El amor a sí mismo es la fuente de todas las faltas

by Katie

SHAFAQNA – Todos los desastres que afligen al hombre derivan de su vanidad y arrogancia. Pero si él fuera capaz de percibir la verdad de la cuestión, entendería que su alma no le pertenece.

Este error destruye al hombre. Todas las miserias que sufrimos surgen por este desatinado amor a nosotros mismos y el deseo de su exaltación. Este deseo lleva a los hombres a la muerte y destrucción, les lleva al infierno y es el origen de todo pecado. Cuando el hombre fija su atención en sí mismo y desea todo para sí mismo, convierte en enemigo a todos aquellos que se pongan en su camino y no concede a otro ningún derecho. Este es el origen de todas nuestras miserias.

Debe ser por esta razón -para hacer claro que todo es Dios y que el hombre no tiene nada en y de sí mismo- que Dios empieza el Corán diciendo:

“Las alabanzas pertenecen a Dios”

En otras palabras, no podemos decir que sólo algunas alabanzas pertenecen a Dios y otras no; yo no puedo alabarle a usted sin alabar a Dios. “Las alabanzas pertenecen a Dios” significa que toda expresión de alabanza, junto con la real esencia y concepto de alabanza, pertenece a Dios y son de Él. Se puede imaginar que se está alabando otra cosa que Él, pero esta aleya quita el velo sobre esta cuestión y muchas otras que son afines.

Toda la cuestión es CREER en esta aleya, si uno cree que todas las formas de alabanza pertenecen a Dios, todas las formas de asociación (Shirk) serán negadas dentro del corazón.

Cuando Ali Ibn Abi Talib dijo: “A lo largo de mi vida entera nunca cometí shirk“, es porque él percibió instintivamente la verdad, la experimentó con su conciencia, no fue algo que le fue enseñado sino que fue una verdad que él había experimentado.

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