La Revolución Mundial del Mahdî

by Katie

SHAFAQNA – Existen diversas narraciones respecto al día en que se producirá el Levantamiento de Hadrat Al-Mahdî -que Al·lâh apresure su Manifestación-. En algunas se mencionó al día de Norûz1 como el día del comienzo del Levantamiento; otros hadices mencionan al día de ‘Ashûrâ’ como el día del comienzo del Levantamiento; en un número de narraciones se apuntó al día sábado como el día del Levantamiento, y en otras al viernes. No parece haber problemas en el hecho de que coincida el día de Norûz con ‘Ashûrâ’, ya que el primero se cuenta según el calendario solar y ‘Ashûrâ’ según el calendario lunar, por lo que, el que coincidan estos dos días es posible, y el que coincidan estos dos días con un viernes o sábado también es posible. Lo que parece problemático y contrapuesto es la mención de dos días de la semana como día del Levantamiento, pero también se puede justificar esta serie de narraciones, puesto que, en caso de que el sanad (cadena de transmisión) de estas narraciones sea correcto, se considerará a los hadices que señalan el día viernes como día de la Manifestación del Mahdî (a.ÿ.), como día del Levantamiento y Manifestación; y se interpretarán las narraciones que consideran al sábado como día del Levantamiento, como que se refieren a la estabilización y afianzamiento del régimen divino y la aniquilación de los opositores.

Se debe tener en cuenta que las narraciones que consideran al día sábado como el día del Levantamiento, son objeto de vacilación desde el punto de vista del sanad, pero las narraciones que mencionan el día viernes no presentan objeción en este sentido.

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “El Qâ’im de nosotros, Ahl-ul Bait, se manifestará un día viernes”.2

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.): “Es como si viera a Hadrat Al-Qâ’im que en el día de ‘Ashûrâ’, un día sábado, está de pie entre el Pilar [de la Ka‘bah] y el Maqâm[de Abraham -a.s.-], y Ÿibrâ’îl (el ángel Gabriel) también está frente a él, clamando: “¡La bai‘ah (juramento de fidelidad) debe ser dada a Dios!”…”.3

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.): “Hadrat Al-Qâ’im se levantará un día sábado, [que coincidirá con] el día de ‘Ashûrâ’, el día en el que el Imam Al-Husain (a.s.) fue martirizado”.4 Dijo también: “¿Acaso sabes qué día es ese (el día de ‘Ashûrâ’)? Es el día en que Dios aceptó el arrepentimiento de Adán y Eva; es el día en que Dios dividió las aguas del mar para los Hijos de Israel y ahogó al Faraón y a sus huestes, triunfando Moisés (a.s.) por sobre el Faraón; es el día en el que nació Abraham (a.s.); es el día en el que Dios aceptó el arrepentimiento del pueblo de Jonás (a.s.); es el día en que nació Jesús (a.s.); y es el día en que Hadrat Al-Qâ’im se levantará”.5

Se transmitió otra narración del Imam Al-Bâqir (a.s.) con este mismo contenido, pero en esta narración es objeto de controversia la confiabilidad de Ibn Al-Batâ’inî que se encuentra en la cadena de transmisión de la misma.

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “En la noche vigésimo tercera se clamará en nombre de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.), y en el día de ‘Âshûrâ’, el día del martirio de Al-Husain ibn ‘Alî (a.s.), él se levantará”.6

Asimismo, él dijo: “El día de Año Nuevo es ese mismo día que el Qâ’im de nosotros, Ahl-ul Bait, se manifestará”.7

Anuncio de la Manifestación

La manifestación de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) al comienzo será proclamada por un heraldo celestial; tras ello el Mahdî, de espaldas a la Ka‘bah y por medio de convocar hacia la verdad, anunciará su Manifestación.

Dijo Amîr Al-Mu’minîn (a.s.): “Cuando un heraldo proclame desde el cielo: ‘…La verdad pertenece a la Familia de Muhammad’, entonces se manifestará el Mahdî (a.ÿ.)…”.8

El Imam Al-Bâqir (a.s.) también dijo: “Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) se manifestará en La Meca, en el momento de la Oración de la Noche (‘Ishâ’), en tanto que tendrá con él el estandarte, la camisa y la espada del Profeta (s.a.w.), así como señales, luz y esclarecimiento. Cuando concluya la Oración de la Noche, gritará: ‘¡Oh gentes! Os recuerdo a Dios y vuestra comparecencia ante vuestro Señor [el Día de la Resurrección], siendo que ya completó Su Prueba [en el mundo] para vosotros, envió a los profetas, e hizo descender el Corán. Dios os ordena que no le asociéis nada y que le obedezcáis a Él y a Sus profetas; que vivifiquéis aquello que el Corán ha ordenado vivificar, y que destruyáis aquello que ha ordenado destruir, y que seáis auxiliares en el camino de la guía y colaboradores en el temor a Dios y en la piedad, puesto que ha llegado la aniquilación y decadencia del mundo y se ha anunciado su despedida. Yo os invito hacia Dios y hacia Su Mensajero, a actuar según Su Libro, y a destruir la falsedad y vivificar y restablecer la Tradición del Profeta (s.a.w.)’. En ese momento se manifestará en medio de trescientas trece personas de entre sus compañeros”.9

Los eslóganes del estandarte del Levantamiento

Todo gobierno posee una enseña patria y bandera por la cual es reconocido, y los levantamientos y revoluciones también tienen un estandarte particular cuyo emblema muestra hasta cierto punto los objetivos de sus líderes. La Revolución Mundial de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) también cuenta con un estandarte particular sobre el cual se han bosquejado algunos eslóganes. Por supuesto, aún cuando respecto a los eslóganes y lemas de su estandarte hay diferencias, existe un punto común en todas las versiones, y es que convocará a la gente a obedecer al Mahdî.10

Seguidamente nos contentaremos con mencionar algunos ejemplos al respecto:

Se transmitió en una narración: “Está escrito sobre el estandarte de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.): “Escuchad y obedeced [al Mahdî]”.11

En otro lugar leemos: “Está escrito en el estandarte del Mahdî (a.ÿ.): “Al-Bai‘at-ulil·lâh” (El pacto de fidelidad es para con Dios)”.12

Regocijo de los seres del universo por el Levantamiento

Se desprende de las narraciones que el Levantamiento del Mahdî (a.ÿ.) acarreará el regocijo y satisfacción de las personas. Esta felicidad y satisfacción fue explicada de diferentes maneras. En algunas narraciones se habla del júbilo de los habitantes de la Tierra y de los Cielos, y en otras se habló del regocijo de los muertos. En una narración se habló de la buena acogida que tendrá el Levantamiento por parte de la gente, y en otra narración se exterioriza el anhelo de la gente porque sean resucitados sus muertos.

Seguidamente, transcribiremos ejemplos de ello por medio de la mención de algunas narraciones:

Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.): “Todos los habitantes de los Cielos y de la Tierra, las aves, los animales feroces y los peces del mar, se alegrarán y regocijarán por la manifestación de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.)”.13

Expresó Amîr Al-Mu’minîn ‘Alî (a.s.) al respecto: “…Cuando Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) se manifieste, su bendito nombre estará de boca en boca, y las personas rebosarán de amor por él (iashrabûna hubbah-u”), de manera que salvo su nombre, no harán mención de nombre alguno”.14

En esta narración encontramos la expresión: “Iashrabûna hubbah-u” – “Rebosarán de amor por él”, en la que se ha comparado el amor por el Mahdî con el agua o una bebida agradable que la gente beberá con todo gusto, penetrando en su ser el amor por el Mahdî.

Al enumerar los amargos sucesos y las sediciones que acaecerán antes de la Manifestación, dijo el Imam Ar-Ridâ (a.s.) respecto al confortamiento y alivio tras la Manifestación: “En ese entonces llegará el confortamiento y alivio a la gente, de manera que los muertos desearán estar vivos…”.15

El Imam As-Sâdiq (a.s.) dijo lo siguiente al respecto: “Es como si viera al Qâ’im (a.ÿ.) que está sentado sobre el púlpito de Kûfah y lleva puesta la armadura del Mensajero de Dios (s.a.w.)”. Tras ello dio a conocer algunos de los estados del Mahdî y a continuación dijo: “Ningún creyente permanecerá en su sepulcro sin que el confortamiento y alivio ingresen en su tumba, de manera tal que los muertos se visitarán y felicitarán entre sí por la manifestación del Mahdî”.

En algunas narraciones encontramos la expresión: “Tilka al-faraÿat-u” – “Ese es el confortamiento”; es decir, surgirá un alivio en los asuntos de la gente del Barzaj16 por la bendición de la Manifestación del Mahdî; y según esta transmisión, la grandiosidad de la movilización y liderazgo del Levantamiento será de tal medida que surtirá también efecto en las almas (de los fallecidos).17

La salvación de los desposeídos

No cabe duda de que el levantamiento de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) ocasionará el establecimiento de la justicia y la erradicación de todas las privaciones de la sociedad humana En esta parte nos ocuparemos de las medidas que Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) tomará en cuanto a los oprimidos y desposeídos en el momento de su Levantamiento, de forma que hará que los desposeídos se refugien en él.

Transmitió Al-Judrî que el Noble Profeta del Islam (s.a.w.) dijo: “El Mahdî (a.ÿ.) de mi comunidad se manifestará; Dios lo enviará como el auxiliador de la gente (nâs). En esa época las personas vivirán en la bendición”.18

El Mensajero de Dios (s.a.w.) no restringió el auxilio a un grupo o nacionalidad en especial, sino que, al expresar el vocablo “nâs” (gente), considera al Mahdî el salvador de todos los seres humanos. De esta manera, la situación previa a su Advenimiento será tal que todos los seres humanos del mundo anhelarán su Manifestación.

Dijo Ÿâbir: Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.): “Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) se manifestará en La Meca… Dios conquistará el territorio del Hiÿâz [por medio de él] y sacará a aquéllos de Banî Hâshim que se encuentren en las prisiones”.19

Dijo Abû Arta’ah: “Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) [desde La Meca] se dirigirá hacia Medina y liberará a los prisioneros de Banî Hâshim. Luego irá hacia Kûfah y liberará a los prisioneros de Banî Hâshim”.20

Dijo Ash-Sha‘rânî: Cuando Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) llegue al Magrib (u occidente del mundo árabe), la gente de Al-Andalûs se dirigirá hacia él y le dirán: “¡Oh Walîi-ul·lâh! ¡Auxilia a la Península de Al-Andalûs21, puesto que ella y su gente fueron aniquiladas!”.22

El papel de las mujeres en el Levantamiento del Imam Al-Mahdî (a.ÿ.)

Analizando las narraciones respecto al rol de las mujeres antes y después de la manifestación de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) obtenemos unos puntos dignos de atención. Aún cuando, según algunas narraciones, la mayoría de los seguidores del Daÿÿâl son judíos y mujeres,23 sin embargo, en contraste a ellas se encuentran mujeres creyentes y castas que serán diligentes en el resguardo de su creencia, y que se conmoverán mucho por la situación anterior a la Manifestación.

Algunas mujeres gozarán de tenacidad y de un espíritu de lucha, y a donde vayan, mediante una guerra propagandística en contra del Daÿÿâl, dejarán al descubierto la esencia inhumana de este último.

Según algunas narraciones, al momento del Levantamiento del Mahdî (a.ÿ.) cuatrocientas mujeres acompañarán al Mahdî, y la mayoría de ellas se ocupará de lo concerniente a sanidad y salud. Por supuesto, en las narraciones existen diferencias en cuanto al número de mujeres que estarán con él en el momento de su Levantamiento. Algunas narraciones mencionan a trece mujeres que estarán con Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) en el momento de su Manifestación, y quizás ellas sean de entre aquéllas que conforman las fuerzas iniciales del Mahdî (a.ÿ.). Asimismo, algunas narraciones mencionan que el número de mujeres que ayudarán al Mahdî (a.ÿ.) es de siete mil ochocientas, y éstas son mujeres que tras el Levantamiento acompañarán al Mahdî y lo ayudarán en las diferentes tareas.

Leemos en el libro Al-Fitan, de Ibn Hammâd: “El número de creyentes al momento de la aparición del Daÿÿâl, será de doce mil hombres y siete mil setecientas u ochocientas mujeres”.24

Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.): “Jesús, el hijo de María (a.s.), descenderá entre ochocientos hombres y cuatrocientas mujeres, quienes serán de entre los mejores habitantes de la Tierra y de las más piadosas personas del pasado”.25

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.): ¡Juro por Dios! que llegarán trescientas y tantas personas entre las cuales habrá cincuenta mujeres”.26

Dijo Mufaddal ibn ‘Umar: Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “A Hadrat Al-Qâ’im lo acompañarán trece mujeres”. Le pregunté: “¿Qué harán ellas y qué papel desempeñarán?”. Dijo: “Curarán las heridas y asistirán a los enfermos, tal como lo hacían cuando acompañaban al Mensajero de Dios (s.a.w.)”. Dije: “¡Nombra a esas trece personas!”. Dijo: “Qanwâ’, la hija de Rushaid; Umm Aiman; Habâbah Al-Wâlabîiah; Sumaîiah, la madre de ‘Ammâr ibn Iâsir; Zubaidah; Umm Jâlid Al-Ahmasîiah; Umm Sa‘îd Al-Hanafîiah, Siânah Al-Mâshitah y Umm Jâlid Al-Ÿuhanîiah”.27

En el libro Muntajab al-Basâ’ir se mencionó a dos mujeres llamadas Watîrah y Ahbashîiah, que fueron consideradas entre las compañeras y colaboradoras de Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.).28 Asimismo, algunas narraciones solo aludieron a que habrá mujeres entre los compañeros del Mahdî (a.ÿ.), sin mencionar su número.

Reseñas de mujeres de la Época de la Manifestación en los libros de historia

En las narraciones de Mufaddal ibn ‘Umar se mencionó claramente que el número de mujeres que estarán junto a Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.) será de trece personas, pero de esta cantidad, sólo nueve fueron presentadas por sus nombres y características. El énfasis que puso el Imam As-Sâdiq (a.s.) en estos nombres nos llevó a analizar sus vidas y características y tras investigar, obtuvimos unos puntos que conforman una respuesta convincente para la razón del énfasis puesto por el Imam As-Sâdiq (a.s.).

Cada una de estas personas poseía ciertas aptitudes, pero la mayoría de ellas demostró ser competente en la lucha con los enemigos. Algunas de ellas, como Siânah, fue la madre de tres mártires, y ella misma alcanzó el martirio de una manera lastimosa. Otras, como Sumaîiah, soportaron las peores torturas por resguardar su creencia islámica, defendiéndola hasta el borde de su vida; y otro grupo, en el que se encuentran personas como Umm Jâlid, se privaron de la bendición de la propia integridad física, arriesgando sus vidas por proteger el Islam. Para otro grupo de mujeres como Zubaidah, los resplandores del mundo y las riquezas materiales nunca las disuadieron del Islam, sino, todo lo contrario, se valieron de esos recursos en el camino de la religión, y ayudaron a establecer la Peregrinación (Haÿÿ), la cual conforma una de las importantes manifestaciones islámicas y uno de los pilares de la religión. Otras, tuvieron el honor de hacerse cargo de la crianza del Líder de la comunidad islámica, y de educar hijos capaces, gozando ellas mismas de una espiritualidad proverbial. Otras fueron familia de mártires siendo ellas mismas las que cargaron sus cuerpos agonizantes, y les hablaron.

Sí, ellas fueron mujeres fervorosas, que al realizar esas valientes acciones demostraron que pueden llevar sobre sus hombros parte de la pesada carga del gobierno mundial del Islam.

Ahora presentaremos a algunas de ellas:

Siânah

Encontramos en el libro Jasâ’is al-Fâtimîiah: “En el gobierno del Mahdî (a.ÿ.) trece mujeres serán resucitadas y regresarán a este mundo para curar a los heridos, una de las cuales es Siânah, la esposa de Hazqîl (Ezequiel) y peluquera de la hija del Faraón. Su esposo Hazqîl era primo por parte de padre del Faraón y su tesorero. Hazqîl es el creyente de la familia del Faraón29 y creyó en el profeta de su época, Moisés (a.s.)”.

Dijo el Profeta (s.a.w.): “En la noche de la Ascensión a los Cielos, en la travesía entre La Grandiosa Meca y la Mezquita Lejana (Masÿid al-Aqsâ)percibí una agradable fragancia que nunca había percibido antes. Entonces pregunté a Gabriel: “¿Qué es esa exquisita fragancia?”. Dijo: “¡Oh Mensajero de Dios (s.a.w.)! La esposa de Hazqîl creía en Mûsâ ibn ‘Imrân (Moisés) pero ocultaba su fe. Trabajaba de peluquera en el palacio de las mujeres de la familia del Faraón. Cierto día estaba engalanando a la hija del Faraón, y de repente el peine se le cayó de las manos por lo que involuntariamente dijo: “¡En el Nombre de Dios!”. La hija del Faraón le preguntó: “¿Acaso exaltas a mi padre?”. Dijo: “¡No! Exalto a Aquél que creó a tu padre y que le hará morir”. La hija del Faraón se dirigió rápidamente hacia donde se encontraba su padre y le dijo: “La mujer que es peluquera en nuestra casa, tiene fe en Moisés”. El Faraón solicitó su presencia y le dijo: “¿Acaso no reconoces mi divinidad?”. Dijo Siânah: “¡Nunca! ¡Yo no renunciaré a mi verdadero Dios y no te adoro a ti!”. El Faraón ordenó que encendieran un horno de cobre, y cuando el horno estuvo al rojo vivo, ordenó que arrojaran a todos los hijos de esa mujer al fuego, presenciándolo ella todo.

Cuando quisieron arrebatarle a su niño lactante de sus brazos para arrojarlo al fuego, Siânah se angustió y quiso manifestar de boca su desentendimiento y rechazo a la religión, pero de repente y por orden de Dios, el niño habló y dijo: “Isbirî iâ ummâh, innaki ‘alâl haqq – (¡Ten paciencia, madre, que tú estás en la verdad!)”. Los secuaces del Faraón también arrojaron a la mujer y a su niño en el fuego y los quemaron, arrojando sus cenizas en esta tierra, donde se percibirá este exquisito aroma hasta el Día de la Resurrección …”.30

Ella es una de las mujeres que serán resucitadas y volverán al mundo, y que desempeñarán funciones junto a Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.).

Umm Aiman

Su nombre era Barakah. Era la criada del Profeta (s.a.w.) que éste había heredado de su honorable padre, ‘Abdul·lâh, y ella tenía a su cargo la responsabilidad de atender al Mensajero de Dios (s.a.w.).31

El Profeta (s.a.w.) la llamaba “madre”, y solía decir: “Hâdhihi baqîiat-u ahl-i bait-î – (Ésta es el remanente de la gente de mi casa)”. Ella tenía un hijo de su primer esposo, ‘Ubaid Al-Jazraÿî, llamado Aiman. Aiman era de los Emigrantes y combatientes, y fue martirizado en la Batalla de Hunein.

Umm Aiman fue una gran personalidad. Cuando en el camino entre La Meca y Medina la venció la sed y estuvo a punto de perecer, descendió del cielo un cubo de agua del cual bebió, y tras ello jamás volvió a sentir sed.32

Cuando el Profeta (s.a.w.) falleció ella lloró muchísimo, y cuando le preguntaron por la razón de su llanto, respondió: “¡Juro por Dios! Yo sabía que él moriría, pero mi llanto se debe a que se interrumpió la Revelación”.33

En el asunto de Fadak, Fátima Az-Zahrâ’ (a.s.) la presentó como testigo y declarante, y finalmente falleció en épocas del Califato de ‘Uzmân.

Zubaidah

Ella era esposa de Hârûn Ar-Rashîd y era shi‘âh. Cuando Hârûn se enteró de su creencia, juró que le daría el divorcio. Era conocida por realizar buenas obras. En épocas en que un odre de agua costaba un dinar de oro en La Meca, ella daba de beber a los peregrinos y quizás también a la gente de La Meca, y por medio de hacer excavar las montañas y construir túneles, llevó el agua desde las afueras del Santuario -desde una distancia de diez millas- hasta el mismo. Zubaidah tenía cien siervas, todas las cuales sabían de memoria el Corán, y cada una tenía la responsabilidad de leer un décimo del Corán, de forma que desde su casa se elevaba el sonido de la lectura del Corán cual zumbido de abejas.34

Sumaîiah, la madre de ‘Ammâr Iâsir

Ella fue la séptima persona que aceptó el Islam, y es por ello mismo que le aplicaron las peores torturas. Cuando a veces el Profeta (s.a.w.) pasaba junto a ‘Ammâr y sus padres, y veía que ellos estaban siendo torturados bajo el abrasador calor de La Meca sobre el suelo ardiente, les decía: “¡Oh familia de Iâsir! Sed pacientes; sabed que vuestro lugar de encuentro es el Paraíso”.

Finalmente Sumaîiah fue martirizada con una lanza de un verdugo sanguinario como Abû Ÿahl, siendo ella la primera mujer mártir del Islam.35

Umm Jâlid

Cuando el gobernador de Irak, Iûsuf ibn ‘Umar, martirizó a Zaid ibn ‘Alî en la ciudad de Kûfah, cortó también la mano de Umm Jâlid bajo el cargo de ser shî‘ah y por congeniar con el levantamiento de Zaid.

Narró Abû Basîr que se encontraba con el Imam As-Sâdiq (a.s.) cuando de repente llegó Umm Jâlid, faltándole la mano. El Imam (a.s.) le preguntó: “¡Oh Abû Basîr! ¿Te gustaría escuchar las palabras de Umm Jâlid?”. Le dije: “¡Sí, me agradaría!”. Umm Jâlid se acercó al Imam y dijo algunas palabras. Entonces Umm Jâlid se expresó con elocuencia y una excelente retórica. El Imam (a.s.) también habló con ella sobre la Wilâiah (potestad de los Imames de Ahl-ul Bait) y la Barâ’ah (desentendimiento) de los enemigos…”36

Habâbah Al-Wâlabîiah

El Sheij At-Tûsî la cuenta entre los compañeros del Imam Al-Hasan (a.s.), e Ibn Dâwûd la considera entre los compañeros del Imam Al-Hasan, del Imam Al-Husain, del Imam As-Saÿÿâd, y del Imam Al-Bâqir -la paz sea con todos ellos-. Otros la consideran entre los compañeros de ocho Imames Inmaculados -hasta el Imam Ar-Rîdâ (a.s.)-. Asimismo se dice que el Imam Ar-Ridâ (a.s.) la amortajó con su propia camisa. Su edad al momento de su muerte era de más de doscientos cuarenta años. Ella regresó dos veces al período de su juventud, una vez por efecto de un portento realizado por el Imam As-Saÿÿâd (a.s.) y la otra vez por un portento del octavo Imam (a.s.), y es ella para quien ocho Imames Inmaculados (a.s) dejaron grabada la marca de sus anillos sobre una piedra que ella portaba.37

Dijo Habâbah Al-Wâlabîiah: … Le dije a Amîr Al-Mu’minîn: “¡Que Dios te abarque con Su misericordia! ¿Cuál es la prueba del Imamato?”. El Imam me respondió: “¡Tráeme esa pequeña piedra!”. Yo se la traje, y ‘Alî (a.s.) selló la misma con su anillo, de manera que su grabado quedó estampado sobre esa piedra, y me dijo: “¡Oh Habâbah! Todo aquel que invoque para sí el Imamato y pueda, como yo, sellar esta piedra, será un Imam a quien será obligatorio seguir. Imam es aquel que sabe todo aquello que desea saber”. Luego me fui.

Cuando Amîr Al-Mu’minîun (a.s.) falleció me presenté ante el Imam Al-Hasan (a.s.) quien se encontraba sentado en el sitio de ‘Alî (a.s.) y la gente le hacía preguntas. Cuando me vio, dijo: “¡Oh Habâbah Al-Wâlabîiah!”. Dije: “¡Sí, oh señor mío!”. Dijo: “¡Trae aquello que tienes contigo!”. Yo le di aquella pequeña piedra y él, al igual que ‘Alî (a.s.), la selló con su anillo, dejando estampado su grabado en ella.

Después, fui ante el Imam Al-Husain (a.s.), quien se encontraba en la Mezquita del Mensajero de Dios (s.a.w.), y él me llamó, me dio la bienvenida, y me dijo: “La prueba de lo que quieres existe. ¿Quieres la prueba del Imamato?”. Dije: “¡Sí, oh señor mío!”. Dijo: “¡Trae lo que tienes contigo!”. Yo le di esa pequeña piedra; puso su anillo sobre ella y dejó estampado su grabado en ella.

Luego del Imam Al-Husain (a.s.) me presenté ante el Imam As-Saÿÿâd (a.s.), y yo había envejecido tanto que el tembleque dominaba mi cuerpo; yo tenía ciento trece años. El Imam (a.s.) se inclinaba y prosternaba y no me prestaba atención. Me desesperancé del hecho de encontrar la prueba del Imamato, cuando de pronto el Imam me señaló con su dedo índice, y con esa seña, recuperé mi juventud. Dije: “¡Oh señor mío! ¿[Puedes informarme] cuánto transcurrió del mundo y cuánto queda?”. Dijo: “Con relación a lo que transcurrió, sí, y con relación a lo que queda, no”, (es decir, “sabemos sobre el pasado pero el futuro se relaciona a lo oculto, lo cual, excepto Dios, nadie conoce, o no es conveniente que lo diga”). Luego me dijo: “¡Trae lo que tienes contigo!”. Yo le di esa piedra al Imam y él la selló. Tras el transcurso del tiempo, me presenté ante el Imam Al-Bâqir (a.s.) y él también selló esa piedra. Después de él me presenté ante el Imam As-Sâdiq (a.s.) y él también la selló. Con el correr de los años me presenté ante el Imam Al-Kâdzim (a.s.) y él también la selló, y después de él, fui ante Hadrat Ar-Ridâ (a.s.) y su sello también dejó una inscripción en ella”. Tras ello Habâbah vivió nueve meses.38

Qanwâ’, la hija de Rushaid Al-Hiÿrî

Si bien en los libros shias y sunnis no se mencionó nada respecto a la personalidad de esta mujer, y, por así decirlo, es “incierta”, se manifiesta el grado de firmeza y resistencia en la fe, su vínculo con el Islam y el Shiísmo, y su amor por Amîr Al-Mu’minîn (a.s.), por un suceso que ocurrió con relación a la forma en que su honorable padre fue tomado prisionero y martirizado, y que ella misma relata.

Dijo Abû Haîiân Al-Baÿlî: Le dije a Qanwâ’, la hija de Rushaid Al-Hiÿrî: “Infórmame sobre lo que escuchaste de tu padre”. Dijo: “Mi padre transmitió de Amîr Al-Mu’minîn (a.s.) que dijo: “¡Oh Rushaid! ¿Cómo será tu paciencia cuando el prohijado de Banî Ummaîiah (Ibn Ziâd) requiera tu presencia y corte tus manos, pies y lengua?”. Le dije: “¡Oh Amîr Al-Mu’minîn! ¿Acaso mi final será el Paraíso…?”. Dijo: “’¡Oh Rushaid! Estás conmigo en este mundo y (lo estarás) en el Más Allá”.

Dijo Qanwâ’: ¡Juro por Dios! Tras un tiempo ‘Ubaidul·lâh ibn Ziâd39 requirió la presencia de mi padre y le pidió que renegase de ‘Alî (a.s.), pero él jamás lo hizo. Ibn Ziâd le dijo: “¿Cómo describió para ti ‘Alî (a.s.) la forma en que serías asesinado?”. Mi padre le respondió: “Mi amigo ‘Alî (a.s.) me informó que me requerirías renegar de él, pero que yo no lo haría; luego cortarías mis manos, pies y lengua”. Dijo Ibn Ziâd: “¡Juro por Dios que ejecutaré sobre ti lo que no confirme la predicción de ‘Alî!”. Entonces ordenó que le cortaran las manos y los pies, no así su lengua”.

Dijo Qanwâ’: “Yo levanté sus extremidades y le dije: “¡Padre! ¿Sientes dolor y sufrimiento?”. Dijo: “¡No! Solo en la medida de la presión que una muchedumbre pueda ocasionar”. Cuando alzamos a mi padre y lo llevamos afuera del palacio de Ibn Ziâd, la gente se agolpó a su alrededor, por lo que mi padre aprovechó la oportunidad y dijo: “¡Traedme cálamo, tinta y papel para que os relate sucesos que ocurrirán hasta el Día de la Hora!”. Pero cuando esta noticia llegó a oídos de Ibn Ziâd, ordenó que también le cortaran la lengua. Mi padre -que la misericordia de Dios sea sobre él- murió esa misma noche”.40

El rol de las mujeres en épocas del Profeta (s.a.w.)

Teniendo en cuenta que en el gobierno de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) las mujeres desempeñarán el mismo papel que desempeñaron en épocas de principios del Islam, analizaremos brevemente el rol de las mujeres en esos días. Aún cuando en las narraciones se hizo referencia a que: “Iudâwîna al-ÿarhâ wa iaqumna ‘alâl mardâ” – (Medicarán a los heridos y asistirán a los enfermos)”, quizás esto solo sea un ejemplo de los más importantes servicios de las mujeres en los días del Profeta (s.a.w), ya que ellas se dedicaron también a otras actividades y desempeñarán ese mismo rol en épocas de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.). Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “En épocas de Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.) las mujeres realizarán las mismas tareas que realizaban en épocas del Profeta (s.a.w.)”.

En las guerras del Profeta (s.a.w.) las mujeres cumplían también otras funciones como las de llevar agua y alimento a los combatientes, cocinar, custodiar los equipamientos de los combatientes, preparar medicamentos, alcanzarles los pertrechos, reparar los equipamientos, trasladar a los mártires, participar en las guerras de defensa, estimular a los combatientes para partir hacia el frente de guerra, animarlos en el campo de batalla…

El que el Imam As-Sâdiq (a.s.) haya comparado a las mujeres de la época del Mahdî (a.ÿ.) con las mujeres de la época del Profeta (s.a.w.) nos llevó a mencionar algunas de sus actividades a principios del Islam.

Algunas de las mujeres que jugaron un importante papel en estas actividades, son:

Umm ‘Atîiah: Ella estuvo presente en siete de las expediciones militares que participó el Profeta (s.a.w.). Entre sus servicios estaba el hecho de medicar a los heridos.41 Dijo Umm ‘Atîiah: “Unas de mis funciones consistía en cuidar los equipamientos de los soldados”.42

Umm ‘Imârah (Nasîbah): Sus actos de bravura en la Batalla de Uhud fueron tantos que fue objeto de un gran elogio y aprecio por parte del Profeta (s.a.w.).43

Umm Abîh: Fue una de las seis mujeres que se dirigieron a la fortaleza de Jaibar. El Profeta (s.a.w.) les dijo: “¿¡Quién os ordenó venir hasta aquí!?”. Diría Umm Abîh: “Cuando observamos los efectos del enfado en el rostro del Profeta (s.a.w.), dijimos: “¡Trajimos medicamentos para curar a los heridos!”. Entonces el Profeta (s.a.w.) aceptó que nos quedásemos allí. Nuestro trabajo en esa guerra consistía en curar a los heridos y cocinar”.

Umm Aiman: Medicaba a los heridos en las guerras.44

Hamnah: Llevaba agua a los heridos y los medicaba. Ella perdió a su esposo, hermano y tío en el frente de batalla.45

Rabî‘ah bint Mu‘auwidh: Medicaba a los heridos.46 Ella dijo: “Nos dirigimos a la guerra junto al Mensajero de Dios (s.a.w.) y transportamos a los mártires a la ciudad de Medina”.

Umm Ziâd: Se contaba entre las seis mujeres que se dirigieron a la región donde se entabló la Batalla de Jaibar para medicar a los heridos.47

Umaîiah bint Qais: Se hizo musulmana tras la Emigración del Profeta (s.a.w.) a Medina. Ella dijo: “Nos presentamos ante el Profeta (s.a.w.) junto a un grupo de mujeres de Banî Gaffâr, y le dijimos: ‘Deseamos ir hacia Jaibar para estar a tu servicio curando a los heridos y ayudando a los combatientes’.”. El Profeta (s.a.w.) se alegró y accedió a su requerimiento.48

Lailâ Al-Ghifârîiah: Dijo: “Yo soy una mujer que solía dirigirse a la guerra junto al Profeta (s.a.w.) para medicar a los heridos”.49

Umm Salîm: En la Batalla de Uhud llevaba agua a los combatientes y a pesar de estar embarazada, participó en la Batalla de Hunain.50

Mu‘âdhah Al-Ghifârîiah: Asistía a los enfermos y curaba a los heridos.51

Umm Sinân Al-Aslamîiah: Cuando se dirigía hacia la Batalla de Jaibar, le dijo al Profeta (s.a.w.): “Quisiera ir contigo y en el campo de batalla dedicarme a curar a los heridos, medicar a los enfermos, ayudar a los combatientes, cuidar sus equipamientos y saciar a los sedientos”. El Profeta (s.a.w.) estuvo de acuerdo y le pidió que partiera junto a su esposa Umm Salamah”.52

Fátima Az-Zahrâ’ (a.s.): Dijo Muhammad ibn Maslamah: En la Batalla de Uhud las mujeres se dedicaron a buscar agua y eran catorce personas, entre las cuales también se encontraba Fátima (a.s.).53

Las mujeres cargaban el agua y la comida sobre sus espaldas y se dedicaban a curar y dar de beber a los heridos.54

Umm Salît: Dijo ‘Umar ibn Al-Jattâb: “En la Batalla de Uhud, Umm Salît acarreaba los odres de agua para nosotros y reparaba los pertrechos y equipamientos”.55

Nasîbah: Participó en la Batalla de Uhud junto a su esposo y dos hijos, y con un odre de agua saciaba a los heridos. Cuando la lucha enardeció, ella también se abocó al combate y sufrió doce heridas de espadas y lanzas.56

Insîiah: Se presentó en la Batalla de Uhud ante el Profeta (s.a.w.) y le dijo: “¡Oh Mensajero de Dios! Mi hijo ‘Abdul·lâh ibn Salamah, de entre los combatientes de [la Batalla de] Badr, ahora mismo fue martirizado en la Batalla de Uhud. Deseo llevarlo a Medina y enterrarlo allí para que su sepulcro esté cerca [de mi casa] y poder estar en su compañía”. El Profeta (s.a.w.) se lo permitió, e Insîiah transportó a Medina sobre su camello y envueltos en una manta, el puro cuerpo de su hijo mártir y el de otro de los mártires del Islam llamado Muÿaddar ibn Ziâd.57

Éste fue un vistazo a las actividades y actuación de las mujeres en los frentes del Islam bajo el mando del Mensajero de Dios (s.a.w.). Quizás la cooperación y el apoyo de las mujeres en los asuntos militares se dio con el objeto de utilizar al máximo las fuerzas combatientes en la guerra y enfrentamientos contra el enemigo. Las mujeres de la época del gobierno de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.), también con este mismo propósito, desempeñarán el papel de las mujeres de la época del Profeta (s.a.w.).

