El Gobierno de la Verdad

by Katie

SHAFAQNA – Administrar un territorio con la amplitud de la Tierra es una tarea difícil que solo resulta posible si se cuenta con un líder divino y funcionarios compasivos que crean en el régimen divino y el gobierno del Islam. De este modo, para administrar los territorios el Imam (a.ÿ.) designará ministros que tengan antecedentes en el combate, y que en su experiencia y accionar hayan demostrado de su parte perseverancia y resolución.

Los gobernadores con personalidad fuerte tomarán a su cargo la administración de los asuntos de las diferentes regiones sin procurar otra cosa más que el beneficio de la nación islámica y la satisfacción de Dios. Es obvio que una nación cuyos responsables gozan de tales particularidades, triunfarán por sobre las dificultades y transformarán con éxito las devastaciones de los anteriores gobiernos suscitando condiciones florecientes. La situación se transformará a tal punto que los vivos anhelarán la vuelta a la vida de los muertos.

Se debe tener en cuenta que Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) tomará a su cargo las riendas de los asuntos en una época en que el mundo habrá heredado una gran cantidad de desórdenes y existirán millones de lisiados y enfermos físicos y mentales. Un halo de destrucción habrá echado sombras sobre el mundo, el cual estará cubierto de inseguridad. Las ciudades se habrán convertido en ruinas por efecto de la guerra, y a la destrucción de las plantaciones por efecto de la contaminación del medio ambiente le seguirá la escasez de provisiones.

Por otro lado, la gente del mundo habrá oído a muchas naciones, partidos y organizaciones alegar que si ellos toman en sus manos las riendas de los asuntos, podrían servir al mundo y a la humanidad, brindar tranquilidad y seguridad, y mejorar la situación económica, pero en la práctica cada uno se habrá comportado peor que el otro, sin aportar más que corrupción, matanzas y destrucciones.

El comunismo se desmoronó, el maoísmo fue objeto de reprobación por parte de sus propios cabecillas, y la democracia occidental no es más que un eslogan fraudulento.

Finalmente llegará una época en la que, mediante las poderosas manos de un hombre divino, la justicia y la equidad serán aplicadas sobre la Tierra fustigada por la opresión. Será tan enérgico y decidido en cuanto a la ejecución del lema: “Llenará la tierra de justicia y equidad”, que sus efectos se manifestarán en todas partes.

Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) organizará el gobierno y educará a la gente de tal manera, que ya el vocablo “opresión” saldrá de las mentes y, según las expresiones de las narraciones, ya nadie oprimirá a nadie; incluso los animales dejarán de atacar y la oveja convivirá con el lobo.

Dijo Umm Salamah: El Profeta (s.a.w.) dijo: “El Mahdî (a.ÿ.) manifestará tal justicia [en la sociedad] que los vivos anhelarán que sus muertos hubiesen estado vivos [gozando de esa justicia]”.1

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.) como interpretación de la bendita aleya:

﴿ اعْلَمُوا أَنَّ اللَّهَ يُحْيِ الأَرْضَ بَعْدَ مَوْتِهَا ﴾

«Sabed que Dios vivifica la tierra después de muerta».2

“Dios vivificará la Tierra con Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.). Él se comportará en ella con justicia, y la vivificará por medio de propagar la justicia, luego de haber sido devastada por efecto de la propagación de la opresión”.3

Asimismo dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “¡Juro por Dios! Ciertamente que la justicia del Mahdî (a.ÿ.) penetrará en el interior de sus casas, tal como el frío y el calor entran en ellas”.4

De esta narración se deduce que a pesar del deseo de un grupo e incluso de su oposición, la justicia abarcará todo el orbe sin excepción.

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.) en cuanto a la interpretación de la bendita aleya:

﴿ الَّذِينَ إِن مَكَّنَّاهُمْ فِي الاَرْضِ أَقَامُوا الصَّلاَةَ ﴾

«Son quienes, cuando les arraigamos en la Tierra, observan la oración…»:5

“Esta aleya descendió respecto al Mahdî y sus compañeros… Dios manifestará y hará prevalecer Su religión por medio de ellos, hasta que no queden huellas de la opresión y la bid‘ah (innovación)”.6

Dijo a este respecto el Imam Ar-Ridâ (a.s.): “Cuando Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) se manifieste… dispondrá la balanza de la justicia en la sociedad, y de allí en adelante ya nadie oprimirá a nadie”.7

Asimismo dijo Amîr Al-Mu’minîn (a.s.): “Hadrat Al-Qâ’im actuará entre la gente con justicia”.8

Dijo Ÿâbir ibn ‘Abdul·lâh Al-Ansârî: Una persona se presentó ante el Imam Al-Bâqir (a.s.) y dijo: “¡Toma estos quinientos dirhams que corresponden al zakâtde mis bienes!”. Le dijo el Imam (a.s.): “Tenlos tú mismo y dáselos a tus vecinos y a los pobres y necesitados de entre tus hermanos musulmanes”. Luego dijo: “Cuando el Mahdî de nosotros, Ahl-ul Bait, se levante, repartirá los bienes equitativamente y se comportará con la gente con justicia. Entonces, todo el que lo obedezca, habrá obedecido a Dios, y quien lo desobedezca, habrá desobedecido a Dios. Y la razón por la que lo llamaron Mahdî, es que será guiado hacia asuntos y cuestiones ocultas”.9

En épocas del Mahdî (a.ÿ.) la justicia será tan extensiva que incluso observará las prioridades de la Ley divina, de manera que quienes deseen realizar sus obligaciones (wâÿibât) tendrán prioridad en cuanto al aprovechamiento de los recursos pertinentes, por sobre quienes deseen realizar actos preferibles (mustahabbât). Por ejemplo, en los días de Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.) en que el Islam y el gobierno divino se establecerán a lo largo y ancho del mundo, será natural que los ritos divinos también sean celebrados con un esplendor indescriptible.

El Haÿÿ abrahámico es uno de los ritos divinos para el que, por efecto de la expansión del gobierno islámico, ya no quedará impedimento para llevarlo a cabo. La gente se apresurará hacia la Ka‘bah cual un bramante torrente para realizar la Peregrinación; por consiguiente, el perímetro de la Ka‘bah se abarrotará, y no será suficiente para todos los peregrinos. El Imam (a.ÿ.) ordenará que se les dé preeminencia a aquéllos que deban realizar el Haÿÿobligatorio, y en palabras del Imam As-Sâdiq (a.s.), ésta será la primera muestra de la justicia del Mahdî.

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Lo primero que se manifestará de la justicia de Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.) será que su pregonero anunciará que quienes realizan la Peregrinación o los ritos preferibles, ya hayan tocado la Piedra Negra (Al-Haÿar al-Aswad), y realizan una circunvalación (tawâf) preferible, les cedan el lugar a quienes deban realizar la Peregrinación obligatoria, no hayan tocado aún la Piedra Negra, y deban realizar la circunvalación obligatoria”.10

Gobierno sobre los corazones

Es natural que un gobierno que en un corto período de tiempo superará las adversidades, hará desaparecer las dificultades y, tras remover la desesperanza de los corazones sembrará en éstos la semilla de la esperanza, goce del apoyo de la gente. Un régimen que sofocará las llamas de las guerras y devolverá a tal punto la seguridad y tranquilidad a la sociedad que incluso los animales se beneficiarán de ello, seguramente gobernará sobre los corazones, puesto que el anhelo de los seres humanos es vivir bajo tal gobierno. Las narraciones se expresan con espléndidas palabras respecto al vínculo de la gente con el Imam y su apego a su gobierno.

Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.): “Os albricio con el Mahdî, un hombre de Quraish, de cuyo Califato y gobierno estarán complacidos los habitantes del cielo y de la Tierra”.11

También dijo: “Se levantará un hombre de mi comunidad, a quien amará tanto la gente de la Tierra como la gente del cielo”.12

Dijo Sabâh: “En épocas de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) los niños anhelarán ser adultos, y los adultos anhelarán la infancia y niñez”.13

Quizás los adultos anhelarán la niñez para vivir más tiempo bajo el gobierno del Mahdî, y los niños anhelarán ser adultos puesto que querrán tener edad para llevar a cabo los preceptos religiosos, desempeñar un rol en la aplicación de los programas del gobierno divino de Hadrat Walî Al-‘Asr (a.ÿ.), y alcanzar así la recompensa de la otra vida.

El gobierno del Mahdî tendrá tales alcances que incluso los muertos se beneficiarán de él

Expresó Hadrat ‘Alî (a.s.) al respecto: “Surgirá un hombre de entre mis descendientes… y como resultado de su Manifestación y gobierno, no quedará ningún muerto sin que en su tumba le invada la alegría (al-farhah), y ellos se visitarán entre sí en sus tumbas y se darán las buenas nuevas del Levantamiento del Qâ’im unos a otros”.14

En el libro Kâmil azZiârât,15 la palabra “al-farhah” ha sido mencionada con el significado de felicidad y alegría, y es digno de atención el hecho de que se haya mencionado el vocablo “muerto” en la narración, puesto que se puede concluir que este alivio y sosiego es general, y no es particular de algún grupo de almas en especial. Si colocamos esta narración junto a una que dice: “Las almas de los incrédulos se encuentran bajo los más severos castigos, en cadenas”, el significado de esta narración será claro, puesto que es como si con la Manifestación del Imam, se dará la orden de librarles del castigo, o se producirá un cambio en el accionar de los Ángeles del Castigo el cual generalmente no va seguido de alivio y misericordia, y por respeto a la conformación del gobierno divino sobre la Tierra, por un tiempo aunque sea breve, dejarán de torturar a las almas de los incrédulos e hipócritas. Por supuesto, también es posible que la palabra “muerto” se refiera solamente al creyente.

La capital del gobierno

Dijo Abû Basîr: Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “¡Oh Abû Muhammad! Es como si viera al Qâ’im de la Familia de Muhammad que se ha establecido junto a su gente y familia en la mezquita de Sahlah”. Le dije: “¿Acaso su casa será la mezquita de Sahlah?”. Dijo: “Sí, y también fue la residencia del profeta Idrîs (Enoch), y no fue enviado ningún profeta sin que haya realizado la oración en esa mezquita. Quien resida en ella, será como aquél que lo hace en la tienda del Mensajero de Dios (s.a.w.). No hay ningún hombre o mujer creyente sin que su corazón anhele esa mezquita. Cada noche y día que pasan, los ángeles divinos se refugian en esa mezquita y adoran a Dios. ¡Oh Abû Muhammad! Si yo también estuviera cerca de vosotros, no realizaría ninguna oración excepto en esa mezquita. Cuando nuestro Qâ’im se levante, Dios se vengará de los enemigos por su Profeta y por todos nosotros”.16

Y en otra narración que se transmitió de él: Dije: “¡Que yo sea sacrificado por ti! ¿Acaso el Qâ’im permanecerá allí por siempre?”. Dijo: “Sí”.17

El Imam As-Sâdiq (a.s.) recordó la mezquita de Sahlah y dijo: “Esa es la casa de nuestro Sâhib (Hadrat Al-Mahdî) cuando resida allí con su familia”.18

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.): “El Mahdî (a.ÿ.) se levantará… se dirigirá hacia Kûfah y residirá allí”.19

Asimismo dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.): “Cuando nuestro Qâ’im se levante e ingrese en Kûfah, no habrá ningún creyente que no se encuentre en dicha ciudad”.20

Dijo Hadrat Amîr (a.s.) a este respecto: “Llegará un tiempo en que este sitio (la Mezquita de Kûfah) se convertirá en el lugar de oración del Mahdî (a.ÿ.)”.21

Dijo Abû Bakr Al-Hadramî: Le pregunté al Imam Al-Bâqir (a.s.) o al Imam As-Sâdiq (a.s.): “¿Qué paraje posee más virtud después del Haram (Santuario Inviolable) de Dios, Imponente y Majestuoso, y del Haram (o sea, el Santuario o Mezquita) de Su Profeta?”. Dijo: “¡El territorio de Kûfah, oh Abû Bakr! el cual es un lugar puro en el que se encuentran los sepulcros de los profetas que fueron enviados y los no enviados, y de los veraces albaceas. En él se encuentra la Mezquita de Sahlah, en la que todos los profetas rezaron, y desde allí se manifestará la Justicia Divina; allí estará el Qâ’im de Dios y los que se erigirán después de él. Esa es la morada de los profetas, de sus albaceas y de los siervos virtuosos”.22

Dijo Muhammad ibn Fudail: “No tendrá lugar la Hora (Final) sino hasta que todos los creyentes se reúnan en Kûfah”.23

Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.): “Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) gobernará durante nueve o diez años, y las personas más afortunadas con relación a él serán las gentes de Kûfah”.24

Del conjunto de las narraciones se desprende que la ciudad de Kûfah será la base principal de las actividades y el centro de gobierno del Imam de la Época (a.ÿ.).

Los funcionarios de la nación del Mahdî (a.ÿ.)

Es natural que en un gobierno cuya conducción estará a cargo del Imam Al-Mahdî (a.ÿ.), los funcionarios y responsables del gobierno también deban ser grandes personalidades y personas virtuosas de la comunidad. Observamos en las narraciones que el gobierno del Imam Al-Mahdî (a.ÿ.) estará conformado por profetas, sus sucesores, y personas piadosas y virtuosas tanto de esos tiempos como de las comunidades anteriores, y asimismo de los principales y grandes Compañeros del Profeta (s.a.w.). Se mencionaron algunos de sus nombres: Jesús (a.s.); los siete Compañeros de la Caverna (As·hâb al-Kahf); Josué, el sucesor de Moisés (a.s.); el Creyente de la familia el Faraón; Salmân Al-Fârsî; Abû Duÿânah Al-Ansârî; Mâlik Al-Ashtar An-Naja‘î y el clan de Hamdân.

En las narraciones se mencionó a Jesús (a.s.) con diversas expresiones, como visir, sucesor, comandante y funcionario en el gobierno del Imam (a.ÿ.).

Jesús (a.s.) dirá a Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.): “Ciertamente que yo fui enviado como visir, no como emir y gobernante”.25

Dijo el Profeta (s.a.w.): “Jesús (a.s.) es el visir del Qâ’im y su mano derecha y lugarteniente”.26

Dijo también: “… Entonces Jesús descenderá… y se encargará de recoger los bienes de Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.), y los Compañeros de la Caverna caminarán detrás de él”.27

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Cuando el Qâ’im de la Familia de Muhammad (s.a.w.) se levante, extraerá de atrás de la Ka‘bah a las siguientes diecisiete personas: a cinco personas del pueblo de Moisés (a.s.), aquéllos que juzgan correctamente y se comportan con equidad; a los siete Compañeros de la Caverna; a Josué, el sucesor de Moisés; al Creyente de la Familia del Faraón; a Salmân Al-Fârsî; a Abû Duÿânah Al-Ansârî y a Mâlik Al-Ashtar”.28

En algunas narraciones se transmitió que su número será de veintisiete personas, y se explica que los del pueblo de Moisés serán catorce personas,29 y en otra narración se mencionó el nombre de Al-Miqdâd.30

Dijo Hadrat ‘Alî (a.s.): “… Los ejércitos se dispondrán por delante de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) y los del clan de Hamdân31 serán sus visires”.32

Asimismo, Ibn Al-‘Arabî narró sobre el particular que: “Hombres de carácter divino estarán junto al Mahdî (a.ÿ.), quienes responderán a su convocatoria y le asistirán. Ellos serán sus visires y tendrán sobre sus hombros la pesada carga de las responsabilidades del gobierno”.33

