El Conocimiento de Dios

by Katie

SHAFAQNA – A. Conocimiento de Al-Ghaib

Ghaib significa cosas ‘escondidas’ o ‘que no se han visto’. ´Ilm al-ghaib significa ‘conocimiento de lo que está actualmente oculto’, como los sucesos del futuro. Tal conocimiento solo lo posee Dios. Nadie puede saber el ghaib excepto Dios.

Por supuesto, muchos de nosotros podemos predecir cientos de cosas que van a suceder en el futuro. Sabemos con anterioridad la hora y duración de las mareas, sabemos el día exacto, hora y duración de los eclipses. Los meteorólogos pueden pronosticar la lluvia, tormentas, ciclones y muchas condiciones estacionales y del tiempo como estas. Algunos de nosotros, podemos hasta cierto punto decir solo con mirar a un hombre punto cuál es su carácter y naturaleza. Los médicos pueden calcular cuáles son las probabilidades de supervivencia de un paciente. Hay muchos ejemplos más en la vida diaria. ¿Es esto lo mismo que ‘ilm al-gahib? ¿El meteorólogo sabe el ghaib?

La respuesta es No. Porque todas esas predicciones y profecías están basadas en la observación de las leyes de la naturaleza. Por medio de una observación y deducción aguda, estamos en capacidad de conocer muchas cosas con anterioridad. Este conocimiento está basado en la deducción y observación de las leyes físicas.

El conocimiento de lo oculto (‘ilm al-ghaib) está mencionado en el Qurán como una característica que solamente posee Dios, es ese conocimiento de las cosas ocultas o sucesos futuros que no están basados en la deducción u observación de las leyes físicas. Es esta clase de conocimiento al que se ha referido la siguiente aleya:

“Dios es el Conocedor de lo oculto, y no revela Sus secretos a nadie salvo a aquel a quien acepta como enviado. Ciertamente Dios hace marchar guardianes delante y detrás de él.” (Qurán, 72: 26-27)

Esta aleya, y muchas otras similares, declaran inequívocamente que el conocimiento de los oculto, el secreto del futuro, no basado en leyes físicas o deducciones, pertenece solamente a Dios. Y Él, en Su infinita Sabiduría, selecciona algunos mensajeros, Profetas o Emames para divulgarles tal conocimiento, como y cuando Él considere adecuado.

En pocas palabras, nadie puede conocer las cosas del futuro (sin signos presentes o deducciones) excepto Dios. Y Dios, en Su benevolencia, le informa a quien Él seleccione para portar tal conocimiento, sean los ángeles, profetas o Emames.

Los Emames del Ahl al-Bait han dicho que Dios había revelado solo uno de Sus Grandes Nombres a Asif bin Barkhia (el vizir del Profeta Salomón (s)) y fue por esa única parte del conocimiento que fue capaz de traer el trono de Bilquis, la Reina de Saba, desde su capital hasta Jerusalén en un abrir y cerrar de ojos.1

Pero Dios le dio a nuestro Sagrado Profeta (la paz sea sobre él y su descendencia) todo el conocimiento dado a todos los profetas desde Adán en adelante (sobre ellos sea la paz), así como también todo el conocimiento dado a todos los ángles, y luego este conocimiento fue incrementado constantemente. Y él, por orden divina, enseñó todo esto a Ali (sobre él sea la paz), y ese conocimiento ha pasado de los Emames siguientes hacia el Emam Mahdi (sobre ellos sea la paz).2 Es por esto que ellos han sido llamados ‘los Tesoreros del conocimiento de Dios’.3

Lauh-e-Mahfudz y Lauh-e-Mahu-o-Izbat

Lauh significa “tabla de madera o de piedra sobre la cual se puede escribir.” Metafóricamente, es usada como ‘conocimiento’, porque el conocimiento se obtiene de las cosas escritas. Mahfuz significa seguro, que se mantiene seguro; que no puede ser alcanzado por personas que no estén autorizadas; protegido firmemente. Por tanto, “lauh mahfuz” significa el conocimiento que no puede ser alcanzado por otros, el conocimiento que se encuentra firmemente protegido.