En esa época o incluso antes, las mujeres desempeñarán diversos roles. Hacer difusión en contra del Daÿÿâl y prevenir de él a la gente, forma parte de sus funciones.

Dijo Abû Sa‘îd Al-Judrî: A cada lugar al cual el Daÿÿâl se proponga dirigirse, una mujer de nombre La’îbah (Taîibah) se dirigirá hacia allí antes que él y dirá: “¡El Daÿÿâl se dirige hacia vosotros; alejaos de él y precaveos del final que tendrá su accionar!”.58

El Líder del Levantamiento

Hasta ahora expusimos algunos temas sobre la Revolución y Levantamiento de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.). Haciendo uso de las narraciones, en esta parte abordaremos el tema de las características físicas y morales, y los carismas o portentos del Mahdî (a.ÿ.).

Características físicas

Edad y Fisonomía

Dijo ‘Imrân ibn Hassîn: Le dije al Mensajero de Dios (s.a.w.): “Descríbeme a este hombre (el Mahdî) y cuéntame algo de sus estados”. El Profeta (s.a.w.) dijo: “Él es de entre mis descendientes; su complexión se asemeja a la de los hombres de los Hijos de Israel (es firme y robusta); se levantará cuando mi comunidad esté atravesando dificultades y adversidades; el color de su tez se asemeja a la de los árabes; su aspecto es como el de un hombre de cuarenta años; su rostro parece un astro brillante;59 llenará la Tierra de justicia y equidad después de haber sido llenada de injusticia y tiranía. Tendrá en sus manos las riendas de los asuntos durante veinte años, y conquistará todas las ciudades de la incredulidad, como Constantinopla, Roma…”.60

Dijo el Imam Hasan Al-Muÿtabâ (a.s.): “…Dios prolongará la vida de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) durante sus días de ocultación. Luego, con Su Poder infinito, lo hará manifestarse con una fisonomía de un joven de menos de cuarenta años”.61

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Cuando Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) se levante, la gente lo negará porque regresará a ellos como un joven maduro (muwaffaq), y no permanecerán firmes con él excepto aquéllos de quienes Dios haya tomado un pacto en ‘Âlam adh-Dharr.62”.63

Dijo Amîr Al-Mu’minîn (a.s.): “Dios enviará al Mahdî (a.ÿ.) en tanto parecerá tener una edad entre los treinta y cuarenta años”.64

Dijo Al-Marwî: Le pregunté al Imam Ar-Ridâ (a.s.): “¿Cuál es la señal de vuestro Qâ’im al momento de su levantamiento y manifestación?”.

El Imam (a.s.) respondió: “Su señal es que su edad es considerable, pero su fisonomía es la de un joven, de forma que si alguien lo ve, piensa que tiene cuarenta años o menos. Otra de sus señales es que el transcurso del tiempo no lo envejece, hasta que le llegue la hora de su muerte”.65

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Decididamente, el Walî de Dios vivirá, al igual que Ibrâhîm Al-Jalîl (Abraham), ciento veinte años, y se manifestará con una fisonomía y rostro de un joven maduro (muwaffaq), de treinta años”.66

Dijo al respecto el fallecido Al-Maÿlisî: “Quizás el sentido sea el período de gobierno y reinado del Mahdî (a.ÿ.), o que ésta es su edad (aparente), pero Dios la prolongó.

El sentido de la palabra “muwaffaq”, es que los miembros serán firmes y vigorosos, y es una alegoría de que está en una edad intermedia o al final de los años de la juventud”.67

Respecto a la edad que tendrá el Mahdî (a.ÿ.) al momento de su manifestación, existen también otras versiones. Dijo Arta’ah: “Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) tiene sesenta años”.68 Dijo Ibn Hammâd: “Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) tiene dieciocho años”.69

Particularidades corporales

Dijo Abû Basîr: Le dije al Imam As-Sâdiq (a.s.): “Escuché de tu padre que el Imam de la Época (a.ÿ.) tiene un pecho amplio y hombros extendidos y anchos. El Imam (a.s.) dijo: “¡Oh Abâ Muhammad! Mi padre vistió la armadura del Profeta (s.a.w.) y la arrastraba sobre el piso, de forma que llegaba hasta el suelo. Yo también me la puse, pero la arrastraba sobre el piso; pero esa armadura será tan adecuada y a medida para la estatura de Hadrat Al-Qâ’im como lo era para el Mensajero de Dios (s.a.w.); y el extremo de esa armadura es corta, de manera que todo el que la vea pensará que le fue hecha un doblez”.70

Ar-Raiân ibn As-Salt, dijo: Le dije al Imam Ar-Ridâ (a.s.): “¿Acaso tú eres el Dueño de este Asunto?”. Dijo: “Yo soy Imam y Dueño de los Asuntos, pero no aquel Dueño de los Asuntos que llenará la Tierra de justicia y equidad luego de que sea llenada de injusticia e iniquidad. ¿Cómo puedo ser el Dueño de ese Asunto siendo que ves mi insuficiencia corporal? Hadrat Al-Qâ’im es alguien que, cuando se manifieste, tendrá la edad de los ancianos, pero parecerá joven. Tendrá una complexión fornida y vigorosa, de tal forma que si extendiese su mano hacia el árbol más grande sobre la Tierra, lo arrancaría de raíz, y si gritara entre las montañas, las rocas se pulverizarían. El báculo de Moisés y el anillo de Salomón estarán con él”.71

Perfecciones morales

Al igual que el resto de los líderes inmaculados, Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) posee perfecciones morales especiales. Desde que los Inmaculados (a.s.) son seres humanos perfectos y, desde todo aspecto son un ejemplo y modelo para la humanidad, son poseedores también de una buena moral en su máxima expresión.

Dijo el Imam Ar-Ridâ (a.s.): “El Mahdî (a.ÿ.) es la más sabia, tolerante y piadosa de las personas, y de todos los hombres, es el más generoso, valiente y devoto”.72

Temor a Dios

Dijo Ka‘b: “La sumisión y temor de Hadrat Al-Madhî (a.ÿ.) ante Dios es como el sometimiento del águila frente a sus dos alas”.73 Quizás el propósito de Ka‘b sea que, si bien el águila es un ave poderosa, este poder depende completamente de la magnitud de la ayuda que le brindan sus alas; si por un momento sus alas no le asistiesen, se precipitaría desde el cielo a la tierra. Asimismo, si bien Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) es el más poderoso de los líderes divinos, este poder proviene de la Divina Esencia. Si Dios por un momento dejara de asistir al Mahdî, no tendría la capacidad de continuar con sus actividades. De aquí que Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) sienta una completa sumisión, sometimiento y temor ante Dios.

Según lo transmitido por Ibn Tâwûs,74 la sumisión de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) ante Dios fue comparada con la dependencia de las dos puntas de la lanza. La rapidez del accionar y precisión al apuntar en la tarea de utilizar la lanza depende de sus dos puntas, las cuales son como dos alas, y si una de las puntas estuviese arqueada, la lanza erraría.

Tal vez el sentido sea que el poder del Mahdî (a.ÿ.) proviene de Dios y depende por completo de la ayuda divina.

Desapego

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “¿Por qué os apresuráis para el surgimiento del Mahdî? Dios sabe que su vestimenta es ruda y áspera, su alimento es pan de cebada, y su gobierno, el gobierno de la espada, y la muerte se encuentra a la sombra de la espada”.75

Dijo ‘Uzmân ibn Hammâd: Me encontraba presente en la reunión del Imam As-Sâdiq (a.s.), cuando una persona le dijo al Imam: “¡Que Dios te brinde rectitud! Recordé que ‘Alî ibn Abî Tâlib vestía ropas toscas y camisas cuyo valor era de cuatro dirhams y similar a ello, ¡pero vemos que tú vistes buenas ropas!”. El Imam (a.s.) le respondió: “Ciertamente que ‘Alî ibn Abî Tâlib (a.s.) vestía esas ropas en una época en que no era objeto de rechazo y protesta, y si hoy vistiera esas ropas, habría sido conocido por hacer eso. La mejor vestimenta de cada época, es la vestimenta de la gente de esa misma época; solo que, cuando nuestro Qâ’im se levante, vestirá ropas como las de ‘Alî (a.s.) y seguirá su conducta”.76

Vestimenta

En las narraciones se han mencionado vestimentas especiales para Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.) cuando se manifieste. A veces se habla de la camisa del Mensajero de Dios (s.a.w.), y otras se mencionó que el Imam Al-Mahdî (a.ÿ.) usaría la camisa del Profeta José (a.s.).

Dijo Ia‘qûb ibn Shu‘aib: Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “¿Quieres que te enseñe la camisa que vestirá Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.) cuando se manifieste?”. Le dije: “¡Por supuesto que quiero verla!”. El Imam pidió un pequeño cofre, lo abrió y sacó de él una camisa de lona. La extendió y en un ángulo de la manga izquierda había una mancha de sangre. Dijo el Imam (a.s.): “Ésta es la camisa del Profeta (s.a.w.), y la llevaba puesta el día en que le quebraron los cuatro dientes incisivos (en la Batalla de Uhud), y Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.) vestirá esta camisa cuando se manifieste”. Yo besé esa sangre y la coloqué sobre mi rostro. Luego el Imam dobló la camisa y la recogió”.77

Dijo Mufaddal ibn ‘Umar: Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “¿Acaso sabes cómo era la camisa de José?”. Dije: “No”. Dijo (a.s.): “Cuando encendieron el fuego para Abraham (a.s.), el Ángel Gabriel le trajo una camisa del Paraíso y lo vistió con ella a los efectos de que el calor y el frío no le hicieran daño, y cuando iba a morir, la colocó en una cubierta de piel y la colgó (del brazo) de su hijo Isaac (a.s.). Isaac también se la colgó a Jacob (a.s.). Cuando nació José (a.s.), Jacob se la colgó en el brazo, hasta que José (a.s.) atravesó por aquellas vicisitudes y finalmente se convirtió en gobernante en Egipto. Cuando en Egipto José la sacó de aquella piel, Jacob (a.s.) percibió su olor, y éstas son las Palabras de Dios Altísimo [en el Corán] que hablan de él: «… En verdad que percibo el aroma de José, aunque penséis que chocheo»,78 y esa es la misma camisa que descendió del Paraíso”.

Le dije: “¡Que yo sea sacrificado por ti! ¿A manos de quién llegó esa camisa?”. Dijo: “A manos de su gente. La camisa estará con nuestro Qâ’im cuando él se manifieste”. Luego dijo: “Todo profeta que ha heredado una ciencia u otra cosa, todo ello llegó a Muhammad (s.a.w.)”.79

Las armas

Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.) a ‘Alî (a.s.): “Cuando nuestro Qâ’im se levante… cuando llegue el momento de su surgimiento, tendrá consigo una espada que le clamará: “¡Levántate, oh Walî de Dios, y mata a los enemigos de Dios!”.80

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Al momento de manifestarse Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) vestirá la camisa que el Profeta (s.a.w.) vistió en la Batalla de Uhud, su turbante As-Sahâb (“la nube”), su armadura As-Sâbigah (“la larga”) y portará a Dhûl Fiqâr (la espada) del Profeta (s.a.w.), la cual esgrimirá sobre sus hombros, y en un período de ocho meses hará montículos con los muertos de los sin religión”.81

Dijo Ÿâbir Al-Ÿu‘fî: Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.): “El Imam Al-Mahdî (a.ÿ.) surgirá desde La Meca junto a trescientas y tantas personas de entre sus Compañeros, quienes le jurarán fidelidad entre el Rukn (el ángulo de la Ka‘bah donde se encuentra la Piedra Negra) y el Maqâm (o sitial de Abraham), en tanto que tendrá consigo el pacto y disposiciones del Profeta (s.a.w.), como así también su estandarte y armas, y su visir estará junto a él. En ese momento desde el cielo de La Meca alguien clamoreará el nombre y el Asunto de Hadrat Al-Mahdî, de manera que toda la gente de la Tierra escuchará su nombre, que es el mismo del Profeta (s.a.w.)”.82

La aptitud del Imam (a.ÿ.) de reconocer por las facciones

Una de las características de los Imames, entre ellos Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.), es que conocen la personalidad recóndita de las personas por sus rostros y distinguen a los individuos virtuosos de los que no lo son, y el Mahdî castigará a los corruptos por sus actos mediante ese mismo conocimiento.

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Cuando Hadrat Al-Qâ’im se levante, no quedará nadie de quien él no sepa si es una persona virtuosa y buena o desviada y corrupta”.83

Dijo también: “Cuando nuestro Qâ’im se levante, conocerá a nuestros enemigos por sus rostros. Entonces los cogerá del copete y de sus pies, y él con sus Compañeros les asestarán duros golpes de espada”.84

Asimismo dijo: “Cuando el Qâ’im de la Familia de Muhammad (s.a.w.) se levante, distinguirá a sus amigos de sus enemigos mediante su poder de reconocer por las facciones”.

Dijo Mu‘âwîiah Ad-Dahnî: Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.) respecto a la aleya:

﴿ يُعْرَفُ الْمُجْرِمُونَ بِسِيمَاهُمْ فَيُؤْخَذُ بِالنَّوَاصِي وَالاَقْدَامِ ﴾

«Los pecadores serán reconocidos por sus facciones; y serán asidos por los copetes y los pies»:85

“¡Oh Mu‘âwîiah! ¿Qué dicen los demás al respecto?”. Le dije: “Piensan que en el Día de la Resurrección, Dios, Bendito y Exaltado sea, conocerá a los pecadores por sus fisonomías, que los cogerá del copete y de sus pies, y los arrojará en el Fuego”. Me dijo el Imam (a.s.): “¿Qué necesidad tiene Dios, Bendito y Exaltado sea, de reconocer a los criminales por sus fisonomías, siendo que Él fue Quien los originó y creó?”. Le dije: “¡Que yo sea sacrificado por ti! ¿Entonces cuál es el significado de la aleya?”. Dijo: “Cuando Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.) se levante, Dios le otorgará el poder de reconocer por las facciones, y Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.) ordenará que cojan a los incrédulos de sus copetes y pies y que les asesten duros golpes de espada”.86

Carismas

A pesar de que la gente al final de los tiempos contará los minutos para que se instituya un gobierno poderoso y al mismo tiempo defensor de los oprimidos, sin embargo no serán optimistas en relación con muchos de los gobiernos que se establecerán, y no aceptarán las palabras de cualquier partido o grupo, y básicamente no considerarán a nadie capaz de restaurar el orden en la sociedad mundial y organizar un mundo convulsionado.

Por lo tanto quien alegue poder restituir el orden a la sociedad y expandir la seguridad en el mundo, deberá poseer una fuerza superior a la del resto de las personas, y demostrar este asunto necesitará de la ostentación de carismas y hechos portentosos, y quizás sea por ello que Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) al comienzo de su Manifestación realizará una serie de carismas y milagros. Señalará a un ave durante su vuelo y ésta inmediatamente descenderá y se posará en sus manos; clavará una rama seca en la tierra infértil y esa rama inmediatamente reverdecerá y brotarán de ella gajos y hojas.

Con ello demostrará a la gente que están tratando con una personalidad que -por anuencia divina- tiene al cielo y a la Tierra bajo su poder y dominio. Estos carismas serán una albricia para personas que durante años, e incluso siglos, se habrán visto a sí mismas bajo el apremio y la furia del cielo y de la Tierra. Personas que desde lo alto habrán sido atacadas por aviones y misiles, que habrán ofrendado millones de víctimas sin encontrar un poder que impidiese todas esas trasgresiones, se verán entonces ante una personalidad que tiene al cielo, a la Tierra y lo que hay en ellos, sometidos a su voluntad.

Personas que otrora atravesaban por una carestía tal que incluso para conseguir las necesidades básicas de vida soportaban aflicciones y dificultades, y que por efecto de la sequía y la falta de sembradíos se encontraban bajo un intenso bloqueo económico, en ese día se dispondrán ante una personalidad que con sólo una seña tornará verde y floreciente la tierra y hará fluir el agua y la lluvia.

Personas que sufrían de enfermedades incurables, ahora se dispondrán frente a alguien que incluso cura las enfermedades terminales y que da vida a los muertos. Esos son carismas y milagros que hablarán de la capacidad, sinceridad y veracidad de las palabras de este Líder celestial. En síntesis, las criaturas del mundo tendrán la certeza de que este anunciador de albricias no se asemeja a ninguno de los pretenciosos anteriores, y que él es ese mismo Salvador verdadero, la reserva divina y el Mahdî Prometido.

Los carismas del Mahdî (a.ÿ.) a veces acontecerán para incrementar la fe de sus propios combatientes y fortalecer sus creencias, y otras veces para los enemigos o los dubitativos, ocasionando que tengan fe y creencia en el Mahdî. Ahora haremos referencia a una parte de esos milagros y carismas:

El habla de las aves

Dijo Amîr Al-Mu’minîn (a.s.): “En su camino Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) se topará con uno de los descendientes del Imam Al-Hasan87 que estará acompañado por doce mil jinetes y quien le dirá: “¡Oh primo! Yo soy más merecedor de (liderar) este ejército que tú. Yo soy el descendiente de Al-Hasan. ¡Yo soy el Mahdî!”. El Mahdî le dirá: “¡No! Yo soy el Mahdî”. Entonces el descendiente del Imam Al-Hasan le preguntará: “¿Acaso tienes una prueba o señal para que te dé mi pacto de fidelidad (bai‘ah)?”. Hadrat Al-Mahdî señalará a un ave que estará volando en el cielo y esa ave descenderá y se posará en las manos del Mahdî. Entonces, por el poder de Dios, hablará y testificará el Imamato de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.). Asimismo, el Imam (a.ÿ.) enterrará una vara seca en la tierra y esa vara reverdecerá y dará gajos y hojas.

Al observar esos carismas, el Saîid Hasanî creerá en Hadrat Al-Mahdî y le dirá: “¡Oh primo! ¡(El ejército) te pertenece!”. Y Hadrat Al-Mahdî lo nombrará comandante de las fuerzas de la línea de avanzada”.88

Hacer brotar agua y alimentos de la tierra

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Cuando el Imam (a.ÿ.) se manifieste en la ciudad de La Meca y quiera dirigirse hacia Kûfah, anunciará a sus fuerzas que nadie lleve consigo agua, comida ni provisiones para el camino. Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) tendrá consigo la roca de Moisés (a.s.) a través de la cual brotaron doce vertientes de agua cristalina. En su camino, en cada lugar que se detenga, colocará esa roca y brotarán de la tierra vertientes de agua. Todo el que tenga hambre se saciará por medio de beber esa agua, y todo el que tenga sed, la aplacará.

El abastecimiento de las provisiones y del agua del ejército a lo largo del camino será de esa misma forma, hasta que lleguen a la ciudad de Naÿaf. Allí, por medio de colocar esa roca, brotará agua y leche de la tierra por siempre, para saciar al hambriento y al sediento”.89

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.): “Cuando Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.) se manifieste, tendrá consigo el estandarte del Profeta (s.a.w.), el anillo de Salomón y la roca y báculo de Moisés (a.s.). Luego, por orden del Mahdî se anunciará entre el ejército que nadie deberá llevar provisiones y suministros para sí mismos ni forraje para las bestias. Algunos de sus acompañantes dirán: ‘¡Quiere aniquilarnos y matar de hambre y sed a nuestra caballería!’. Los compañeros se irán con el Mahdî, y en el primer lugar que lleguen, él golpeará la roca contra la tierra y saldrá agua y comida para las fuerzas y forraje para los animales, y harán uso de ello hasta que lleguen a la ciudad de Naÿaf ”.90

Taîi al-Ard (atravesar la Tierra en un momento) y no tener sombra

Dijo el Imam Ar-Ridâ (a.s.): “Cuando Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) se manifieste, la Tierra se iluminará con la Luz de su Señor, y él es aquél bajo cuyos pies la Tierra se moverá [y el Mahdî atravesará los caminos con rapidez], y no tendrá sombra”.91

Medio de transporte

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.): “A Dhûl Qarnain (el Bicorne) se le dio la opción de elegir una de las dos nubes, la implacable o la mansa. Él eligió la nube mansa y la nube implacable fue reservada para el Dueño de la Época (a.ÿ.)”.

El narrador preguntó: “¿Qué es la nube implacable?”. El Imam respondió: “Las nubes en las que hay truenos, relámpagos y rayos. Cuando haya una nube así, vuestro Dueño la montará. Sin dudas, él se montará en la nube, y con ella ascenderá al cielo y atravesará los siete cielos y las siete tierras; esas mismas tierras de las cuales cinco son habitables y las otras dos desoladas”.92

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Dios dejó la elección a Dhûl Qarnain entre las dos nubes, la implacable y la mansa. Él eligió la nube mansa y es aquélla en la que no había rayos y relámpagos, y si hubiera elegido la nube implacable, no habría tenido permiso de hacer uso de ella, puesto que Dios reservó la nube implacable para Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.)”.93

Lentitud del paso del tiempo

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.): “Cuando el Imam de la Época (a.ÿ.) se manifieste, se dirigirá hacia Kûfah… Allá gobernará durante siete años, y cada uno de esos años equivaldrá a diez años de los vuestros. Luego, Dios hará lo que sea Su Voluntad”. Se le dijo: “¿Cómo es que los años se prolongarán?”. Dijo el Imam (a.s.): “Dios ordenará a la constelación [y al ángel que la dirige] que merme su velocidad. Así, los días y años se harán más largos”.

Se le dijo: “Se dice que si ocurre el más mínimo cambio en su movimiento, éstos colapsarán y se corromperán”. Dijo el Imam (a.s.): “Esas son palabras de personas materialistas y ateas; pero los musulmanes [que creen en el Dios que las hace girar] no pueden decir eso”.94

El poder del Takbîr (decir: ¡Al·lâh-u Akbar! – ¡Dios es el más Grande!)

Dijo Ka‘b Al-Ahbâr respecto a la conquista de la ciudad de Constantinopla a manos del Mahdî (a.ÿ.): “Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) incrustará el estandarte en la tierra y se dirigirá hacia el agua para realizar la ablución para la oración de la mañana; el agua se alejará de él. Al ver eso, el Imam (a.ÿ.) cogerá el estandarte e irá detrás del agua hasta que atraviese aquella región. Entonces incrustará el estandarte en la tierra y llamará al ejército diciendo: “¡Oh gente! ¡Cruzad! Puesto que Dios, Imponente y Majestuoso, dividió el mar para vosotros, tal como lo hizo para los Hijos de Israel”. Luego el ejército cruzará el mar y se dispondrá frente a la ciudad de Constantinopla. Los soldados dirán un Takbîr a grandes voces y las murallas de la ciudad temblarán. Nuevamente dirán un Takbîr y otra vez las murallas temblarán. La tercera vez que se eleve el grito del Takbîr, las murallas, que se encontrarán entre doce atalayas, se desplomarán”.95

Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.): “…Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) se detendrá frente a Constantinopla. En esos días, esa fortaleza tendrá siete murallones. El Mahdî dirá siete Takbîr y todos los murallones se derrumbarán; entonces ese lugar quedará en poder de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.). Y matará a muchos romanos, y un grupo numeroso abrazará el Islam por medio de él”.96

Dijo Amîr Al-Mu’minîn ‘Alî (a.s.) al respecto: “… Luego, Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) y quienes se encuentren con él de entre los musulmanes, continuarán su marcha, y no pasarán por ninguno de los fortines de los romanos sin que, por medio de decir “Lâ ilâha il·la Al·lâh” (No hay divinidad sino Dios), sus murallones se desplomen. Luego llegará desde la ciudad de Constantinopla. Allá dirán algunos Takbîr y repentinamente una bahía que se encontrará en las vecindades de esa ciudad se secará y sus aguas se hundirán en la tierra, y las murallas de la ciudad también se derrumbarán. Desde allí partirán hacia la ciudad de Roma y una vez allí, los musulmanes dirán tres Takbîr y la ciudad se desmoronará como la arena suave -que se dispone frente a las tempestades-”.97

Asimismo dijo (a.s.): “… El Mahdî (a.ÿ.) seguirá avanzando hasta llegar a una ciudad a la que llaman “Maqâti‘”, adyacente al mar… Los soldados del Mahdî dirán un Takbîr y a continuación las murallas de la ciudad se agrietarán y desplomarán”.98

Cruzar las aguas

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): Dijo mi padre: “Cuando Hadrat Al-Qâ’im se levante… enviará soldados hacia la ciudad de Constantinopla. Cuando lleguen a la bahía, escribirán una frase sobre sus pies y caminarán por sobre las aguas. Cuando los romanos vean este milagro y grandeza, se dirán unos a otros: “¡Si los compañeros del Imam de la Época son así, ¡como será el mismo Imam!”. En consecuencia, abrirán ante ellos las puertas de la ciudad y una vez que los soldados del Mahdî ingresen en la ciudad, gobernarán allí en base a lo que procuraban”.99

Curación de los enfermos

Dijo Amîr Al-Mu’minîn ‘Alî (a.s.): “…Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) enarbolará los estandartes y manifestará sus milagros, y con la anuencia de Dios, dirá que algo sea y será. Curará a los enfermos adolecientes de albarazo y lepra; revivirá a los muertos y hará morir a los vivos”.100

El báculo de Moisés

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.): “El báculo de Moisés pertenecía a Adán, y pasó a manos de Shu‘aib (Jetró, el profeta), y luego de él pasó a manos de Mûsa ibn ‘Imrân (Moisés). Ese báculo está en nuestro poder, y hace poco cuando yo lo vi, todavía estaba verde, como el día en que lo arrancaron del árbol. Cuando se le pregunte a ese báculo, hablará y estará dispuesto para nuestro Qâ’im. Hadrat Al-Qâ’im hará con él lo mismo que hizo con él Moisés; y todo lo que se le ordene a ese báculo, lo hará, y donde sea que se lo arroje, engullirá los engaños”.101

El clamor de la nube

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “…Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) se manifestará al final de los tiempos. Sobre su cabeza se moverá una nube, y donde sea que él vaya, esa nube también irá para proteger al Mahdî de los rayos del sol, y con una voz clara y manifiesta, clamará: ¡Éste es el Mahdî!”.102

Por último, según lo expresado por el Imam As-Sâdiq (a.s.): “No quedará ningún milagro de los milagros de los profetas, sin que Dios, Imponente y Majestuoso, los realice a manos de nuestro Qâ’im, para eliminar completamente las excusas de los enemigos”.103

Los ejércitos del Imam (a.ÿ.)

Las fuerzas de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) estarán conformadas por diversas nacionalidades, y al momento del Levantamiento serán convocadas mediante un método especial. Las personas que hayan sido escogidas desde antes para comandar se encargarán de guiar al ejército y de las operaciones militares. Los soldados que sean aceptados en el ejército del Mahdî (a.ÿ.) bajo ciertas condiciones, poseerán características que les serán propias. Algunos estarán presentes en los cuadros principales, otro grupo se unirá al ejército del Mahdî, y se ha mencionado a otro grupo con el nombre de “círculo de guardia”.

En esta parte veremos las narraciones relacionadas a este tema:

Los comandantes del ejército

En las narraciones leemos los nombres de personas a quienes se les han atribuido operaciones militares especiales, o la comandancia de un número de soldados. En esta parte haremos referencia a los nombres y a la función de algunos de ellos:

Hadrat ‘Îsâ (Jesús -la paz sea con él-)

Dijo Amîr Al-Mu’minîn en una Jutbah (Discurso): “… Entonces el Mahdî (a.ÿ.) elegirá a Jesús (a.s.) como su lugarteniente en las ofensivas en contra del Daÿÿâl, el tuerto. Jesús (a.s.) partirá como Comandante del ejército del Mahdî en busca del Daÿÿâl, quien habrá arrasado con las cosechas y gran cantidad de personas. El Daÿÿâl, quien habrá asolado a la mayoría del mundo, convocará a la gente a reconocer su Señorío, y todo el que lo obedezca, será objeto de su favor, y al que se abstenga, lo matará. Habrá recorrido todo el mundo, excepto La Meca, Medina y Jerusalén, y todos los bastardos del oriente y occidente del mundo se habrán congregado a su alrededor.

Luego el Daÿÿâl se dirigirá hacia el Hiÿâz y Jesús (a.s.) lo alcanzará en el desfiladero de “Harshâ” y le dirigirá un bramido aterrador, al que le seguirá un violento golpe, y el Daÿÿâl se disolverá, tal como se disuelve el plomo en el fuego”.104

La propinación de tal golpe al que le seguirá la “disolución” o “derretimiento” del Daÿÿâl, quizás se efectúe por medio de la utilización de las más modernas armas de aquellos días, o tal vez haga alusión a un milagro del profeta Jesús (a.s.).

Se transmitió respecto a las particularidades de Jesús (a.s.): “Su porte e imponencia infundirán en el enemigo el temor a la muerte”.105

Shu‘aib ibn Sâlih

Dijo Amîr Al-Mu’minîn ‘Alî (a.s.): “Se enfrentarán entre sí el Sufiânî y los portadores de los estandartes negros, en tanto entre éstos se encontrará un joven de Banî Hâshim que en la palma de la mano izquierda tendrá un lunar negro, y al frente de su ejército estará una persona del clan de Banî Tamîm llamada Shu‘aib ibn Sâlih”.106

Dijo Hasan Al-Basrî: “En el territorio de Ray surgirá una persona de nombre Shu‘aib ibn Sâlih que es de mediana estatura, trigueña, liberta de los Banî Tamîm y barbilampiña, a quien llaman Shu‘aib ibn Sâlih. Tendrá bajo su mando a un ejército de cuatro mil personas cuyas vestimentas serán blancas y sus estandartes negros, y ellos serán la avanzada de los soldados del Mahdî”.107

Dijo ‘Ammâr ibn Iâsir: “Shu‘aib ibn Sâlih es el portaestandarte de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.)”.108

Dijo Ash-Shablanÿî: “El comandante de los soldados de primera línea de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) es un hombre del clan de Banî Tamîm de poca barba, a quien llaman Shu‘aib ibn Sâlih”.109

Dijo Muhammad ibn Hanafîiah: “Desde Jorâsân partirá un ejército que vestirá capuchas negras y camisas blancas; en cuya vanguardia estará un comandante de nombre Shu‘aib ibn Sâlih o Sâlih ibn Shu‘aib, perteneciente al clan de Tamîm. Ellos derrotarán a los soldados del Sufiânî y se detendrán en Jerusalén, y allanarán el terreno para el gobierno del Mahdî”.110

Ismâ‘îl, el hijo del Imam As-Sâdiq (a.s.) y ‘Abdul·lâh ibn Sharîk

Dijo Abû Jadîÿah: Escuché al Imam As-Sâdiq (a.s.) decir: “Yo le requerí a Dios que después de mí me sucediera (mi hijo) Ismâ‘îl, pero Dios no quiso, y me otorgó en cuanto a él otra posición; él será la primera persona que será congregada junto a diez personas de entre sus compañeros, siendo ‘Abdul·lâh ibn Sharîk Al-‘Âmirî una de esas diez personas y su portaestandarte”.111

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.): “Es como si viera a ‘Abdul·lâh ibn Sharîk Al-‘Âmirî usando un turbante negro sobre su cabeza, y los dos lados de su turbante caen sobre sus hombros, y con un ejército de cuatro mil personas ascienden por la ladera de la montaña por delante del Qâ’im de nosotros, Ahl-ul Bait, y continuamente dicen Takbîr”.112

‘Aqîl y Al-Hâriz

Dijo Hadrat ‘Alî (a.s.): “…Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) movilizará el ejército hasta ingresar a Irak, en tanto que la gente se desplazará por delante y por detrás de él. El comandante de las fuerzas de avanzada será un hombre llamado ‘Aqîl, y un hombre llamado Al-Hâriz tendrá a su mando la comandancia de los soldados de la retaguardia”.113

Ÿubair ibn Al-Jâbûr

Transmitió el Imam As-Sâdiq (a.s.) que Amîr Al-Mu’minîn ‘Alî (a.s.) dijo a sus compañeros: “Esta persona -Ÿubair ibn Al-Jâbûr- estará en la montaña Al-Ahwâz junto a cuatro mil personas que habrán desenfundado las armas. Y estarán con él hasta que el Qâ’im de nosotros, Ahl-ul Bait, se manifieste. Entonces esta persona combatirá a los enemigos junto al Mahdî”.114

Al-Mufaddal ibn ‘Umar

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “¡Oh Mufaddal! Tú serás congregado con otras cuarenta y cuatro personas junto a Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.). Tú estarás a la diestra del Mahdî (a.ÿ.) y darás órdenes y prohibiciones, y la gente de esa época te obedecerá más que ahora”.115

Los Compañeros de la Caverna (As·hâb al-Kahf)

Dijo Amîr Al-Mu’minîn (a.s.): “Los Compañeros de la Caverna vendrán para ayudar al Mahdî (a.ÿ.)”.116

La nacionalidad de los soldados del Mahdî (a.ÿ.)

Las fuerzas de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) estarán conformadas por diversas nacionalidades. En las narraciones encontramos diferentes expresiones sobre el particular. A veces se nombra a los ‘aÿam (no-árabes) como soldados del Mahdî (a.ÿ.). Algunas narraciones mencionan el nombre de ciudades y países desde donde los soldados partirán presurosos para ayudar al Mahdî (a.ÿ.), y en otras se habla de un pueblo en particular como los arrepentidos de entre los Hijos de Israel, los creyentes cristianos y las personas probas que volvieron a la vida para ayudar al Mahdî (a.ÿ.).

En esta parte mencionaremos algunas narraciones al respecto:

Los iraníes

De las narraciones se desprende que un gran número de los soldados especiales y del ejército del Mahdî (a.ÿ.) son iraníes, y se ha hecho referencia a ellos con expresiones tales como “la gente de Ray”, “la gente de Jorâsân”, “los tesoros de Tâleqân”, “los qommíes”, “la gente de Persia”, etc.

