiosas).” (al- Kafi, tomo II, p. 107).

Y en un hadiz del Imam Amīr al-Mu’minin (la paz sea con él), se afirma: “اَلْعَفْوُ تاجُ الْمَکارِمِ”- “El perdón es la corona de la moralidad humana.”

En otro hadiz leemos del Santo Profeta (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dice:

“تَعافُوا تَسْقُطُ الضَّغائِنُ بَیْنَکُمْ” – “Perdónense unos a otros para que se eliminen los rencores.”

Uno de los efectos y bendiciones más importantes de perdonar a los enemigos y malhechores es que en muchos casos éstos cambian repentinamente y su enemistad se convierte en una amistad sincera, de la cual la historia recuerda muchos ejemplos.

Por supuesto, este orden tiene una excepción importante, y es que cuando el enemigo ve el perdón como una señal de debilidad o le hace continuar con su hostilidad, perdonar está mal y es como tener lástima de un leopardo de dientes afilados. En tales casos, nadie considera el perdón como una virtud, sino como una especie de imprudencia y consentimiento a la continuación de la violencia.

Por esta razón, en la implementación del ḥudūd islámico (en la literatura islámica se usa para referirse a los límites del comportamiento aceptable y los castigos relacionados con crímenes graves, en la Sharia, el ḥudūd por lo general hace referencia a los tipos de castigos que se encuentran fijados para ciertos crímenes que son considerados “exigencias de Dios”.), en algunos lugares, al juez se le ha permitido perdonar cuando los efectos del arrepentimiento y la rectitud se revelan en una persona.

En resumen, esta frase está prestando atención a la virtud de perdonar, y el Imam (as) dice que es necesario agradecer la bendición Dios con la indulgencia y el perdón, él ha invocado esta virtud.

Explicar que derrotar al enemigo es una bendición de Dios que requiere gratitud, fe y sumisión a Dios. Y lo que se requiere es la gratitud y la fe, el poseer un corazón tierno lo que logra apagar el fuego de la ira, esto se da por el perdón. Como la gratitud es obligatoria, también es necesario el perdón.

 

www.shafaqna.com

You may also like

Leave a Comment

This site is protected by reCAPTCHA and the Google Privacy Policy and Terms of Service apply.

The reCAPTCHA verification period has expired. Please reload the page.