El Islam No está en Contra del Deseo y el Placer

by Katie

SHAFAQNA – El Islam está aquí para mostrar al hombre el camino hacia la prosperidad. El Creador del hombre -quien le conoce mejor que lo que él se que conoce a sí mismo- le dio al hombre la religión (Islam). Siguiendo su guía, el hombre se salva de lo que es perjudicial para él y adquiere lo que le beneficia.
El Islam está aquí para mostrar al hombre el camino hacia la prosperidad. El Creador del hombre -quien le conoce mejor que lo que él se que conoce a sí mismo- le dio al hombre la religión (Islam). Siguiendo su guía, el hombre se salva de lo que es perjudicial para él y adquiere lo que le beneficia.

يَسأَلونَكَ ماذا أُحِلَّ لَهُم ۖ قُل أُحِلَّ لَكُمُ الطَّيِّباتُ
Te preguntan qué les está permitido. Di: «Os están permitidas las cosas buenas …'(Corán 5: 4)

Una idea errónea que es tristemente demasiado común, es que la función de Islam es restringir al hombre del placer. ¿Con tal comprensión -o más bien, malentendida- de la fe, ¿qué persona razonable alguna vez se adheriría a ella? La búsqueda del placer es esencial para el ser humano. Mientras él vive, el hombre busca lo que le trae placer. ¡Y él huye de lo que le causa dolor, incluyendo una religión que le prohíba el placer!

Sin embargo, lo que resulta evidente de los versos del Noble Corán es que Islam de ninguna manera, o forma prohíbe la búsqueda del placer del hombre. Tampoco le pide al hombre que ignore el deseo natural que existe dentro de él.

يُريدُ اللَّهُ بِكُمُ اليُسرَ وَلا يُريدُ بِكُمُ العُسرَ
‘…Dios quiere para vosotros la facilidad y no quiere para vosotros la dificultad…’ (Corán 2: 185)

يا أَيُّهَا الَّذينَ آمَنوا كُلوا مِن طَيِّباتِ ما رَزَقناكُم وَاشكُروا لِلَّهِ إِن كُنتُم إِيّاهُ تَعبُدونَ
¡Oh, vosotros que creéis! Disfrutad de todo lo bueno con que os agraciamos y agradeced a Dios, si sólo a El a quien adoráis.(Corán 2: 172)

Más bien, invita al hombre a utilizar todas sus facultades y deseos para adquirir lo que realmente le beneficia. Lo insta a reflexionar sobre su propio ser y propósito, para descubrir el camino que conduce al verdadero placer.

A medida que madura el razonamiento del hombre, llega a comprender que algunas cosas que él consideraría deseables son realmente perjudiciales para él y otros asuntos que él consideraba indeseables son, de hecho, cruciales para su desarrollo. Un niño desprecia la medicina por su terrible sabor, pero cuando llega a comprender que esta medicina de sabor amargo es la clave para adquirir su salud una vez más, la bebe sin objeción. Cuando un joven que lleva una vida promiscua llega a ver la devastación que tal estilo de vida causa en el carácter del hombre, la familia y la sociedad en general, su razón ya no le permite seguir por ese camino pecaminoso. Para el placer de un cuerpo sano, un carácter decente, una familia estable y una sociedad pura superan con creces los momentáneos «falsos placeres» que se oponen a estos.

Y cuan hermosamente el Corán presenta este concepto:

وَهُوَ كُرهٌ لَكُم ۖ وَعَسىٰ أَن تَكرَهوا شَيئًا وَهُوَ خَيرٌ لَكُم ۖ وَعَسىٰ أَن تُحِبّوا شَيئًا وَهُوَ شَرٌّ لَكُم
“… Es posible que aborrezcáis algo que sea un bien para vosotros, y quizás que gustéis de algo aunque os sea perjudicial…” (Corán 2: 216)

Así, la razón dicta que en la jerarquía de los placeres se sacrifican los placeres inferiores y débiles por la adquisición de los superiores y los más fuertes. Sin embargo, ¿cómo el hombre, un ser continuamente en desarrollo cuyos pensamientos y facultades están cambiando a medida que crece, determina qué placeres sacrificar por los demás? El hombre sólo tiene una vida, su única oportunidad de adquirir y alcanzar la excelencia. El resultado de una decisión mal informada es perjudicial. Es aquí donde el Islam, con su radiante Sharī’ah (ley religiosa), viene al rescate.

El versículo mencionado arriba concluye:

وَاللَّهُ يَعلَمُ وَأَنتُم لا تَعلَمونَ
‘…Y Dios sabe y vosotros no sabéis.’ (Corán 2: 216)

El hombre no ha sido abandonado para maravillarse de los desiertos del mundo en el desconcierto, tratando de gubia su camino a través de la vida dependiendo de ensayos y errores. Él ha sido dotado de la luz de la razón, para guiarlo desde dentro, y la luz de los guías divinos y las Escrituras, para guiarlo desde fuera. Ambas luces se aman y se reconocen mutuamente, ya que su fuente no es sino una.

اللَّهُ نورُ السَّماواتِ وَالأَرضِ
‘…Dios es la Luz de los cielos y la Tierra…’ (Corán 24:35)

قَد جاءَكُم رَسولُنا يُبَيِّنُ لَكُم كَثيرًا مِمّا كُنتُم تُخفونَ مِنَ الكِتابِ وَيَعفو عَن كَثيرٍ ۚ قَد جاءَكُم مِنَ اللَّهِ نورٌ وَكِتابٌ مُبينٌ
‘… ciertamente, ha venido a vosotros de Dios una luz, y una Escritura (Libro) clara. Dios guía a los que siguen el camino de la paz, los saca de las tinieblas a la luz por Su voluntad y los guía hacia un camino recto” (Corán 5: 15-16)

¿Y qué placer más grande que saber que uno está pisando el sendero de Su placer, que el Amado mismo es su Amigo guía, que acción a acción, uno es atraído de las tinieblas a la Luz, ascendiendo a mayores niveles de proximidad Divina y perfección humana? ¿Qué placer más grande que enfrentarse a los retos de la vida con una visión tan iluminada, una visión que no deja lugar a la desesperación, por muy sombrío que pueda parecer el mundo?

Así es sólo a través de la fe es que el hombre goza de los mayores placeres espirituales y físicos. Sin seguir las enseñanzas iluminadoras de Islam, mientras uno puede adquirir y disfrutar de ciertos placeres, el espectro de esos placeres será muy limitado. Además, sin la guía de las dos luces, esos mismos “placeres” pueden llegar a ser la razón misma de la destrucción del hombre.

Jalil Sahurie

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