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.): “Fuerzas portando estandartes negros -que se levantarán desde Jorâsân- se apostarán en Kûfah, y cuando Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) se manifieste en la ciudad de La Meca, le remitirán su bai‘ah (juramento de fidelidad)”.117

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.): “Los compañeros de Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.) son trescientas trece personas y son de entre los hijos de los ‘aÿam (no-árabes)”.118

Dijo ‘Abdul·lâh ibn ‘Umar: Dijo el Profeta (s.a.w.): “Dios dispondrá vuestro poder (musulmanes) procedente de los ‘aÿam; ellos son leones que jamás huyen del campo de batalla. Cortarán vuestros cuellos [¡oh árabes!] y se apropiarán de vuestro botín”.119

Hudhaifah también transmitió del Profeta (s.a.w.) una narración con este mismo contenido.120 Por supuesto, la denotación de esta narración es objeto de reflexión y es cuestionable. Según las narraciones, llegará un día en que, para expandir el Islam y hacer volver a los árabes hacia el Islam, los iraníes desenvainarán sus espadas contra ellos, cortando los cuellos de quienes se les opongan. La situación de los árabes en esa época será bastante desagradable y les esperan días difíciles y lamentables.

Si bien se les llama ‘aÿam a los no-árabes, indudablemente abarca también a los iraníes. De acuerdo a otras narraciones, los iraníes desempeñarán un papel fundamental en la preparación del terreno para las operaciones que se darán antes de la Manifestación y al momento del Levantamiento de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.), y conformarán un gran número de los combatientes.

En una Jutbah (discurso) que ‘Alî (a.s.) pronunció con relación a los compañeros del Mahdî (a.ÿ.) y sus nacionalidades, entre otras, mencionó el nombre de algunas ciudades de Irán.

Dijo Al-Asbag ibn Nubâtah: Amîr Al-Mu’minîn (a.s.) pronunció un discurso, y en el mismo mencionó a Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) y a sus compañeros -que se levantarán junto al Mahdî-, entonces Abû Jâlid Al-Halabî le dijo: “¡Descríbenoslo, oh Amîr al-Mu’minîn!”. ‘Alî (a.s.) dijo:

“Sabed que él es el que más se parece, entre la gente, al Mensajero de Dios (s.a.w.) en cuanto a complexión, carácter y belleza. ¿Queréis que os informe acerca de sus hombres y su número?”. Dijimos: “Sí, ¡oh Amîr Al-Mu’minîn!”. Dijo: “Escuché al Mensajero de Dios (s.a.w.) decir: “El primero de ellos será de Basora y el último de Iamâmah…”. Entonces ‘Alî (a.s.) comenzó a enumerar a los hombres del Mahdî en tanto la gente escribía. Dijo: “De Basora, dos hombres; de Ahwâz, un hombre; del campamento militar de Makram, un hombre; de Shûshtar, un hombre; de Dauraq, un hombre; de Al-Bâstân, un hombre de nombre ‘Alî y otros tres de nombres: Ahmad, ‘Abdul·lâh y Ÿa‘far; de Oman, dos hombres [llamados] Muhammad y Al-Hasan; de Sirâf [dos hombres llamados] Shudâd y Shudaid; de Shirâz, tres personas [de nombres] Hafs, Ia‘qûb y ‘Alî; de Isfahân, cuatro personas [de nombres] Mûsâ, ‘Alî, ‘Abdul·lâh y Galfân; de Abdah, un hombre de nombre Iahiâ; de Al-Maraÿ (Al-‘Araÿ) un hombre llamado Dawûd; de Al-Karaj un hombre llamado ‘Abdul·lâh; de Burûÿerd, un hombre de nombre Qadîm; de Nahâvand, un hombre de nombre ‘Abd-ul Razzâq; de Ad-Dainûr, dos hombres [llamados] ‘Abdul·lâh y ‘Abdussamad; de Hamedân,121 tres personas de nombres Ÿa‘far, Is·hâq y Mûsâ; de Qom, diez personas cuyos nombres son como los de Ahl-ul Bait -la Gente de la Casa del Mensajero de Dios (s.a.w.)- (y en otro hadîz se mencionó a dieciocho personas); de Jorâsân, un hombre de nombre Duraid, y también cinco [personas] que se llaman igual que los Compañeros de la Caverna (As·hâb al-Kahf); de Âmol, un hombre; de Gorgân, un hombre; de Harât, un hombre; de Balaj, un hombre; de Qarâh, un hombre; de ‘Ânah, un hombre; de Dâmegân, un hombre; de Sarjas, un hombre; de As-Saîiâr, tres [personas]; de Sâveh, un hombre; de Samarcanda, un hombre; de Tâleqân, veinticuatro personas, que son aquéllos mencionados por el Mensajero de Dios (s.a.w.) en su dicho: “En Tâleqân hay tesoros que no son ni de oro ni de plata, sino que son personas a quienes congrega la creencia en Dios y en Su Mensajero”; de Qazvîn, dos hombres; de Fârs, un hombre; de Abhar, un hombre; de Birÿân de la zona de Ÿamûh, un hombre; de Shâj, un hombre; de Sarîh, un hombre; de Ardebîl, un hombre; de Murâd, un hombre; de Tadmur (Palmira), un hombre; de Armenia, un hombre; de Al-Morâgah, tres [personas]; de Jûî, un hombre; de Salmâs, un hombre; de Ardebîl, un hombre; de Badlîs, un hombre; de Nasûr, un hombre; de Barkarî, un hombre; de Sarjîs, un hombre; de Manârÿerd, un hombre; de Qarqîlâ, un hombre; de Wâsit, tres [personas]; de Az-Zaurâ’, diez [personas]; de Kûfâh, cuatro [personas]; de Al-Qâdisîiah, un hombre; de Saurâ, un hombre; de As-Sarrâh, un hombre; del Nilo, un hombre; de Saidâ’, un hombre; de Gorgân, un hombre; de Al-Qasûr, un hombre; de Al-Anbâr, un hombre; de ‘Akbarâ’, un hombre; de Al-Hannânah, un hombre; de Tabûk, un hombre; de Al-Ÿâmidah, un hombre; de ‘Âbâdân, tres [personas]; de la nueva Al-Mûsil (Mosul), seis [personas]; de Al-Mûsil (Mosul), un hombre; de Mogolzaiâ, un hombre; de Nasîbîn, un hombre; de Kâzerûn, un hombre; de Fâriqîn, un hombre; de Âmod, un hombre; de Ra’s al-‘Ain, un hombre; de Ar-Raqqah, un hombre; de Harrân, un hombre; de Bâlis, un hombre; de Qabaÿ, un hombre; de Tartûs, tres [personas]; de Al-Qasr, un hombre; de Adnah, un hombre; de Jamrî, un hombre; de ‘Arâr, un hombre; de Qauras, un hombre; de Antâkiah (Antioquia), un hombre; de Halab, tres [personas]; de Homs, dos hombres; de Dimashq (Damasco), cuatro [personas]; de Siria, un hombre; de Qaswân, dos hombres; de Qaimût, un hombre; de Sûr, un hombre; de Karâz, un hombre; de Adhrah, un hombre; de ‘Âmir, un hombre; de Dakâr, un hombre; de Bait al-Muqaddas (Jerusalén), dos hombres; de Ar-Ramlah, un hombre; de ‘Akkah, dos hombres; de Sûr, un hombre; de ‘Arafât, un hombre; de ‘Asqalân, un hombre; de Gazah, un hombre; de Al-Fustât, un hombre; de Qirmîs, un hombre; de Damiât, un hombre; de Al-Mahal·lah, un hombre; de Al-Iskandarîiah (Alejandría), un hombre; de Barqah, un hombre; de Tanÿah, un hombre; de Afranÿah, un hombre; de Al-Qairawân, un hombre, de As-Sûs Al-Aqasâ, cinco [personas]; de Qobros (Chipre), dos hombres; de Hamîm, tres [personas]; de Qaus, un hombre; de ‘Adn, un hombre; de ‘Alâlî, un hombre; de Madînah (Medina), la ciudad del Mensajero de Dios (s.a.w.), diez [personas]; de La Meca, cuatro [personas]; de At-Tâ’if, un hombre; de Ad-Dair, un hombre; de Ash-Shirawân, un hombre, de Zubaid, un hombre; de Marw, diez [personas]; de Al-Ihsâ’, un hombre; de Al-Qatîf, un hombre; de Hiÿr, un hombre; de Al-Iamâmah, un hombre…”.

Dijo (‘Alî), con él sean las bendiciones y la paz: “El Mensajero de Dios (s.a.w.) me enumeró trescientas trece personas, que es el número de los Compañeros de (la batalla de) Badr, a quienes Dios reunirá desde el oriente y occidente (de la Tierra) en menos de lo que un hombre pestañea, junto a La Casa Sagrada de Dios”.122

Tal como se puede observar, de las trescientas trece personas que conforman el ejército especial de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) -que al comienzo del Levantamiento se encontrarán junto al Mahdî- setenta y dos personas pertenecen a las ciudades actuales de Irán, y si se considerara según una transmisión que encontramos en el libro Dalâ’il al-Imâmah123 de At-Tabarî, o se considerara el nombre de las ciudades que en ese entonces pertenecían a Irán, el número de iraníes sería mayor.

En esta narración a veces el nombre de una ciudad se repitió dos veces, o se mencionó el nombre de varias ciudades de un país, y luego se mencionó también el nombre de ese mismo país.

Suponiendo que la narración haya sido transmitida de forma correcta, quizás indique las divisiones y denominaciones de esos días, y en ese caso las divisiones geográficas de esta época no pueden conformar un criterio para la interpretación y entendimiento de esta narración, puesto que los nombres de las ciudades cambiaron; en la actualidad a veces se denomina a un país con el nombre de una de las ciudades (de la antigüedad).

Otro punto es que al verificar el nombre de las ciudades en la actual geografía política del mundo, tal vez se pueda concluir que los compañeros del Mahdî (a.ÿ.) se encuentran dispersos por todo el orbe, y es posible que el término “Afranÿah” -al que se hizo mención en la narración- aluda al occidente de la tierra. Si esta aplicación y palabras son correctas, la narración encontrará verificación y sentido con la frase: “Law juliat qulibat” (Si se vaciara -de tales personas, la Tierra- se desplomaría), desde que la Tierra en ninguna época estará desprovista de personas bienhechoras; de lo contrario, se desmoronaría y destruiría.

En otras narraciones también se mencionaron a algunas ciudades en particular. Seguidamente nos conformaremos con citar algunas narraciones respecto a las ciudades de Qom, Jorâsân y Tâleqân:

Qom

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “La tierra de Qom es sagrada… ¿Acaso no son ellos los compañeros de nuestro Qâ’im y los que proclaman nuestro derecho?”.124

Dijo ‘Affân Al-Basîrî: Me dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “¿Acaso sabes por qué llamaron con ese nombre a la ciudad de Qom?”. Le dije: “Dios, Su Mensajero y tú saben más”. Dijo: “Porque la gente de Qom se congregará alrededor del Qâ’im, y permanecerá con él y lo auxiliará”.125

Jorâsân

Dijo Amîr Al-Mu’minîn (a.s.): Dijo el Profeta: “…En Jorâsân hay unos tesoros que no son ni de oro ni de plata, sino que son personas a quienes congregará la creencia en Dios y en Su Mensajero”.126 Quizás el propósito sea que ellos comparten la correcta creencia en Dios y Su Mensajero; o que Dios los reunirá a todos en La Meca en un solo día.

Tâleqân

Dijo Amîr Al-Mu’minîn (a.s.): “¡Dichosa de Tâleqân! puesto que Dios tiene en ella tesoros que no son ni de oro ni de plata, sino que son personas creyentes que conocieron a Dios como se debe, y ellos son los compañeros de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) al final de los tiempos”.127

Los árabes

Las narraciones relacionadas a la participación de los árabes en el Levantamiento de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) se dividen en dos grupos: algunas aluden a que ellos no participarán en la revolución del Mahdî (a.ÿ.), y otras narraciones han mencionado a ciertas ciudades de los países árabes, desde donde algunas personas se levantarán en apoyo del Mahdî.

En caso de que su sanad (cadena de transmisión) sea correcto, las narraciones que aluden a la no participación de los árabes son justificables, puesto que es posible que los árabes no tengan participación en los ejércitos especiales -que se encontrarán desde el comienzo del Levantamiento junto al Mahdî-, tal como explicó las narraciones el Sheij Al-Hurr Al-‘Âmilî en su libro Izbât al-Hudât; y en cuanto a las ciudades árabes que se mencionaron en las narraciones, tal vez los soldados no-árabes -que vivirán allí- sean quienes salgan desde allí para ayudar al Mahdî, no aquéllos que son de origen árabe; o tal vez el propósito sean los gobiernos y naciones árabes. Observen este grupo de narraciones:

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Precaveos de los árabes, puesto que les espera un mal futuro. ¿Acaso no es así que ninguno de ellos se levantará junto a Hadrat Al-Mahdî?”.128

Dijo Al-Hurr Al-‘Âmilî: “Quizás el sentido de estas palabras del Imam As-Sâdiq (a.s.) sea el Levantamiento del Mahdî (a.ÿ.), o aluda a la escasez de su participación…”.

Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.): “Notables y honorables hombres se unirán a Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) desde el territorio de Shâm (Siria), y asimismo aquéllos que pertenecen a los diferentes clanes y territorios de los alrededores de Shâm; es como si sus corazones fueran piezas de hierro. Son los devotos de la noche y los leones del día”.129

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.): “Trescientas y tantas personas, el número de los compañeros de la Batalla de Badr, le darán la bai‘ah a Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) entre el Rukn (Pilar de la Ka‘bah) y el Maqâm (Sitial de Abraham). Entre ellos se encontrarán ilustres de la gente de Egipto, honorables de Shâm y bienhechores de la gente de Irak. Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) gobernará tanto como Dios quiera”.130

Asimismo, dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.) respecto a la ciudad de Kûfah: “Cuando Hadrat Al-Qâ’im se manifieste e ingrese a Kûfah, Dios Altísimo hará resucitar por detrás de Kûfah (o sea, Naÿaf) a setenta mil hombres sinceros y veraces. Ellos serán de los compañeros y auxiliares del Mahdî”.131

Los adeptos de las diferentes religiones

Dijo Mufaddal ibn ‘Umar: Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Cuando el Qâ’im de la Familia de Muhammad (s.a.w.) se manifieste, hará salir por detrás de la Ka‘bah a veintisiete personas del pueblo de Moisés -aquéllos que juzgan con la verdad y en base a la misma son justos-; a siete personas de los Compañeros de la Caverna (As·hâb al-Kahf); a Josué, el sucesor de Moisés; al creyente de la Familia del Faraón; a Salmân Al-Farsî; a Abû Duÿânah Al-Ansârî 132 y a Mâlik Al-Ashtar”.133

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Ciertamente que las almas de los creyentes verán a la Familia de Muhammad (s.a.w.) en la montaña de Radwâ y comerán de su comida, beberán de su bebida, participarán de sus reuniones y hablarán con ellos hasta el día que se levante el Qâ’im de nosotros, Ahl-ul Bait. Cuando nuestro Qâ’im se levante, Dios los enviará con él, y de grupo en grupo, aceptarán la convocatoria del Mahdî. En esa época los poseedores de creencias falsas dudarán y los seguidores de los diferentes grupos y doctrinas se dispersarán; y serán los próximos a la Corte Divina [y los creyentes] los que se salvarán”.134

Dijo Ibn Ÿarîh: “Escuché que cuando los Hijos de Israel (quienes estaban conformados por doce clanes) mataron a sus profetas y se volvieron incrédulos, uno de los clanes se desentendió de ellos por su comportamiento y se disculpó por ello, requiriéndole a Dios que le separara del resto de los clanes. Dios abrió un canal en el subsuelo por el que ellos se desplazaron por un período de un año y medio, hasta que emergieron por detrás del territorio de China, y todavía se encuentran allí. Ellos son monoteístas musulmanes y se orientan hacia nuestra qiblah (orientación)”.135

Algunos dijeron: “En la noche de la Ascensión del Profeta (s.a.w.) a los Cielos (mi‘râÿ), el ángel Gabriel llevó al noble Profeta (s.a.w.) ante ellos y éste les recitó diez suras de entre las suras mequinenses del Corán. Ellos creyeron en él y corroboraron su Mensaje. El Profeta (s.a.w.) les ordenó residir allí mismo, dejar de lado la sacralidad del sábado (el día festivo de los judíos), realizar la oración y dar el zakât.136 Ellos aceptaron y llevaron a cabo estos deberes.137 Y no se había impuesto como obligatorio ningún otro deber”.

Dijo Ibn ‘Abbâs: “En la interpretación de la bendita aleya:

﴿ وَقُلْنَا مِن بَعْدِهِ لِبَنِي إِسْرآئِيلَ اسْكُنُوا الاَرْضَ فإِذَا جَآءَ وَعْدُ الاَخِرَةِ جِئْنَا بِكُمْ لَفِيفاً ﴾

«Y después de él, dijimos a los Hijos de Israel: Habitad la Tierra (Santa), y cuando llegue el término de la otra vida (wa‘d-u al-âjirah), os haremos comparecer en tropel»,138

dijeron que el sentido de “wa‘d-u al-âjirah” (“el término de la otra vida”) es la parusía de Jesús (a.s.) junto a quien se levantarán los Hijos de Israel; pero nuestros Compañeros narraron que ellos se levantarán junto a Hadrat Al-Qâ’im de la Familia de Muhammad (s.a.w.)”.139

En la exégesis de la bendita aleya:

﴿ وَمِن قَوْمِ مُوسَى اُمَّةٌ يَهْدُونَ بِالحَقِّ وَبِهِ يَعْدِلُونَ ﴾

«Entre el pueblo de Moisés existe una comunidad que se rige por la (religión de la) verdad, con la cual juzga»,140

dijo el fallecido Al-Maÿlisî: “Existe discrepancia respecto a la identidad de esta comunidad. Algunos como Ibn ‘Abbâs dijeron: “Ellos son un pueblo que vive en el otro lado de China, y entre su territorio y China se ha interpuesto un desierto de arena movediza. Ellos jamás introducirán cambios y transformaciones en el juicio de Dios”.141

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.) al describirlos: “Ellos no consideran a ninguna riqueza como propia, sin considerar a su hermano en la fe partícipe de la misma. Ellos, además, descansan de noche, y de día están despiertos y ocupados en la agricultura. Pero ninguno de nosotros (la gente) llega a sus tierras, y ninguna persona de entre ellos llega a las tierras de nosotros (la gente), y ellos se encuentran en la verdad”.142

Respecto a la bendita aleya:

﴿ وَمِنَ الَّذِينَ قَالُوا إِنَّا نَصَارَى أَخَذْنَا مِيثَاقَهُمْ فَنَسُوا حَظّاً مِمَّا ذُكِّرُوا بِهِ ﴾

«Y aceptamos la promesa (que serían seguidores del Libro y del Mensajero de Dios) de quienes dijeron: “¡Somos cristianos!”, pero olvidaron gran parte de lo que fue recordado (en el Evangelio, y se opusieron a la verdad)…»,143

dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Se les recordará esta vía y tradición a los cristianos y un grupo de ellos estará junto a Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.)”.144

Ÿâbelqâ y Ÿâbersâ

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “En el oriente de la Tierra Dios posee una ciudad llamada Ÿâbelqâ que tiene doce mil puertas de oro. La distancia que existe entre cada puerta es de un farsaj.145 Sobre cada una de las puertas hay una torre que guarda dentro de sí un ejército de doce mil personas. Ellos prepararon sus equipamientos, armas y espadas y se encuentran a la espera de la Manifestación de nuestro Qâ’im. Asimismo, en el occidente de la Tierra Dios posee una ciudad llamada Ÿâbersâ que tiene doce mil puertas de oro. La distancia que existe entre cada puerta es de un farsaj. Sobre cada una de las puertas hay una torre que guarda dentro de sí un ejército de doce mil personas. Ellos prepararon sus equipamientos, armas y espadas y se encuentran a la espera de la Manifestación de nuestro Qâ’im. Y yo soy la Prueba de Dios sobre ellos”.146

Hay muchas narraciones más respecto a que existen otras ciudades y territorios en el mundo cuya gente jamás desobedece a Dios. Para más información el lector ha de referirse al Tomo 54 del libro Bihâr al-Anwâr.

Del conjunto de estas narraciones se entiende que Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) tiene a lo largo y ancho del mundo ejércitos y bases alistados que al momento de la Manifestación entrarán en lucha; pero de otras narraciones se desprende que ellos murieron hace años, y que para auxiliar al Mahdî (a.ÿ.), Dios los hará volver a la vida y regresarán al mundo (raÿ‘ah).147

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Naÿm, el hijo de A‘ian, es de entre aquéllos que luchará tras la Raÿ‘ah (vuelta a la vida)”.148 Asimismo, dijo respecto a Hamrân y Maisar: “Es como si viera a Hamrân ibn A‘ian y a Maisar ibn ‘Abd-ul ‘Azîz que agitan las espadas sobre la gente (iujbitân an-nâs) entre Safâ y Marwâ (en Masÿid Al-Harâm)”.149

En su libro Mu‘ÿam Riÿâl al-Hadîz, el Aiatul·lâh Al-Jû’î -santificada sea su morada-, interpretó la expresión “iujbitân an-nâs” (agitan las espadas sobre la gente), como “golpear con la espada”.

Asimismo, el Imam As-Sâdiq (a.s.) miró a Dâwûd Ar-Ruqqî150 y dijo: “Todo el que quiera ver a un hombre de entre los compañeros de Hadrat Al-Qâ’im, que mire a este hombre (o sea, este hombre es de los compañeros del Mahdî que volverá a la vida)”.151

El número de los soldados

Existen diferentes narraciones en cuanto al número de los soldados y compañeros del Imam de la Época (a.ÿ.). Algunas de ellas mencionaron un número de trescientas trece personas, y otras narraciones hablan de diez mil personas o más. Aquí es menester recordar dos puntos:

I) Trescientas trece personas -que se mencionan en las narraciones- son las fuerzas especiales que estarán al comienzo del Levantamiento junto al Mahdî (a.ÿ.). Ellas serán de los pilares del gobierno mundial del Imam de la Época (a.ÿ.), tal como lo dijo el fallecido Irbilî en su Kashf al-Gummah: “De esta narración (la narración de diez mil personas) se deduce que el número de los compañeros del Mahdî (a.ÿ.) no se limita a trescientas trece personas, sino que esta cantidad representa a las personas que al comienzo del Levantamiento estarán con el Mahdî (a.ÿ.)”.

II) El número de cuatro mil, diez mil personas, etc. -que se mencionó en algunas narraciones- no es el total de las fuerzas armadas del Mahdî (a.ÿ.), sino que -tal como se desprende de las narraciones- cada uno de estos números representan el número de fuerzas que participarán en un determinado lapso de tiempo de la Manifestación del Mahdî (a.ÿ.) o en un combate especial en algún rincón del mundo. O quizás se refiera a otro asunto del que nada sabemos y que será esclarecido al manifestarse el Mahdî (a.ÿ.).

Las fuerzas especiales

Dijo Iûnus, el hijo de Dzabiân: Me encontraba con el Imam As-Sâdiq (a.s.) cuando él sacó a colación el nombre de los compañeros de Hadrat Al-Qâ’im y dijo: “Ellas son trescientas trece personas, y cada una se verá a sí misma entre trescientas personas”.152

Del hecho de que el Imam As-Sâdiq (a.s.) dijera: “Y cada una se verá a sí misma entre trescientas personas”, especulamos dos posibilidades: 1. Que la fuerza corporal de cada uno de ellos equivale a trescientas personas, así como la fuerza de cada uno de los creyentes en esos días equivaldrá a la fuerza de cuarenta hombres; 2. Que cada uno de ellos contará con trescientos soldados, y que se verá a sí mismo en medio de trescientas fuerzas bajo su mando. A base de esta posibilidad, ellos comandarán alrededor de trescientos batallones de fuerza militar, y es posible que el propósito sea lo aparente de la expresión, es decir, cada uno se considerará parte de ese número, tal como dijeron algunos.

Dijo ‘Alî ibn Al-Husain, el Imam Zain Al-‘Âbidîn (a.s.): “Aquéllos que desaparecerán de sus lechos para ayudar al Imam, serán trescientas trece personas, la misma cantidad que la gente de Badr, que en la mañana de esa noche (la mañana del día siguiente) se reunirán en La Meca”.153

Dijo el Imam Al-Ÿawuâd (a.s.): Dijo el Profeta de Dios (s.a.w.) a Ubaîi ibn Ka‘b describiendo al Qâ’im: “El Imam de la Época (a.ÿ.) se manifestará desde el territorio de Tihâmah (La Meca). Él posee tesoros que no son ni de oro ni de plata, sino que son poderosos corceles y honorables hombres. Serán trescientas trece personas, el número de los compañeros de Badr, que Dios reunirá a su alrededor desde las más lejanas regiones del mundo. El Mahdî tiene en su poder un libro sellado donde está escrito el número de sus compañeros con sus nombres, ciudades, razas, cualidades y apelativos. Todos serán personas esforzadas y determinadas en la obediencia al Mahdî (a.ÿ.)”.154

Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.): “La gente, cual aves que llegan al abrevadero, se agolparán a su alrededor, hasta reunirse trescientas catorce personas -entre quienes también habrá mujeres-; y el Mahdî saldrá triunfante por sobre todo opresor e hijo de opresor, y la justicia será tal que la gente deseará que ojalá sus muertos hubieren estado entre los vivos y se hubieren beneficiado de la justicia”.155

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.): “Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) se manifestará junto a trescientas trece personas, el número de los Compañeros de Badr, quienes no tendrán información ni acuerdo previos, en tanto estarán dispersos como las nubes de otoño. Ellos son suplicantes de la noche y leones del día”.156

Dijo Abân ibn Taglib: Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Pronto vendrán a vuestra Mezquita (de La Meca) trescientas trece personas. La gente de La Meca sabrá que esas personas no tienen ningún vínculo con sus padres y abuelos [y no son de la gente de La Meca]. Cada uno de ellos tendrá una espada, sobre cada una de las cuales estará grabada una palabra que resolverá y solucionará mil palabras (o problemas)”.157

En algunas narraciones se mencionó el nombre de algunos de ellos, y nos basta citar dos de esas narraciones:

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.) a Mufaddal ibn ‘Umar -uno de sus compañeros-: “Tú y otros cuarenta y cuatro hombres sois de los compañeros y acompañantes de Hadrat Al-Qâ’im”.158

Tal vez con cuarenta y cuatro hombres se refiera a personas de entre los compañeros del Imam As-Sâdiq (a.s.).

Asimismo dijo: “Cuando el Qâ’im de la Familia de Muhammad (s.a.w.) se manifieste, hará salir por detrás de la Ka‘bah a veintisiete personas del pueblo de Moisés -todos los cuales juzgarán con la verdad y mediante la misma practicarán la justicia-; asimismo, a siete personas de los Compañeros de la Caverna (As·hâb al-Kahf); a Josué, el sucesor de Moisés; al creyente de la Familia del Faraón; a Salmân Al-Farsî; a Abû Duÿânah Al-Ansârî y a Mâlik Al-Ashtar”.159 En algunas narraciones también se mencionó a Miqdâd ibn Al-Aswad.

Según las narraciones, son los ángeles los que trasladarán a los muertos bienhechores a lugares sagrados como la Casa de Dios.160 Por lo tanto, quizás esos muertos sean de aquel grupo cuyos cuerpos fueron trasladados al lado de la Ka‘bah, y su raÿ‘ah (vuelta a la vida) y resucitación también sea desde ese mismo lugar. Según otra transmisión, este lugar se encuentra detrás de la ciudad de Kûfah, o sea, la ciudad de Naÿaf. En tal caso también el significado de la narración sería correcto, puesto que sus cuerpos habrían sido trasladados hacia allí, esto es, a la noble ciudad de Naÿaf.

Es digno de mencionar que estas personas tenían antecedentes en el pasado en cuanto a la lucha en los aspectos políticos y militares con los tiranos de su época, especialmente Salmân Al-Farsî; Abû Duÿânah Al-Ansârî, Mâlik Al-Ashtar y Miqdâd, quienes participaron en las batallas de principios del Islam, mostraron mucho coraje de sí, e incluso algunos de ellos tuvieron también antecedentes como comandantes.

El ejército del Mahdî (a.ÿ.)

Dijo Abû Basîr: Un hombre de Kûfah le preguntó al Imam As-Sâdiq (a.s.): “¿Cuántas serán las personas que se levantarán junto a Hadrat Al-Qâ’im? La gente dice: El número de los acompañantes del Mahdî es igual que el de los soldados de Badr, esto es, son trescientas trece personas”. Dijo el Imam (a.s.): “Hadrat Al-Mahdî no se manifestará sino con un ejército poderoso y fuerte, y un ejército poderoso no tiene menos de diez mil combatientes”.161

Asimismo dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Cuando Dios permita a Hadrat Al-Qâ’im manifestarse, trescientas trece personas le darán la bai‘ah (pacto de fidelidad). El Mahdî se detendrá en La Meca hasta que el número de sus compañeros llegue a diez mil personas. Entonces se dirigirá hacia Medina”.162

Dijo Amîr Al-Mu’minîn (a.s.): “El Mahdî se manifestará con un ejército de doce mil personas como mínimo y quince mil personas como máximo. El temor y la intimidación que suscitará su poder militar marcharán frente a sus soldados. Ningún número [de enemigos] se le enfrentará sin que sea vencido. Su eslogan (el del Mahdî y sus soldados) será: “¡Muerte! ¡Muerte!”, sin preocuparse en el camino de Dios por el reproche de nadie”.163

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “El Imam de la Época (a.ÿ.) no se manifestará sin que se completen su círculo y número”. El narrador preguntó: “¿Cuál será su número?”. El Imam (a.s.) respondió: “Diez mil personas”.164

Dijo el Sheij Al-Hurr Al-‘Âmili: “En las narraciones se transmitió que el número total del ejército del Imam de la Época (a.ÿ.) es de cien mil personas”.165

El círculo de guardia

Dijo Ka‘b Al-Ahbâr: “Un hombre de los Hashemíes se alojará en Bait Al-Muqaddas (Jerusalén). Su guardia será de doce mil personas”, y en otra narración dijo: “El número de su guardia es de treinta y seis mil personas, y en cada uno de los caminos que culminan en Jerusalén, estarán posicionadas doce mil personas”.166

Es de hacer notar que la palabra haras” (guardia) que se menciona en la narración, también significa “ayudantes y auxiliares”, y este significado concuerda con el enunciado del hadîz.

La convergencia de los soldados

Tal como dijimos con anterioridad, los soldados de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) se reunirán a su alrededor desde todos los rincones del mundo. Respecto a la forma en que los soldados se informarán del Levantamiento y su convergencia en La Meca, las narraciones hacen referencia a diversas maneras. Algunos, durante la noche se dormirán en sus lechos y temprano en la mañana se encontrarán ante la presencia del Imam (a.ÿ.). Otros se unirán al Mahdî (a.ÿ.) por medio de realizar Taîi al-Ard -atravesar largas distancias en un corto período de tiempo-, y un grupo, tras informarse del Levantamiento, se dirigirá hacia el Imam de la Época (a.ÿ.) viajando sobre nubes.

Presten atención a una narración a este respecto:

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Cuando a Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) se le permita manifestarse y levantarse, Dios lo llamará por su nombre hebreo. En ese momento sus compañeros -que serán trescientos trece y estarán dispersos cual nubes de otoño- se prepararán, y ellos son los poseedores de estandartes. Algunos de ellos desaparecerán de noche mientras estén descansando en sus lechos, y amanecerán en La Meca; y otros durante el día serán vistos montados sobre nubes. Ellos serán reconocidos por sus nombres y el de sus padres, y por su apariencia y genealogía”.167

Dijo Mufaddal ibn ‘Umar: Dije: “¡Que yo sea sacrificado por ti! ¿Cuál grupo de ellos es superior desde el punto de la vista de la fe?”. El Imam (a.s.) respondió: “Aquéllos que se desplazarán sobre nubes durante el día, son esos mismos desaparecidos respecto a quienes descendió la bendita aleya:

﴿ أَيْنَ مَا تَكُونُوا يَأْتِ بِكُمُ اللّهُ جَمِيعاً ﴾

«… Doquiera os halléis, Dios os hará comparecer a todos…».168

Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.): “Después de vosotros vendrán personas bajo cuyos pies la Tierra será rápidamente atravesada, para quienes será conquistado el mundo, y a quienes los hijos e hijas de los persas servirán. La tierra será atravesada bajo sus pies en un lapso menor a un pestañeo, de manera que si lo desearan, cada uno de ellos podría atravesar desde el oriente hasta el occidente de la Tierra en un momento. Ellos no le pertenecen al mundo, y al mundo tampoco le toca en parte algo de ellos”.169

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.): “Los shias (seguidores) y compañeros del Mahdî (a.ÿ.) se movilizarán desde todas partes de la Tierra hacia él; la Tierra será rápidamente atravesada bajo sus pies y llegarán al Imam (a.ÿ.) [por medio de Taîi al-Ard], y le darán su bai‘ah (pacto de fidelidad)”.170

Dijo ‘Abdul·lâh ibn ‘Aÿlân: Mencionamos el tema del Levantamiento de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) ante el Imam As-Sâdiq (a.s.), y le pregunté: “¿Cómo nos informaremos de la Manifestación del Mahdî?”. Dijo: “Cada uno de vosotros amanecerá en tanto bajo su cabeza habrá una hoja en la que estará escrito: ‘(Seguir al Mahdî es) una obediencia propicia y buena’.”.171

Dijo el Imam Ar-Ridâ (a.s.): “¡Juro por Dios! que si nuestro Qâ’im se levanta, Dios reunirá con él a todos nuestros shias desde todas las ciudades”.172

Dijo también el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Mientras los jóvenes shias estén dormidos sobre las azoteas, de repente se presentarán todos ante el Mahdî en grupos, en una sola noche y sin un acuerdo previo, y amanecerán en La Meca”.173

E) Condiciones para la aceptación y la prueba de los soldados

Dijo Amîr Al-Mu’minîn (a.s.) al respecto: “Los compañeros del Mahdî (a.ÿ.) -que son trescientas trece personas- se dirigirán hacia él en tanto estará oculto bajo el minarete, y le preguntarán: “¿Acaso tú eres el Mahdî Prometido?”. Dirá: “¡Sí, mis auxiliadores!”. Entonces nuevamente se ocultará de ellos para probar el grado de su obediencia, e irá a Medina. Les informará que se encuentra ante la tumba de su abuelo el Mensajero de Dios (s.a.w.), y los compañeros del Mahdî emprenderán su camino hacia la ciudad de Medina, y cuando lleguen allí, el Imam, en forma oculta, regresará a la ciudad de La Meca. Sus compañeros irán a La Meca para unirse al Imam. Nuevamente el Imam (a.ÿ.) irá a la ciudad de Medina, y cuando los compañeros lleguen a Medina, Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) se dirigirá hacia La Meca, repitiéndose este comportamiento tres veces.