Mahu significa borrar algo de un lugar. Izbat significa afirmación, escritura. Por tanto, “lauh-e-mahu-o-izbata” significa tabla (conocimiento) capaz de ser borrada o sustituida. El conocimiento que está propenso a cambio de vez en cuando.

Ahora que conocemos el significado literal de lauh-e-mahfuz y lauh-e-mahu-o-izbat, expliquemos qué quieren decir estos dos términos desde el punto de vista del Islam.

Sabemos que el conocimiento de Dios nunca puede ser erróneo. En otras palabras, no puede darse un cambio en el conocimiento de Dios. Es por esta razón que Dios ha llamado a Su propio conocimiento “lauh-e-mahfuz.” Esta frase describe el conocimiento de Dios, porque Su conocimiento nunca puede ser cambiado, siempre es correcto y no necesita sustitución ni modificación.

“Umm al-ketab” es otro nombre usado para el conocimiento de Dios. Significa ‘el libro básico’, o el libro madre (fuente) del conocimiento, porque solo Su conocimiento puede ser llamado “el conocimiento verdadero.”

“Lauh-e-mahu-o-izbat,” es el nombre dado por Dios al conocimiento de los ángeles, profetas y emames. El conocimiento de ellos, aunque el más perfecto y completo de todo el que poseen los seres humanos, es incompleto cuando se compara con el conocimiento de Dios.

Estos nombres han sido tomados de la aleya del Qurán:

“Para cada término existe un libro prescrito; Dios borra lo que le place y confirma (o escribe lo que le place); y junto a Él está la Madre del Libro (la fuente básica de todo el conocimiento).” (Qurán 13:39)

Esta “madre de todos los libros” es llamada el ‘lauh-e-mahfuz’ en la siguiente aleya:

“Sí, es un Qurán Glorioso, es una Tabla bien guardada.” (Qurán 85:21-22)

Como el conocimiento de ángeles, profetas y emames se encuentra siendo aumentado, perfeccionado y completado constantemente, se llama ‘la tabla que se borra y se escribe’ – lauh-e-mahu-o-izbat.4

Se detallará más sobre lauh-e-mahu-o-izbat en la siguiente sección.

B. La Teoría de Bada’

1. Bada’ en el Qurán

Según muchas historias del Qurán, Dios, en Su Misericordia y sabiduría, revela solamente una parte de Su plan futuro a los ángeles o a los profetas en cuestión. Son informados de Su Plan hasta un cierto nivel, y el conocimiento de las etapas posteriores no les es revelado. Antes de explicar la teoría de bada’ más adelante, daremos algunos ejemplos del Qurán.

a) El Pueblo de Jonás (s)

Primero que todo aparece el episodio del Pueblo de Hazrat Yunus (s). Dios se refiere al episodio en la siguiente aleya:

“¿Por qué no ha habido ninguna ciudad que haya creído y a la que su fe haya aprovechado, fuera del pueblo de Jonás? Cuando creyeron, les evitamos el castigo vergonzoso en la vida de acá y les permitimos gozar aún por algún tiempo.” (Qurán 10:98)

El hecho es que la tribu del Profeta Jonás (s) lo había rechazado, y solamente dos personas habían creído en él: uno de ellos era una persona piadosa pero sin conocimiento, el otro, un hombre correcto con conocimiento. Cuando Hazrat Jonás (s) le oró a Dios pidiendo un castigo y aflicción para su pueblo debido a su incredulidad, Dios le prometió que algún día los visitaría la aflicción.

Hazrat Jonás (s) junto con su compañero piadoso abandonó a su pueblo y se marchó lejos. Pero el hombre con conocimiento se quedó con el pueblo y trató de hacer que estos temieran a Dios en sus corazones. Les dijo que aún había tiempo para arrepentirse de su kufr (incredulidad), para creer en Dios y en Su Profeta, Hazrat Jonás (s), y así orar a Dios para que revirtiera esa aflicción.