Dijo Ibn ‘Abbâs: “Los Compañeros de la Caverna (As·hâb al-Kahf) son los colaboradores del Mahdî”.34

Dijo Al-Halabî: “Todos los Compañeros de la Caverna son ‘aÿam o no-árabes, pero solo hablan en árabe. Ellos son los visires del Mahdî”.35

De las narraciones y palabras mencionadas llegamos a la conclusión de que no se puede disponer la pesada carga del gobierno y administración de los vastos territorios islámicos sobre los hombros de cualquiera, sino que aquellas personas que hayan sino probadas varias veces y demostrado su idoneidad en diferentes pruebas, son las que deben aceptar esta responsabilidad. De ahí que veamos que a la cabeza de los visires del gobierno del Mahdî (a.ÿ.) se dispone Jesús (a.s.), que es uno de los profetas Ûlû al-‘Azm (“dotados de determinación”). Asimismo, entre sus destacados dirigentes gubernamentales se encuentran Salmân Al-Fârsî, Miqdâd, Abû Duÿânah y Mâlik Al-Ashtar, quienes tuvieron la idoneidad de hacerse cargo de importantes tareas en épocas del Profeta (s.a.w.) y de Amîr Al-Mu’minîn (a.s.). El clan de Hamdân, el cual se atribuyó brillantes páginas en la historia del Islam y en el período de gobierno de ‘Alî ibn Abî Tâlib (a.s.), también se contará entre los dirigentes de este gobierno.

La duración de Gobierno

Existen diversas narraciones transmitidas tanto por la Shî‘ah como por Ahl as-Sunnah respecto a la duración del gobierno del Mahdî (a.ÿ.). Algunas narraciones limitan el período del gobierno del Imam (a.s.) a siete años. Otros hadices mencionan ocho, nueve, diez y veinte años, y algunas tradiciones incluso mencionaron hasta mil años. Lo que sí es seguro es que el gobierno de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) no durará menos que siete años, respecto a lo cual se ha enfatizado mucho en algunos hadices que llegaron de los Imames (a.s.).

Quizás se pueda decir que: el período del gobierno será de siete años, pero existe diferencia entre tales años y los nuestros, tal como observamos en algunas narraciones:

‘Abdul Karîm al-Jaz‘amî narró: Le pregunté a Abû ‘Abdil·lâh (el Imam As-Sâdiq, con él sea la paz): “¿Cuánto gobernará el Qâ’im?”. Respondió: “El gobierno de Hadrat Al-Mahdî durará siete años, y cada año equivaldrá a diez años de los vuestros. Por lo tanto, los años del gobierno del Mahdî equivaldrán a setenta años de los vuestros”.36

Dijo Hadrat ‘Alî (a.s.): “Hadrat Al-Mahdî gobernará siete años, cada uno de los cuales, en esos tiempos, equivaldrá a diez años de los vuestros”.37

Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.): “El Mahdî (a.ÿ.) es de nosotros… y gobernará durante siete años”.38

Asimismo dijo: “Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) gobernará siete años sobre esta comunidad”.39

Dijo también el Mensajero de Dios (s.a.w.): “El período de la vida -del gobierno- del Mahdî (a.ÿ.) será de siete años, si su duración es corta, y si no, será de ocho o nueve años”.40 Asimismo se transmitió que: “Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) gobernará nueve años en este mundo”.41

Le preguntó Ÿâbir ibn ‘Abdul·lâh al-Ansârî al Imam Al-Bâqir (a.s.): “¿Cuántos años vivirá el Imam de la Época?”. Hadrat Al-Bâqir (a.s.) respondió: “Desde el día del Levantamiento hasta el día de su fallecimiento transcurrirán diecinueve años”.42

Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.): “Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) gobernará veinte años, extraerá los tesoros de la tierra, y conquistará los territorios de la idolatría”.43

Asimismo dijo: “El Mahdî (a.ÿ.) es de mis descendientes, y gobernará durante veinte años”.44

También se transmitió que: “El Mahdî (a.ÿ.) gobernará durante diez años”.45

Dijo Hadrat ‘Alî (a.s.) en respuesta a la pregunta respecto a cuántos años gobernará el Mahdî (a.ÿ.): “Se hará cargo de los asuntos de la gente durante treinta o cuarenta años”.46

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) es de entre mis descendientes, y tendrá la misma edad que Abraham, el Amigo del Misericordioso (Jalîl Ar-Rahmân); se manifestará ante la gente con ochenta años, y gobernará durante cuarenta años”.47

Asimismo dijo: “El período de gobierno de Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.) será de diecinueve años y algunos meses”.48

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.): “Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.) gobernará durante trescientos nueve años, el mismo período de tiempo que permanecieron los Compañeros de la Caverna (As·hâb al-Kahf) en la Caverna”.49

Dijo el fallecido Al-Maÿlisî (r.a.): “Las diferentes narraciones que nos han llegado respecto al período de gobierno del Imam (a.ÿ.) deben ser aplicadas a las siguientes probabilidades: algunas narraciones aluden a todo el período de gobierno, y otras al período de estabilidad y afianzamiento del mismo. Algunas cuentan de acuerdo a los años y días con los que nosotros estamos familiarizados, y otros hadices según los años y meses de épocas del Mahdî, que serán largos… Y Dios está más informado”.50

Tras mencionar estas narraciones, Aiatul·lâh Tabasî -mi difunto padre- dijo: “Desde que estas narraciones se contradicen no es posible apoyarse en ninguna de ellas, si bien la narración que menciona siete años se repite numerosas veces en fuentes tanto sunnis como shias, por lo que podría preferirse sobre las demás puesto que también se correspondería con nuestras narraciones citadas por los expertos en Hadîz las cuales mencionan setenta años, en el sentido que, cada año, con el poder de Dios, equivaldrá a diez años de los nuestros”.51

El desarrollo de la ciencia y la cultura islámicas

Naturalmente, un gobierno a cuya cabeza se encuentra un líder como el Mahdî (a.ÿ.), ante quien las puertas de la sabiduría están abiertas, y además, no solo en la medida que estaban abiertas ante los profetas y santos, sino trece veces más sabiduría de la que ellos gozaron, desde el punto de vista científico será mucho más avanzado, y originará una transformación considerable en el mundo de la ciencia, la cultura y la industria.

Dicho de otro modo, la ciencia y conocimiento que el Imam de la Época (a.ÿ.) desplegará sobre la gente, no se pueden comparar con el progreso que la humanidad ha tenido desde el punto de vista científico, y la gente también mostrará una mayor propensión por adquirir el conocimiento, al punto que incluso las mujeres jóvenes, de corta edad, se familiarizarán de tal manera con el Libro de Dios y los principios de la religión, que extraerán el juicio divino del Generoso Corán con facilidad.

Asimismo, desde el aspecto de la industria y la tecnología realizará un significativo progreso, si bien las narraciones no han especificado los detalles de tal avance; sin embargo, en general, las narraciones que nos llegaron al respecto revelan una impresionante transformación en este terreno, como las que dicen: Una persona en el oriente verá a su hermano en el occidente; cuando Hadrat Al-Mahdî hable, todas las personas del mundo lo verán; los compañeros del Mahdî hablarán desde una distancia lejana y escucharán lo que cada uno dice; el puntero del maestro y los cordones del calzado hablarán con las personas; los enceres de la casa informarán a las personas; para viajar se montarán sobre las nubes y volarán de un lado a otro; y muchos ejemplos semejantes que, aún cuando algunos de ellos quizás tengan un carácter milagroso, podemos inferir tal transformación si tomamos en cuenta el conjunto de las narraciones.

Las narraciones presentan al mundo de épocas del Imam de la Época (a.ÿ.) como un mundo civilizado y en la cima del poder y desarrollo científico, y en general, la industria de esos días será significativamente diferente a la actual, así como la industria de hoy en día presenta diferencias significativas con la de siglos pasados.