Luego, se manifestará ante ellos entre Safâ y Marwah -en la Ka‘bah- y dirigiéndose a sus compañeros dirá lo siguiente: “Yo no haré nada a menos que me deis la bai‘ah bajo treinta condiciones, seáis fieles en ello, y no cambiéis nada de las mismas; y yo también, me comprometo a ocho cosas”. Sus compañeros, en respuesta al Imam (a.ÿ.), dirán todos juntos: “Nosotros nos sometemos por completo y te escuchamos, y aceptamos cualquier condición que dispongas. ¡Dinos cuáles son esas condiciones, oh hijo del Mensajero de Dios!”.

Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) se dirigirá hacia la colina de Safâ en La Meca y los compañeros también, lo seguirán. Allí dirá: “Cierro con vosotros el pacto de fidelidad en base a las siguientes condiciones: Que: 1. No huyáis del campo de batalla. 2. No robéis. 3. No forniquéis. 4. No cometáis pecados. 5. No perpetréis obscenidades. 6. No ataquéis a nadie sino con razón. 7. No acumuléis oro, 8. ni plata, 9. ni la cebada, 10. ni el trigo. 11. No destruyáis ninguna mezquita. 12. No testifiquéis en falso. 13. No despreciéis ni degradéis a ningún creyente. 14. No practiquéis la usura. 15. Que perseveréis ante las dificultades y problemas. 16. No maldigáis a una persona adoradora de Dios y monoteísta. 17. No bebáis embriagantes. 18. No uséis oro. 19. No vistáis ropas de seda, 20. ni brocado. 21. No persigáis a una persona derrotada que está huyendo. 22. No derraméis sangre prohibida. 23. No engañéis a un musulmán. 24. No deis caridad al hipócrita, 25. ni al incrédulo. 26. No vistáis ropas de papelina. 27. Disponed la tierra como vuestras almohadas (quizás signifique “sed humildes y modestos”). 28. Evitad las obscenidades. 29. Ordenad el bien, 30. y prohibid el mal.

Si os aferráis y actuáis según estas condiciones, se vuelve obligatorio para mí no elegir a otros como compañeros excepto a vosotros, no vestir sino con aquello que os vestís, no comer sino aquello que vosotros coméis, no montar sino en lo que os transportáis, no estar sino donde vosotros os encontréis, dirigirme adonde sea que os dirijáis, contentarme y satisfacerme con pocos recursos, y llenar la Tierra de justicia y equidad, de la misma manera que fue llenada de injusticia y opresión, y adoremos a Dios de la manera que es debida. Yo seré fiel a lo que dije, y vosotros también, sed fieles a lo pactado”.

Los compañeros dirán: “¡Estamos complacidos y te juramos fidelidad en base a lo que dijiste!”. Entonces el Imam (a.ÿ.) estrechará la mano a cada uno de los compañeros (en señal de bai‘ah)”.174

Por supuesto, ha de tenerse en cuenta que el Mahdî (a.ÿ.) aplicará estas condiciones y pruebas a sus fuerzas especiales, puesto que en el gobierno del Imam (a.ÿ.) ellos serán de los funcionarios, y son ellos quienes, con su buen accionar, desempeñarán un rol efectivo en la expansión de la justicia en el mundo.

Ha de tomarse en cuenta también que el sanad o cadena de transmisión de esta narración es objeto de controversia, porque estas palabras forman parte de la Jutbah o disertación llamada Al-Baiân, a la cual algunos han considerado débil, aunque algunas otras grandes personalidades asumieron una postura de defensa de la misma y la consideran de peso.175

Características de los soldados

En las narraciones se han mencionado muchas características con las que estarán dotados los compañeros y auxiliadores del Mahdî (a.ÿ.), y nos contentamos con citar solo algunas de ellas:

Adoración y piedad

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.) al describir a los compañeros del Mahdî (a.ÿ.): “Ellos son hombres que durante las noches están en vigilia, de pie, abocados a la adoración, y al rezar susurran cual abejas, y en las mañanas se dirigen a realizar su deber montados sobre sus corceles. Ellos son los devotos de la noche y los leones del día, y lograron un estado especial por el temor que sienten por Dios. Dios hará llegar la ayuda al Imam de la Verdad por medio de ellos”.176

Asimismo, dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Es como si viera al Qâ’im de la Familia de Muhammad (a.ÿ.) y a sus compañeros en la colina [detrás] de la ciudad de Kûfah. Es como si las aves hubieran desplegando sus alas por encima de sus cabezas. Sus provisiones y suministros se terminaron, sus vestiduras están andrajosas y raídas, y la prosternación ha dejado huellas en sus frentes. Sí, ellos son los leones del día y los glorificadores de la noche. Sus corazones son como trozos de hierro, fuertes y firmes. Cada uno de ellos posee la fuerza de cuarenta hombres. Nadie, excepto el incrédulo y el hipócrita, los matará. Dios los ha mencionado de esta manera en el Corán:

﴿ إِنَّ فِي ذَلِكَ لاَيَاتٍ لِلْمُتَوَسِّمِينَ ﴾

«Por cierto que en esto hay signos para los que reconocen las señales».177“.178

Amor por el Imam y obediencia a él

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.): “El Dueño de los Asuntos (a.ÿ.) estará oculto en algunos de estos valles. Luego señalará con su mano hacia la zona de Dhî Tuwâ. Dos noches antes de su Manifestación sus asistentes más cercanos irán a ver a algunos de los compañeros del Mahdî y les preguntarán: “¿Cuántas personas sois vosotros aquí?”. Dirán: “Unas cuarenta personas”. Dirán: “¿Cómo actuaríais si vierais a vuestro líder?”. Responderán: “¡Juramos por Dios! que si estuviera guarecido en las montañas, nos guareceríamos junto a él”. Luego él vendrá a ellos…”.179

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Los compañeros del Mahdî (a.ÿ.) pasarán sus manos por sobre la silla de montar del Imam (a.ÿ.) en procura de bendiciones. Formarán un círculo alrededor del Mahdî y en las guerras sus cuerpos y vidas harán de escudo para él, y le responderán y harán todo lo que él requiera de ellos”.180

Asimismo, dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.) al describir a los compañeros del Mahdî (a.ÿ.): “Él tiene hombres cuyos corazones son como trozos de hierro… ellos, en relación con el Mahdî, son más obedientes que una esclava en relación con su dueño y amo, y están sometidos a sus órdenes”.181

Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.): “Dios reunirá para Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) combatientes desde todos los rincones del mundo, cuyo número será igual al de la gente de Badr, quienes serán muy diligentes y resueltos en lo que concierne a la obediencia al Mahdî”.182

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Es como si viera al Qâ’im (a.ÿ.) y a sus compañeros que se han establecido en la colina (Naÿaf) tras Kûfah, [encontrándose tan erguidos y firmes] como si un ave se hubiera posado sobre sus cabezas”.183

Los guerreros se mantendrán erguidos, tan ordenados, inmóviles y sometidos enteramente al Mahdî, que será como si sobre sus cabezas se hubiera posado un ave, de manera que el más mínimo movimiento de su parte, haría levantar vuelo al ave.

Soldados poderosos y jóvenes

Dijo Amîr Al-Mu’minîn (a.s.): “Los compañeros del Mahdî (a.ÿ.) serán todos jóvenes, y no habrá ancianos entre ellos, excepto una pequeña cantidad, que son necesarios como el colirio para el ojo y la sal para la comida. Por supuesto, lo menos necesario en la comida es la sal”.184

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “A lo que se refería el Profeta Lot (a.s.) en estas palabras que dirigió a los enemigos: «¡Ojalá yo hubiera tenido una fuerza poderosa en contra de vosotros, o me hubiera refugiado en una fuerte columna!»,185 era a una fuerza poderosa como la del Mahdî Prometido (a.ÿ.) y la tenacidad de sus compañeros, cada uno de los cuales tendrá la fuerza de cuarenta hombres. Ellos tendrán corazones más sólidos que trozos de hierro, y cuando pasen ante las montañas, las rocas temblarán. No enfundarán las espadas hasta que Dios, Imponente y Majestuoso, lo quiera y se satisfaga de ello”.186

Dijo el Imam As-Saÿÿâd (a.s.) a este respecto: “Cuando nuestro Qâ’im se levante, Dios, Imponente y Majestuoso, alejará la debilidad de nuestros shias y fortalecerá y volverá sólidos sus corazones como trozos de hierro, y a cada uno de ellos le conferirá la fuerza de cuarenta hombres, y ellos serán los gobernantes y las personas prominentes de la Tierra”.187

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “En el gobierno del Mahdî (a.ÿ.) nuestros shiasserán los gobernantes y las personas prominentes de la Tierra, y cada uno de ellos tendrá la fuerza de cuarenta hombres”.188

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.): “En el corazón de nuestros shias [de hoy] se ha vertido el temor a los enemigos, pero en los días en que acontezca nuestro Asunto y el Imam Al-Mahdî (a.ÿ.) se manifieste, cada uno de nuestros shiasserá más intrépido que el león y más incisivo que la lanza. Ellos pisotearán a nuestros enemigos y los matarán con las manos”.189

Dijo ‘Abd-ul Malik ibn A‘ian: Me encontraba ante el Imam Al-Bâqir (a.s.), y cuando me dispuse a retirarme me apoyé en mis manos y dije: “¡Anhelaba poder presenciar la Manifestación de Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.) durante los días de mi juventud (en que tenía fuerza corporal)”.

Me dijo el Imam (a.s.): “¿Acaso no os satisface que vuestros enemigos se maten entre sí, mientras vosotros estáis a resguardo en vuestras casas? Cuando el Imam (a.ÿ.) se manifieste, a cada uno de vosotros se le conferirá la fuerza de cuarenta hombres y vuestros corazones se volverán como trozos de hierro, de manera que si los arrojarais contra las montañas, éstas se hendirían y desarraigarían; y vosotros seréis los líderes de la Tierra y en quienes ésta será depositada en confianza”.190

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Ciertamente que Dios quitó el miedo de los corazones de nuestros enemigos, haciéndolo residir en los corazones de nuestros shias. Pero cuando acontezca nuestro Asunto (el gobierno de Hadrat Al-Mahdî), Dios quitará el miedo de los corazones de nuestros shias, disponiéndolo en los corazones de nuestros enemigos. En ese momento cada uno de nuestros shias se volverá más incisivo que la lanza y más valiente que el león. Un shî‘ah apuntará a su enemigo con la lanza, lo golpeará con la espada, y lo pisoteará con sus [propios] pies”.191

Asimismo, dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Los compañeros del Mahdî (a.ÿ.) son hombres cuyos corazones son como hierro sólido y rígido. La duda y la ambigüedad en cuanto a la Esencia Divina no tienen acceso a esos corazones. Ellos son más sólidos que las piedras. Si atacaran a las montañas las desarraigarían y desplazarían; sus estandartes de guerra no se propondrán una ciudad sin devastarla [con una diligencia y resolución tal que será] como si águilas estuviesen montadas sobre sus caballos”.192

Soldados amados

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.): “Es como si viera a los compañeros del Qâ’im (a.ÿ.) que han sitiado la Tierra y los cielos en su totalidad, y no hay nada en el mundo que no se les haya sometido; incluso los depredadores de la tierra y las aves de presa también procurarán complacerlos, al punto que un sitio de la Tierra se enorgullecerá y ufanará sobre otro sitio y dirá: Hoy uno de los compañeros del Mahdî (a.ÿ.) pasó por aquí dando pasos sobre mí”.193

Amantes del martirio

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.) respecto a las características de los compañeros de Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.): “Ellos son piadosos por temor a Dios, y anhelan el martirio por la causa de Dios. Su lema es: “¡Oh vengadores de la sangre de Al-Husain (a.s.)!”. Cuando se mueven, la intimidación y temor por ellos se mantiene en movimiento en el corazón del enemigo por el lapso de un mes”.194

Las guerras del Mahdî (a.ÿ.)

Desde que el objetivo del Levantamiento de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) es el establecimiento de un gobierno divino a lo largo y ancho del orbe y la erradicación de la opresión y el opresor en el mundo, para lograr este objetivo naturalmente el Mahdî se enfrentará a dificultades e impedimentos a los que tendrá que quitar del camino por medio de realizar operaciones militares. Así, conquistará los países uno por uno hasta llegar a dominar el oriente y occidente del mundo y establecer las bases del gobierno de justicia divina en la Tierra. En este capítulo presentamos narraciones a este respecto.

Recompensa de los combatientes y mártires

Debido a que el propósito de las guerras en épocas de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) es la aniquilación de los corruptos y opresores para conformar un gobierno islámico en el mundo, participar en la guerra del lado de Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.) acarreará una recompensa varias veces mayor, de manera que si un combatiente derribase a una persona de entre el enemigo, tendrá la recompensa de veinte o veinticinco mártires; y si él mismo lograse la bendición del martirio, obtendrá la recompensa de dos mártires. Asimismo, los que queden lisiados o heridos, además de rangos espirituales, gozarán de un respeto y honor exlusivo en la nación del Imam de la Época (a.ÿ.), y la familia de los mártires también poseerá un valor especial.

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.) dirigiéndose a los shias: “Si vosotros sois de la manera que nosotros os lo encomendamos y no contravenís haciendo algo diferente, si teniendo este estado alguno de vosotros muriese antes de la Manifestación del Qâ’im, será mártir, y quien llegue a estar en la presencia del Mahdî (a.ÿ.) y obtenga el martirio estando en su grupo, tendrá la recompensa de dos mártires; y quien mate a uno de nuestros enemigos, tendrá la recompensa de veinte mártires”.195

En esta narración se considera que aniquilar a un enemigo tiene mucho más valor que ser martirizado, puesto que matar a los enemigos trae aparejada la satisfacción de Dios, la tranquilidad de los siervos y la grandeza del Islam, en tanto que lograr la gracia del martirio conduce al mártir hacia la propia perfección. De esta manera, los combatientes en el frente de guerra deben pensar más en el enemigo que en alcanzar el martirio.

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.): “El mártir [que muere luchando] junto al Imam de la Época (a.ÿ.) tiene la recompensa de dos mártires”.196

Encontramos en el libro Al-Kâfî: “Si el combatiente del Imam (a.ÿ.) mata a nuestro enemigo, obtiene la recompensa de veinte mártires, y quien es martirizado [luchando] junto a nuestro Qâ’im, obtiene la recompensa de veinticinco mártires”.197

Dijo Amîr Al-Mu’minîn (a.s.) respecto a cómo se comportará el Imam de la Época (a.ÿ.) con los mártires y sus familias: “[Tras las operaciones militares Hadrat Al-Qâ’im] se dirigirá a Kûfah y se establecerá allí… y no caerá muerto ningún mártir sin que el Imam pague sus deudas y disponga para su familia mensualidades y dádivas permanentes”.198

Esta narración demuestra que Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) se ocupará de la familia de los mártires.

Equipamientos de guerra

Sin lugar a dudas, el tipo de arma que utilizará Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.) en las batallas presenta una diferencia fundamental con las armas de aquellos días, y el vocablo “espada” que se observa en las narraciones, quizás sea un sentido figurado de “arma”, y no que el propósito sea la espada en sí, puesto que el arma del Imam (a.ÿ.) es de una manera tal que al utilizarla se desplomarán las murallas de las ciudades, y éstas quedarán reducidas a polvo, y con un solo golpe, el enemigo se disolverá como la sal en el agua, o se fundirá como el plomo.

De acuerdo a una narración, las armas de los soldados del Mahdî (a.ÿ.) son de hierro, pero son de tal manera que si penetran en una montaña, la parten en dos.

Quizás el enemigo también utilizará un arma incendiaria, puesto que la indumentaria que vestirá el Imam (a.ÿ.) será resistente al fuego, y es una indumentaria que el ángel Gabriel (a.s.) trajo de los cielos para Abraham (a.s.) para librarlo del fuego de Nimrod. Esta indumentaria se encuentra en poder de Hadrat Baqîiatul·lâh,199 y si no hubiese sido así -o sea, si el enemigo no contara con armas y manufacturas modernas- tal vez no habría necesidad de que vistiera tales indumentarias, aún cuando es posible que el propósito de las mismas sea su aspecto milagroso.

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.) “Cuando nuestro Qâ’im se levante, las espadas de guerra descenderán, y sobre cada una de las mismas se encontrará escrito el nombre de un combatiente y el de su padre”.200

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.) respecto a un grupo de los compañeros del Mahdî (a.ÿ.): “Los compañeros del Mahdî (a.ÿ.) tienen espadas de hierro, pero no de este hierro [que conocéis]. Si uno de ellos golpeara sobre una montaña con su espada, la partiría en dos. El Imam (a.ÿ.) se dirigirá con esos soldados y equipamientos a combatir contra la India, Dailam, los curdos, los romanos, los bárbaros, Persia, y entre Ÿabersâ y Ÿâbelqâ”.201

Los medios de defensa de las fuerzas del Mahdî (a.ÿ.) son de tal manera que las armas del enemigo no serán efectivas sobre los mismos. Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.) a este respecto: “Si los compañeros del Mahdî (a.ÿ.) se enfrentan con los ejércitos reunidos entre el oriente y el occidente, los aniquilarán en solo una hora, y el hierro [del arma del enemigo] jamás les perforará”.202

La conquista del mundo por parte del Imam (a.ÿ.) para salvar a la humanidad

Las narraciones que se refieren a las operaciones militares de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) y la conquista de las ciudades y países, son de dos tipos: algunas narraciones hablan de la conquista del oriente y del occidente, del sur y la qiblah, y finalmente, de todo el mundo; y otras narraciones hacen referencia a la conquista de territorios específicos del mundo.

No cabe duda de que el Mahdî (a.ÿ.) pondrá a todo el mundo bajo su dominio y gobierno, pero la razón por la que se mencionaron algunas ciudades tal vez obedezca a la importancia que las mismas tendrán en esos días, ya que éstas representarán el centro de los poderes de ese entonces y tendrán bajo su influencia territorios del mundo; o porque esos territorios son extensas regiones que contendrán a una gran parte de la población; o bien porque representarán la qiblah u orientación de las esperanzas de los seguidores de una de las tendencias y religiones, de manera que si esa ciudad cae, todos los seguidores de esa religión se someterán; o quizás, por la importancia militar y estratégica de las mismas, de modo que al caer éstas, las operaciones del enemigo se desbaratarán, disponiéndose el terreno para la ofensiva de las fuerzas del Mahdî (a.ÿ.).

La elección de la ciudad de La Meca como punto de comienzo del Levantamiento, la posterior elección de Irak y de Kûfah como centro político-militar del gobierno, y por último el desplazamiento hacia Shâm (Siria) y la conquista de Jerusalén, tal vez sean una corroboración para estas palabras, puesto que hoy la importancia política, religiosa y militar de estos tres territorios no es oculta para nadie.

El primer grupo de narraciones se refiere al dominio del Mahdî (a.ÿ.) por sobre todo el mundo, algunas de las cuales son:

Hadrat Ar-Ridâ (a.s.) transmite de sus padres que el Noble Profeta (s.a.w.) dijo: “Cuando me hicieron ascender a los Cielos (mi‘râÿ) pregunté: “¡Señor mío! ¿Acaso ellos (los Imames) serán mis sucesores después de mí?”. Llegó un clamor: “¡Oh Muhammad! Sí, ellos son Mis amigos, amados, elegidos y Pruebas después de ti por sobre Mi creación, y serán tus albaceas y sucesores y Mis mejores siervos tras de ti. ¡Juro por Mi Gloria y Majestuosidad! que haré prevalecer Mi religión por sobre los seres humanos a través de ellos; y por medio suyo otorgaré superioridad a Mi palabra, y a través del último de ellos purificaré la Tierra de la existencia de Mis enemigos, y será a él a quien otorgaré el gobierno del oriente y el occidente de la Tierra”.203

Respecto a la interpretación de la bendita aleya:

﴿ الَّذِينَ إِن مَكَّنَّاهُمْ فِي الاَرْضِ أَقَامُوا الصَّلاَةَ وءَاتَوُا الزَّكَاةَ ﴾

«Son quienes, cuando les arraigamos en la Tierra, observan la oración y pagan el zakât…»,204

dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.): “Esta aleya se refiere a la Familia de Muhammad (s.a.w.) y al último de los Imames. Dios dispondrá el oriente y occidente de la Tierra bajo el poder e influencia de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) y sus compañeros”.205

Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w): “El Mahdî es de mis descendientes y Dios conquistará el oriente y occidente de la Tierra a través de él”.206

Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.): “Cuando Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) se manifieste, Dios devolverá a la religión su situación original y suscitará para él y mediante él brillantes victorias. En esos días no quedará nadie sobre la Tierra sin que diga Lâ ilâha il·la Al·lâh (No hay divinidad sino Dios)”.207

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.): “Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.) es de nosotros y la expansión de su dominio abarcará el oriente y el occidente”.208

Asimismo dijo: “Al momento del Levantamiento de Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.) Dios hará prevalecer el Islam por sobre todas las religiones”.209

Se transmitió del Profeta (s.a.w.): “Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) despachará sus ejércitos a lo largo y ancho de la Tierra”.210

Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.): “Aún cuando para la culminación de la vida y el fin del mundo no quedara sino un día… Dios enviará al Mahdî (a.ÿ.), y mediante él, devolverá la grandeza a la religión y realizará brillantes victorias para él y por medio de él. En esos días no habrá nadie sobre la Tierra que no profiera el recuerdo Lâ ilâha il·la Al·lâh”.211

Dijo Ÿâbir ibn ‘Abdul·lâh Al-Ansârî: Escuché al Mensajero de Dios (s.a.w.) decir: “Dhûl Qarnain (el Bicorne) era un siervo digno a quien Dios, Imponente y Majestuoso, dispuso como Prueba (Huÿÿah) por sobre Sus siervos. Él invitó a su pueblo hacia Dios y les ordenó la piedad, pero ellos le golpearon en uno de sus cuernos por lo que él se ocultó durante un tiempo, de manera que dijeron: “¡Murió o fue aniquilado, a cualquier valle que se haya dirigido!”. Tras un tiempo apareció y regresó ante su pueblo, pero nuevamente le golpearon en su otro cuerno.

Y entre vosotros hay una persona que actuará según su proceder. Dios, Imponente y Majestuoso, preparó para Dhûl Qarnain un gran poder en la Tierra, y de cada cosa, dispuso un medio para él, y lo hizo llegar al oriente y occidente de la Tierra. Ciertamente que Dios Altísimo pondrá en práctica ese proceder y método en el Imam Oculto (a.ÿ.) -que es de entre mis descendientes-, de manera que le hará llegar al oriente y occidente de la Tierra, y no quedará ninguna alberca, ni planicie, ni montaña que no pise. Dios, Imponente y Majestuoso, hará manifiestos para él los tesoros y minas de la tierra, y lo ayudará por medio de infundir el temor en el corazón del enemigo. A través de él llenará la Tierra de justicia y equidad, así como antes del Levantamiento habrá sido llenada de injusticia y opresión”.212

Otro grupo de narraciones hace referencia a la conquista de ciudades específicas. Nos conformamos con mencionar sobre el particular sólo algunas de ellas:

Dijo Amîr Al-Mu’minîn (a.s.) en cuanto al desplazamiento del Mahdî (a.ÿ.) hacia Shâm: “Por orden de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) serán preparados los medios de transporte de los soldados. Tras esta orden, serán construidos cuatrocientos navíos que atracarán a orillas de la costa de ‘Akkâ. Por un lado, Roma (Bizancio)213 saldrá con cien cruces -y junto a cada cruz habrá una fuerza de diez mil personas- y con sus lanzas [y armas] conquistarán Tartûs. El Mahdî (a.ÿ.) se dirigirá hacia allí junto a su ejército y matarán a tantos romanos que el agua del río Éufrates cambiará de color por la sangre, y sus orillas tomarán un olor putrefacto por los cadáveres. (Al escuchar esta noticia) quienes hayan quedado en Roma (Bizancio), huirán hacia Antioquía”.214

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Cuando Hadrat Al-Qâ’im se levante… enviará un ejército hacia Constantinopla. Cuando lleguen a la bahía, escribirán una frase sobre sus pies y cruzarán caminando por sobre las aguas”.215

Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.): “Aún cuando no quedara del mundo un solo día, ciertamente que Dios enviará a un hombre de mi familia que tendrá mi mismo nombre, cuya frente brillará. Él conquistará Constantinopla y la montaña de Dailam”.216

Dijo Hudhaifah: “Constantinopla, Dailam y Tabarestân no serán conquistadas sino a manos de un hombre de Banî Hâshim”.217

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.): “Cuando Hadrat Al-Qâ’im se levante, conquistará Constantinopla, China218 y las montañas de Dailam, y gobernará allí por un período de siete años”.219

Dijo Amîr Al-Mu’minîn (a.s.): “Hadrat Al-Mahdî y sus compañeros se desplazarán hasta ingresar en Constantinopla, y se dirigirán hacia el lugar donde reside el Rey de Bizancio, y extraerán de allí tres tesoros: un tesoro de joyas, un tesoro de oro y un tesoro de plata; entonces el Mahdî dividirá esas riquezas y botín de guerra entre su ejército”.220

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.): “Hadrat Al-Qâ’im preparará tres estandartes para [operaciones en] tres puntos: despachará un estandarte hacia Constantinopla221 y Dios la conquistará para él; enviará otro estandarte hacia China, y Dios la conquistará para él, y enviará el tercer estandarte a las montañas de Dailam,222 y Dios la conquistará para él”.223

Dijo Hudhaifah: “Balanÿar224 y las montañas de Dailam no serán conquistadas sino a manos de un hombre de la Familia de Muhammad (s.a.w.)”.225

Dijo Hadrat ‘Alî (a.s.): “… Luego Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) partirá con mil navíos desde la ciudad de Al-Qâti‘ hacia la ciudad de la noble Quds, e ingresará al territorio de Palestina desde ‘Akkâ, Sûr, Gazzah y ‘Asqalân,226 y extraerá las riquezas y botines. Tras ello, Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) entrará en la noble Quds, donde se detendrá, y allí mismo se establecerá hasta que surja el Daÿÿâl”.227

Dijo Abû Hamzah Az-Zumâlî: Escuché al Imam Al-Bâqir (a.s.) decir: “Cuando se manifieste el Qâ’im de la Familia de Muhammad (s.a.w.) tendrá consigo una espada desenvainada (saif mujtarit), y Dios conquistará por medio de él los territorios de Roma,228 China, Turkestán,229 Dailam, As-Sand, India,230Kâbul Shâh y El Cáucaso”.231

Escribió Ibn Haÿar: “… El primer estandarte que Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) atará para la guerra, lo despachará hacia las zonas turcomanas”.232

Tal vez el propósito de saif mujtarit (espada desenvainada) que encontramos en la narración de Az-Zumâlî, haga alusión a un arma en particular que se encuentra a disposición de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.), puesto que para conquistar todos los territorios -lo cual requiere de una fuerza de ataque excepcional- hace falta un arma adecuada que sea superior a todas las armas, especialmente si sostenemos que el Mahdî llevará a cabo diferentes actividades de manera usual.

Respecto a la conquista de la India, dijo Ka‘b: “Un soberano que se encontrará en Jerusalén despachará un ejército hacia la India y la conquistará. Ese ejército ingresará en tierra hindú y tomará los tesoros que allí se encuentren, y ese soberano los utilizará para adornar Jerusalén, en tanto que los monarcas de la India serán enviados ante él como prisioneros. El oriente y occidente de la Tierra será conquistado para ellos y sus fuerzas permanecerán en la India hasta que surja el Daÿÿâl”.233

Dijo Hudhaifah: Dijo el Profeta (s.a.w.): “Tâhir, el hijo de Asmâ’, luchó contra los Hijos de Israel, y los hizo prisioneros; y saqueó los tesoros de Jerusalén y la incendió, llevándose una cantidad de mil setecientas (o novecientas) embarcaciones en oro y joyas desde allí hacia la ciudad de Roma. Ciertamente que el Mahdî (a.ÿ.) los sacará de esa ciudad y los devolverá a Jerusalén”.234

Si bien el Levantamiento del Imam Al-Mahdî (a.ÿ.) comenzará desde La Meca, tras su Manifestación conquistará el territorio del Hiÿâz235. Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.) al respecto: “Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) se manifestará en La Meca y Dios conquistará el territorio del Hiÿâz, y el Mahdî liberará a todos los de Banî Hâshim que se encuentren en prisión”.236

Dijo Amîr Al-Mu’minîn (a.s.) respecto a la conquista de Jorâsân: “Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) continuará con su marcha hasta conquistar Jorâsân,237 y tras ello regresará nuevamente a la ciudad de Medina”.238

Asimismo, dijo respecto a la conquista de Armenia239 a manos de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.): “Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) continuará con su marcha hasta llegar a Armenia. Cuando la gente de ese territorio lo vea, enviarán ante él a uno de los monjes sabios y le dirán: “¡Fíjate qué quieren esas personas!”. Cuando el monje se presente ante el Mahdî (a.ÿ.) le dirá: “Tú eres el Mahdî”. Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) le dirá: “Sí, soy yo; aquel cuyo nombre fue mencionado en el Evangelio y del que se albrició que se manifestaría al final de los tiempos”. El monje le planteará muchas preguntas y el Imam (a.ÿ.) responderá a todas ellas.

El monje cristiano se convertirá al Islam, pero los habitantes de Armenia se negarán y se rebelarán. Tras ello los soldados del Mahdî ingresarán a la ciudad y exterminarán a quinientas mil personas de las fuerzas cristianas, y Dios, con Su Infinito Poder, hará pender a su ciudad entre el Cielo y la Tierra, de forma que el rey y sus allegados, que se habrán asentado con su ejército en las afueras de la ciudad para combatir al Mahdî, verán a su ciudad suspendida entre el Cielo y la Tierra.

Al ver eso, el rey de Armenia huirá despavorido y ordenará también a sus compañeros guarecerse en algún refugio. A mitad del camino, un enorme león les cerrará el camino, rugiéndoles en sus rostros, y ellos, alarmados, arrojarán las armas y las riquezas que llevarán consigo. Los soldados del Mahdî, que los habrán estado siguiendo, se apropiarán de las riquezas y las dividirán entre ellos, de forma que a cada uno le tocará cien mil dinares”.240

Las ciudades de Az-Zanÿ241 forman parte de las conquistas mundiales de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.). Dijo Hadrat Amîr Al-Mu’minîn (a.s.) al respecto: “Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) continuará con su avanzada hasta llegar a la ciudad de Az-Zanÿ Al-Kubrâ. En esa ciudad hay mil bazares, y en cada uno de esos bazares, mil tiendas; y el Mahdî tomará esa ciudad.242 Tras conquistarla, saldrá hacia una ciudad llamada Qâti‘ -que tiene la forma de una isla y se encuentra sobre el mar-”.243

Dijo Hadrat Al-Bâqir (a.s.) respecto al envío de tropas del Mahdî (a.ÿ.) a lo largo y ancho del orbe: “Es como si viera a Hadrat Al-Qâ’im despachar a sus soldados hacia las diferentes naciones”.244

Asimismo dijo: “Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) enviará a sus soldados a lo largo y ancho del mundo para tomar la bai‘ah (pacto de fidelidad), y aniquilará la opresión y al opresor; se estabilizarán para él las ciudades conquistadas, y Dios conquistará Constantinopla por medio de él”.245

Aquí es menester hacer la siguiente observación. No hay dudas de que la religión del Islam prevalecerá por sobre todas las demás religiones y que el mundo en su totalidad será conquistado a manos del Mahdî (a.ÿ), de manera que no quedará más que la pura religión monoteísta y el juicio del Islam; pero, en cuanto concierne a los detalles que fueron mencionados en algunas narraciones, como la incautación de bienes y el hecho de matar a un número tan grande de personas, es algo por lo cual se debe revisar las cadenas de transmisión de esas narraciones, especialmente en aquéllas que figuran personas como Ka‘b Al-Ahbâr y otras cuyas cadenas de transmisión carecen de integridad. Al menos debe quedar en claro que los detalles no forman parte de las creencias indefectibles, puesto que el derramamiento de sangre, tal como se entiende usualmente, no tiene bases en la religión. Por supuesto, el Imam (a.ÿ.) deberá eliminar los obstáculos en su camino de establecer el gobierno islámico mundial.

Represión de las rebeliones

Tras la Manifestación de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) y la conquista de las diversas ciudades y países, algunas ciudades y clanes se enfrentarán con el Mahdî y serán reprimidos por parte de los ejércitos del Imam (a.ÿ.). Un grupo desviado no aceptará las palabras del Qâ’im en cuanto a algunas cuestiones, por lo que se rebelarán en su contra, y nuevamente serán reprimidos por parte de los ejércitos del Mahdî. Observen las siguientes narraciones sobre el particular:

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.) “Son trece las ciudades y clanes cuya gente se abocará a la lucha en contra de Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.) y él les combatirá. Éstas son: la gente de La Meca, de Medina, de Shâm, de Banî Ummaîiah, de Basora, de Damnisiân (Dîsân), los curdos, y los árabes de los clanes de: Banî Dabbah,246 Ganî,247 Bâhilah,248 Azd y del territorio de Ray”.249

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.) respecto a la protesta de un grupo contra las palabras del Mahdî (a.ÿ.): “Cuando Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) explique algunos de los ahkâm (leyes prácticas) y hable respecto a algunas tradiciones, un grupo, a título de protesta y sublevación en contra del Mahdî, saldrá de la mezquita. Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) dará a sus compañeros la orden de seguirlos. El ejército del Mahdî los alcanzará en la zona de Tamârîn, y una vez capturados, los llevarán ante él. El Imam (a.ÿ.) dará la orden de que decapiten a todos ellos, y ésta será la última rebelión y movimiento que se dará en contra del Mahdî”.250

En cuanto a la rebelión en Ramîlah251 y su sofocamiento, dijo Ibn Abî Ia‘fûr: Me presenté ante el Imam As-Sâdiq (a.s.) en tanto un grupo de sus compañeros también se encontraba con él, y el Imam (a.s.) me dijo: “¡Oh Ibn Abî Ia‘fûr! ¿Acaso leíste el Corán?”. Dije: “Sí, pero con esa misma lectura usual”. Dijo: “Yo también me refería a esa misma lectura”. Dije: “¿Qué te propones con esta pregunta?”. Dijo: “Moisés (a.s.) dirigió unas palabras a su gente, pero ellos no tuvieron ni la fortaleza ni la paciencia para soportar, y se alzaron en su contra -en Egipto-. Moisés los combatió y los mató.