El día señalado los niños estaban separados de sus madres y el ganado de su cría; todos ayunaron, salieron de la villa y gritaron y oraron, se prosternaron y le pidieron a Dios Su perdón y que alejara ese castigo. El cielo se cubrió de nubes negras, el día se volvió como la noche; rayos y truenos se esparcían por toda la atmósfera. Parecía que el castigo de Dios borraría a toda la nación de Hazrat Jonás (s).

Afortunadamente se habían arrepentido antes de ver el castigo; y, por lo tanto, Dios en Su Misericordia los perdonó; y como continuaron con sus oraciones y sus llantos, gradualmente el cielo se aclaró, las nubes se dispersaron y todos se salvaron. Luego esperaron a que Hazrat Jonás (s) regresara para seguirlo.

Al día siguiente Hazrat Jonás (s) regresó esperando ver al pueblo totalmente destruido. Al contrario vio a un pastor cuidando de su rebaño. Pensó que Dios no había cumplido Su promesa, y entonces no entró al pueblo.

Lo que muestra este suceso es que Dios sabía con anterioridad que la tribu de Jonás se arrepentiría y que aceptaría la verdadera religión, que creerían en Jonás y en su Dios; y que se salvarían. Pero no le reveló todo su plan a Jonás, solamente se le informó que una gran aflicción caería sobre ellos.

Naturalmente pensaba que esa aflicción borraría a toda esa comunidad. No sabía que antes de llegar la aflicción y el castigo, la comunidad se arrepentiría y que todos se salvarían. Es obvio que Dios le informó a Jonás de los sucesos a hasta un cierto punto sin contarle todo el plan.

¿Por qué sucedió de esa manera? Porque si Hazrat Jonás (s) hubiera sabido que aliffición los visitaría solo para pasarlos de largo, sus exhortaciones no habrían tenido la fuerza de sinceridad que ablandó los corazones de su pueblo. Si ese compañero de gran sabiduría de Jonás hubiera sabido que caería un castigo y que borraría a todo el pueblo no habría podido exhortarlos tan sinceramente y entonces sus palabras habrían caído en oídos sordos.

Fue así, porque Dios en Su propia Misericordia y en Su buen plan quería que escucharan la voz de la sabiduría, Dios no reveló todo el futuro a Jonás y esto no quiere decir que Dios mintiera o que no tuviera la intención de cumplir Su promesa. La promesa que Dios hizo fue que un gran castigo visitaría al pueblo. Y así sucedió. La promesa se mantuvo. Pero no se prometió que la gente sería destruida. No fue prometido por Dios, aunque todas las partes involucradas pensaron que la gente efectivamente sería destruida.

Este episodio muestra claramente que Dios, debido a Su Misericordia y Sabiduría, guardó el conocimiento de los sucesos posteriores al Profeta Jonás (s). El Profeta Jonás (s) llegó a darse cuenta de todo el plan mucho después de que el plan fue llevado a cabo y colocado en acción.

b) El Sacrificio de Hazrat Ismael (s)

Ahora observemos otro ejemplo. Al Profeta Ebrahim (s) se le mostró en un sueño que estaba sacrificando a su hijo en el nombre de Dios. Como era un sueño, debe haber visto cómo iba a matar a Ismael. Debe haberse visto él mismo atando las manos y pies del niño, vendado sus propios ojos y luego colocando el cuchillo sobre el cuello del niño y presionándolo con fuerza. Naturalmente, al ver este sueño pensó que debía matar a su hijo de esa manera. De este modo armó su corazón para sacrificar a su propio hijo.

El niño escuchó y se dispuso a ser sacrificado en obediencia a la orden de Dios. Tanto padre como hijo tenían la voluntad de hacer el sacrificio en el nombre de Dios. Hazrat Ebrahim (s) procedió de la misma manera que había visto en el sueño: ató las manos y los pies del niño y lo colocó en posición de prosternación, se cubrió los ojos y colocó el cuchillo y cortó el cuello.