La diferencia fundamental entre el progreso en tiempos de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) con el del mundo actual es que en nuestros tiempos el desarrollo del conocimiento y la industria conlleva la decadencia de la cultura y moral de la sociedad humana, de manera que cuanto más el hombre progresa desde el punto de vista científico, más se distancia de su humanidad, dirigiéndose hacia el desenfreno, la aniquilación y la transgresión. Pero en épocas del Mahdî (a.ÿ.) las condiciones serán precisamente contrarias a las actuales, y al mismo tiempo que el ser humano logrará el más elevado desarrollo científico e industrial, se acercará en la misma medida a la exaltación de la moral y perfección humana.

Con la aplicación de los programas celestiales, en el gobierno del Mahdî (a.ÿ.) la gente se formará a tal punto desde el aspecto de la personalidad, que será como que esas no fueran las mismas personas que vivían en el pasado. Durante el gobierno del Mahdî el dinero y las riquezas se volverán tan irrisorios y despreciables para aquéllos que otrora derramaban la sangre de sus parientes más cercanos por un dirham o dinar, que considerarán el hecho de requerirlos como una señal de bajeza y ruindad.

Si es que hasta ese entonces prevalecían la envidia, el rencor y la enemistad, durante el gobierno del Mahdî los corazones se acercarán, al punto que será como si se volvieran una sola alma dispuesta en varios cuerpos. Los corazones de las personas que antes carecían de voluntad y eran débiles y frágiles, se volverán fuertes y más sólidos que el hierro.

Así es, el gobierno del Mahdî motivará el desarrollo y perfección de los intelectos y la moral, y esos días serán los del florecimiento de las capacidades. Lo que sucedía hasta ayer se debía a la estrechez de pensamiento de la humanidad, pero en el régimen divino del Mahdî (a.ÿ.) la humanidad alcanzará el punto álgido de su madurez, y la moral, el pensamiento, los anhelos, etc., tomarán un tinte de perfección y desarrollo, y esta promesa es esa misma gran promesa que se concretará durante el gobierno de justicia del Mahdî (a.ÿ.), un regalo que ningún gobierno de ninguna época pudo obsequiar a la sociedad humana.

Florecimiento de la ciencia y la industria

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “El conocimiento está conformado por veintisiete letras, y todo lo que los profetas trajeron, son sólo dos letras de las mismas, y hasta ahora la gente no conoce más que esas dos letras. Cuando nuestro Qâ’im se levante, extraerá las otras veinticinco letras y las difundirá entre la gente, incluyendo esas dos letras también, propagando entre la gente el total de veintisiete letras”.52

Ar-Râwandî en Al-Jarâ’iÿ transmite “ÿuz’an” (parte) en lugar de harfan” (letra).

De esta narración se deduce que, no obstante todo el progreso que el ser humano pueda alcanzar desde el punto de vista del conocimiento y el saber, en tiempos de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) se desarrollarán y propagarán trece veces más, de una sola vez. Reflexionado en esto nos percataremos de qué desarrollo sorprendente y asombroso tendrá la ciencia en épocas del Mahdî.

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.): “Ciertamente que el conocimiento respecto al Libro de Dios, Imponente y Majestuoso, y de la Tradición del Noble Profeta (s.a.w.) crece en el corazón de nuestro Mahdî, tal como crece una planta en su mejor desarrollo. Todo aquél que de entre vosotros permanezca hasta los días de la manifestación del Mahdî y se encuentre con él, que al verlo diga: ¡La Paz sea contigo, oh Familia de la Misericordia y el Profetismo, recinto de la ciencia y tesoro del Mensaje!”.53

Asimismo dijo: “Este asunto (el gobierno mundial del Islam) es en virtud de alguien cuya edad [al momento del Imamato] es menor que la de todos nosotros y cuya mención es más agradable que la de todos nosotros. Dios le infundirá conocimiento y ciencia y jamás lo abandonará”.54

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.) en otra oportunidad: “El Imam ante quien se encuentra el Corán, el saber y las armas, es de nosotros”.55

En esta narración se ha mencionado el secreto del progreso y perfección de la humanidad, puesto que, sólo un líder que posea tres cosas puede conducir a la sociedad hacia la felicidad y perfección: una Ley divina que guíe al ser humano hacia la perfección; un conocimiento que sea utilizado en provecho del bienestar de la vida del ser humano, y un poder y arma que quite del camino a los corruptores y a los obstáculos de la perfección de la humanidad. Hadrat Walî Al-‘Asr (a.ÿ.) está equipado con esas tres cosas; por lo tanto, gobernará sobre el mundo, y además de hacer llegar a los seres humanos al desarrollo científico y tecnológico, los hará alcanzar la perfección moral y humana.

Seguidamente nos referiremos a algunas de las narraciones que demuestran el desarrollo y progreso de la industria y la ciencia en épocas de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.):

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.) respecto a la forma que asumirán las comunicaciones en épocas del Imam de la Época (a.ÿ.): “En épocas de Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.) el creyente que se encuentre en el oriente de la Tierra, verá a su hermano que se encuentre en el occidente de la Tierra. Asimismo, el creyente que se encuentre en el occidente, verá a su hermano que se encuentre en el oriente”.56

Estas narraciones pueden comprenderse mejor si tomamos en cuenta la invención de los teléfonos de imagen. No está claro si es que ese mismo sistema de comunicación será ampliado de tal manera que en todo el mundo la gente podrá utilizarlo, o si algún sistema aún más desarrollado tomará su lugar, o si acaso se trata de otro asunto superior.

Asimismo, dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.) en otra narración: “Cuando nuestro Qâ’im se levante, Dios incrementará el poder de audición y visión de nuestros shias de tal manera que Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) hablará con sus shias desde una distancia de un barîd57 y ellos escucharán sus palabras y lo verán, siendo que el Mahdî se encontrará en su lugar”.58

Mufaddal ibn ‘Umar preguntó al Imam As-Sâdiq (a.s.): “¿En qué región y lugar se manifestará Hadrat Al-Mahdî?”.

Hadrat As-Sâdiq (a.s.) respondió: “En el momento de la Manifestación no habrá ojo que vea al Mahdî sin que todos los demás ojos también lo vean (es decir, en el momento de la Manifestación, todos lo verán), y si alguien alega otra cosa que esto, ¡desmentidlo!”.59

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Es como si viera a Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.) que lleva puesta la armadura del Profeta (s.a.w.)… y no quedará gente en ninguna comarca sin ver al Mahdî, de forma que será como si él se encontrara con ellos en sus comarcas”.60

De esta narración se desprende que en épocas de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) la gente lo verá mediante dispositivos distintos a los que existen hoy en día, puesto que en la narración se transmitió que “la gente lo verá de tal manera que será como si el Mahdî se encontrara entre ellos y en sus países”, y sobre el particular existen dos probabilidades: 1. El sistema de proyección de imágenes tridimensional estará extendido en esos tiempos a lo largo y ancho del orbe. 2. Lo sustituirá un sistema mucho más avanzado, a través del cual verán al Mahdî; o quizás el hadîz haga referencia a los milagros del Imam.

En cuanto al sistema de transporte en esos días, dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.): “Después de vosotros vendrán gentes bajo cuyos pies la tierra será atravesada rápidamente… y las puertas del mundo se abrirán ante ellos… Recorrerán la tierra en menos de un abrir y cerrar de ojos en una vía tan rápida, que si alguno de ellos quisiera cubrir en un momento la distancia que separa el oriente del occidente de la Tierra, lo haría”.61

Respecto al desarrollo de los medios de información al momento de la Manifestación del Mahdî y durante su gobierno, nos han llegado algunas narraciones. Nos conformamos con mencionar dos de las mismas:

Dijo el Noble Profeta (s.a.w.): “¡Juro por Aquél en cuyas manos está mi alma! que no se erigirá la Hora hasta que, cuando alguno de vosotros se ausente, su calzado, fusta, o bastón, le informen qué hizo su familia tras salir él de su casa”.62

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.) respecto a los medios informáticos en tiempos de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.): “Él fue llamado Al-Mahdî debido a que guiará hacia asuntos ocultos, al punto que enviará a algunos individuos a matar a una persona a quien la gente no considerará criminal ni pecadora. [El grado de información que el Mahdî poseerá de la gente será tal que] cuando alguien diga algo en su casa, tendrá miedo de que las paredes den parte de ello y testifiquen en su contra”.63

Es posible que esta narración haga referencia a un extraordinario desarrollo del sistema de información en tiempos de Hadrat Al-Mahdî, puesto que, naturalmente, un gobierno que prevalecerá sobre todo el mundo, también necesitará de complejas estructuras y sistemas de información. Asimismo, es posible que el propósito sea lo aparente de la expresión, y que las mismas paredes sean las que informen.