Jesús (a.s.) también repitió ciertas palabras a su gente, y ellos tampoco las soportaron, y se rebelaron en su contra -en la ciudad de Tikrît-. Jesús (a.s.) también los enfrentó y los aniquiló. Éste es el significado de las Palabras de Dios que dicen:

﴿ فَأَمَنَت طَآئِفَةٌ مِنْ بَنِي إِسْرَآئِيلَ وَكَفَرَت طَآئِفَةٌ فَأَيَّدْنَا الَّذِينَ ءَامَنُوا عَلَى عَدُوِّهِمْ فَأَصْبَحُوا ظَاهِرِينَ ﴾

«… Creyó, pues, una parte de los israelíes y otra descreyó, y entonces secundamos a los creyentes sobre sus enemigos y salieron victoriosos».252

Cuando se manifieste, Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.) también os dirigirá unas palabras que no tendréis la fortaleza y paciencia para aceptar. Debido a ello, os alzaréis en contra de él en la ciudad de Ramîlah y lucharéis en su contra. El Mahdî también os enfrentará, y os matará, y esta rebelión será el último levantamiento en contra del Mahdî”.253

El fin de las guerras

Tras el afianzamiento de las bases del régimen divino y el gobierno mundial del Imam de la Época (a.ÿ.), y el derrumbe de los poderes diabólicos, las llamas de la guerra se sofocarán y ya no quedará ningún poder que pueda alzarse en contra del ejército del Mahdî (a.ÿ.). Por ello, los pertrechos militares no tendrán demanda en el mercado y como resultado se abaratarán y no tendrán compradores.

Dijo ‘Alî (a.s.): “…Y las guerras también llegarán a su fin”.254

Dijo Ka‘b: “Los días no acabarán hasta que un hombre de Quraish se establezca en Jerusalén… y las guerras también llegarán a su fin”.255

Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.) en un discurso respecto al Daÿÿâl y su muerte: “Tras ello el precio de un caballo será de algunos dirhams (monedas de plata)”.256

Dijo Ibn Mas‘ûd: “De entre las señales del Día de la Resurrección es que [la dote y gastos de] la mujer se encarecerá y asimismo [el precio del] caballo; luego se abaratarán y hasta el Día de la Resurrección su costo no subirá”.257

Quizás el propósito del encarecimiento de la mujer antes de la Manifestación del Imam de la Época (a.ÿ.) sea que, por efecto de las condiciones económicas desfavorables, a los hombres les resultará difícil mantener y amparar a una mujer y formar una familia, así como por efecto de la abundancia de guerras y necesidad de cabalgadura, obtener un caballo [y pertrechos de guerra] será dificultoso y caro; pero, con la culminación de las guerras -tras el Levantamiento de Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.)- los equipamientos de guerra se abaratarán y por efecto de la mejoría de la situación económica, las dificultades del matrimonio y la vida desaparecerán, y será como que la mujer se abaratara.

Transmitió Az-Zamajsharî: “Una de las señales del Levantamiento -del Mahdî (a.ÿ.)- es que utilizarán espadas en lugar de guadañas”.258

A raíz de que en esos días ya no habrá guerras, se aprovecharán las industrias e implementos que se utilizaban en las guerras para el desarrollo de la agricultura.

Dijo el Noble Profeta (s.a.w) al respecto: “… El valor de la vaca subirá y el del caballo será insignificante”.259

Tal vez esta narración también deba interpretársela de la misma manera, puesto que se utiliza la vaca en la agricultura y su carne y leche son aptas para el consumo, pero el caballo era mayormente utilizado como implemento de guerra. Muy posiblemente éstas sean sólo alegorías para representar un contexto.

Asistencia desde lo Oculto

Si bien en muchas narraciones se relacionan las guerras que acaecerán tras el Advenimiento de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) con fuerzas de combate que acudirán desde todas partes del mundo para auxiliar al Mahdî (a.ÿ.), sin embargo, teniendo en cuenta el progreso del conocimiento y las industrias militares anteriores a la Manifestación del Mahdî, el hecho de salir victorioso por sobre todo el mundo es algo difícil y podría decirse imposible, salvo que se dé bajo la comandancia de una persona que reciba el auxilio divino.

A veces la asistencia divina se manifestará en el poder que Dios le conferirá al Mahdî, quien quitará los problemas del camino mediante la realización de milagros; o bien por medio de la intimidación y resquemor que Dios suscitará en el corazón del enemigo; o a través del envío de ángeles por parte de Dios, para auxiliar al Mahdî. En algunas narraciones se habla de soldados que poseen las particularidades de los ángeles y que están a la espera de la Manifestación del Mahdî para ayudarlo, y también se hizo mención del Arca de la Alianza y cosas que se encuentran en ella como otro medio para ayudarlo y auxiliarlo.

En esta parte haremos referencia a algunas de estas narraciones:

La intimidación y el temor, el arma del Imam (a.ÿ.)

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “El Qâ’im de nosotros, Ahl-ul Bait, será secundado con el temor y la intimidación”.260

Asimismo dijo: “Dios asistirá a Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.) con tres ejércitos: los ángeles, los creyentes y la intimidación (es decir, por medio de infundir el temor en el corazón del enemigo)”.261

Dijo el Imam al-Bâqir (a.s.) a este respecto: “El temor y el pavor -por el poder del Mahdî (a.ÿ.)- marcharán delante de sus soldados a un intervalo de un mes, y detrás de ellos a un intervalo de un mes”.262

Dijo también: “El temor y la intimidación marcharán delante del estandarte de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) a un intervalo de un mes, y detrás también, a un intervalo de un mes, y por la derecha a un intervalo de un mes y por la izquierda a un intervalo de un mes”.263

Se desprende de estas narraciones que cuando Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) se proponga un lugar, el enemigo con antelación se verá invadido por el miedo y el pavor, perdiendo el poder de enfrentarse y resistir ante los soldados del Mahdî. Asimismo, cuando los ejércitos se marchen de un lugar, nadie tendrá la osadía de sublevarse, puesto que el enemigo se verá invadido del pavor por los soldados del Mahdî. Esta interpretación y explicación no se contradice con lo aparente de algunas de las narraciones que mencionamos anteriormente.

Los ángeles y los genios

Dijo Hadrat ‘Alî (a.s.): “… Dios asistirá a Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) con los ángeles, los genios y los shias sinceros”.264

Dijo Abân ibn Taglib: Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Es como si ahora mismo viera a Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.) detrás de la ciudad de Naÿaf, en el momento en que conquiste aquel lugar del mundo. Él estará montado sobre un caballo negro con manchas blancas, entre cuyos ojos brilla una parte blanca. Luego espoleará a su caballo y no quedará ninguna ciudad en el mundo sin que su gente se figure que el Mahdî (a.ÿ.) se encuentra entre ellos y en sus ciudades. Cuando él enarbole el estandarte del Mensajero de Dios (s.a.w.), trece mil trece ángeles -que durante años habrán estado esperando su Manifestación- se reunirán bajo su estandarte [y se prepararán para la guerra]; esos mismos ángeles que estuvieron junto al Profeta Noé en el Arca, junto a Abraham cuando fue arrojado al Fuego y junto a Jesús en el momento en que ascendió a los cielos.

Asimismo, cuatro mil ángeles se apresurarán a ayudar al Mahdî; esos mismos ángeles que descendieron sobre la tierra de Karbalâ’ para luchar junto a Al-Husain ibn ‘Alî (a.s.) pero que no se les permitió hacerlo y volvieron al cielo [para requerir el permiso], y cuando regresaron [con permiso para luchar], el Imam Al-Husain (a.s.) ya había sido martirizado. Por la angustia de haber perdido esta gran bendición, siempre se encuentran acongojados y tristes, y hasta el Día de la Resurrección, rondan [entre] la tumba del Imam Al-Husain (a.s.) [y el cielo] y derraman lágrimas”.265

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.) “Es como si ahora mismo viera a Hadrat Al-Qâ’im y a sus compañeros… que el ángel Ÿibrâ’îl marcha a la derecha del Mahdî (a.ÿ.) y Mikâ’îl a su izquierda, y el temor y el pavor marchan por delante y por detrás de sus soldados a un intervalo de un mes; y Dios lo asistirá con cinco mil ángeles celestiales”.266

Asimismo dijo: “Los ángeles que auxiliaron al Profeta (s.a.w.) en la Batalla de Badr se encuentran en la Tierra y aún no han ascendido al cielo, y no lo harán sino hasta auxiliar al Dueño de los Asuntos (a.ÿ.). Su número es de cinco mil ángeles”.267

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Descenderán sobre Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.) nueve mil trescientos trece ángeles; ellos son esos mismos ángeles que estuvieron junto a Hadrat ‘Îsâ (Jesús -la paz sea con él-) cuando Dios le hizo ascender a los cielos”.268

Dijo Amîr Al-Mu’minîn ‘Alî (a.s.): “Hadrat Al-Mahdî será auxiliado con tres mil ángeles; ellos golpearán sobre los rostros y espaldas de quienes se le opongan”.269

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.) al interpretar la noble aleya:

﴿ أَتَى أَمْرُ اللَّهِ فَلاَ تَسْتَعْجِلُوهُ ﴾

«¡La orden de Dios viene! ¡No la apresuréis!…»,270

“Esta orden de Dios nos concierne a nosotros”; esto es, el Levantamiento de nuestro Qâ’im, de la Familia de Muhammad (s.a.w.). Dios nos ordenó no apresurarnos para el Levantamiento del Mahdî, puesto que Dios lo apoyará con tres ejércitos: los ángeles, los creyentes y la intimidación, y nosotros obtendremos nuestro derecho”.271

Dijo Hadrat Ar-Ridâ (a.s.): “Cuando Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.) se levante, Dios ordenará a los ángeles saludar a los creyentes y participar en sus reuniones, y si alguno de los creyentes necesitara algo del Mahdî, el Imam (a.ÿ.) encargará a algunos ángeles que carguen a esa persona sobre sus hombros y la lleven ante sí, y cuando su necesidad haya sido suplida, lo devuelvan al sitio donde se encontraba.

Algunos creyentes se moverán sobre nubes; otros volarán junto a los ángeles en el cielo; un grupo caminará junto a los ángeles, y otro grupo incluso irá por delante de los ángeles. Entre los creyentes habrá quien tenga tal posición que los ángeles recurrirán a él para que juzgue entre ellos, y el creyente, ante Dios, tiene más valor que el ángel, de forma que el Mahdî (a.ÿ.) designará como jueces a algunos creyentes por sobre cien mil ángeles”.272

Quizás el que estos creyentes juzguen entre los ángeles sea para resolver sus diferencias en asuntos relativos al conocimiento y otras temáticas, y tales diferencias no se contradicen con la infalibilidad de los ángeles.

Los ángeles de la Tierra

Dijo Muhammad ibn Muslim: Le pregunté al Imam As-Sâdiq (a.s.) respecto al legado de conocimiento y su medida [diciendo]: “¿Es una compilación de lo que hay acerca de ese saber? ¿o acaso es interpretación de todos aquellos asuntos sobre los que te pronuncias?”.

El Imam me respondió: “Ciertamente que Dios, Imponente y Majestuoso, posee dos ciudades, una en el oriente y otra en el occidente. En esas dos ciudades habita un grupo que no conoce a Satanás ni está enterado de su creación. Cada tanto nos encontramos con ellos y nos preguntan respecto a asuntos que necesitan y cómo suplicar, y nosotros les enseñamos. Asimismo, nos preguntan respecto a cuándo acontecerá la Manifestación de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.). Ellos rezan y se esfuerzan en demasía en la adoración de Dios.

Esa ciudad tiene puertas que, entre cada uno de sus postigos hay una distancia de cien farsaj. Ellos adoran, alaban a Dios, suplican y se esfuerzan en demasía. Si los vieras, considerarías insignificantes tus obras y conducta en comparación con ellos.

Cuando algunos de ellos observan la oración, permanecen un mes en estado de prosternación. Su alimento es la alabanza a Dios, su vestidura las hojas y su rostro brilla por la luz. Si se encuentran con alguno de nosotros (los Imames) nos tocan, nos rodean y levantan el polvo que pisamos en procura de bendiciones. Al momento de la oración, emiten gemidos y lamentos que son más escalofriantes que el ruido de las tempestades. Un grupo de ellos -desde el día en que están a la espera de Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.)- nunca depuso sus armas, y su situación siempre fue de esa manera. Ellos siempre requieren a Dios, Imponente y Majestuoso, que les manifieste al Dueño de los Asuntos (a.ÿ.).

Cada uno de ellos vive mil años, y en sus rostros son visibles los efectos de la humildad, la adoración y proximidad a Dios, Imponente y Majestuoso. Cuando no vamos ante ellos, piensan que nosotros no estamos satisfechos con ellos; tienen especialmente en cuenta los momentos en que vamos a verlos, y en ese lapso de tiempo se mantienen esperándonos, y nunca son remisos.

Leen el Libro de Dios (el Corán), Imponente y Majestuoso, de la manera que se los hemos enseñado, y si leyeran a la gente parte de las lecturas que les hemos enseñado, ésta la rechazaría y negaría. Si es que les surge algo del Corán que no saben, nos preguntan, y cuando les respondemos, abren sus pechos [pensamiento y raciocinio] para tomar aquello que escuchan. Piden a Dios una larga vida para nosotros a fin de no perdernos. Ellos saben que lo que aprenden de nosotros conforma una gran Gracia de parte de Dios sobre ellos.

Cuando Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.) se levante, ellos estarán junto a él y se adelantarán [al resto de] los que porten armas [de entre los soldados del Imam (a.ÿ.)]; y piden a Dios, Imponente y Majestuoso, que les disponga entre aquéllos por cuyo intermedio Su religión es auxiliada.

Entre ellos hay ancianos y jóvenes. Si un joven ve a un anciano, por respeto a él se sienta como un siervo, y sin su permiso no se levanta de su lugar. Se informan de la voluntad del Imam (a.ÿ.) de una manera que sólo ellos conocen entre las criaturas. Si el Imam les ordena algo, permanecen firmes en ello, a menos que el Imam mismo les delegue otra tarea.

Si acometieran contra las criaturas que se encuentran entre el oriente y el occidente, aniquilarían a todos en un momento y jamás las armas surtirán efecto en ellos. Tienen espadas y armas de hierro que no es este hierro [que conocéis]. Si le pegaran a una montaña con la espada, la partirían en dos y la desarraigarían. El Imam (a.ÿ.) enviará a estos soldados a conquistar la India, Dailam, Kurdistán, Roma, el territorio Bereber, Persia, y entre Ÿabersâ y Ÿâbelqâ -dos ciudades, una en el oriente y otra en el occidente-.

No se presentarán ante ninguno de los seguidores de las religiones a menos que los inviten a Dios, Imponente y Majestuoso, y al Islam, y los convoquen a la adoración de un solo Dios, y a reconocer a Muhammad y a la Wilâiah(potestad y supremacía), de nosotros, Ahl-ul Bait. Luego, dejarán a todo el que acepte y abrace el Islam, y matarán a todo el que no acepte, de manera que no quedará nadie en el oriente y occidente de la Tierra, ni siquiera en las montañas, que no crea en Dios”.273

Con la perspectiva que se nos brinda sobre estos soldados, se desprende que tal vez ellos sean esos mismos ángeles que quedaron en la Tierra y que se encuentran a la espera del Levantamiento de Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.).

El Arca de la Alianza de Moisés (a.s.)

En el libro Gâiat al-Marâm se transmitió que el Noble Profeta (s.a.w.) dijo: “Cuando Hadrat Al-Qâ’im se manifieste, Jesús (a.s.) descenderá y reunirá los libros de Antioquía. Dios pondrá al descubierto para él la ciudad de «…Iram, la de las columnas…» 274 y sacará a la luz el palacio que Salomón (a.s.) construyó antes de morir. El Mahdî juntará las riquezas del palacio y las repartirá entre los musulmanes, y extraerá el Arca de la Alianza -a la que Dios ordenó a Jeremías arrojar en el Mar Caspio-.275

Aquello que la familia de Moisés y Aarón (a.s.) dejaron como reminiscencia, se encuentra en esa Arca de la Alianza, y asimismo se encuentran allí las Tablas [de los Mandamientos], el bastón de Moisés, la túnica de Aarón, diez medidas del Maná, y los trozos diseccionados de las codornices que los Hijos de Israel almacenaron para los que les sucedieran. Entonces, con la ayuda de esa Arca de la Alianza, conquistará las ciudades, de la misma manera que lo hicieron quienes estuvieron antes que él”.276

Al-Qundûzî, en el libro Ianâbî‘ al-Mawaddah, transmite este hadîz con ligeras diferencias, relacionando este tema a Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.), y dice: “Se dice que el Mahdî (a.ÿ.) extraerá unos libros de una gruta en el territorio de Antioquía, y extraerá el Libro de los Salmos de David del Mar Caspio. En éste se encuentran las reminiscencias que dejó la familia de Moisés y Aarón, que serán cargadas por los ángeles, así como las Tablas y el bastón de Moisés (a.s.)”.277

El proceder del Imam (a.ÿ.) con los enemigos

Tras siglos de espera y soportar el sufrimiento, finalmente los días de opresión y oscuridad llegarán a su fin, se hará visible el resplandor del sol de la felicidad, y se manifestará una gran personalidad que, con el auxilio divino, extirpará la opresión y la tiranía. El Mahdî (a.ÿ.) se embarcará en vastas reformas y transformaciones esenciales en los dos aspectos, espiritual y material, y organizará la sociedad humana de una manera tal que acarree la satisfacción de Dios.

Entretanto, si personalidades, partidos y grupos quisieran, por medio de ocasionar problemas, impedir este grandioso Levantamiento, o por medio de suscitar perturbaciones, ralentizar la marcha de su Levantamiento, serán considerados enemigos obstinados de la humanidad y de la religión divina, y su castigo no será otro que la aniquilación bajo las manos poderosas de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.).

Quienes tratarán de entorpecer la Revolución del Imam (a.ÿ.) serán aquéllos que tendrán sus manos empapadas de la sangre de la humanidad, o serán personas indiferentes que ante el crimen de los transgresores habrán optado por el silencio, pero que ante el Mahdî, elevarán el estandarte de la oposición, o serán necios que considerarán a su propio entendimiento superior a las palabras del Imam. Es natural que deban ser reprimidos con gran resolución a los efectos de que la sociedad humana se encuentre a salvo para siempre de su mal. A ello se debe que el método y política que Hadrat Al-Madhî (a.ÿ.) aplicará con relación a ellos serán bastante categóricos y sin connivencia.

En este capítulo nos abocaremos a analizar dos temas fundamentales que se desprenden de las narraciones:

La determinación del Imam (a.ÿ.) al enfrentarse con los enemigos

Lo que se considera en esta sección, es que en su proceder con los enemigos el Mahdî (a.ÿ.) no hará uso de ningún tipo de castigo en particular, sino que aniquilará a algunos de ellos en la guerra persiguiendo incluso a los que huyan y a los heridos; ejecutará a un grupo, destruirá sus casas, exiliará a otro grupo, y cortará las manos de otros.

Guerra y matanzas

Zurârah preguntó al Imam As-Sâdiq (a.s.): “¿Acaso el método y política utilizados por Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.) será como el método utilizado por el Profeta (s.a.w.)?”. Dijo el Imam (a.s.): “¡Jamás, jamás, oh Zurarah! Él no seguirá la política del Profeta [en cuanto al trato con los enemigos]. El Profeta (s.a.w.) se comportaba con su comunidad con afabilidad, ternura y compasión, ganándose los corazones y el cariño de la gente; pero Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.) seguirá la política de matar, y se comportará según lo que se le ordenó en el Libro que se encuentra con él, sin procurar el arrepentimiento de nadie. Entonces ¡pobre de aquél que se le oponga!”.278

Dijo Hasan ibn Hârûn: Me encontraba en presencia del Imam As-Sâdiq (a.s.), cuando Al-Mu‘al·lâ ibn Junais le preguntó al Imam (a.s.): “Cuando Hadrat Al-Qâ’im se manifieste, ¿acaso procederá con los opositores de una manera diferente a Amîr Al-Mu’minîn (a.s.)?”. Dijo el Imam (a.s.): “¡Así es! ‘Alî adoptó la afabilidad y ternura, puesto que sabía que tras sí los enemigos prevalecerían por sobre sus compañeros y seguidores (shias); pero la política de Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.) será el predominio y la toma de prisioneros, puesto que sabe que tras de él nadie dominará sobre sus seguidores”.279

Dijo Hadrat Ar-Ridâ (a.s.): “Cuando nuestro Qâ’im se manifieste, no habrá sino sangre por la matanza de los enemigos, sudor280 [por efecto de la guerra y el gran esfuerzo] y dormir sobre las sillas de montar de los caballos [por la gran cantidad de batallas]”.281

Dijo Mufaddal: El Imam As-Sâdiq (a.s.) mencionó a Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.). Yo dije: “¡Espero que los asuntos del Mahdî se establezcan fácilmente!”. Dijo el Imam (a.s.): “¡No! No será así, sino hasta que restreguéis sudor y sangre [por las dificultades encontradas y las heridas sangrantes]”.282

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): Dijo ‘Alî (a.s.): “Me era posible matar a los que huían y a los heridos, pero no lo hice [en consideración] por el final de mis seguidores, para que, en caso de resultar heridos, no fuesen matados, pero a Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.) le será permitido y lícito matar a los que huyan y rematar a los heridos”.283

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.): “Si la gente supiera qué programa y qué cosas hará Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.), la mayoría de ella desearía no ver jamás al Imam, puesto que el Mahdî realizará muchas matanzas. Y ciertamente que comenzará por el clan de Quraish; no obtendrá nada de Quraish excepto la espada, y no les dará nada excepto la espada. Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) llevará los asuntos a tal punto que mucha gente dirá: ¡Esta persona no es de la Familia de Muhammad; si hubiese sido de entre la Gente de la Casa de Muhammad (s.a.w.) habría tenido misericordia!”.284

Asimismo dijo: “Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) establecerá un programa inédito, una nueva tradición y un nuevo juicio. A los árabes les esperan tiempos muy difíciles, y no será procedente para la posición y situación del Mahdî sino matar a los enemigos”.285

Ejecución y destierro

Dijo ‘Abdul·lâh ibn Mughîrah: Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Cuando el Qâ’im de la Familia de Muhammad (s.a.w.) se manifieste, serán ejecutadas de pie quinientas personas de Quraish. Luego, serán ejecutadas de la misma manera otras quinientas personas, y esto se repetirá seis veces”. ‘Abdul·lâh preguntó: “¿Acaso su número llega a esa cantidad?”. Dijo el Imam (a.s.): “Sí. Ellos y sus aliados”.286

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.): “Cuando Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.) se levante, expondrá la fe a cada uno de los Nawâsib; si realmente la aceptan, los dejará libres, y si no, decapitará a todo el que no la acepte, o tomará de él el tributo -tal como hoy se toma de Ahl adh-Dhimmah 287- y le atará una alforja en la cintura, exiliándole a aldeas y zonas campestres”.288

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Cuando nuestro Qâ’im se manifieste, reconocerá a nuestros enemigos por sus rostros. Entonces los tomará a ellos y a sus compañeros del copete y pies y les asestará golpes de espada [aniquilándoles]”.289

El corte de manos

Dijo Al-Harawî: Le pregunté al Imam Ar-Ridâ (a.s.): “Cuando vuestro Qâ’im se manifieste ¿con qué comenzará?”. El Imam dijo: “Al comienzo irá en busca de Banî Shaibah y cortará sus manos, puesto que ellos son los ladrones de la Casa de Dios, Imponente y Majestuoso”.290

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Cuando nuestro Qâ’im se levante, capturará a Banî Shaibah y cortará sus manos, y los hará circular entre la gente, anunciando que ellos son los ladrones de la Casa de Dios”.291

Asimismo dijo: “El primer enfrentamiento será el encuentro del Mahdî con Banî Shaibah. Cortará sus manos y las colgará en la Ka‘bah, y el portavoz del Mahdî anunciará: ‘¡Ellos son los ladrones de la Casa de Dios!’.”.292

Shaibah se convirtió al Islam en la Conquista de La Meca, y el Profeta (s.a.w.) lo nombró encargado de las llaves de la Ka‘bah. Durante mucho tiempo el clan de Banî Shaibah permaneció como encargado de las llaves y el cortinaje de la Casa de Dios.293

Dijo el fallecido Mâmaqânî: “Banî Shaibah son de entre los ladrones de la Casa de Dios, y si Dios lo quiere, sus manos serán cortadas por este delito, y serán colgadas sobre las paredes de la Ka‘bah”.294

Su actitud para con los diferentes grupos

Cuando Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) se levante, se confrontará con diferentes grupos y facciones. Algunos de ellos son pueblos y razas en particular; un grupo será seguidor de otras religiones distintas al Islam, y otro grupo, aún cuando en apariencia estará constituido por musulmanes, se comportará en forma hipócrita, o serán de los fatuos santurrones que se opondrán al Imam Al-Mahdî, o bien serán seguidores de sectas falsas. El Imam (a.ÿ.) sostendrá una batalla especial con cada uno de ellos, según lo transmitido por algunas narraciones que mencionamos a continuación:

Los árabes

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Cuando nuestro Qâ’im se levante, entre él y los árabes y Quraish no habrá otro camino más que la espada (y la lucha armada)”.295

Asimismo, mientras se señalaba el cuello con la mano, el Imam As-Sâdiq (a.s.) dijo: “Entre nosotros y los árabes no quedó otro camino más que cortar las cabezas”.296 Quizás el propósito sean los gobernantes [corruptos] y sus comandantes.

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.) con relación a la lucha con Quraish: “Cuando el Mahdî se levante… Quraish será su blanco. No tomará de ellos nada excepto la espada, y no les dará nada excepto la espada”.297

Tal vez el sentido de, “no tomará de ellos nada excepto la espada”, sea que Quraish no obedecerá al Mahdî y se esforzará por provocar conflictos y ocasionar problemas, y de forma directa o indirecta suscitará el combate y la guerra con el Mahdî, y él, a su vez, no encontrará otro proceder más adecuado que recurrir a las armas.

La Gente del Libro

‘Abdul·lâh ibn Bukair preguntó al Imam Al-Kâdzim (a.s.) respecto a la interpretación de la aleya:

﴿ وَلَهُ أَسْلَمَ مَنْ فِي السَّمَاوَاتِ وَاْلأرْضِ طَوْعاً وَكَرْهاً ﴾

«… Todo lo que hay en los cielos y en la Tierra, de grado o por fuerza, le está sometido…».298

Dijo el Imam (a.s.): “Esta aleya descendió con relación al Qâ’im (a.ÿ.), cuando se levante en contra de los judíos, los cristianos, los sabeos, los ateos, los apóstatas y los incrédulos del oriente y occidente de la Tierra, y les exponga el Islam. A todo el que lo acepte de buen grado, le ordenará que realice la oración y dé el zakât, y que se comporte de acuerdo a lo que se le ordena al musulmán hacer, y a todo el que no se someta, lo decapitará, hasta que en el oriente y occidente del mundo no quede nadie sin ser monoteísta”.

Preguntó ‘Abdul·lâh ibn Bukair: “¡Que yo sea sacrificado por ti! ¡Sobre la Tierra hay muchísima gente! ¿Cómo podrá el Mahdî convertir a todos ellos en musulmanes o bien, decapitarles?”.

Respondió el Imam Al-Kâdzim (a.s.): “Cuando Dios desea algo, vuelve mucho lo poco y poco lo mucho”.299

Dijo Shahr ibn Hûshab: Al-Haÿÿâÿ300 me dijo: “¡Oh Shahr! En el Corán hay una aleya que me desconcierta (y no entiendo su significado)”. Le pregunté: “¿Cuál aleya ¡oh Emir!?”. Dijo: “Allá donde Dios dice:

﴿ وَإِن مِنْ أَهْلِ الْكِتَابِ إِلاَّ لَيُؤْمِنَنَّ بِهِ قَبْلَ مَوْتِهِ ﴾

«No habrá ninguno, entre la Gente del Libro, que no crea en él (Jesús) antes de su muerte…».301

Sucedió repetidas veces que traen ante mí a un cristiano o a un judío y lo decapito, y entonces miro fijamente sus labios, pero no se mueven, hasta que su respiración cesa”.

Dijo Shahr ibn Hûshab: Le dije: “¡Que Dios brinde rectitud al Emir! ¡El significado de la aleya no ese que tú supusiste!, sino que el sentido de la misma es que, antes del Día de la Resurrección, Jesús, el hijo de María (a.s.), descenderá de los Cielos a la Tierra y rezará tras el Mahdî (a.ÿ.); en ese entonces no quedará ningún judío o cristiano sin que tenga fe en él antes de morir”.

Al-Haÿÿâÿ preguntó: “¿De dónde obtuviste esta interpretación y quién te la enseñó?”. Dije: “Esta explicación me la dio Muhammad ibn ‘Alî ibn Al-Husain ibn ‘Alî ibn Abî Tâlib (el Imam Al-Bâqir)”. Dijo Haÿÿâÿ: “¡La obtuviste de una vertiente cristalina!”.302

Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.): “No tendrá lugar el Día de la Resurrección sin que antes os entabléis en lucha con los judíos. Entonces los judíos [vencidos] huirán y se ocultarán detrás de las piedras, pero cada piedra gritará: “¡Oh siervo de Dios! ¡Oh musulmán! Este judío está escondido detrás de mí”.303

Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.): “…Los judíos que estarán con el Daÿÿâl,huirán y se ocultarán, pero los árboles y piedras gritarán: ‘¡Oh Espíritu de Dios! ¡Éste es judío!’. Y el Mahdî no dejará a nadie vivo”.304

Por supuesto, del resto de las narraciones se entiende que la lucha y el enfrentamiento del Mahdî con la Gente del Libro no siempre será de la misma manera: en algunos casos, por medio del pago de la ÿiziah (tributo) les permitirá permanecer en su religión, y con otro grupo llevará a cabo discusiones y debates, invitándolos al Islam mediante este método. Se puede decir también que al comienzo del Levantamiento llevará a cabo debates, y que combatirá a aquéllos que oculten la verdad.

Dijo Abû Basîr: Le dije al Imam As-Sâdiq (a.s.): “¡Que yo sea sacrificado por ti! ¿El Imam Al-Mahdî (a.ÿ.) permanecerá en la Mezquita As-Sahlah (en Kûfah) hasta el final de su vida?”. Dijo: “Sí”. Pregunté: “¿Cómo actuará él con Ahl adh-Dhimmah?”. Dijo: “Entrará con ellos por la vía pacífica, tal cual lo hizo el Profeta (s.a.w.). Ellos pagarán la ÿiziah encontrándose apocados”.305

En cambio, Ibn Al-Azîr dijo: “En esos días no quedará nadie de Ahl adh-Dhimmah sobre el cual rija el pago de la ÿiziah”.306

Dijo Ibn Shaudhab: “Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.) es llamado Mahdî (Guiado) porque será guiado hacia una de las montañas de Shâm y allí extraerá los Libros de la Torá, con los que argumentará y debatirá con los judíos, y un grupo de ellos aceptará el Islam a manos de Hadrat Al-Mahdî”.307

Sectas falsas y desviadas

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.): “¡Guay de los Murÿi’ah!308 El día de mañana, cuando se levante nuestro Qâ’im, ¿en quién se refugiarán?”. Le dijo el narrador: “Ellos dicen que en ese momento nosotros y vosotros seremos iguales frente a la justicia”. Dijo el Imam (a.s.): “A todo aquel que se arrepienta [de entre ellos] Dios se lo aceptará, y si alguno guardara en su interior hipocresía y disimulo, salvo a él, Dios no apartará a nadie más, y si alguno pone de manifiesto algo de esa hipocresía, Dios derramará su sangre”. Luego dijo: “¡Juro por Aquel en cuyas manos se encuentra mi vida! Los matará tal como lo hace el carnicero (al degollar a un cordero)”, y señaló su cuello con su bendita mano.

Le dijo el narrador: “Ellos dicen que si Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) se manifiesta, todos los asuntos se afianzarán para él, por lo que no derramará ni una gota de sangre”. Dijo el Imam (a.ÿ.): “¡No! Juro por Aquél en cuyas manos se encuentra mi vida [que no será así], hasta que nosotros y vosotros derramemos sangre y sudor”. Y señaló su frente con su bendita mano.309

Dijo Amîr Al-Mu’minîn (a.s.) tras derrotar a los Jawâriÿ310 y al momento de pasar entre sus muertos: “El que os mató fue aquel que os sedujo”. Se le preguntó: “¿Y quién es el que los sedujo?”.

Dijo: “Satanás y las almas perversas”. Los compañeros dijeron: “¡Dios los erradicó hasta el final del mundo!”. Hadrat ‘Alî (a.s.) respondió: “¡No! Juro por Aquél en cuyas manos se encuentra mi vida, que ellos estarán en los espinazos de los hombres y las matrices de las mujeres, y estos grupos facciosos intransigentes aparecerán, uno tras otro, hasta que surjan entre los ríos Tigris y Éufrates bajo el liderazgo de una persona al que le dirán Al-Ashmat.311 En esos días un hombre de nosotros, Ahl-ul Bait (a.s.) irá a combatirlo y lo aniquilará, y de ahí en adelante no surgirán facciosos hasta el Día de la Resurrección”.312

Asimismo, el Imam Abû Ÿa‘far [Al-Bâqir, con él sea la paz] dijo respecto a la secta Batrîiah313: “Cuando Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.) se levante, partirá hacia Kûfah. Allí, un número de diez mil [y pico de] personas -que son llamadas Al-Batrîiah, y que cargarán las armas sobre sus hombros- impedirán el paso del Mahdî y le dirán: “¡Vuelve por donde viniste, puesto que nosotros no necesitamos a los descendientes de Fátima!”. Hadrat Al-Mahdî desenvainará su espada y pasará a todos por el filo de la misma”.314

Los santurrones

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.): “… Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) partirá hacia Kûfah. Allí, dieciséis mil personas de entre los Batrîiah, armados, lo interceptarán. Ellos son lectores del Corán y sabios religiosos, cuyas frentes se encallecieron por efecto de la prosternación, sus rostros amarillecieron por efecto de las vigilias nocturnas, y su hipocresía los ha cubierto de pies a cabeza. Ellos gritarán a una sola voz: “¡Oh hijo de Fátima! ¡Vuelve por donde viniste, puesto que no te necesitamos!”.