Al quitarse la venda de sus ojos vio a Ismael sonriendo y vio que en su lugar había sacrificado a un cordero. Pensó que había fracasado en su intento de pasar la prueba, pero él había hecho lo que había visto en el sueño.

Por supuesto, Dios no le había informado de lo que sucedería hasta el último paso, porque si Ebrahim hubiera sabido que Ismael se salvaría, la prueba no habría tenido sentido; no habría existido una oportunidad de mostrar su disposición y voluntad para llevar a cabo el sacrificio en el nombre de Dios.

Entonces Dios le mostró a Ebrahim en su sueño los sucesos hasta cierto punto pero lo mantuvo desinformado del suceso final, es decir, cómo terminaría todo. Puesto que no sabía cómo terminaría todo, Ebrahim e Ismael fueron capaces de mostrar la voluntad que tenían de obedecer las órdenes de Dios hasta el punto de sacrificar sus propias vidas y las vidas de sus seres queridos en Su nombre.

Si hubieran conocido el resultado desde el comienzo, la prueba no hubiera tenido sentido.

c) La Torah que se le concedió a Moisés

Un tercer ejemplo tiene que ver con el Profeta Musa (s) y la revelación de la Torah. Se le ordenó al Profeta Moisés (s) que fuera al Monte Sinaí, que ayunara por treinta días como preparación para el recibimiento de las Tablas de la Torah. Al cumplirse el día treinta, Moisés (s) había limpiado sus dientes y se dirigió al Monte Sinaí.

Estando allí, Dios le preguntó por qué había limpiado sus dientes. Moisés (s) respondió que puesto que se dirigía a un lugar sagrado, pensó que era apropiado asearse y presentarse más limpio. Dios le dijo que el olor de la boca del ayunante era mas dulce para Él que el aroma de almizcle y el ámbar gris. Luego le dijo que regresara a su lugar de estadía y que ayunara diez días más y luego regresara al Monte Sinaí sin limpiarse los dientes. Así, el día cuarenta recibió las Tablas de Piedra de la Torah.

Dios sabía desde un comienzo que Moisés (s) llegaría después de haberse limpiado los dientes, y que le pediría que ayunara diez días más, pero ni Hazrat Musa (s) ni Bani Israel tenían conocimiento de esto; Musa (s) tampoco sabía que no debía limpiar sus dientes al cumplirse los treinta días.

En el Sagrado Qurán, cuando Dios se refiere a Su conocimiento, describe todo el período de las cuarenta noches:

“Y cuando nos dimos cita con Moisés durante cuarenta días. Luego, cuando se fue tomaste el ternero, obrando impíamente.” (Quran 2:51)

Y cuando se refiere al conocimiento de Hazrat Musa (s), menciona treinta días y diez días por separado:

“Y nos dimos cita con Moisés durante treinta días, que completamos con otros diez. Así, la duración con su Señor fue de cuarenta días.” (Qurán 7:142)

La razón de no dar la información con anterioridad es clara teniendo en cuenta el comportamiento de Bani Israel, quienes solo por diez días de demora, abandonaron la adoración al Único y Verdadero Dios, y comenzaron a adorar la imagen de un ternero. La historia es narrada de una manera muy hermosa en los versículos del Sagrado Qurán:

“Dijo Dios a Moisés: ‘Hemos probado a tu pueblo después de irte, y el samaritano les había extraviado’.”

“Y Moisés regresó a su pueblo, airado, dolido. Dijo: ‘!Pueblo! ¿No os había prometido vuestro Señor algo bello? ¿Es que la alianza os ha resultado demasiado larga o habéis querido que vuestro Señor se aíre con vosotros al faltar a lo que me habéis prometido?’”

“Dijeron: ‘No hemos faltado por propio impulso a lo que te habíamos prometido, sino que se nos obligó a cargar con las joyas del pueblo y las hemos arrojado. Y lo mismo hizo el samaritano.’”