Expansión de la cultura islámica

En el gobierno del Mahdî (a.ÿ.) la gente se volcará al Islam de una manera sin precedentes; los tiempos de sofocamiento y represión a las personas de fe y de prohibición de las expresiones islámicas llegarán a su fin, y en todas partes resonará la voz del Islam, manifestándose los efectos de la religión. Según lo expresado en algunas narraciones, el Islam penetrará en toda casa, cabaña y tienda, tal como se infiltran el frío y el calor en ellas. Así como la penetración del calor y del frío no es optativa, y aún cuando se trate de impedirlo, lo mismo se infiltra, quedando bajo sus efectos, el Islam también -y aún existiendo la oposición en el corazón de algunos- en esos días penetrará en todo lugar, ciudad, pueblo, llanura y desierto, y los dispondrá bajo su influencia, transformándolos.

Bajo tales circunstancias, naturalmente el interés y aceptación de la gente por las expresiones y consignas religiosas no tendrá precedentes. La enseñanza del Corán, la Oración en Congregación y la Oración del Viernes, serán objeto de una considerable aceptación por parte de la gente, y las mezquitas de la actualidad, incluso las que sean construidas en el futuro, no alcanzarán a solventar su necesidad. Lo que nos llegó en las narraciones sobre que en una mezquita se realizará doce veces la Oración en Congregación en cada tiempo de la misma, es una clara prueba sobre la magnitud de la aceptación de las expresiones religiosas por parte de la gente. Esto es digno de atención teniendo en cuenta que al momento de la Manifestación del Imam, la población mundial disminuirá por efecto de las matanzas.

Bajo este contexto, el rol de una oficina o de un ministerio que tome a su cargo la responsabilidad de los asuntos culturales y religiosos será de gran importancia. Se construirán mezquitas según la proporción de la población, e incluso en un lugar será necesario construir una mezquita que tenga quinientas puertas. Además, se transmitió en una narración que la mezquita más pequeña de Kûfah en esos días será la actual Mezquita de Kûfah, la cual hoy en día es una de las más grandes del mundo.

Seguidamente nos ocuparemos, basándonos en las narraciones, del tema de la propagación de la enseñanza del Corán y de las ciencias islámicas, del incremento del número de las mezquitas, y del desarrollo de la espiritualidad y noble moral durante el gobierno de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.):

Enseñanza del Corán y de las ciencias islámicas

Dijo Amîr Al-Mu’minîn (a.s.): “Es como si viera a mis shias que están reunidos en la Mezquita de Kûfah y que, mediante el despliegue de tiendas, enseñan a la gente el Corán en el mismo orden que descendió”.64

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Es como si viera a los shias de ‘Alî (a.s.) portando en sus manos Al-Mazânî (el Corán) y enseñándolo a la gente”.65

Dijo Al-Asbag ibn Nubâtah: Escuché a ‘Alî (a.s.) decir: “Es como si viera a los ‘aÿam (no árabes), cuyas tiendas fueron desplegadas en la Mezquita de Kûfah, y enseñan a la gente el Corán de la misma manera que descendió”.66

Esta narración clarifica la identidad de los instructores, que son de entre los ‘aÿam, y según el testimonio de los filólogos,67 el propósito de ‘aÿam aquí son los persas e iraníes.

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.): “En tiempos de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) se os otorgará sabiduría y entendimiento en tal medida, que una mujer en su casa juzgará según el Libro de Dios Altísimo y la Tradición del Mensajero de Dios (s.a.w.)”.68

Construcción de mezquitas

Dijo Habbah Al-‘Aranî: Amîr Al-Mu’minîn partió hacia el territorio de “Hîrah”69y dijo: “Ciertamente que en la ciudad de Hîrah será construida una mezquita que tendrá quinientas puertas y donde rezará el lugarteniente del Qâ’im, puesto que la mezquita de Kûfah les resultará estrecha; y allí rezarán doce Imames de Oraciones Comunitarias justos”. Dije: “¡Oh Amîr Al-Mu’minîn! Así como lo describes, ¿acaso la Mezquita de Kûfah tendrá capacidad para albergar a la gente en ese entonces?”. Dijo: “Cuatro mezquitas serán construidas allí: la Mezquita de Kûfah (actual) será la más pequeña de todas ellas, esta mezquita (de Hîrah que tendrá quinientas puertas), y otras dos mezquitas que estarán situadas a los dos lados de Kûfah”. Entonces Hadrat ‘Alî señaló hacia el río de la gente de Basora y al río de la gente de Al-Garî (Naÿaf).70

Asimismo, Hadrat ‘Alî (a.s.) dijo: “Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) continuará marchando… hasta que en Constantinopla y cerca de allí sean construidas numerosas mezquitas”.71

Dijo Al-Mufaddal: “Dijo Hadrat As-Sâdiq (a.s.): “Cuando el Qâ’im (a.ÿ.) se levante, construirá en las afueras de la ciudad de Kûfah (Dzahr al-Kûfah) una mezquita que tendrá mil puertas”.72

Quizás el sentido de Dzahr al-Kûfah mencionado en la narración sea la ciudad de Naÿaf al-Ashraf, puesto que los sabios se han expresado con respecto a Naÿaf como Dzahr al-Kûfah.

Desarrollo de la espiritualidad y la moral

Dijo Amîr Al-Mu’minîn (a.s.): “En tiempos del Mahdî (a.ÿ.) la gente se volcará a la adoración, a la ley divina y a la religión, y celebrará la oración en congregación”.73

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Las casas de Kûfah se conectarán con el río de Karbalâ’ y Hîrah, de forma que los días viernes la persona orante se montará sobre una rápida cabalgadura para participar en la Oración del Viernes, pero no llegará a ella”.74

Quizás esto haga alusión al incremento y aglomeración de la población que se convertirá en un impedimento para su participación y presencia a tiempo en la Oración del Viernes; y el que todos los orantes se reúnan en un solo sitio y no sea celebrada más que una sola Oración del Viernes, quizás se deba a que estas tres ciudades se tornarán una, puesto que desde el punto de vista de la legislación islámica no está permitido celebrar más de una Oración del Viernes en una misma ciudad.

Dijo Al-Mufaddal ibn ‘Umar: Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Cuando nuestro Qâ’im se levante… la persona entrará en la noche siendo ignorante, miedosa y avara, y al llegar la mañana, será la más sabia, generosa y valiente de las gentes, y la victoria marchará por delante suyo”.75

Dijo Hadrat ‘Alî (a.s.): “Cuando nuestro Qâ’im se levante…, los rencores de los siervos entre sí se desvanecerán de sus corazones”.76

Asimismo, el Noble Profeta del Islam dijo al respecto: “… En esos días se desvanecerán los rencores y animosidades de los corazones”.77

En cuanto a la desaparición de la corrupción moral y la desviación, dijo el segundo líder de los shias, el Imam Al-Hasan (a.s.): “Al final de los tiempos Dios suscitará el Levantamiento de un hombre… y no quedará ningún desviado y corrupto sin que sea reformado”.78

Una de las particularidades de los días de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) es que desaparecerán la codicia y la avaricia y se manifestará un sentido de suficiencia en las personas.

Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.): “Cuando Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) se levante, Dios insuflará la riqueza y la suficiencia en el corazón de sus siervos, de forma que el Mahdî anunciará que todo el que necesite bienes y riquezas se dirija hacia él, pero nadie se presentará”.79

Un punto digno de atención en esta narración es que en el hadîz se ha utilizado el vocablo “‘ibâd” (siervos), lo que significa que esta transformación espiritual no será particular de un grupo en especial, sino que se producirá en todas las personas.

Asimismo, dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.): “Os albricio con el Mahdî (a.ÿ.) que será enviado hacia mi comunidad, en tanto las agitaciones y las diferencias prevalecerán entre la gente. Entonces llenará la Tierra de justicia y equidad, así como antes habrá sido llenada de injusticia y opresión, y los habitantes de la Tierra y del cielo estarán satisfechos con él. Dios hará rebosar de suficiencia a los corazones de la comunidad de Muhammad (s.a.w.), de forma que un pregonero clamará: “Todo el que necesite bienes, que venga [para que su necesidad sea aplacada]”, pero excepto una sola persona, nadie más irá. Entonces Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) le dirá: “Ve ante el tesorero y dile: El Mahdî ha ordenado que me des bienes y riquezas”. El tesorero le dirá: “Apiña dos manojos de dinero”. Esta persona echará el dinero en su regazo, pero cuando aún no se haya retirado de aquel lugar, se arrepentirá de su accionar, y se dirá a sí misma: “¡¿Qué sucedió que me convertí en la persona más codiciosa de la comunidad del Profeta?! ¿Acaso me resulta escaso lo que es vasto para los demás?”. Entonces regresará para devolver esos bienes, pero el tesorero no aceptará y le dirá: “¡Nosotros no aceptamos que se nos devuelva lo que concedimos!”.80

En la narración se ha utilizado la frase “Iamla’-u qulûba ummati Muhammad ghinâ” (“hará rebosar de suficiencia a los corazones de la comunidad de Muhammad (s.a.w.)”), la cual es digna de atención, puesto que no se plantea la riqueza y opulencia, sino el sentido de suficiencia y conformidad del espíritu; es posible que la persona sea pobre pero que tenga un espíritu autosuficiente. Además, desde el punto de vista material también gozarán de una buena situación.

También nos han llegado narraciones respecto al desarrollo del intelecto, la perfección moral y la fortaleza de espíritu de la gente en épocas de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.). Nos conformaremos con mencionar solo algunas de ellas:

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.): “Cuando nuestro Qâ’im se levante, colocará su mano sobre la cabeza de los siervos de Dios, reunirá sus intelectos (esto es, los concentrará y desarrollará), y perfeccionará su moral (ajlâqahum)”.81 En Bihâr al-Anwâr dice “ahlâmahum”, esto es, “sus anhelos”.82

Debido a que el Imam de la Época (a.ÿ.) aplicará los preceptos islámicos en forma completa, ello suscitará el desarrollo intelectual de la gente, concretándose el objetivo del Noble Profeta (s.a.w.) que reza: “Ciertamente que fui enviado para completar la más elevada moral”.

Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.) a Hadrat Fátima (a.s.): “De la descendencia de estos dos (Al-Hasan y Al-Husain), Dios enviará a una persona que conquistará las fortalezas de la perdición y a los corazones oscuros y sellados”.83

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.): Dijo Amîr Al-Mu’minîn (a.s.): “Surgirá un hombre de mis descendientes… y colocará su mano sobre la cabeza de los siervos de Dios. Entonces no quedará ningún creyente sin que su corazón se vuelva más firme que las grandes piezas de hierro y Dios Altísimo le otorgue la fuerza de cuarenta hombres”.84

En tiempos de Hadrat Al-Qâ’im la gente se convencerá de lo engañoso del mundo y considerará que todos los problemas y pecados surgen del apego al mismo, y desde el punto de vista de la fe y la piedad llegarán a un punto que ya el mundo no les seducirá.

Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.): “La tierra expulsará los mejores tesoros que contiene, como piezas de oro y plata. Entonces el asesino llegará y dirá: “¿¡Por ellos fue que maté!?”; el que haya cortado los lazos de parentesco dirá: “¿¡Esto fue lo que ocasionó que cortara los lazos de parentesco!?”; el ladrón dirá: “¿¡Por esto fue que mi mano fue cortada!?”. Luego, soltarán todo eso y no tomarán nada”.85

Dijo Zaid az-Zarrâd: Le dije al Imam As-Sâdiq (a.s.): “Tememos no ser de entre los creyentes”. Dijo: “¿Por qué?”. Dije: “Porque entre nosotros no encontramos a nadie que prefiera a su hermano en la religión por sobre el dirham y el dinar, sino que preferimos el dirham y el dinar por sobre un hermano creyente con el que nos une la lealtad y aceptación de la Wilâiah de Amîr Al-Mu’minîn (a.s.)”.

Hadrat As-Sâdiq dijo: “¡No es así! Vosotros sí sois creyentes, pero vuestra fe no se completará sino hasta que surja nuestro Qâ’im. En ese momento, Dios suscitará en vosotros la paciencia e indulgencia y entonces seréis creyentes completos”.86

La seguridad

En tanto que antes de la Manifestación de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) imperarán sobre el mundo condiciones inseguras, una de las tareas más básicas del Mahdî será devolver la seguridad a la sociedad. Con la precisa programación que se realizará en el gobierno de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.), la seguridad volverá a la sociedad en todos los terrenos, y la gente continuará su vida en un ambiente repleto de seguridad, una seguridad de la que el ser humano no habrá gozado en ninguna época.

Los caminos serán tan seguros que las mujeres jóvenes viajarán de un lado a otro sin que un pariente íntimo las acompañe, y estarán a salvo de todo tipo de agresiones y miradas malintencionadas.

La gente vivirá bajo una completa seguridad jurídica, de forma que ya nadie tendrá ni el más mínimo temor de que sus derechos sean pisoteados. Los programas y leyes serán diseñados y ejecutados de tal manera que la gente gozará de una seguridad material y física completa. El robo desaparecerá de la sociedad y la seguridad material será tan extensiva que si alguien pusiera su mano en el bolsillo de otro, jamás se dará la posibilidad de que le esté robando, y su accionar estará justificado.

La inseguridad desaparecerá de la sociedad dando lugar a la seguridad, lo cual abarcará también a los animales y a todo ser vivo, de manera que la oveja y el lobo vivirán uno al lado del otro, y los niños jugarán con los escorpiones e insectos venenosos sin salir lastimados.

Seguridad general

Dijo al respecto el Mensajero de Dios (s.a.w.): “Cuando Jesús, el hijo de María, descienda desde el cielo a la Tierra y mate al Daÿÿâl… el pastor les dirá a sus ovejas y animales: “¡Id a tal lugar para pacer, y volved a tal hora!”. Se verá al rebaño de ovejas entre dos plantíos, sin jamás abalanzarse ni a una sola espiga de los mismos, ni quebrar con sus patas ni una sola de sus ramas”.87

Expresó el Mensajero de Dios (s.a.w.): “… Llenará la Tierra de justicia como antes habrá sido llenada de injusticia, al punto que la gente volverá a su fitrah(naturaleza primigenia). Ninguna sangre será derramada en vano, ni ninguna persona dormida será despertada”.88

Dijo Ibn ‘Abbâs respecto a la expansión de la seguridad en épocas del Mahdî (a.ÿ.): “En esa época, incluso el lobo no devorará a la oveja, el león no matará a la vaca, la serpiente no hará daño alguno a las personas, y el ratón no roerá los sacos”.89

Dijo Amîr Al-Mu’minîn (a.s.): “Cuando nuestro Qâ’im se levante, el cielo hará descender sus lluvias, y los animales depredadores convivirán en paz con el ganado, al punto que una mujer irá desde Irak hasta Shâm sin que ninguna fiera la amedrente ni ella le tema”.90