Detrás de la ciudad de Naÿaf, Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) desenvainará su espada ante ellos desde la tarde de un día lunes hasta el anochecer, y pasará a todos por el filo de la misma, hasta que no quede ninguno de sus hombres. En esta batalla no saldrá herida ni siquiera una sola persona de entre los compañeros del Mahdî”.315

Dijo Abû Hamzah Az-Zumâlî: El Imam Al-Bâqir (a.s.) solía decir: “Los problemas que al momento de su Manifestación, el Dueño de este Asunto encontrará en la gente, serán en la medida de los encontrados por el Mensajero de Dios (s.a.w.) o aún más”.316

Dijo Fudail: Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Cuando nuestro Qâ’im se levante, sufrirá más contrariedades y molestias por parte de la gente que las molestias que el Profeta (s.a.w.) sufrió por parte de los ignorantes de la Época de la Ignorancia”.

Pregunté: “¿Cómo y por qué?”. Dijo: “El Mensajero de Dios (s.a.w.) fue enviado en una época en que la gente adoraba piedras, rocas, troncos y maderas talladas, pero nuestro Qâ’im se levantará en una época en que argumentarán contra él con el Corán, e interpretarán las aleyas del Libro de Dios en su contra”.317

Asimismo, dijo el Imam (a.s.): “Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.) matará tantas personas que la sangre llegará a las pantorrillas. Una persona de entre los descendientes de su padre le reprochará fuertemente diciéndole: “¡Alejas a la gente de ti, tal como se ahuyenta a los corderos! ¿Acaso este método se ajusta a las órdenes del Mensajero de Dios (s.a.w.), o a qué?”. [Dirá ello] en tanto entre la gente no habrá hombre más bravo que él.

Uno de los compañeros del Mahdî se levantará y dirá: “¡Te callas o te decapito!”.

Entonces el Mahdî sacará el pacto y edicto del Mensajero de Dios (s.a.w.) que tendrá en su poder, y lo mostrará”.318

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Cuando Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.) se levante, un grupo se saldrá de la religión y la Wilâiah, en tanto se suponía que ellos eran de entre los seguidores de Hadrat Al-Mahdî. Asimismo, unas personas aceptarán la Wilâiah del Mahdî, siendo que eran como los adoradores del sol y la luna”.319

Los Nawâsib469

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Cuando Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.) se levante, se les expondrá la fe a todos los Nawâsib y enemigos de Ahl-ul Bait (a.s.). Si reconocen el Islam -que es esa misma Wilâiah de Ahl-ul Bait– los dejará libres, y sino, los matará o los constreñirá a pagar la ÿiziah o tributo -tal como lo hace hoy Ahl adh-Dhimmah”.320

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.): “Cuando Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.) se levante expondrá la fe a cada uno de los Nawâsib. Si es que aceptan, los dejará libres, y sino, los decapitará, o tomará de ellos la ÿiziah, tal como hoy se le cobra a Ahl adh-Dhimmah, y los deportará desde las ciudades a las aldeas y zonas campestres”.321

Dijo el fallecido Al-Maÿlisî: “Quizás este juicio se relacione al comienzo del Levantamiento, puesto que lo aparente de las narraciones es que no se aceptará de ellos excepto la fe, siendo matados si no la aceptan”.322

Dijo Abû Basîr: Le dije al Imam As-Sâdiq (a.s.): “¿Cómo procederá el Imam Al-Mahdî (a.ÿ.) con los Nawâsib y con aquéllos que son vuestros enemigos?”. Dijo: “¡Oh Abû Muhammad! Los opositores estarán privados de cualquier beneficio en nuestra nación y gobierno. En ese entonces Dios tornará lícita su sangre para nosotros; pero hoy su sangre, para nosotros y vosotros, es ilícita. Entonces, que nadie te engañe, y sabe que en tiempos en que nuestro Qâ’im se levante, él se vengará por Dios, por Su Mensajero y por todos nosotros”.323

Los hipócritas

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.) interpretando la aleya:

﴿ لَوْ تَزَيَّلُوا لَعَذَّبْنَا الَّذِينَ كَفَرُوْا مِنْهُمْ عَذَاباً أَلِيماً ﴾

«… Mas si hubieran estado separados (los incrédulos de los creyentes) habríamos castigado severamente a los incrédulos de entre ellos».324

“Dios ha dispuesto en los espinazos de los incrédulos y de los hipócritas, reservas de creyentes. Nuestro Qâ’im no se manifestará a menos que Dios extraiga esas reservas de sus espinazos (y esos creyentes nazcan). Luego de ello, Hadrat Al-Mahdî matará a los incrédulos e hipócritas”.325

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Cuando Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.) se levante, no necesitará recurrir a vosotros por ayuda, y ejecutará la sentencia de Dios sobre muchos de vosotros que os contáis entre la gente de la hipocresía”.326

Dijo el Imam Al-Husain (a.s.) a su hijo el Imam As-Saÿÿâd: “¡Juro por Dios que mi sangre no dejará de bullir hasta que Dios envíe al Mahdî (a.ÿ.)! Para vengar mi sangre él matará a setenta mil personas de entre los hipócritas corruptos e incrédulos”.327

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.): “Cuando Hadrat Al-Qâ’im se levante… ingresará a Kûfah y allí matará a todos los hipócritas escépticos [que no crean en el Imamato del Mahdî], y destruirá sus palacios, matará a sus guerreros, a tantos de ellos hasta que Dios esté complacido”.328

Shaitân (Satanás)

Dijo Wahab ibn Ÿamî‘: Le pregunté al Imam As-Sâdiq (a.s.): “Respecto a las palabras que Dios le dirigió a Shaitân:

﴿ قَالَ رَبِّ فَاَنظِرْنِي إِلَى يَوْمِ يُبْعَثُونَ * قَالَ فَإِنَّكَ مِنَ الْمُنظَرِينَ * إِلَى يَوْمِ الْوَقْتِ الْمَعْلُومِ ﴾

«Dijo: “¡Oh, Señor mío! ¡Tolérame hasta el día en que sean resucitados!”. (Dios) le dijo: Serás, pues, uno de los tolerados, hasta el día del “término prefijado” (al-waqt al-ma‘lûm)».329

¿Cuándo será ese “término prefijado” (al-waqt al-ma‘lûm)?”. Respondió: “¿Acaso creíste que ese día será el Día de la Resurrección? Dios le dio a Shaitân una prórroga hasta el día del Levantamiento de nuestro Qâ’im. Cuando Dios lo envíe (y permita su Levantamiento), el Mahdî estará en la Mezquita de Kûfah. En ese momento, Shaitân, caminando de rodillas, se dirigirá allí y dirá: “¡Pobre de mí por este día!”.

Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) lo tomará del copete y lo decapitará, y ese día será “el día del término prefijado”, en que la prórroga de Shaitân llegará a su fin”.330

En conclusión, la lucha del Imam (a.ÿ.) se centrará en algunos ejes en particular que serán: los Jawâriÿ o facciosos intransigentes, los Nawâsib u hostiles a Ahl-ul Bait (a.s.), los Omeyas, los Abbasíes, los “ladrones de la Ka‘bah”, los Murÿi’ah o tendencia condescendiente a los pecados, los tiranos, el Sufiânî, el Daÿÿâl, los judíos transgresores y, en una palabra, se enfrentará a todos los que se le opongan y a aquéllos que sean considerados un obstáculo e impedimento para el establecimiento del gobierno divino. En cuanto a lo que suponen algunos sobre un excesivo derramamiento de sangre y conductas azarosas ¡nos amparamos en Dios por tales afirmaciones!, puesto que no hay nada que lo indique, especialmente al haber sido narrado del Profeta (s.a.w.): “Él será quien más se me parezca en fisonomía y en carácter”.331 Las narraciones transmiten que él seguirá la tradición de Muhammad (s.a.w.), que aplicará sus métodos, se guiará por su guía y marchará en base a su conducta.332

Restablecimiento de la Tradición de Muhammad (s.a.w.)

Existen muchas narraciones que se refieren a preceptos nuevos en los juicios de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.), así como en las reformas que realizará, que a primera vista no se ajustan a los textos de jurisprudencia existentes y con lo aparente de las narraciones y la Tradición. Entre esas normas estará la ley de herencia del hermano en el ‘Âlam ad-Dharr (el mundo anterior a este mundo material), matar al bebedor de embriagantes, matar a la persona que no realiza la oración, la pena de muerte para el mentiroso, la prohibición de obtener beneficios en las transacciones con el creyente, la destrucción de los minaretes de las mezquitas y quitar los techos de las mismas. Son de este tipo también los procederes adoptados por el Imam (a.ÿ.) en asuntos como los mencionados en los capítulos anteriores.

En las narraciones se ha hecho referencia a estos cambios con expresiones tales como nuevo decreto, nueva tradición, nueva súplica y nuevo libro, pero nosotros no las consideramos sino como el restablecimiento de la Tradición de Muhammad (s.a.w.); pero las transformaciones serán de tal envergadura que cuando la gente se enfrente a ellas, se expresarán sobre las mismas diciendo: “Él ha traído una nueva religión”.

En caso de que se compruebe que estas narraciones proceden de los Inmaculados, es menester tener en cuenta los siguientes puntos:

1. Si bien todas las normas divinas fueron instituidas por Dios, las condiciones para su anuncio y puesta en práctica estarán dadas en épocas de la Manifestación de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) y es él quien anunciará y hará cumplir esas normas.333

2. Con el paso del tiempo surgieron cambios y tergiversaciones en las normas divinas a manos de los poderosos y tergiversadores, y tras su Manifestación, Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.) las enmendará y regulará.

En el libro Al-Qawl al-Mujtasar se menciona que: No dejará ninguna bid‘ah(innovación) sin que la elimine, ni quedará ninguna Tradición sin que la restablezca.334

3. Debido a que los sabios jurisprudentes se valen de un conjunto de reglas y principios para deducir una norma jurídica, a veces la norma que infirieron no se corresponde con la norma real, aún cuando el resultado de esa deducción conforma una prueba legal o huÿÿah para el sabio y quienes lo imitan; pero en su gobierno el Mahdî (a.ÿ.) expondrá las normas reales.

4. Algunas normas jurídicas han sido anunciadas bajo condiciones especiales y de constreñimiento y por taqîiah, sin ajustarse a su realidad. En épocas del Mahdî (a.ÿ.) la taqîiah será abolida y será explicada la norma real.

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Cuando nuestro Qâ’im se levante, la taqîiahdesaparecerá y [el Mahdî] desenfundará su espada y no tomará de la gente excepto la espada, ni le dará excepto la espada”.335

En cuanto a los casos mencionados, nos basta con citar algunas narraciones:

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.) en el contexto de un extenso hadîz: “Vosotros [musulmanes] debéis someteros [a nuestra orden] y referiros en los asuntos a nosotros; debéis estar a la espera de nuestro gobierno y el vuestro, y esperar nuestro alivio y sosiego y el vuestro. Cuando nuestro Qâ’im se manifieste y aquél que habla por nosotros se exprese, y os imparta nuevamente las enseñanzas del Corán y los preceptos y normas de la religión -tal como descendieron sobre Muhammad (s.a.w.)- [ese día] vuestros sabios desaprobarán enérgicamente este proceder del Mahdî, protestarán, y no permaneceréis perseverantes y firmes en la religión y sendero de Dios, salvo bajo el filo de la espada sobre vuestros cuellos.

Después del Profeta (s.a.w.), Dios dispuso la conducta y tradición de las comunidades anteriores en la gente, de manera que ellos cambiaron, transformaron, tergiversaron, aumentaron y quitaron en la religión de Dios. Es así que no hay nada en lo que la gente se encuentra hoy que no haya sido tergiversado respecto de lo que fue revelado por parte de Dios. ¡Que Dios tenga misericordia de ti! Acepta aquello a lo que seas convocado, hasta que llegue aquél que restaurará la religión”.336

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Cuando Hadrat Al-Qâ’im se manifieste, nuevamente convocará a la gente al Islam, y los guiará hacia un asunto que se habrá desvanecido y estará olvidado, y del cual la gente se habrá descarriado”.337

De esta narración se desprende que el Imam no expondrá una nueva religión al mundo, sino que, debido a que la gente se habrá desviado del verdadero Islam, Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) convocará nuevamente a esa religión, tal como lo hizo el Profeta (s.a.w.).

Narró Buraid ibn Mu‘âwîiah que el Imam As-Sâdiq (a.s.) le dijo: “¡Oh Buraid! ¡Juro por Dios!, que no quedó nada sagrado para Dios sin que se lo haya mancillado, y no se actúa según el Libro de Dios y la Tradición de Su Profeta en este mundo. Desde el día en que Amîr Al-Mu’minîn falleció, hasta hoy, nunca se aplicaron las sentencias de Dios entre la gente, ni se actuó en base a la Verdad”. Entonces dijo: “¡Juro por Dios! Que los días y noches no llegarán a su fin sin que Dios resucite a los muertos y haga morir a los vivos, restituya el derecho a su dueño e instituya Su religión -la cual aprobó para Sí y Su Profeta-. ¡Albricias para vosotros! Otra vez ¡albricias para vosotros! ¡Juro por Dios que la verdad está sólo y únicamente en vuestras manos!”.338

Esta narración demuestra que los cambios serán más notables para los no-shias, si bien para ellos también algunos casos serán nuevos.

En este capítulo del libro explicaremos los cambios y reformas que tendrán lugar en tiempos del Imam de la Época (a.ÿ.), en tres partes: las normas nuevas, las reformas y la renovación de las construcciones, y los juicios nuevos.

Las normas nuevas

1. La ejecución de los fornicadores y de quienes nieguen el zakât

Dijo Abân ibn Taglib: Me dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Dos sangres son lícitas en el Islam por orden de Dios, pero nadie sentenciará de acuerdo a ello, hasta que Dios envíe al Qâ’im de Ahl-ul Bait (a.ÿ.). Él sentenciará al respecto de acuerdo a la orden de Dios, sin requerir pruebas ni testigos: lapidará al fornicador muhsin (hombre casado y mujer casada), y cortará el cuello de quien se niegue a dar el zakât”.339

Dijeron los Imames As-Sâdiq y Al-Bâqir -con ambos sea la paz-: “Cuando Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) se levante, en tres casos sentenciará de una manera tal que nadie antes que él habrá sentenciado. Él ejecutará al anciano fornicador, matará al que niegue el zakât, y hará heredar entre sí a quienes hayan sido hermanos en el ‘Âlam al-Adzil·lah”340.341

Dijo el ‘Al·lâmah Al-Hil·lî respecto a la sentencia de ejecución de quienes nieguen el zakât: “En todas las épocas, los musulmanes coincidieron en cuanto a la obligatoriedad del zakât, y lo consideran uno de los cinco pilares del Islam. En conclusión, quien no acepte el hecho de que es obligatorio y sea un musulmán fit (de nacimiento) habiendo crecido entre los musulmanes, será ejecutado sin requerírsele el arrepentimiento, y en caso de que esta persona sea un musulmán mil·lî (convertido), se le requerirá que se arrepienta hasta tres veces, y si no lo hace se le considerará apóstata del Islam; y luego de ello será obligatoria su ejecución. Estas normas se aplicarán en caso de que la persona tenga conocimiento y esté informada de su obligatoriedad, pero si no supiera de su obligatoriedad, no se dictaminará su incredulidad”.342

Dijo el Primer Maÿlisî como explicación de esta narración, al exponer los aspectos de su sentido: “Tal vez el propósito sea que en estos dos casos Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) juzgará y sentenciará según su propio conocimiento y no necesitará de testigos, así como ocurrirá con el resto de sus juicios, y la razón de particularizar [la mención de] estos dos casos reside en su importancia”.343

La ley de la herencia

Dijo el Imam Al-Kâdzim (a.s.): “Dios, Exaltado y Glorificado Sea, creó a los espíritus dos mil años antes que a los cuerpos. Los que se hayan conocido con otros en los cielos, en la Tierra también se conocerán, y los que hayan sido extraños para otros en los cielos, en la Tierra también lo serán. Cuando Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.) se levante, hará heredar al hermano en la religión y suprimirá la herencia del hermano consanguíneo, y éste es el significado de las Palabras de Dios en la Sura Al-Mu’minûn:

﴿ فَإِذَا نُفِخَ فِي الصُّورِ فَلآ أَنسَابَ بَيْنَهُمْ يَوْمَئِذٍ وَلاَ يَتَسآءَلُونَ ﴾

«Y cuando sea teñida la trompeta, ese día no habrá más parentescos entre ellos ni se requerirán entre sí».344”.345

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Dos mil años antes de que Dios creara los cuerpos, hermanó entre las almas que se encontraban en las sombras. Cuando el Qâ’im de Ahl-ul Bait se levante, hará que los hermanos que se hayan hermanado en las sombras, hereden uno del otro, en tanto que los hermanos consanguíneos, no heredarán entre sí”.346

La matanza de los mentirosos

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Cuando se manifieste nuestro Qâ’im, primero irá en busca de los mentirosos de entre los shias y los matará”.347

Es posible que con estas personas se refiera a los hipócritas o quienes aleguen ser el Mahdî, y a los innovadores en la religión que fueron causa de la desviación de la gente.

Fin de la norma de la ÿizîah o tributo

Dijo Amîr Al-Mu’minîn ‘Alî (a.s.): “Dios no hará llegar el mundo a su fin, sino hasta que, de entre nosotros, se levante Hadrat Al-Qâ’im. Él matará a nuestros enemigos, ya no aceptará la ÿizîah, romperá las cruces y los ídolos, hará llegar a su fin el período de las guerras y derramamiento de sangre, convocará a la gente a tomar de los bienes -que él repartirá equitativamente- y se comportará entre la gente con justicia”.348

Dijo el Profeta de Dios (s.a.w.) respecto a romper las cruces y matar a los cerdos: “Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) se manifestará como un gobernante justo y romperá las cruces, matará a los cerdos y ordenará a sus agentes que tomen las riquezas y las hagan circular en las ciudades para que tome de las mismas todo el que esté necesitado, pero no habrá nadie que las acepte [y manifieste estar necesitado]”.349

Quizás este hadîz haga alusión al fin del período del Cristianismo y la Gente del Libro.

Vengarse de los descendientes de los asesinos del Imam Al-Husain (a.s.)

Dijo Al-Harawî: Le pregunté a Hadrat Ar-Ridâ (a.s.): ¡Oh hijo del Mensajero de Dios! ¿Qué dices respecto a estas palabras del Imam As-Sâdiq (a.s.) que dicen: “Cuando nuestro Qâ’im se levante, los descendientes de los asesinos del Imam Al-Husain (a.s.) serán matados como consecuencia de los actos de sus padres.”? Dijo el Imam Ar-Ridâ (a.s.): “Estas palabras son correctas”.

Le dije: Entonces, ¿qué significa esta aleya del Corán:

﴿ وَلاَ تَزِرُ وَازِرَةٌ وِزْرَ أُخْرَى ﴾

«…Y ningún pecador cargará con las culpa ajena…»350?

Dijo: “Dios es veraz en todo lo que dice. Los descendientes de los asesinos del Imam Al-Husain (a.s.) estarán complacidos del accionar de sus padres y se enorgullecerán de ello, y todo el que se satisface por algo es como aquél que lo ha hecho. Si un hombre fuese asesinado en el oriente, y otro hombre en el occidente se complaciera por su asesinato, ante Dios, Imponente y Majestuoso, éste sería copartícipe del asesino en el pecado.

Y si Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.) destruirá a los hijos de los asesinos del Imam Al-Husain (a.s.) cuando se manifieste, se deberá a que ellos estarán complacidos de lo que hicieron sus padres”.

Dije: ¿Por cuál clan comenzará vuestro Qâ’im cuando se levante? Dijo: “Comenzará por Banî Shaibah y cortará sus manos, puesto que ellos son los ladrones de la Casa de Dios en La Meca”.351

El juicio de tomar depósito de garantía del creyente

‘Alî ibn Sâlim transmitió de su padre lo siguiente: Pregunté al Imam As-Sâdiq (a.s.) respecto al hadîz: “Yo me desentiendo de quien confíe más en un depósito de garantía que en su hermano creyente”.

El Imam As-Sâdiq (a.s.) respondió: “Eso será cuando se manifieste la verdad y se levante nuestro Qâ’im de Ahl-ul Bait”.352

El juicio de obtener beneficios del creyente en el comercio

Continúa Sâlim: Le dije al Imam As-Sâdiq (a.s.): “Se transmitió una narración respecto a que obtener intereses y beneficios del creyente es ilícito y se considera usura para su hermano creyente”. Dijo el Imam (a.s.): “Eso será cuando se manifieste la verdad y se levante nuestro Qâ’im de Ahl-ul Bait (a.s.), pero hoy es lícito que una persona le venda algo al creyente y obtenga de él un beneficio”.353

Dijo el Primer Maÿlisî tras considerar fuerte la cadena de transmisión de esta narración: “De esta narración se desprende que no hay exageración en las narraciones que consideran desaconsejable o makrûh obtener beneficios del creyente, llamándolo usura, y es posible que en el presente también sea desaconsejable, pero en épocas de Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.) se volverá ilícito o harâm”.354 Sin embargo, el Segundo Maylesî, en tanto considera desconocida esta narración, dice: “En cuanto a sus palabras: “Eso será cuando se manifieste la verdad”, quizás [indiquen que] la prohibición en estos dos casos está particularizada a ello (a la época del Levantamiento del Imam Al-Mahdî)”.355

Colaboración de los hermanos en la religión entre sí

Dijo Is·hâq ibn ‘Ammâr: Me encontraba ante el Imam As-Sâdiq (a.s.) cuando él comenzó a hablar sobre la ayuda y colaboración con los hermanos, entonces dijo: “Cuando se manifieste Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.), proveer ayuda a los hermanos [en la religión] se volverá obligatorio y asimismo fortalecerlos”.356

El juicio de las grandes parcelas

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Cuando nuestro Qâ’im se levante, desaparecerán los feudos [y la posesión de grandes bienes inmuebles], de forma tal que ya no los habrá”.357

En épocas del Imam de la Época (a.ÿ.), los feudos -aquellas grandes propiedades como los pueblos, gran cantidad de terrenos y castillos que los reyes y poderosos inscriben a su propio nombre- atañerán al Mahdî.

El juicio de las riquezas

Dijo Ma‘âdz ibn Kazîr: Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Nuestros shias que están en la abundancia, son libres, respecto a aquello que obtienen, de gastarlo en el camino del bien; pero cuando nuestro Qâ’im se levante, los tesoros le serán ilícitos a su dueño, a menos que los lleve ante el Mahdî y se valga de ellos en la lucha contra su enemigo. Es a eso que se refieren las Palabras de Dios, Imponente y Majestuoso, que dicen:

﴿ وَالَّذِينَ يَكْنِزُونَ الذَّهَبَ وَالْفِضَّةَ وَلا يُنفِقُونَهَا فِي سَبِيلِ اللّهِ فَبَشِّرْهُمْ بِعَذَابٍ أَلِيمٍ ﴾

«…En cuanto a quienes atesoran el oro y la plata y no los invierten en la causa de Dios, anúnciales un severo castigo».358.359

Las reformas sociales y la renovación de las construcciones de las mezquitas

Destrucción de la Mezquita de Kûfah y la corrección de su Qiblah

Dijo Al-Asbag ibn Nubâtah: Dijo Amîr Al-Mu’minîn (a.s.) al entrar a la Mezquita de Kûfah: “¡Ay de aquel que te destruya! ¡Ay de aquel que facilitará tu destrucción! ¡Ay de aquel que te construirá con tierra y barro cocido y cambiará la dirección de la qiblah de Noé (a.s.)”.360 Luego continuó: “¡Dichoso de aquel que sea testigo de tu destrucción junto al Qâ’im de Ahl-ul Bait! Ellos son los mejores de la comunidad que estarán junto a los más probos de la Descendencia [del Profeta]”.361

Asimismo, dijo el Imam ‘Alî (a.s.): “Sin dudas, cuando nuestro Qâ’im se levante, destruirá la Mezquita de Kûfah y ajustará su qiblah”.362

Destrucción de las mezquitas con dominio visual sobre las casas lindantes

Dijo Abû Basîr: Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.) “Cuando nuestro Qâ’im se levante, ingresará a Kûfah y ordenará la destrucción de las cuatro mezquitas, hasta llegar a sus cimientos y convertirlas en chozas, como la choza de Moisés. Ninguna mezquita tendrá balcones ni miradores, como era en épocas del Mensajero de Dios (s.a.w.)”.363

Quizás el propósito sean cuatro mezquitas que, tras el martirio del Imam Al-Husain (a.s.), los comandantes del ejército de Iazîd construyeron en Kûfah en agradecimiento por haberlo matado, y que luego pasaron a ser conocidas como “las mezquitas execrables”. Si bien estas mezquitas no existen en el presente, es posible que, por hostilidad hacia Ahl-ul Bait (a.s.), en el futuro sean reconstruidas por un grupo.364

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.) respecto a estas mezquitas: “Debido al regocijo de haber matado a Al-Husain (a.s.), se construyeron cuatro mezquitas en Kûfah, que son: la mezquita de Ash‘az, la mezquita de Ÿarîr, la mezquita de Sammâk y la mezquita de Shabaz ibn Rib‘î -que Dios los maldiga-”.365

Destrucción de los minaretes

Dijo Abû Hâshim Al-Ÿa‘farî: Me encontraba ante el Imam Hasan Al-‘Askarî (a.s.) cuando él dijo: “Cuando Hadrat Al-Qâ’im se levante ordenará destruir los minaretes y maqâsîr (cámaras privadas)366 que se encuentren en las mezquitas”. Me dije a mí mismo: “¿Por qué haría eso?”. El Imam Al-‘Askarî (a.s.) se dirigió a mí y dijo: “Porque esas son innovaciones (bid‘ah) que ni el Profeta ni ningún Imam han construido”.367

Según una narración, dijo As-Sadûq: Al pasar por una mezquita -cuyos minaretes eran altos- Amîr Al-Mu’minîn (a.s.) ordenó que destruyesen esos minaretes. Luego dijo: “No se debe erigir el minarete sino hasta la altura del techo de la mezquita”.368

Dijo el Primer Maÿlisî: “De estas narraciones se desprende la prohibición de construir minaretes altos, por el hecho de estar prohibido tener vista hacia el interior de las casas de los musulmanes. Pero la mayoría de los sabios jurisconsultos considera que esta narración indica que ello es desaconsejable, si bien juzgan la prohibición de observar hacia el interior de las casas”.369 El segundo Maÿlisî dijo: “Es famoso entre nuestros sabios que es desaconsejable construir los minaretes más altos que los techos de las mezquitas, con el objeto de que el muecín no vea hacia las casas vecinas, y asimismo [construir] cámaras privadas y nichos interiores”.370 Sobre el particular, yo digo que en la causa expresada hay lugar para la discusión. Según lo narrado por Al-Mas‘ûdî y At-Tabarsî: “Él ordenará destruir los minaretes”.371

Demolición del techo de las mezquitas y los minaretes

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.): “Lo primero por lo que comenzará Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) serán los techos de las mezquitas. Los destruirá y dispondrá sobre ellas techos como el de la choza o ‘arîsh372 de Moisés (a.s.)”.373

Se considera que esta narración señala lo recomendable de ello, puesto que es preferible (mustahabb) que no exista un impedimento u obstáculo entre el orante y el cielo, ya que el hecho de no existir un obstáculo es una de las causas de aceptación de la oración y de respuesta a la súplica.

Devolver la Mezquita Inviolable y la Mezquita del Profeta (s.a.w.) a su estado original

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Hadrat Al-Qâ’im destruirá el edificio de la Mezquita Inviolable y lo devolverá a su primera construcción y tamaño original. Tras destruirla, también devolverá la Mezquita del Profeta (s.a.w.) a su tamaño original, y construirá la Ka‘bah en su dimensión original”.374

Asimismo dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Cuando Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.) se levante, devolverá la Casa de Dios (la Ka‘bah) a su tamaño originario,375 y hará lo mismo con la Mezquita del Profeta (s.a.w.) y la Mezquita de Kûfah”.

Juicio

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Tras la Manifestación de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.), Dios, Glorificado y Enaltecido sea, enviará un viento para que clame en todo territorio: Éste es el Mahdî que juzga con el método de David y Salomón y no requiere testimonio (para emitir un veredicto)”.376

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.): “Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.) juzgará mediante normas y juicios a los que incluso rechazarán algunos de sus compañeros de entre aquéllos que blandieron la espada junto a él, siendo ésos los juicios de Hadrat Adán (a.s.), y el Mahdî les decapitará. La segunda vez, juzgará según otro método, que será el juicio de David, pero otro grupo de entre aquéllos que blandieron la espada junto a él rechazará ello, y el Mahdî también los decapitará.

La tercera vez, el Mahdî juzgará según el método de Abraham (a.s.), y nuevamente un grupo de entre aquéllos que blandieron la espada junto a él lo rechazará, y el Mahdî también los decapitará. La cuarta vez, el Imam de la Época (a.ÿ.) actuará en base al juicio de Muhammad (s.a.w.) y ya nadie rechazará eso de él”.377

Grandes e imponentes organizaciones, con diferentes nombres y particularidades y llamativos estatutos que hablan de apoyo a los desposeídos y de derechos humanos, se habrán comportado de tal manera entre la humanidad que es como si su tarea no consistiese nada más que en ser enemigos de la misma.

Finalmente, el gobierno del Mahdî heredará un mundo en el que los opresores se habrán dedicado con todas sus fuerzas al combate y lucha contra la humanidad; habrán asesinado a una gran cantidad de personas, y los que queden con vida también se habrán desesperanzado de los demás gobiernos, y se refugiarán en un régimen que concretará sus promesas: el gobierno del Mahdî de la Familia de Muhammad (s.a.w.).

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.): “Nuestro gobierno es el último, y no quedará ningún partido, grupo ni dinastía que posea [propuestas de] gobierno, sin que haya gobernado antes que nosotros; y ello será para que, cuando vean nuestro método y política de gobierno, no digan, “si hubiésemos tomado nosotros las riendas del gobierno, también habríamos actuado de la misma manera”. Y éste es el significado de las Palabras de Dios, Imponente y Majestuoso, cuando dijo:

﴿ وَالْعَاقِبَةُ لِلْمُتَّقِينَ ﴾

«…Y el final será para los timoratos».378.379

Gobierno de Justicia

“Justicia” es un vocablo conocido que a todos agrada y que todos persiguen. La justicia es algo que, de quien sea que surja, es bueno y sublime, y lo es mucho más cuando surge de los responsables y gobernantes; pero es lamentable ver cómo las épocas trascurren sin poder encontrar otra señal de la justicia más que el nombre, a excepción de contados periodos, y ello durante el gobierno de los hombres divinos.

Los poderes expansionistas se mal aprovechan de diferentes formas de este vocablo sagrado para lograr una mayor explotación, influencia y dominio. Por medio de este atrayente eslogan, reúnen a un grupo de personas a su alrededor, pero no tardan en desacreditarse, no encontrando otro modo de continuar su gobierno más que con la utilización de la fuerza y la tiranía.

La opinión del fallecido Tabarsî

El fallecido Tabarsî expresó unas palabras respecto a la revivificación de la Tradición por parte de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.), que transcribimos a continuación:

“Si se planteara esta pregunta: Todos los musulmanes creen que después del Mensajero de Dios (s.a.w.) no habrá más profeta, pero vosotros los shiascreéis que, cuando el Qâ’im se levante, no aceptará la ÿiziah de la Gente del Libro; matará a todo aquél que tenga más de veinte años y no sepa las normas de su religión; destruirá las mezquitas y santuarios; emitirá juicios según el método de David -que no requería testigos para emitir los juicios-, y cosas semejantes a éstas transmitidas en vuestras narraciones. Estas creencias conllevan la abrogación de la religión y la anulación de las normas religiosas, por lo que en realidad, vosotros, con las mismas, habéis corroborado el Profetismo tras el Sello de los Profetas, aún cuando no lo llaméis así. ¿Cuál es vuestra respuesta?

Diríamos que: Nosotros no reconocemos aquello que se planteó en esta pregunta -sobre que el Qâ’im no aceptará la ÿiziah de la Gente del Libro y que matará a todo aquél que llegue a la edad de veinte años y no sepa las normas de su religión-, y aún suponiendo que nos haya llegado una narración al respecto, no la aceptamos en forma categórica. Es posible que el propósito de destruir algunas de las mezquitas y santuarios, sean las mezquitas y santuarios que hayan sido construidos en contraposición a la piedad y orden de Dios, lo cual, naturalmente sería una acción lícita, y el Profeta también actuó de esa manera.

El hecho de que el Qâ’im juzgue como lo hacía David sin requerir testigo ni prueba al emitir el juicio, éste también es un tema que no es categórico ni certero para nosotros, y en caso de ser correcto, se debe interpretar de la siguiente manera: que en los casos en que él mismo tenga conocimiento de la realidad y naturaleza del pleito, juzgará según su conocimiento, puesto que cada vez que un Imam o un juez adquiere certeza sobre un tema, es necesario que juzgue en concordancia con su conocimiento, y ya no necesita de testigo o prueba; y este punto no conlleva la abrogación de la religión.

Asimismo, lo que dijeron sobre que el Qâ’im no tomará ÿiziah y no escuchará el testimonio del testigo y declarante, en caso de que sea correcto, no conlleva la abrogación de la religión, puesto que abrogación significa que su causal es posterior al juicio abrogado, sin venir acompañado del mismo a un tiempo, y si los dos causales vienen juntos, no puede ser uno abrogante del otro, aún cuando en el juicio sean opuestos. Por ejemplo, si suponemos que Dios dijo: “El día sábado permaneced en vuestras casas hasta tal hora, y después de esa hora seréis libres”, estas palabras no contienen una “abrogación”, puesto que el causal que elimina el juicio viene acompañado del causal que primeramente lo conllevaba.