“Éste les sacó un ternero, un cuerpo que mugía, y dijeron: ‘Este es vuestro dios y el dios de Moisés. Pero él (Moisés) lo ha olvidado’.”(Qurán 20:85-88)

Imaginemos nada más a toda una comunidad de miles de compañeros de uno de los Profetas ul al-azam (de los Más Elevados) ante la presencia de su sucesor y vicegerente, el Profeta Arón (s), abandonando el camino de la verdadera religión para adorar un ídolo falso, solo porque el Profeta Musa (s) se había demorado diez días mas.

Esta prueba de fe no podría haber sido conducida si Dios no le hubiera dicho a Moisés (s) que debía permanecer por cuarenta días, o si le hubiera informado con anterioridad que no limpiara sus dientes al cumplirse los treinta días.

2. El Significado de Bada’

Estos tres ejemplos tomados del Qurán son suficientes para mostrar que Dios elabora Su propio plan para con los ángeles, profetas o emames solo hasta el punto que es de beneficio para la humanidad o que sea necesario para llevar a cabo una prueba significativa. Cuando llega la hora en la que el ángel, profeta o emam respectivo cree que el plan de trabajo se acerca a su fin, un nuevo desarrollo alarga el plan o lo lleva a un fin inesperado.

Este episodio es llamado en árabe bada’, que significa apariencia.

No hace falta enfatizar que esta apariencia o clarificación no concierne a Dios, quien conoce todo con anterioridad. Se refiere al conocimiento de Sus criaturas, las cuales llegan a conocer solo al final del plan de Dios lo que no conocían antes.

Y es también por esta razón que el conocimiento de los ángeles, profetas y emames es llamado lauh-e-mahfuz-o-izbat (la tabla de modificaciones, o donde se puede borrar), mientras que el conocimiento de Dios es llamado lauh-e-mahfuz (la tabla protegida), libre de cualquier cambio o sustitución.

3. Los Beneficios de Bada’

Hay muchas razones para esta revelación parcial. Algunas de ellas pueden ser enumeradas aquí. En las tres historias del Qurán mencionadas anteriormente, podemos encontrar dos beneficios de la bada’:

1. La Bada’ ayuda a los siervos de Dios a descartar sus creencias erróneas y a llegar al camino correcto, como sucedió en el caso del pueblo del Profeta Jonás (s).

2. La Bada’ ayuda a probar a los individuos o comunidades, como fue el caso del Profeta Ebrahim e Ismael (s), y con el pueblo de Musa (s).

Y existen otros beneficios:

3. Como los ángeles nunca pueden estar seguros que el plan de sucesos que se les ha informado es la palabra final, constantemente ellos buscan la guía de Dios. Así, nunca creen que ellos son independientes de la guía y las órdenes de Dios.

4. Similarmente, los profetas y emames nunca pueden creer que ellos saben todo lo que va a pasar. Al Profeta Muhammad (s) le fue dicho:

“Dí: O mi Señor, Aumenta mi conocimiento.” (Sagrado Qurán, 20:114).

El Emam Zayn al-Abedin (a) dijo:

“Si no hubiera existido esa aleya en el Qurán, yo habría podido narrar todos los sucesos hasta el día de la Resurrección”.5 Este verso ha sido explicado en la sección “A.” de este capítulo.

Debe mencionarse aquí que muchas veces Dios le informa a los ángeles, los profetas o emames acerca de sucesos futuros, contándoles que esa es la palabra final. En ese caso no puede darse corrección al plan ni sustitución.

5. Los seres humanos no podemos saber nunca lo que nos espera en el futuro. Siempre buscaremos la ayuda y misericordia de Dios. Eso nos beneficiará en esta vida así como en la próxima vida.

  • 1. Al-Majlisi, Bihar al-Anwar, vol. 26, p. 170.
  • 2. Al-Majlisi, Bihar al-Anwar, vol. 26, capítulo 1 al capítulo 3, pp. 18-976.
  • 3. Ibid, capítulo 5, pp. 105-108.
  • 4. Ibid, vol. 4, p. 130.
  • 5. Al-Majlisi, Bihar al-Anwar, vol. 4, p. 118.

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