Asimismo, dijo Amîr Al-Mu’minîn (a.s.): “El ejército del Mahdî (a.ÿ.) destruirá al ejército del tuerto Daÿÿâl (en un período de cuarenta días, desde la salida del sol hasta su puesta), y purificará la Tierra de su existencia. Desde ese momento en adelante, el Mahdî tomará a su cargo el gobierno del oriente y del occidente de la Tierra; conquistará desde Ÿâbelqâ hasta Ÿâbersâ, e imperará sobre todos los países, afianzándose su gobierno y comandancia. El Mahdî se comportará con la gente con justicia al punto que la oveja pacerá al lado del lobo y los niños jugarán con los escorpiones sin sufrir daño alguno; y las maldades desaparecerán, permaneciendo sólo las bondades”.91

Encontramos en una narración que: “No tendrá lugar la Hora sino hasta que Jesús descienda… el lobo en el rebaño de ovejas será como el perro ovejero, y el león en la manada de camellos será cual una cría de camello o su pareja”.92

Dijo Hudhaifah: Escuché al Profeta de Dios (s.a.w.) decir: “Cuando surja Hadrat Al-Qâ’im… las aves vivirán reposadamente en sus nidos y los peces en sus cursos de agua”.93

Quizás el sentido sea que ellos se sentirán seguros, por lo que, despreocupados, pondrán huevos en sus nidos y hábitat.

Dijo Abû Imâmah Al-Bâhilî: Cierto día el Profeta de Dios (s.a.w.) disertó para nosotros y al finalizar dijo: “El líder de la gente en esos días será un hombre virtuoso… En esa época el lobo no atacará a la oveja; desaparecerán los rencores y animosidades de los pechos; las bridas de los hocicos de los animales serán quitadas (y los animales no transgredirán los derechos de los demás, ¡ni qué hablar de que los hombres transgredan los derechos de los demás!). El niño introducirá su mano en las fauces de la fiera, pero el animal no le hará daño alguno; una cría de animal será arrojada ante un león y éste no le hará daño; el león, en medio de una manada de camellos será como el perro pastor, y el lobo en medio de las ovejas, como el perro ovejero”.94

Quizás esta narración haga alusión a la completa seguridad y a la existencia de un ambiente de confianza entre unos y otros.

Asimismo el Profeta (s.a.w.) dijo: “Cuando Jesús hijo de María descienda a la Tierra y mate al Daÿÿâl… las serpientes y los escorpiones estarán a la vista y no le harán daño a nadie”.95

De estos hadices queda bien en claro la magnitud de la seguridad material y física en épocas de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.), desde que un pastor que envíe a su rebaño al desierto se sentirá tranquilo respecto del robo de las personas y del ataque de los animales feroces al mismo. Una persona que salga de viaje o viva en medio de las alimañas nocivas se encontrará a salvo de su perjuicio y molestia, de forma que será como si la ley de respeto a los derechos de los demás hubiera sido aceptada incluso por los animales feroces y los insectos, y todos se encontraran sumisos y sometidos a ello. Tal vez parte de la seguridad se deba a que en tiempos del Mahdî las bendiciones divinas serán abundantes, y desde que todos los seres vivos se beneficiarán de las mismas y se sentirán seguros, no tendrán necesidad de lastimar a nadie.

La seguridad general en épocas del Imam de la Época (a.ÿ.) será tan extensiva que incluso si alguien se durmiera, tendrá la seguridad de que nadie lo despertará ni perturbará su sueño.

Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.) respecto a ello: “La comunidad del Mahdî se refugiará en él, tal como se refugian las abejas en la abeja reina. El Mahdî llenará la Tierra de justicia y equidad, tal como [antes] habrá sido llenada de injusticia y opresión, a tal punto que la gente volverá a su original fitrah(naturaleza primigenia). No se despertará de su sueño a las personas dormidas, y no será derramada la sangre de nadie”.96

Seguridad de los caminos

Nos han llegado numerosas narraciones respecto a la seguridad de los caminos durante el gobierno de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.). Nos contentamos con mencionar solo algunas:

Dijo el Noble Profeta (s.a.w.): “El gobierno del Mahdî (a.ÿ.) será de tal forma que dos mujeres marcharán de noche sin temer ninguna injusticia u opresión”.97

Asimismo, dijo el Profeta (s.a.w.): “Ciertamente que Dios hará llegar este asunto (Su religión) a su culminación, de manera que el jinete viajará en la noche desde San‘â’ hasta Hadramût, y excepto a Dios, no temerá a nada”.98

Quizás la razón por la que se ha mencionado el nombre de estos dos territorios sea por el hecho de que tienen desiertos aterradores. A veces se ha utilizado la palabra “mafâzah” (lugar de escape o salvación) para aludir a los mismos, y como un buen augurio para salir a salvo de esos desiertos.

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.): “¡Juro por Dios! Los compañeros del Mahdî lucharán tanto hasta que Dios sea adorado en Su Unicidad y no Le asocien nada, al punto que una anciana entrada en años y débil partirá de un lado a otro del mundo sin que nadie la moleste”.99

Una persona le preguntó al Imam As-Sâdiq (a.s.): “¿Por qué debemos anhelar el Levantamiento de Al-Qâ’im (a.ÿ.)?”. El Imam respondió: “¡Subhânal·lâh(Glorificado sea Dios)! ¿Acaso no quieres que [el Imam] propague la justicia en el mundo, establezca la seguridad en los caminos y actúe con equidad con el oprimido (iunsif al-madzlûm)?”.100

Uno de los compañeros del Imam As-Sâdiq (a.s.) dijo: “Cierto día Abû Hanîfah se presentó ante el Imam As-Sâdiq (a.s.), quien le preguntó:

“¿A qué territorio se refiere la aleya que dice:

﴿ سِيرُوا فِيهَا لَيَالِيَ وَأَيَّاماً ءَامِنِينَ ﴾

«… Marchad en ella tranquilos, durante el día y la noche»?”.101

Abû Hanîfah dijo: “Creo que debe ser entre La Meca y Medina”.

El Imam se dirigió a sus compañeros y dijo: “¿Sabíais que en medio de este camino la gente es atacada por los salteadores de caminos, sus bienes son saqueados, las personas no están seguras y son matadas?”.

Sus compañeros respondieron: “Sí, así es”, y Abû Hanîfah hizo silencio.

El Imam (a.s.) nuevamente preguntó a Abû Hanîfah: “¿A cuál punto de la Tierra se refiere esta aleya en la que Dios dice:

﴿ وَمَن دَخَلَهُ كَانَ ءَامِناً ﴾

«… Y quienquiera ingrese en él estará a salvo.»?”.102

Abû Hanîfah dijo: “A la Ka‘bah”.

Dijo el Imam: “Debes saber que Haÿÿâÿ ibn Iûsuf Az-Zaqafî atacó la Ka‘bah con catapultas para reprimir a Ibn Az-Zubair y lo mató. ¿Acaso él se encontraba en un lugar seguro?”.

Abû Hanîfah hizo silencio y no volvió a hablar.

Cuando él abandonó la reunión, Abû Bakr Al-Hadramî le dijo al Imam As-Sâdiq (a.s.): “¡Que yo sea sacrificado por ti! ¿Cuál es la respuesta a esas dos preguntas?”.