Cuando este sentido queda claro, y sabemos que el Profeta nos informó que “el Qâ’im es de mis descendientes; obedeced sus órdenes, y aceptad todo juicio que haga”, para nosotros es obligatorio seguirlo y actuar de la manera que el Qâ’im juzgue entre nosotros. Entonces, si aceptamos su juicio -aún cuando presente diferencias con algunas de las normas anteriores-, ello no significa abrogación de las normas de la religión del Islam, puesto que, tal como dijimos, la abrogación de las normas no tiene lugar cuando los causales se presentan acompañados”.380

  • 1. Norûz: escrito نوروز en persa, es el año nuevo tradicional en Irán, Azerbaiyán, Afganistán, Pakistán, partes de la India y entre los kurdos. También se celebra en Turquía y algunos países de Asia Central. Norûz es el festival del primer día de la primavera y el principio del año solar persa. Algunas comunidades lo celebran el 21 de marzo, y otras el día del equinoccio de primavera, que puede ser el 20 o el 21 de marzo. La palabra Norûz viene del avestaní, nava=nuevo + razaŋh=día/luz del día; con el significado de “nuevo día”, y mantiene ese significado en persa moderno (no=nuevo + rûz=día) [N. del T.].
  • 2. Izbât al-Hudât, p. 496; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 279.
  • 3. At-Tûsî, Al-Gaibah, p. 274; Kashf al-Gummah, t. 3, p. 252; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 290.
  • 4. Kamâl ad-Dîn, t. 2, p. 653; At-Tûsî, Al-Gaibah, p. 274; At-Tahdhîb, t. 4, p. 333; Malâdh al-Ajiâr, t. 7, p. 174; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 285.
  • 5. Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 285.
  • 6. At-Tûsî, Al-Gaibah, p. 274; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 290.
  • 7. Al-Muhadhdhib al-Bâri‘, t. 1, p. 194; Jâtûn Âbâdî, Arba‘în, p. 187; Wasâ’il ash-Shî‘ah, t. 5, p. 228; Izbât al-Hudât, t 3, p. 571; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 208.
  • 8. Al-Hâwî lil Fatâwâ, t. 2, p. 68; Ihqâq al-Haqq, t. 12, p. 324.
  • 9. Ibn Hammâd, Al-Fitan, p. 95; ‘Aqd ad-Durar, p. 145; As-Safârînî, Al-Lawâ’ih, t. 2, p. 11; Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 64; Sirât al-Mustaqîm, t. 2, p. 262.
  • 10. El Imam Al-Bâqir (a.s.) dijo a Abû Hamzah: “Es como si viera al Qâ’im de mi Ahl-ul Bait que ingresa en Naÿaf, y cuando llega al punto más elevado de Naÿaf, despliega el estandarte del Mensajero de Dios (s.a.w.). Una vez que el estandarte está desplegado, los ángeles que estuvieron presentes en la Batalla de Badr descienden sobre él”. Al-‘Aîâshî, At-Tafsîr, t. 1, p. 103; An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 308; Kamâl ad-Dîn, t. 2, p. 672; Tafsîr al-Burhân, t. 1, p. 209; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 326.
  • 11. Izbât al-Hudât, t. 3, p. 582; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 305.
  • 12. Ibn Hammâd, Al-Fitan, p. 98; Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 68; Al-Qawl al-Mujtasar, p. 24; Ianâbî‘ al-Mawaddah, p. 425; Ash-Shî‘ah wa ar-Raÿ‘ah, t. 1, p. 210.
  • 13. ‘Aqd ad-Durar, pp. 84 y 149; Al-Baiân, p. 118; Al-Hâkim, Al-Mustadrak, t. 4, p. 431; Ad-Durr al-Manzûr, t. 6, p. 50; Nûr al-Absâr, p. 170; Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 142; Ihqâq al-Haqq, t. 13, p. 150.
  • 14. Al-Hâwî lil Fatâwâ, t. 2, p. 68; Ihqâq al-Haqq, t. 13, p. 324.
  • 15. Al-Jarâ’iÿ, t. 3, p. 1169; At-Tûsî, Al-Gaibah, p. 268.
  • 16. Barzaj: estado transitorio entre la muerte y el Día de la Resurrección [N. del. T.].
  • 17. Izbât al-Hudât, t. 3, p. 530.
  • 18. ‘Aqd ad-Durar, p. 167.
  • 19. Ibn Hammâd, Al-Fitan, p. 95; Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 64; Al-Fatâwâ al-Hadîzîiah, p. 31; Al-Qawl al-Mujtasar, p. 23.
  • 20. Ibn Hammâd, Al-Fitan, p. 83; Al-Hâwî lil Fatâwâ, t. 2, p. 67; Al-Muttaqî al-Hindî, Al-Burhân, p. 118; Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 64.
  • 21. Al-Andalûs: nombre con el que en el siglo VIII los conquistadores musulmanes denominaron a toda la península Ibérica [N. del T.].
  • 22. Al-Qurtubî, Mujtasar at-Tadhkirah, p. 128; Ihqâq al-Haqq, t. 13, p. 260.
  • 23. Ahmad, Al-Musnad, t. 2, p. 76; Firdaus al-Ajbâr, t. 5, p. 424; Maÿma‘ az-Zawâ’id, t. 7, p. 15.
  • 24. Ibn Hammâd, Al-Fitan, p. 151.
  • 25. Firdaus al-Ajbâr, t. 5, p. 515; Kanz al-‘Ummâl, t. 14, p. 338; At-Tasrîh, p. 254.
  • 26. Al-‘Aîiâshî, At-Tafsîr, t. 1, p. 65; An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 279.
  • 27. Dalâ’il al-Imâmah, p. 259; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 75.
  • 28. Baiân al-A’immah, t. 3, p. 338.
  • 29. Raiâhîn ash-Sharî‘ah, t. 5, p. 153; Jasâ’is Fâtimîiah, p. 343.
  • 30. Minhâÿ ad-Dumû‘, p. 93.
  • 31. Ta’rîj at-Tabarî, t. 2, p. 7; Al-Halabî, As-Sîrah, t. 1, p. 59.
  • 32. ‘Abdurazzâq, Al-Musannaf, p. 309; Al-Isâbah, t. 4, p. 432.
  • 33. Tanqîh al-Maqâl, t. 3, p. 70.
  • 34. Ibíd., p. 78.
  • 35. Usud al-Gâbah, t. 5, p. 481.
  • 36. Mu‘ÿam Riÿâl al-Hadîz, t. 14, pp. 23, 108, 176; Raiâhîn ash-Sharî‘ah, t. 3, p. 381.
  • 37. Tanqîh al-Maqâl, t. 23, p. 75.
  • 38. Al-Kâfî, t. 1, p. 346; Tanqîh al-Maqâl, t. 3, p. 75. Dijo Al-Maÿlisî: “Debes saber que según lo transmitido en esta narración, necesariamente la edad de Habâbah debía de haber sido de doscientos treinta y cinco años o más, en base a la historia y edad de los Imames (a.s.)… y es por ello que fue mencionada por nuestros sabios contándola entre aquéllos que vivieron una edad sorprendente, como respuesta a los que niegan la larga vida del Qâ’im (a.ÿ.)”.
  • 39. Aparentemente es Ziâd ibn Abîh y no su hijo ‘Ubaidul·lâh ibn Ziâd. Referirse a nuestro comentario al respecto en el tercer tomo de la enciclopedia Ma‘a ar-Rukab al-Husainî. Ver también: Al-Qamûs, de At-Tustarî, t. 4, p. 371.
  • 40. Ijtiâr Ma‘rifat ar-Riÿâl, p. 75, Biografía de Rushaid; Tanqîh al-Maqâl, t. 1, p. 431 y t. 3, p. 82; Mu‘ÿam Riÿâl al-Hadîz, t. 7, p. 190; A‘iân ash-Shî‘ah, t. 32, p. 6; Safînah al-Bihâr, t. 2, p. 522; Raiâhîn ash-Sharî‘ah, t. 5, p. 40.
  • 41. Abû ‘Awânah, Al-Musnad, t. 4, p. 331.
  • 42. Al-Wâqidî, Al-Magâzî, t. 1, p. 270.
  • 43. Kanz al-‘Ummâl, t. 4, p. 345.
  • 44. Al-Isâbah, t. 4, p. 433.
  • 45. Ibn Sa‘d, At-Tabaqât, t. 8, p. 241.
  • 46. Usud al-Gâbah, t. 5, p. 451; Al-Bujârî, As-Sahîh, p. 14, p. 168.
  • 47. Al-Isâbah, t. 5, p. 444.
  • 48. Usud al-Gâbah, t. 5, p. 405.
  • 49. Naqsh-e Zanân dar Ÿang, p. 22.
  • 50. Ibn Sa‘d, At-Tabaqât, t. 8, p. 425.
  • 51. A‘lâm an-Nisâ’, t. 5, p. 61.
  • 52. Raiâhîn ash-Sharî‘ah, t. 3, p. 410.
  • 53. Al-Wâqidî, Al-Magâzî, t. 1, p. 249.
  • 54. Ibíd.
  • 55. Al-Bujârî, As-Sahîh, t. 12, p. 153.
  • 56. Al-Wâqidî, Al-Magâzî, t. 1, p. 268.
  • 57. Usud al-Gâbah, t. 5, p. 406. Ver: Huÿÿat-ul Islâm Muhammad Ÿawuâd Tabasî, Naqsh-e Zanân (El Rol de las Mujeres).
  • 58. Ibn Hammâd, Al-Fitan, p. 151; Kanz al-‘Ummâl, t. 14, p. 602.
  • 59. Le preguntó Al-Mustaurid ibn Ghîlân al Mensajero de Dios: “¡Oh Mensajero de Dios! ¿Quién será el Imam de la gente en esos días?”. Dijo: “El Mahdî de mi descendencia; su aspecto es como el de un hombre de cuarenta años; su rostro parece un astro brillante; en su mejilla derecha tiene un lunar negro…” Y en otro hadîz se transmitió de ‘Abdurahmân ibn ‘Auf: Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.): “Ciertamente que Dios enviará de mi descendencia a un hombre cuyos dientes incisivos están separados, de frente despejada, que llenará la Tierra de justicia y otorgará riquezas a la gente en forma desbordante”. (Bihâr al-Anwâr, t. 51, p. 80) [N. del T.]
  • 60. Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 142.
  • 61. Kamâl ad-Dîn, t. 1, p. 315; Kifâiat al-Azar, p. 224; I‘lâm al-Warâ, p. 401; Al-Ihtiÿâÿ, p. 289.
  • 62. ‘Âlam adh-Dharr: es el mundo anterior a la creación de los seres humanos sobre la Tierra, y Dios en ese mundo tomó el reconocimiento de los seres humanos respecto a Su Señorío: «Y cuando tu Señor tomó de entre los espinazos de los hijos de Adán a sus descendientes y les hizo testimoniar sobre sí mismos: “¿Acaso no soy vuestro Señor?”. Dijeron: “Sí; damos testimonio”. No sea que el Día de la Resurrección digáis: “Estábamos desatentos respecto de esto”.» (Sura Al-A‘râf; 7: 172). Algunos exegetas dijeron: “El sentido de ‘Âlam adh-Dharr es la manifestación de los espíritus de los hijos de Adán en el mundo espiritual, y su testimonio en cuanto a la Unicidad de Dios y Su Señorío en el mundo celestial [antes de la creación del ser humano sobre la Tierra] de manera que después no digan: “Nosotros ignorábamos este suceso (la Resurrección o la Unicidad de Dios)”.
  • 63. An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 188; ‘Aqd ad-Durar, p. 41; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 287; Ianâbî‘ al-Mawaddah, p. 492.
  • 64. Ihqâq al-Haqq, t. 19, p. 654.
  • 65. Kamâl ad-Dîn, t. 2, p. 654; I‘lâm al-Warâ’, p. 435; Al-Jarâ’iÿ, t. 3, p. 1170.
  • 66. Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 283.
  • 67. Ibíd.
  • 68. Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 73; Kanz al-‘Ummâl, t. 14, p. 586.
  • 69. Ibn Hammâd, Al-Fitan, p. 102.
  • 70. Basâ’ir ad-Daraÿât, t. 4, p. 188; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 440 y 520; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 319.
  • 71. Kamâl ad-Dîn, t. 2, p. 48; I‘lâm al-Warâ, p. 407; Kashf al-Gummah, t. 3, p. 314; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 322; Al-Wâfî, t. 2, p. 113; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 478.
  • 72. Ianâbî‘ al-Mawaddah, p. 401; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 537; Ihqâq al-Haqq, t. 13, p. 367.
  • 73. Ibn Hammâd, Al-Fitan, p. 100; ‘Aqd ad-Durar, p. 158; Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 73; Al-Muttaqî al-Hindî, Al-Burhân, p. 101.
  • 74. Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 73.
  • 75. An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, pp. 233 y 234, con algo de diferencias; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 354.
  • 76. Al-Kâfî, t. 6, p. 444; Bihâr al-Anwâr, t. 41, p. 159, y t. 47, p. 55.
  • 77. An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 243; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 542; Hiliah al-Abrâr, t. 2, p. 575; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 355.
  • 78. Sura Iûsuf; 12: 94.
  • 79. Al-Kâfî, t. 1, p. 232; Kamâl ad-Dîn, t. 2, p. 674; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 327.
  • 80. Kifâiat al-Azar, p. 263; Bihâr al-Anwâr, t. 36, p. 409; Al-‘Awâlim, t. 15, parte 3, p. 269; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 563.
  • 81. An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 308; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 223. Ver: Kitâb al-Irshâd, p. 275.
  • 82. Al-Usûl as-Sittatah ‘Ashar, p. 79; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 588; Bihâr al-Anwâr, t. 26, p. 209; Mustadrak al-Wasâ’il, t. 11, p. 38.
  • 83. Kamâl ad-Dîn, t. 2, p. 671; Al-Jarâ’iÿ, t. 2, p. 930; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 493; Bihâr al-Anwâr, t. 51, p. 58 y t. 52, p. 389.
  • 84. Ihqâq al-Haqq, t. 13, p. 357. Ver: An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 242; Kamâl ad-Dîn, t. 2, p. 366; Kitâb al-Irshâd, t. 5, p. 36; I‘lâm al-Warâ, p. 433; Kashf al-Gummah, t. 3, p. 256.
  • 85. Sura Ar-Rahmân; 55: 41.
  • 86. Ijtisâs, p. 304; An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 128; Basâ’ir ad-Daraÿât, p. 356; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 321; Ash-Shî‘ah wa ar-Raÿ‘ah, t. 1, p. 431; Al-Mahaÿÿah, p. 217; Ianâbî‘ al-Mawaddah, p. 429.
  • 87. Conocido como Saîid Hasanî, es un hombre creyente de entre los grandes de la Shî‘ah que se levantará en Irán, en las zonas montañosas de Dailam y Qazuîn. Él no alegará ser el Mahdî; invitará a la gente hacia el Islam y hacia los Imames Inmaculados (a.s.) y tendrá muchos seguidores. Eliminará la opresión y la corrupción desde su región hasta Kûfah, y gobernará justamente. Cuando se encuentre junto a su ejército en Kûfah le informarán que el Imam Al-Mahdî (a.ÿ.) se dirige allí junto a sus compañeros. Entonces el Saîid Hasanî partirá a su encuentro junto a su ejército. El Imam As-Sâdiq (a.s.) explicó que el Saîid Hasanî reconocerá al Imam, pero no lo revelará con el objeto de corroborarles a sus propios compañeros y seguidores el Imamato y virtudes del Mahdî (a.ÿ.). Por ello, le requerirá al Imam Al-Mahdî que exponga ante ellos las pruebas del Imamato y los legados de los profetas que se encuentran con él [N. del T.].
  • 88. ‘Aqd ad-Durar, pp. 97, 138 y 139; Al-Qawl al-Mujtasar, p. 19; Ash-Shî‘ah wa ar-Raÿ‘ah, t. 1, p. 158.
  • 89. Basâ’ir ad-Daraÿât, p. 188; Al-Kâfî, t. 1, p. 231; An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 238; Al-Jarâ’iÿ, t. 2, p. 690; Nûr az-Zaqalain, t. 1, p. 84; Bihâr al-Anwâr, t. 13, p. 185 y t. 52, p. 324.
  • 90. Kamâl ad-Dîn, p. 670; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 351; Al-Wâfî, t. 2, p. 112.
  • 91. Kamâl ad-Dîn, p. 372; Kifâiat al-Azar, p. 323; I‘lâm al-Warâ, p. 408; Kashf al-Gummah, t. 3, p. 314; Fawâ’id as-Simtain, t. 2, p. 336; Ianâbi‘ al-Mawaddah, p. 489; Nûr az-Zaqalain, t. 4, p. 47; Bihâr al-Anwâr, t. 51, p. 157. Ver: Kifâiat al-Azar, p. 324; Ihtiÿâÿ, t. 2, p. 449; I‘lâm al-Warâ, p. 409; Al-Jarâ’iÿ, t. 3, p. 1171; Mustadrak al-Wasâ’il, t. 2, p. 33.
  • 92. Al-Mufîd, Al-Ijtisâs, p. 199; Basâ’ir ad-Daraÿât, p. 409; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 321.
  • 93. Al-Ijtisâs, p. 326; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 312; Gâiat al-Marâm, p. 77.
  • 94. Al-Mufîd, Kitâb al-Irshâd, p. 365; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 327; Ash-Shî‘ah wa ar-Raÿ‘ah, t. 1, p. 400.
  • 95. ‘Aqd ad-Durar, p. 138.
  • 96. Al-‘Ilal al-Mutanâhiah, t. 2, p. 855; ‘Aqd ad-Durar, p. 180.
  • 97. ‘Aqd ad-Durar, p. 139.
  • 98. Ash-Shî‘ah wa ar-Raÿ‘ah, t. 1, p. 161.
  • 99. An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 159; Dalâ’il al-Imâmah, p. 249; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 573; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 365.
  • 100. Ash-Shî‘ah wa ar-Raÿ‘ah, t. 1, p. 169.
  • 101. Kamâl ad-Dîn, t. 2, p. 673; Bihâr al-Anwâr, t. 52, pp. 318 y 351; Al-Kâfî, t. 1, p. 232.
  • 102. Ta’rîj Mawâlîd al-A’immah, p. 200; Kashf al-Gummah, t. 3, p. 265; Sirât al-Mustaqîm, t. 2, p. 260; Bihâr al-Anwâr, t. 51, p. 240; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 615; Nûrî, Kashf al-Astâr, p. 69.
  • 103. Jâtûn Âbâdî, Al-Arba‘în, p. 67; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 700.
  • 104. Ash-Shî‘ah wa ar-Raÿ‘ah, t. 1, p. 167.
  • 105. Ibn Hammâd, Al-Fitan, p. 161.
  • 106. Ibn Hammâd, Al-Fitan, p. 86; ‘Aqd ad-Durar, p. 127; Kanz al-‘Ummâl, t. 14, p. 588.
  • 107. Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 53; ‘Aqd ad-Durar, p. 130; Ash-Shî‘ah wa ar-Raÿ‘ah, t. 1, p. 210.
  • 108. Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 53; Ash-Shî‘ah wa ar-Raÿ‘ah, t. 1, p. 211.
  • 109. Nûr al-Absâr, p. 138; Ash-Shî‘ah wa ar-Raÿ‘ah, t. 1, p. 211.
  • 110. Ibn Hammâd, Al-Fitan, p. 84; Ibn Al-Munâdî, p. 47; Ad-Dâramî, As-Sunan, p. 98; ‘Aqd ad-Durar, p. 126; Ibn Tâwûs, Al-Fitan, p. 49.
  • 111. Al-Îqâdz min al-Hiÿ‘ah, p. 266. Ver: Al-Kashshî, Ijtiâr Ma‘rîfah ar-Riÿâl, p. 217; Ibn Dâwûd, Ar-Riÿâl, p. 206.
  • 112. Al-Îqâdz min al-Hiÿ‘ah, p. 266; Ver: Bihâr al-Anwâr, t. 53, p. 67; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 561.
  • 113. Ash-Shî‘ah wa ar-Raÿ‘ah, t. 1, p. 158.
  • 114. Al-Jarâ’iÿ, t. 1, p. 185; Bihâr al-Anwâr, t. 41, p. 296; Mustadrakât ‘Ilm-u Riÿâl al-Hadîz, t. 2, p. 118.
    A pesar de la existencia de abundantes investigaciones en los libros shias y sunnis, no se encontró ningún otro tema respecto a Ÿubair ibn Jâbûr, excepto lo que mencionamos a continuación:
    Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Ÿubair ibn Al-Jâbûr era el tesorero de Mu‘âwîiah. Él tenía una madre anciana que vivía en la ciudad de Kûfah. Cierto día Ÿubair le dijo a Mu‘âwîiah: “Extraño a mi madre. Permíteme ir a visitarla a fin de que cumpla con parte de los derechos que ella tiene sobre mí”.
    Mu‘âwîiah dijo: “¿Qué tienes que hacer en la ciudad de Kûfah? Allí hay un hombre brujo de nombre ‘Alî ibn Abî Tâlib y temo que te seduzca”. Dijo Ÿubair: “¡Yo no tengo nada que hacer con ‘Alî! Yo solo quiero ir a ver a mi madre y cumplir con su derecho”. Tras obtener su permiso, Ÿubair se fue de viaje, y cuando llegó a la ciudad de Kûfah, debido a que tras la Batalla de Siffîn, Amîr Al-Mu’minîn (a.s.) había dispuesto observadores en los alrededores de la ciudad de Kûfah que controlaban las idas y venidas, los guardias lo detuvieron y lo llevaron a la ciudad. ‘Alî (a.s.) le dijo: “Tú eres uno de los tesoros de Dios. Mu‘âwîiah te dijo que yo soy un brujo”. Dijo Ÿubair: “¡Juro por Dios que eso es exactamente lo que me dijo!”.
    Hadrat ‘Alî (a.s.) le dijo: “Tú tenías una riqueza, parte de la cual enterraste en la región de ‘Ain At-Tamr”. Ÿubair también corroboró ese asunto. Luego Amîr Al-Mu’minîn (a.s.) le ordenó al Imam Al-Hasan (a.s.) que le atendiera como invitado. Al día siguiente ‘Alî (a.s.) les dijo a sus compañeros: “Esta persona estará en la montaña Al-Ahwâz…”. (El resto de la narración se encuentra en el texto de este libro).
  • 115. Dalâ’il al-Imâmah, p. 248; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 573.
  • 116. Al-Hussainî, Al-Hidâiah, p. 31; Irshâd al-Qulûb, p. 286; Hiliah al-Abrâr, t. 2, p. 601.
    Se encuentran otras personas como Dâwûd Ar-Raqîi Naÿm ibn A‘ian, Hamrân ibn A‘ian y Maisar ibn ‘Abdul ‘Azîz respecto a quienes en las narraciones se hace referencia a su vuelta a la vida y su presencia en épocas del Imam Al-Qâ’im (a.ÿ.), tema que abordaremos en la siguiente sección de este libro.
  • 117. Ibn Hammâd, Al-Fitan, p. 85; ‘Aqd ad-Durar, p. 129; Al-Hâwî lil Fatâwâ, t. 2, p. 69.
  • 118. An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 315; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 547; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 369.
  • 119. Firdaus al-Ajbâr, t. 5, p. 366.
  • 120. ‘Abdurazzâq, Al-Musannaf, t. 11, p. 385; Al-Mu‘ÿam al-Kabîr, t. 7, p. 268; Hiliah al-Awliâ’, t. 3, p. 24; Firdaus al-Ajbâr, t. 5, p. 445.
  • 121. Es posible que se refiera al clan de Hamdân de entre los clanes árabes.
  • 122. Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 146 (en la nueva edición se encuentra en la página 295).
  • 123. Dalâ’il al-Imâmah, p. 316.
  • 124. Se transmitió de Abû ‘Abdûl·lâh As-Sâdiq (a.s.): “La tierra de Qom es sagrada… Sabed que ellos son los auxiliares de nuestro Qâ’im y los que proclaman nuestro derecho…”. Bihâr al-Anwâr, t. 60, p. 218.
  • 125. Bihâr al-Anwâr, t. 60, p. 216.
  • 126. Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 147; Rawdah al-Wâ‘idzîn, p. 310; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 304.
  • 127. Kashf al-Gummah, t. 3, p. 268; Kanz al-‘Ummâl, t. 14, p. 591; Ash-Shâfi‘î, Al-Baiân, p. 106; Ianâbî‘ al-Mawaddah, p. 91.
  • 128. At-Tûsî, Al-Gaibah, p. 284; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 517; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 333.
  • 129. Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 142; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 304.
  • 130. At-Tûsî, Al-Gaibah, nueva impresión, p. 477; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 334; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 518.
  • 131. Ibn Tawûs, Al-Malâhim, p. 43; Ianâbi‘ al-Mawaddah, t. 2, p. 435; Ash-Shî‘ah wa ar-Raÿ‘ah, t. 1, p. 456.
  • 132. Su nombre es Sammâk ibn Jarashah Al-Ansârî. Dijo el fallecido Al-Mâmaqânî a su respecto: “Yo considero que su situación es buena…” (Tanqîh al-Maqâl, t. 2, p. 68).
  • 133. Rawdah al-Wâ‘idzîn, t. 2, p. 266.
  • 134. Al-Kâfî, t. 3, p. 131; Al-Îqâdz, p. 290; Bihâr al-Anwâr, t. 27, p. 308.
  • 135. Bihâr al-Anwâr, t. 54, p. 316.
  • 136. Zakât: lit. “purificación”. Gravamen religioso de un tanto por ciento que rige sobre el oro y la plata, el ganado (camellos, vacas y corderos), trigo, cebada, dátiles y pasas de uva. Es llamado de esta manera puesto que su cumplimiento “purifica la riqueza” [N. del T.].
  • 137. Ibíd.
  • 138. Sura Al-Isrâ’ (o Banî Isrâ’îl); 17: 104.
  • 139. Bihâr al-Anwâr, t. 54, p. 316.
  • 140. Sura Al-A‘râf; 7: 159.
  • 141. Bihâr al-Anwâr, t. 54, p. 316.
  • 142. Ibíd.
  • 143. Sura Al-Mâ’idah; 5: 14.
  • 144. Al-Kâfî, t. 5, p. 352; At-Tahdhîb, t. 7, p. 405; Wasâ’il ash-Shî‘ah, t. 14, p. 56; Nûr az-Zaqalain, t. 1, p. 601; Tafsîr al-Burhân, t. 1, p. 454; Inâbî‘ al-Mawaddah, p. 422.
  • 145. Farsaj o parasanga: unidad de medida itineraria de unos 5250 m. usada por los persas desde tiempos muy remotos [N.del T.].
  • 146. Bihâr al-Anwâr, t. 54, p. 334 y t. 26, p. 47.
  • 147. La Shî‘ah cree que en este mismo mundo y tras la manifestación de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) los Imames Inmaculados (a.s.), un grupo de creyentes y un grupo de incrédulos, serán resucitados y regresarán al mundo. Se transmitieron decenas de narraciones a este respecto. Mi difunto padre, Aiatul·lâh Tabasî (r.a.), se ha referido explayadamente a este tema en el Tomo 2 de su libro Ash-Shî‘ah wa ar-Raÿ‘ah. Últimamente este libro fue traducido e impreso en persa por Huÿÿat-ul Islâm Mîr Shâhwalad, bajo el título de “Setârei-e Derajshân” (Estrella brillante), y asimismo hace quince años atrás fueron impresos cuadernillos de mi autoría (en idioma persa) bajo el título de “Raÿ‘at az Nadzar-e Shî‘eh” (La Raÿ‘ah desde el punto de vista de la Shî‘ah), para los cuales hice uso de los escritos y discursos de mi difunto padre.
  • 148. Al-Îqâdz min al-Haÿ‘ah, p. 269.
  • 149. Al-Kashshî, Ar-Riÿâl, p. 402; Al-Julâsah, p. 98; Al-Qahbâ’î, Ar-Riÿâl, t. 2, p. 289; Al-Îqâdz, p. 284; Bihâr al-Anwâr, t. 54, p. 4; Mu‘ÿam Riÿâl al-Hadîz, t. 6, p. 259.
  • 150. Respecto a la calidad de muwazzaq (confiable) de Dâwûd, los expertos en Riÿâl (estudio de la confiabilidad de las personas que integran las cadenas de transmisión de las narraciones) se explayaron al respecto. Algunos consideraron débil esta narración y otros la consideraron muwazzaq. Se transmitió otra narración en la que el Imam As-Sâdiq (a.s.) dijo: “La posición y rango de Dâwûd ante mí, es como la posición de Miqdâd ante el Profeta (s.a.w.)”. Tanqîh al-Maqâl, t. 2, p. 414.
  • 151. Al-Îqâdz, p. 264.
  • 152. Dalâ’il al-Imâmah, p. 320; Al-Mahaÿÿah, p. 46.
  • 153. Kamâl ad-Dîn, t. 2, p. 654; Al-‘Aîiâshî, At-Tafsîr, t. 2, p. 56; Nûr az-Zaqalain, t. 1, p. 139 y t. 4, p. 94; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 323.
  • 154. ‘Uiûn Ajbâr ar-Ridâ, t. 1, p. 59; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 310.
  • 155. Maÿma‘ az-Zawâ’id, t. 7, p. 315.
  • 156. Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 64; Al-Fatâwâ al-Hadîzîiah, t. 31.
  • 157. Kamâl ad-Dîn, t. 2, p. 671; Basâ’ir ad-Daraÿât, p. 311; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 286.
  • 158. Dalâ’il al-Imâmah, p. 248; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 573.
  • 159. Rawdah al-Wâ‘idzîn, p. 266; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 55.
  • 160. Durar al-Ajbâr, t. 1, p. 258.
  • 161. Kamâl ad-Dîn, t. 2, p. 654; ‘Aîiâshî, At-Tafsîr, t. 1, p. 134, Nûr az-Zaqalain, t. 4, p. 98 y t. 1, p. 340; Al-‘Adad al-Qawîiah, p. 65; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 548.
  • 162. Al-Mustaÿâd, p. 511.
  • 163. Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 65.
  • 164. An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 307; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 545.
  • 165. Izbât al-Hudât, t. 3, p. 578; Bihâr al-Anwâr, t. 52, pp. 207 y 367; Bashârah al-Islâm, p. 190.
  • 166. Ibn Hammâd, Al-Fitan, p. 106; ‘Aqd ad-Durar, p. 143.
  • 167. Kamâl ad-Dîn, t. 2, p. 672; Al-‘Aîiâshî, Tafsîr, t. 1, p. 67; An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 315; Bihâr al-Anwâr, t. 2, p. 368; Al-Kâfî, t. 8, p. 313; Al-Mahaÿÿah, p. 19.
  • 168. Sura Al-Baqarah; 2: 148.
  • 169. Firdaus al-Ajbâr, t. 2, p. 449.
  • 170. Rawdah al-Wâ‘idzîn, t. 2, p. 263; ‘Aqd ad-Durar, p. 65; Al-Muttaqî al-Hindî, Al-Burhân, p. 145.
  • 171. Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 324; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 582; traducción al persa del t. 13 de Bihâr al-Anwâr, p. 916.
  • 172. Maÿma‘ al-Baiân, t. 1, p. 231; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 524; Nûr az-Zaqalain, t. 1, p. 140; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 291.
  • 173. An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 316; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 198; Bashârah al-Islâm, p. 198.
  • 174. Ash-Shî‘ah wa ar-Raÿ‘ah, t. 1, p. 157; ‘Aqd ad-Durar, p. 96.
  • 175. En el pie de página del Tomo 1 del libro Ash-Shî‘ah wa ar-Raÿ‘ah, mi difunto padre dijo respecto a la Jutbah al-Baiân: “Nosotros hemos transmitido esta Jutbah del libro Dawhat al-Anwâr, del Sheij Muhammad Iazdî, pero no se circunscribe a este libro sino que fue publicada también en otros. Agâ Buzurg Tehrânî menciona algunos libros en el Tomo 7 de Adh-Dharî‘ah:
    Qâdî Sa‘îd Al-Qommî, en la explicación del Hadîz al-Gamâmah, f. 1103 H.L.;
    Muhaqqiq Al-Qommî, en Ÿâmi‘ ash-Shatât, p. 772;
    Un ejemplar en la Biblioteca Imam Ar-Ridâ (a.s.), con fecha 729 H.L.;
    Un ejemplar con letra de ‘Alî ibn Ÿamâluddîn, con fecha 923 H.L.;
    Julâsat at-Tarÿumân;
    Ma‘âlim at-Tanzîl.
    Esta Jutbah contiene una frase que no se aviene con el Tawhîd (Monoteísmo), pero esta frase no se encuentra en todos los ejemplares, y sin dudas, se trata de una de las adulteraciones de los Gulât (sectas que sostienen que los Imames de Ahl-ul Bait tienen carácter divino).
    En cuanto a frases como: “Yo soy el que hace crecer las hojas de los árboles y los fructifica”, son abundantes en otras narraciones; por ejemplo: “Es por nosotros que fructifican los árboles, maduran los frutos y fluyen los ríos, y es por nosotros que desciende la lluvia y crece el pasto de la tierra”, y en la Ziârah al-Mutlaqah dice así: “Es por vosotros que la tierra hace crecer sus árboles, y es por vosotros que los árboles extraen sus frutos…”. Y en la Ziârah ar-Raÿabîiah: “Yo os pido y tengo esperanzas en vosotros en relación con aquello que os ha sido delegado y que os corresponde cambiar. Es por vosotros que sana el fracturado y se cura el enfermo…”.
    En cuanto a lo que contradiga lo aparente del Corán y no sea factible de interpretarse y justificar correctamente, los Inmaculados de Ahl-ul Bait (a.s.) están exentos y libres de toda expresión; sin embargo, el que algunas expresiones de esta Jutbah hayan sido falsificadas no significa que toda la Jutbah sea incorrecta”.
  • 176. Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 308.
  • 177. Sura Al-Hiÿr; 15: 75.
  • 178. Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 386.
  • 179. Al-‘Aîiâshî, Tafsîr, t. 2, p. 56; Bihâr al-Anwâr, 52, p. 341.
  • 180. Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 308.
  • 181. Ibíd.
  • 182. Ibíd., p. 310.
  • 183. Izbât al-Hudât, t. 3, p. 585.
  • 184. At-Tûsî, Al-Gaibah, p. 284; An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 315; Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 145; Kanz al-‘Ummâl, t. 14, p. 591; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 334; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 517.
  • 185. Sura Hûd; 11: 80.
  • 186. Kamâl ad-Dîn, t. 2, p. 673; Bihâr al-Anwâr, t. 52, pp. 317 y 327.
  • 187. Kamâl ad-Dîn, t. 2, p. 673; Bihâr al-Anwâr, t. 52, pp. 317, 327 y 372; Ianâbî‘ al-Mawaddah, p. 424; Ihqâq al-Haqq, t. 13, p. 346.
  • 188. Al-Mufîd, Al-Ijtisâs, p. 24; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 372.
  • 189. Al-Mufîd, Al-Ijtisâs, p. 24; Basâ’ir ad-Daraÿât, t. 1, p. 124; Ianâbî‘ al-Mawaddah, pp. 448 y 489; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 557; Bihâr al-Anwâr, t. 52, pp. 318 y 372.
  • 190. Al-Kâfî, t. 8, p. 282; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 335.
  • 191. Al-Jarâ’iÿ, t. 2, p. 840; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 326. Ver: Hiliah al-Awliâ’, t. 3, p. 184; Kashf al-Gummah, t. 2, p. 345; Ianâbî‘ al-Mawaddah, p. 448. Nos ha llegado una narración igual que ésta del Imam Al-Bâqir (a.s.): Basâ’ir ad-Daraÿât, p. 24; Bihâr al-Anwâr, t. 2, p. 189.
  • 192. Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 308.
  • 193. Kamâl ad-Dîn, t. 2, p. 673; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 493; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 327.
  • 194. Mustadrak al-Wasâ’il, t. 11, p. 114.
  • 195. At-Tûsî, Al-Amâlî, t. 1, p. 236; Bashârah al-Mustafâ, p. 113; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 529; Bihâr al-Anwâr, t. 52, pp. 123 y 317.
  • 196. Izbât al-Hudât, t. 3, p. 490. Ver: At-Tusî, Al-Amâlî, t. 1, p. 236; Al-Barqî, Al-Mahâsin, p. 173; Nûr az-Zaqalain, t. 5, p. 356.
  • 197. Al-Kâfî, t. 2, p. 222.
  • 198. Al-‘Aîiâshî, At-Tafsîr, t. 2, p. 261; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 224.
  • 199. Baqîiatul·lâh: el Remanente de Dios (en la Tierra); en alusión a la aleya 86 de la Sura Hûd: «El Remanente de Dios es mejor para vosotros, si sois creyentes…», que es interpretada como concerniente al Mahdî Prometido [N. del T.].
  • 200. An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 244; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 369; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 542.
  • 201. Basâ’ir ad-Daraÿât, p. 141; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 523; Tabsirah al-Walî, p. 97; Bihâr al-Anwâr, t. 27, p. 41 y t. 54, p. 334.
  • 202. Ibíd.
  • 203. Kamâl ad-Dîn, t. 1, p. 366; ‘Uiûn Ajbâr ar-Ridâ, t. 1, p. 262; Bihâr al-Anwâr, t. 18, p. 346.
  • 204. Sura Al-Haÿÿ; 22: 41.
  • 205. Tafsîr al-Burhân, t. 2, p. 96; Ianâbî‘ al-Mawaddah, p. 425; Bihâr al-Anwâr, t. 51, p. 1.
  • 206. Ihqâq al-Haqq, t. 13, p. 259; Ianâbî‘ al-Mawaddah, p. 487; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 378; Ash-Shî‘ah wa ar-Raÿ‘ah, t. 1, p. 218.
  • 207. ‘Aqd ad-Durar, p. 222; Farâ’id Fawâ’id al-Fikr, p. 9.
  • 208. Kamâl ad-Dîn, t. 1, p. 331; Al-Fusûl al-Muhimmah, p. 284; Is‘âf ar-Râghibîn, p. 140.
  • 209. Ianâbî‘ al-Mawaddah, p. 423.
  • 210. Al-Qawl al-Mujtasar, p. 23.
  • 211. ‘Uiûn Ajbâr Ar-Ridâ, p. 65; Ihqâq al-Haqq, t. 13, p. 346; Ash-Shî‘ah wa ar-Raÿ‘ah, t. 1, p. 218.
  • 212. Kamâl ad-Dîn, t. 2, p. 394; Bihâr al-Anwâr, t. 52, pp. 323 y 336; Ash-Shî‘ah wa ar-Raÿ‘ah, t. 1, p. 218. Ver: Ibn Hammâd, Al-Fitan, p. 95; Sirât al-Mustaqîm, t. 2, pp. 250 y 262; Al-Mufîd, Al-Irshâd, p. 362; I‘lâm al-Warâ’, p. 430.
  • 213. Se llamaba Bizancio a las áreas del Imperio romano localizadas en el sureste de Europa, suroeste de Asia y en el noreste de África, que también incluían los actuales países de la península de los Balcanes, Turquía occidental, Siria, Jordania, Palestina, Líbano, Chipre, Egipto y la zona más oriental de Libia. Tras la división del Imperio romano, los investigadores lo han llamado Imperio bizantino según el antiguo nombre de su capital, Bizancio, o también Imperio romano de Oriente, pero para los coetáneos, y en la terminología oficial de la época, era simplemente Roma y sus ciudadanos eran romanos [N. del T.].
  • 214. Ibn Hammâd, Al-Fitan, p. 116; ‘Aqd ad-Durar, p. 189.
  • 215. Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 365.
  • 216. Firdaus al-Ajbâr, t. 3, p. 83; Ash-Shâfi‘î, Al-Baiân, p. 137; Ihqâq al-Haqq, t. 13, p. 229 y t. 19, p. 660.
  • 217. Ibn Abî Shaibah, Al-Musannaf, t. 13, p. 18.
  • 218. China (Sîn): se denominaba así a partes de Asia oriental y abarcaba territorios de la ex Unión Soviética, India, Nepal, Birmania, Vietnam, Japón, el Mar de la China y Corea (Al-Munÿid).
  • 219. Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 339; Ihqâq al-Haqq, t. 13, p. 352; Ash-Shî‘ah wa ar-Raÿ‘ah, t. 1, p. 400.
  • 220. Ash-Shî‘ah wa ar-Raÿ‘ah, t. 1, p. 162.
  • 221. Constantinopla (actual Estambul): ciudad situada en Turquía y construida en el siglo VII A.C. Fue la capital del Imperio bizantino. (Mu‘ÿam al-Buldân, t. 4, p. 347; A‘lâm al-Munÿid, p. 28).
  • 222. Dailam es el nombre de un territorio en la parte montañosa de Ghîlân, situada al norte de Qazwîn (Irán). (Mu‘ÿam al-Buldân, t. 1, p. 99; A‘lâm al-Munÿid, p. 227; Al-Burhân al-Qâtî‘, t. 1, p. 570).
  • 223. Izbât al-Hudât, t. 3, p. 585; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 388. Ver: Bihâr al-Anwâr, t. 54, p. 332, hadices nº 1, 6, 11, 14, 17, 18, 19, 34, 35, 36 y 46.
  • 224. Ciudad ubicada en El Cáucaso (ex Unión Soviética). (Mu‘ÿam al-Buldân, t. 1, p. 99; A‘lâm al-Munÿid, p. 214).
  • 225. ‘Aqd ad-Durar, p. 123, citado de: Ibn Al-Munâdî, Al-Malâhim.
  • 226. ‘Asqalân (Ascalón): ciudad de Shâm (antigua Gran Siria), de las dependencias de Palestina que está situada sobre la costa del Mar Mediterráneo. Este punto está ubicado entre las dos ciudades de Gazzah (Gaza) y Bait Ÿabarain. (Mu‘ÿam al-Buldân, t. 3, p. 673).
  • 227. ‘Aqd ad-Durar, p. 201.
  • 228. Roma: en la actualidad es la capital de Italia, pero en aquellos días era el centro gubernamental en el que gobernaban monarcas con el apelativo oficial de “el César”, quienes tenían dominio sobre una gran parte del mundo, de manera que la extensión de su influencia abarcaba desde el Mar Mediterráneo, el norte de África, Grecia, Turquía, Siria, Líbano hasta Palestina, denominándose Roma a todos estos territorios.
  • 229. Turkestán: región ubicada en Asia central que fue dividida entre China y Rusia y que hoy abarca la provincia de Xinjiang en China y Turkmenistán, Uzbekistán, Tashkent, Tayikistán, Karaungir, Kazajstán. (A‘lâm al-Munÿid).
  • 230. Península en forma triangular ubicada al sur de Asia, que comprende la República de la India, Pakistán, Bután y Nepal. (Al-Burhân al-Qâti’, t. 1, p. 703; A‘lâm al-Munÿid, p. 542).
  • 231. An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 108; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 348.
  • 232. Al-Qawl al-Mujtasar, p. 26.
  • 233. ‘Aqd ad-Durar, pp. 97 y 319; Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 81; Al-Hanafî, Al-Burhân, p. 88.
  • 234. ‘Aqd ad-Durar, p. 201; Ash-Shâfi‘î, Al-Baiân, p. 114; Ihqâq al-Haqq, t. 13, p. 229.
  • 235. El Hiÿâz limita al norte con el Golfo de ‘Aqabah, al oeste con el Mar Rojo, al este con Naÿd y al sur con ‘Asîr. (Al-Munÿid fi al-A‘lâm, p. 229). Y según lo transmitido por Al-Hamwînî, se denomina Hiÿâz desde las profundidades de As-San‘â en el Yemen hasta Shâm, formando parte del mismo Tabûk y Palestina. (Mu‘ÿam al-Buldân).
  • 236. Ibn Hammâd, Al-Fitan, p. 95; Al-Muttaqî al-Hindî, Al-Burhân, p. 141; Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 64; Al-Qawl al-Mujtasar, p. 73.
  • 237. En aquellos días se llamaba Jorâsân a territorios de Irán, Afganistán y la ex-Unión Soviética. (A‘lâm al-Munÿid, p. 267).
  • 238. Ash-Shî‘ah wa ar-Raÿ‘ah, t. 1, p. 158.
  • 239. Armenia (región): zona ubicada en Asia Menor que limita con las montañas de Ararat, El Cáucaso, Irán, Turquía y el río Éufrates. En la antigüedad tenía un gobierno independiente, y tras la extinción del Imperio de Bizancio, este territorio fue dividido entre Irán, Rusia y los otomanos. (Al-Munÿid, p. 25).
  • 240. Ibíd., p. 162.
  • 241. Zanÿ (en árabe y persa: “Tierra de los negros”, también transliterado como Zenÿ o Zinÿ) era un nombre usado por los geógrafos medievales árabes para referirse a una parte de la costa oriental de África [N. del T.].
  • 242. Ibíd., p. 164.
  • 243. Ibíd., t. 1, p. 164. Ver: ‘Aqd ad-Durar, p. 200; Ihqâq al-Haqq, t. 13, p. 229.
  • 244. Al-Mufîd, Al-Irshâd, p. 341; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 337.
  • 245. Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 64; Al-Fatâwâ al-Hadîzîiah, p. 31.
  • 246. Dabbah es el nombre de un pueblo en el Hiÿâz que está ubicado en el camino a Shâm, a orillas del mar. Junto al mismo está situado el pueblo de Hadrat Ia‘qûb (Jacob, la paz sea con él) llamado Badâ.
    Banî Dabbah es un clan que en la Batalla del Camello se levantó en apoyo a los enemigos de ‘Alî (a.s.) y la mayoría de las poesías y versos épicos que fueron leídos en la Batalla del Camello, pertenecían al clan de Dabbah y Azd. En esa batalla ellos rodearon el camello de ‘Â’ishah y la apoyaron. (As-Sam‘ânî, Al-Ansâb, t. 4, p. 12; Ibn Abî Al-Hadîd, Sharh Nahÿ al-Balâgah, t. 9, p. 320 y t. 1, p. 253).
  • 247. Ganî es un clan que vivía en Hâr, en el territorio de la Península Arábiga –entre Mosul y [las zonas de] Shâm, y provenían de una persona llamada Ganî ibn Ia‘sar. (As-Sam‘ânî, Al-Ansâb, t. 4, p. 315).
  • 248. Bâhilah es un clan proveniente de Bâhilah ibn A‘sar. Los árabes de aquellos días se abstenían de establecer lazos con este clan puesto que no había entre ellos personas nobles y respetables, estando el clan de Bâhilah conformado por personas viles. Antes de dirigirse hacia Siffîn, Hadrat ‘Alî (a.s.) les dijo: “Tomo a Dios como testigo de que yo estoy fastidiado de vosotros y vosotros lo estáis de mí; entonces, tomad lo que os pertenece por derecho y marchaos de Kûfah hacia Dailam”. (As-Sam‘ânî, Al-Ansâb, t. 1, p. 275; Wâqi‘ah Siffîn, p. 116; An-Nafî wa at-Tagrîb, p. 349; Ibn Abî Al-Hadîd, Sharh Nahÿ al-Balâgah, t. 3, p. 272; Al-Gârât, t. 2, p. 21).
  • 249. An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 299; Basâ’ir ad-Daraÿât, p. 236; Hiliah al-Abrâr, t. 2, p. 632; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 363 y t. 48, p. 84.
  • 250. Al-‘Aîiâshî, At-Tafsîr, t. 2, p. 61; Tafsîr al-Burhân, t. 2, p. 83; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 345.
  • 251. Cerca de Shahrban, en la provincia de Diâlâ (Irak) [N. del T.].
  • 252. Sura As-Saff; 61: 14.
  • 253. Basâ’ir ad-Daraÿât, p. 336; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 375, t. 47, p. 84 y t. 14, p. 279.
  • 254. Ibn Hammâd, Al-Fitan, p. 162; Al-Mu‘ÿam as-Saghîr, p. 150; Ihqâq al-Haqq, t. 13, p. 204.
  • 255. ‘Aqd ad-Durar, p. 166. Ver: ‘Abdurazzâq, Al-Musannaf, t. 11, p. 401.
  • 256. Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 152.
  • 257. Al-Mu‘ÿam al-Kabîr, t. 9, p. 342, y se transmitió un tema semejante a éste de Jâriÿah ibn As-Salt en ‘Aqd ad-Durar, p. 331.
  • 258. Al-Fâ’iq, t. 1, p. 354.
  • 259. Ibn Hammâd, Al-Fitan, p. 159; Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 82.
  • 260. Mustadrak al-Wasâ’il, t. 12, p. 335 y t. 14, p. 354.
  • 261. Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 356.
  • 262. Ibíd., p. 343.
  • 263. An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 308; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 361.
  • 264. Al-Hussainî, Al-Hidâiah, p. 31; Irshâd al-Qulûb, p. 286.
  • 265. Kamâl ad-Dîn, t. 2, p. 672; An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 309; Kâmil az-Ziârât, p. 120; Al-‘Adad al-Qawîiah, p. 74; Mustadrak al-Wasâ’il, t. 10, p. 245.
  • 266. Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 343; Nûr az-Zaqalain, t. 1, p. 388; Al-Qawl al-Mujtasar, p. 21.
  • 267. Izbât al-Hudât, t. 3, p. 549; Nûr az-Zaqalain, t. 12, p. 388; Mustadrak al-Wasâ’il, t. 2, p. 448.
  • 268. Bihâr al-Anwâr, t. 14, p. 339. Ver: An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 311.
  • 269. Ibn Hammâd, Al-Fitan, p. 101; Ash-Shâfi‘î, Al-Baiân, p. 515; Al-Hâwî lil Fatâwâ, t. 2, p. 73; As-Sawâ‘iq al-Muhriqah, p. 167; Kanz al-‘Ummâl, t. 4, p. 589; Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 73; Ihqâq al-Haqq, t. 19, p. 652.
  • 270. Sura An-Nahl; 16: 1.
  • 271. Ta’wîl al-Aiât adz-Dzâhirah, t. 1, p. 252; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 562; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 356.
  • 272. Dalâ’il al-Imâmah, p. 241; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 573.
  • 273. Basâ’ir ad-Daraÿât, p. 144; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 523; Tabsirat al-Walî, p. 97; Bihâr al-Anwâr, t. 27, p. 41 y t. 54, p. 334.
  • 274. Hace referencia a las siguientes aleyas:
    ﴿ أَلَمْ تَرَ كَيْفَ فَعَلَ رَبُّكَ بِعَادٍ * إِرَمَ ذَاتِ الْعِمَادِ * الَّتِي لَمْ يُخْلَقْ مِثْلُهَا فِي الْبِلاَدِ ﴾
    «(¡Oh Mensajero de Dios!) ¿No has visto cómo ha obrado tu Señor con los aditas, con Iram, la de las columnas, como la cual no fue creada igual entre las naciones…?». (Sura Al-Faÿr; 89: 6, 7 y 8). El propósito de este hadîz es que tal ciudad esplendorosa y grandiosa nuevamente será puesta de manifiesto para Jesús (a.s.), y esta ciudad oculta aparecerá.
  • 275. Denominado Océano Hircanio en la época clásica [N. del T.].
  • 276. Gâiat al-Marâm, p. 697; Hiliah al-Abrâr, t. 2, p. 620; Ash-Shî‘ah wa ar-Raÿ‘ah, t. 1, p. 136. Ver: Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 66; Izbât al-Hudât, t. 3, pp. 489 y 541.
  • 277. Ianâbî‘ al-Mawaddah, p. 401; Ibn Hammâd, Al-Fitan, p. 98; Al-Muttaqî al-Hindî, Al-Burhân, p. 157; Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 67.
  • 278. An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 231; ‘Aqd ad-Durar, p. 226; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 539; Hiliah al-Abrâr, t. 2, p. 628; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 353.
  • 279. Al-Barqî, Al-Mahâsin, p. 320; Al-Kâfî, t. 5, p. 33; ‘Ilal ash-Sharâ’i‘, p. 150; At-Tahdhîb, t. 6, p. 155; Wasâ’il ash-Shî‘ah, t. 11, p. 57; Mustadrak al-Wasâ’il, t. 11, p. 58; Ÿâmi‘ Ahâdîz ash-Shî‘ah, t. 13, p. 101.
  • 280. Quizás el propósito de “sudor” (al-‘araq) sea “vena” y sea una metonimia de “decapitar”.
  • 281. An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 285; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 543.
  • 282. An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 284; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 543.
  • 283. An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 231. Ver: At-Tahdhîb, t. 6, p. 154; Wasâ’il ash-Shî‘ah, t. 11, p. 57; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 353; Mustadrak al-Wasâ’il, t. 11, p. 54.
  • 284. An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 231; ‘Aqd ad-Durar, p. 227; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 539; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 354.
  • 285. Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 349.
  • 286. Al-Mufîd, Al-Irshâd, p. 364; Rawdat al-Wâ‘idzîn, t. 2, p. 265; Kashf al-Gummah, t. 3, p. 255; Sirât al-Mustaqîm, t. 2, p. 253; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 527; Bihâr al-Anwâr, t. 52, pp. 338 y 349.
  • 287. Ahl adh-Dhimmah: no-musulmanes que mediante el pago de un tributo se hacen acreedores a los derechos de amparo en un gobierno islámico [N. del T.].
  • 288. Al-Kâfî, t. 8, p. 227; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 450; Mirât al-‘Uqûl, t. 26, p. 160; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 375.
  • 289. Ihqâq al-Haqq, t. 13, p. 357; Al-Mahaÿÿah, p. 429.
  • 290. ‘Uiûn Ajbâr ar-Ridâ, t. 1, p. 273; ‘Ilal ash-Sharâ’i‘, t. 1, p. 219; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 313.
  • 291. ‘Ilal ash-Sharâ’i‘, t. 2, p. 96; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 317.
  • 292. An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 165; Bihâr al-Anwâr, t. 52, pp. 351 y 361.
  • 293. Usud al-Gâbah, t. 3, pp. 7 y 372.
  • 294. Tanqîh al-Maqâl, t. 2, p. 246.
  • 295. An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 122; Bihâr al-Anwâr, t. 52, pp. 355.
  • 296. Ibíd.
  • 297. Ibíd.
  • 298. Sura Âl ‘Imrân; 3: 83.
  • 299. Al-‘Aîiâshî, At-Tafsîr, t. 1, p. 183; Nûr az-Zaqalain, t. 1, p. 362; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 549; Tafsîr As-Sâfî, t. 1, p. 267; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 340.
  • 300. Al-Haÿÿâÿ ibn Iûsuf: sanguinario gobernador de Kûfah [N. del T.].
  • 301. Sura An-Nisâ’; 4: 159.
  • 302. Tafsîr al-Qommî, p. 146; Ihqâq al-Haqq, t. 13, p. 332; Al-‘Arâ’is al-Wâdihah, p. 209; Bihâr al-Anwâr, t. 14, p. 349.
    Dijo Ibn Al-Azîr: “En esos días no quedará ninguno de los de Ahl adh-Dhimmah que pague la ÿiziah (el tributo). Tal vez el sentido sea que Ahl adh-Dhimmah, o aceptarán el Islam, o serán matados. Por supuesto, también se transmitieron narraciones con un significado opuesto a éste”. (An-Nihâiah, t. 5, p. 197).
  • 303. Ahmad, Al-Musnad, t. 2, pp. 398 y 520.
  • 304. Ahmad, Al-Musnad, t. 3, p. 367; Al-Hâkim, Al-Mustadrak, t. 4, p. 503. Ver: Ibn Hammâd, Al-Fitan, p. 159; Ibn Mâÿah, As-Sunan, t. 2, p. 1359.
  • 305. Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 376.
  • 306. An-Nihâiah, t. 5, p. 197.
  • 307. ‘Aqd ad-Durar, p. 40.
  • 308. Murÿi‘ah: secta que sostiene que un pecado no hace mella en la fe del creyente así como un acto de obediencia no subsana la incredulidad de un incrédulo. Fueron llamados así puesto que creen que Dios relegó (arÿa’) y prorrogó el castigo de los desobedientes [N. del T.].
  • 309. An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 283; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 357.
  • 310. Jawâriÿ: secta de intransigentes que sostenían que los pecados eliminan la fe del creyente y le convierten en incrédulo [N. del T.].
  • 311. Al-Ashmat: se llama así a aquél cuya cabeza tiene el [cabello] blanco mezclado con el negro. También se le dice así a aquél que es alto (Mu‘ÿam Ahâdîz al-Imâm al-Mahdî, t. 3, p. 116).
  • 312. Murûÿ adh-Dhahab, t. 2, p. 418.
  • 313. Al-Batrîiah: una de las sectas de los Zeidíes, seguidores de Kazîr An-Nawâ. Sus creencias se asemejan a las de los Suleimaníes, otra de las sectas de los Zeidíes. Se detienen y dudan en cuanto a la condición de musulmán o incrédulo de ‘Uzmân. En los asuntos doctrinales tienen inclinación mu‘tazilî, y en las ramas de la jurisprudencia mayormente son seguidores de Abû Hanîfah. Un grupo de ellos también sigue a los Shafi‘íes o a la Escuela Shî‘ah. (Bahÿat al-Âmâl, t. 1, p. 95; Al-Milal wa an-Nihal, t. 1, p. 161).
  • 314. Al-Irshâd, p. 364; Kashf al-Gummah, t. 3, p. 155; Sirât al-Mustaqîm, t. 2, p. 354; Rawdat al-Wâ‘idzîn, t. 2, p. 265; I‘lâm al-Warâ’, p. 431; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 328.
  • 315. Dalâ’il al-Imâmah, p. 241; At-Tûsî, Al-Gaibah, p. 283; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 516; Bihâr al-Anwâr, t. 2, p. 598.
  • 316. An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 297; Hiliah al-Abrâr, t. 2, p. 361; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 362; Bashârah al-Islâm, p. 222.
  • 317. Ibíd.
  • 318. Izbât al-Hudât, t. 3, p. 585; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 387.
  • 319. An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 317; At-Tûsî, Al-Gaibah, p. 273; Bihâr al-Anwâr, t. 52, pp. 329 y 363.
  • 320. Tafsîr al-Furât, p. 100; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 372.
  • 321. Al-Kâfî, t. 8, p. 227; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 450; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 375; Tanqîh al-Maqâl, t. 2, p. 43.
  • 322. Mirât al-‘Uqûl, t. 26, p. 160.
  • 323. Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 376.
  • 324. Sura Al-Fath; 48; 25.
  • 325. Kamâl ad-Dîn, t. 2, p. 461; Al-Mahaÿÿah, p. 206; Ihqâq al-Haqq, t. 13, p. 357.
  • 326. At-Tahdhîb, t. 6, p. 172; Wasâ’il ash-Shî‘ah, t. 11, p. 382; Malâdh al-Ajiâr, t. 9, p. 455.
  • 327. Ibn Shahr Ashûb, Al-Manâqib, t. 4, p. 85; Bihâr al-Anwâr, t. 45, p. 299.
  • 328. Izbât al-Hudât, t. 3, p. 528; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 338.
  • 329. Sura Al-Hiÿr; 15: 36-38.
  • 330. Al-‘Aîiâshî, At-Tafsîr, t. 2, p. 243; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 551; Tafsîr as-Sâfî, t. 1, p. 906; Tafsîr al-Burhân, t. 2, p. 343; Bihâr al-Anwâr, t. 60, p. 254.
    ‘Al·lâmah Saîid Muhammad Husain Tabâtabâ’î, citó otra narración con este mismo contenido, y a continuación dijo: “Las narraciones transmitidas de Ahl-ul Bait (a.s.) sobre la interpretación de la mayoría de las aleyas concernientes a la Resurrección, a veces las explican como referentes a la Manifestación de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.), otras veces a la Raÿ‘ah (el retorno a este mundo de algunos ya fallecidos) y otras a la Resurrección; tal vez sea así a causa de que estos tres días tienen en común el hecho de manifestarse las realidades, aún cuando se diferencian entre sí desde el punto de vista de su intensidad”. (Al-Mizân fî Tafsîr al-Qur’ân, t. 12, p. 182; Ar-Raÿ‘ah fî Ahâdîz al-Farîqain).
  • 331. Bihâr al-Anwâr, t. 72, p. 161.
  • 332. Ver: Kamâl ad-Dîn, p. 311; Kitâb al-Imâm al-Mahdî, de Ash-Shîrâzî, p. 50.
  • 333. Ver: Kitâb al-Jums, t. 5, p. 200, de la Enciclopedia del Saîid al-Jû’î.
  • 334. Al-Qawl al-Mujtasar, p. 20.
  • 335. Ta’wîl al-Aiât adz-Dzâhirah, t. 2, p. 540; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 564.
  • 336. Al-Kashshî, Riÿâl, p. 138; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 560; Bihâr al-Anwâr, t. 2, p. 246; Al-‘Awâlim, t. 3, p. 558.
  • 337. Al-Mufîd, Al-Irshâd, p. 364; Rawdat al-Wâ‘îdzîn, t. 2, p. 264; I‘lâm al-Warâ, p. 431; Bihâr al-Anwâr, t. 51, p. 30.
  • 338. At-Tahdhîb, t. 4, p. 96; Malâdh al-Ajiâr, t. 6, p. 258.
  • 339. Al-Kâfî, t. 3, p. 503; Al-Faqîh, t. 2, p. 11; Kamâl ad-Dîn, t. 2, p. 671; Wasâ’il ash-Shî‘ah, t. 6, p. 19; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 325.
  • 340. ‘Âlam al-Adzil·lah: es el mundo anterior a la inserción del alma en el cuerpo. Hay quienes sostienen que el término hace referencia a ‘Âlam adh-Dharr (otro de los planos existenciales anteriores al mundo corporal) [N. del T.].
  • 341. As-Sadûq, Al-Jisâl, capítulo 3, p. 133; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 495.
  • 342. Tadhkirat al-Fuqahâ’, t. 5, p. 7; Kitâb az-Zakât. Ver: Mirât al-‘Uqûl, t. 16, p. 14.
  • 343. Rawdat al-Muttaqîn, t. 3, p. 18.
  • 344. Sura Al-Mu’minûn; 23: 101.
  • 345. Dalâ’il al-Imâmah, p. 260; Tafsîr al-Burhân, t. 3, p. 120; Ash-Shî‘ah wa ar-Raÿ‘ah, t. 1, p. 402.
  • 346. Al-Faqîh, t. 4, p. 254; As-Sadûq, Al-‘Aqâ’id, p. 76; Al-Hussainî, Al-Hidâiah, pp. 64 y 87; Mujtasar al-Basâ’ir, p. 159; Rawdat al-Muttaqîn, t. 11, p. 415; Bihâr al-Anwâr, t. 6, p. 249 y t. 101, p. 367.
  • 347. Al-Kashshî, Ar-Riÿâl, p. 299; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 561.
  • 348. Izbât al-Hudât, t. 3, p. 496.
  • 349. ‘Aqd ad-Durar, p. 166; Al-Qawl al-Mujtasar, p. 14.
  • 350. Sura Fâtir; 35: 18; Sura Al-An‘âm; 6: 164; Sura Al-Isrâ’; 17: 15; Sura Az-Zumar; 39: 7.
  • 351. ‘Ilal ash-Sharâ’i‘, t. 1, p. 219; ‘Uiûn Ajbâr ar-Ridâ, t. 1, p. 273; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 313; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 455.
  • 352. Man lâ Iahduruh al-Faqîh, t. 3, p. 200; At-Tahdhîb, t. 7, p. 179; Wasâ’il ash-Shî‘ah, t. 13, p. 123; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 455; Malâdh al-Ajiâr, t. 11, p. 315.
  • 353. Ibíd.
  • 354. Rawdat al-Muttaqîn, t. 7, p. 375.
  • 355. Malâdh al-Ajiâr, t. 11, p. 315.
  • 356. As-Sadûq, Musâdaqah al-Ijwân, p. 20; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 495.
  • 357. Qurb al-Isnâd, p. 54, Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 309 y t. 97, p. 58; Izbât al-Hudât, t. 3, pp. 523 y 584; Bashârah al-Islâm, p. 234.
  • 358. Sura At-Tawbah; 9: 34.
  • 359. Al-Kafî, t. 4, p. 61; At-Tahdhîb, t. 4, p. 143; Al-‘Aîiâshî, At-Tafsîr, t. 2 p. 87; Al-Mahaÿÿah, p. 89; Tafsîr as-Sâfî, t. 2, p. 341; Tafsîr al-Burhân, t. 2, p. 121; Nûr az-Zaqalain, t. 2, p. 213; Bihâr al-Anwâr, t. 73, p. 143; Mirât al-‘Uqûl, t. 16, p. 193.
  • 360. La historia ha mencionado que en épocas de Mughîrah ibn Shu‘bah –persona conocida por su enemistad hacia Ahl-ul Bait (a.s.)-, la mezquita fue construida con barro cocido, en tanto que hasta ese día estaba construida de cañas. Luego Ziâd ibn Abîh la demolió y la reconstruyó con ladrillo (cocido), trayéndose sus columnas desde la ciudad de Ahwâz. (Mu‘ÿam al-Buldân, t. 4, p. 493). Tras ello, en épocas de Al-Haÿÿâÿ, parte de la mezquita se había caído y estaba arruinada, por lo que él la demolió totalmente, rehaciéndola por completo. Tras ello, en épocas de Iûsuf ibn ‘Umar Az-Zaqafî, el sanguinario gobernador designado por el califa Hishâm ibn ‘Abd-ul Mâlik (Siar A‘lâm an-Nubalâ’, t. 5, p. 442), se derrumbó parte de la pared de la misma, y él la reconstruyó.
    En realidad este hadîz conforma un vaticinio de Amîr Al-Mu’minîn ‘Alî (a.s.) de la llegada al poder de tiranos como Ziâd, Al-Haÿÿâÿ, Iûsuf ibn ‘Umar, etc.
  • 361. At-Tûsî, Al-Gaibah, p. 283; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 516; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 332.
  • 362. An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 317; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 364; Mustadrak al-Wasâ’il, t. 3, p. 369 y t. 12, p. 294.
  • 363. Man lâ Iahduruh al-Faqîh, t. 1, p. 53; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 333; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 517 y 556; Ash-Shî‘ah wa ar-Raÿ‘ah, t. 2, p. 400. Ver: Man lâ Iahduruh al-Faqîh, t. 1, p. 232; Al-Irshâd, p. 365; Rawdat al-Wâ‘idzîn, t. 2, p. 264.
  • 364. Mahdî Maw‘ûd, p. 941; Al-Gârât, t. 2, p. 324, pie de página.
  • 365. Bihâr al-Anwâr, t. 45, p. 189.
  • 366. Un lugar de la mezquita que solían construir para el Califa o el Imam de la Oración en Congregación, para que durante la oración se situara allí y quedara lejos del alcance del enemigo. (Farhanghe Fârsî ‘Amîd).
  • 367. At-Tûsî, Al-Gaibah, p. 123; Ibn Shahr Ashûb, Al-Manâqib, t. 4, p. 437; I‘lâm al-Warâ’, p. 355; Kashf al-Gummah, t. 3, p. 208; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 412; Bihâr al-Anwâr, t. 50, p. 215 y t. 52, p. 323; Mustadrak al-Wasâ’il, t. 3, p. 379 y 384.
  • 368. Man lâ Iahduruh al-Faqîh, t. 1, p. 155.
  • 369. Rawdat al-Muttaqîn, t. 2, p. 109.
  • 370. Bihâr al-Anwâr, t. 80, p. 376.
  • 371. Izbât al-Wasîiah, p. 215; I‘lâm al-Warâ, p. 355.
  • 372. ‘Arîsh es un sombrajo que solían construir para protegerse del calor y de los rayos del sol, y según lo transmitido por At-Turaihî, era construido de hojas de palmeras datileras, y se lo utilizaba hasta el final de la temporada del dátil. Quizás su destrucción se deba a que antes de la Manifestación del Imam (a.ÿ.) las mezquitas perderán su estado simple y adoptarán un aspecto meramente ceremonial. La destrucción de los minaretes también se debe a que ya no serán objeto de orientación y guía de la gente, sino que se habrán convertido en un medio para fortalecer a los comandantes opresores y traidores, y una justificación para la infiltración de los enemigos en los territorios islámicos.
  • 373. Man lâ Iahduruh al-Faqîh, t. 1, p. 153; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 425; Wasâ’il ash-Shî‘ah, t. 3, p. 488; Rawdat al-Muttaqîn, t. 2, p. 101.
  • 374. Al-Irshâd, p. 364; At-Tûsî, Al-Gaibah, p. 297; An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 171; I‘lâm al-Warâ, p. 431; Kashf al-Gummah, t. 3, p. 255; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 516; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 332.
  • 375. As-Sadûq y Al-Maÿlisî explicaron los límites originales de las mismas. Ver: Rawdat al-Muttaqîn, t. 2, p. 94; Man lâ Iahduruh al-Faqîh, t. 1, p. 149.
  • 376. Al-Kâfî, t. 1, p. 397; Kamâl ad-Dîn, t. 2, p. 671; Mirât al-‘Uqûl, t. 4, p. 300. Al-Maÿlisî considera confiable (muazzaq) a este hadîz; Bihâr al-Anwâr, t. 52, pp. 320, 330, 336 y 339.
  • 377. Izbât al-Hudât, t. 3, p. 585; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 389.
  • 378. Sura Al-A‘râf; 7: 128.
  • 379. Al-Irshâd, p. 344; Rawdat al-Wâ‘idzîn, p. 265; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 332.
  • 380. I‘lâm al-Warâ, de At-Tabarsî, t. 2, p. 311; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 382.

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