El Imam (a.s.) respondió: “¡Oh Abû Bakr! El sentido de «…Marchad en ella tranquilos, durante el día y la noche», es acompañar al Qâ’im de nosotros, Ahl-ul Bait. Asimismo, las Palabras de Dios que dicen: «Todo el que ingrese en él estará a salvo», esto es, quien le dé su bai‘ah (juramento de fidelidad), ingrese en su grupo, y le dé la mano en señal de bai‘ah, convirtiéndose en uno de sus compañeros, estará a salvo”.103

‘Alî ibn ‘Uqbah transmitió de su padre: “Cuando Hadrat Al-Qâ’im se levante juzgará con justicia y en su época la opresión será erradicada, los caminos y las rutas se volverán seguros, la tierra extraerá sus tesoros y los derechos serán devueltos a su gente”.104

Dijo Qutâdah: “Hadrat Al-Mahdî es el mejor de los hombres… En su época la Tierra gozará de tal seguridad que una mujer, junto a cinco mujeres más, se dirigirán a realizar la Peregrinación (Haÿÿ) sin que las acompañe hombre alguno, y no temerán de nada”.105

Dijo ‘Adîi ibn Hâtim: “Ciertamente que llegará un día en que la mujer débil se dirija sola desde Hîrah (en las cercanías de Naÿaf) a [visitar y] circunvalar la Casa de Dios, y no tema de nadie excepto de Dios”.106

Seguridad jurídica

Uno de los asuntos que se plantearán tras la Manifestación del Imam (a.ÿ.) será el de las puniciones y castigos que recibirán los causantes de que el mundo se volviera totalmente inseguro, quienes habrán dejado un saldo de millones de muertos, heridos e incapacitados y suscitado trastornos materiales y espirituales. Serán esos criminales los que habrán llevado al mundo a esa lamentable situación.

La persecución, arresto y enjuiciamiento de estas personas tras la Manifestación del Mahdî, es un asunto categórico, puesto que ejecutar las sentencias de la Ley Divina se considera una de las importantes obligaciones, especialmente en tiempos en que se encuentre presente el Imam Inmaculado y Baqîiat-ul·lâh (el Remanente de Dios) en la Tierra, en que los límites serán ejecutados de acuerdo al Libro de Dios y lejos de todo tipo de concupiscencias.

En esa época, para encargarse de este importante deber, se recurrirá a personas que, además de poseer un dominio completo de los fundamentos islámicos y jurisprudenciales, no sean objeto de la menor objeción ni reparo en lo que a sus antecedentes respecta. En las narraciones se hizo referencia a su dominio de los asuntos jurídicos y sus antecedentes y características personales, y a continuación transcribiremos algunas de esas narraciones en este terreno:

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Cuando el Qâ’im de la Familia de Muhammad (s.a.w.) se levante, sacará de atrás de la Ka‘bah a diecisiete personas. Cinco personas del pueblo de Moisés, que juzgan con la verdad e imparten justicia mediante la misma; los siete Compañeros de la Caverna (As·hâb al-Kahf);Josué, el sucesor de Moisés; el Creyente de la familia del Faraón; Salmân Al-Fârsî; Abû Duÿânah Al-Ansârî y Mâlik Al-Ashtar”.107

Abû Basîr le preguntó al Imam As-Sâdiq (a.s.): “¿Acaso fuera de este grupo (trescientas trece personas) no habrá otras personas detrás de la Ka‘bah?”. El Imam respondió: “Sí, habrá otros creyentes, pero este grupo será el de los jurisconsultos, selectos, gobernantes y jueces, cuyos pechos y espaldas frotará [el Mahdî], y a raíz de ello, ningún juicio les resultará difícil”.108

En Bihâr al-Anwâr se transmitió que: “Ellos serán los compañeros del Mahdî y los gobernantes de la Tierra”.109

Dijo As-Sâdiq (el Veraz) de Ahl-ul Bait (a.s.): “Cuando Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.) se levante, designará un gobernante para cada región de la Tierra, y le dirá: Tu programa de trabajo se encuentra en tus manos; si se te presenta un problema para el cual no sabes su juicio, mira la palma de tu mano y actúa de acuerdo a lo que encuentres en ella”.110

Es posible que la comprensión del juicio de los problemas mediante la palma de la mano haga alusión a la rapidez con que se comunicarán con el gobierno central y recibirán órdenes para solucionar el problema, o bien haga referencia a la prodigiosa habilidad de los responsables, que con una mirada podrán opinar, y tal vez el problema se solucione por medio de un milagro que el intelecto humano es incapaz de comprender.

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.): “…El Mahdî (a.ÿ.) surgirá… y no quedará ningún derecho transgredido de nadie sin ser restituido”.111

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Cuando el Qâ’im de la Familia de Muhammad (s.a.w.) se levante, juzgará entre la gente según el juicio y fallo del profeta David (a.s.), y no necesitará de testigos y evidencia. Dios Altísimo le inspirará y él juzgará según su propio conocimiento”.112

Dijo Ÿa‘far ibn Saîiâr Ash-Shâmî: “En tiempos del Mahdî (a.ÿ.) la devolución de los derechos expoliados alcanzará tal magnitud que, aunque el derecho de alguien se encontrara bajo los dientes de otro, el Mahdî lo recobrará y devolverá a su dueño”.113

Por supuesto, esta manera de resguardar los derechos de la gente será digna de una corte [de justicia] del gobierno del Mahdî (a.ÿ.), cuyos jueces sean personas como: Salmân, Mâlik Al-Ashtar, las grandes personas del pueblo de Moisés, etc., y de un aparato judicial cuyo liderazgo esté a cargo del mismo Mahdî. Es natural que entonces ya no exista preocupación por el menoscabo de los derechos, tal como lo expresa la frase: “Aunque el derecho de alguien se encuentre bajo los dientes de otro, el Mahdî lo recobrará y devolverá a su dueño”.

La economía

Si el gobierno goza del respaldo de Dios Altísimo y ejecuta las normas y disposiciones divinas en la sociedad, la gente también, por bendición suya, se transforma y se vuelca a la piedad y bondad, y como resultado, desde todas partes descienden las bendiciones de Dios sobre los siervos.

Leemos en el Generoso Corán:

﴿ وَلَوْ أَنَّ أَهْلَ الْقُرَى ءَامَنُوا وَاتَّقَوْا لَفَتَحْنَا عَلَيْهِمْ بَرَكَاتٍ مِنَ السَّمَآءِ وَالاَرْضِ ﴾

«Mas si los moradores de las ciudades hubiesen creído y temido a Dios, les habríamos agraciado con las bendiciones del cielo y de la tierra…».114

Durante el gobierno del Mahdî (a.ÿ.), en que la gente se volcará hacia la obediencia de Dios y se someterá a la orden de la Prueba de Dios (a.ÿ.), ya no habrá razón para que la tierra y el cielo nieguen su bendición a los siervos. Debido a ello, comenzarán a caer lluvias estacionales, los ríos se llenarán de agua, las tierras se volverán fértiles y la agricultura florecerá, los jardines reverdecerán y se volverán fructíferos, los desiertos de La Meca y Medina, que nunca vieron verde alguno, repentinamente se convertirán en palmerales, y la ganadería se expandirá.

La economía de la sociedad florecerá, la pobreza y la indigencia desaparecerán, en todas partes se observará la prosperidad y el comercio florecerá notablemente.

Nos han llegado numerosas narraciones concernientes al florecimiento de la economía en tiempos del Imam de la Época (a.ÿ.). Seguidamente citaremos sólo algunas en cada terreno:

Florecimiento de la economía y bienestar social

Lo que en este sentido se desprende de las narraciones es que, por efecto del mejoramiento de la situación económica, la pobreza e indigencia serán erradicadas de la sociedad humana; a la persona necesitada se le dará en tal medida que no podrá cargar los bienes y riquezas, y la situación general de la sociedad mejorará tanto que los poseedores de zakât se verán en aprietos para hacerlo llegar a los necesitados

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La repartición de los bienes y la concesión de las riquezas

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.): “Cuando el Qâ’im de Ahl-ul Bait se levante, repartirá [el Tesoro Público] equitativamente, y actuará con justicia entre la gente… Riquezas que se encuentren sobre la tierra (como aquellas del jums y el zakât) y riquezas subterráneas (como los tesoros y los yacimientos) se reunirán en torno al Mahdî. Entonces él se dirigirá a la gente diciendo: “Venid y tomad aquello por lo cual rompíais los lazos familiares, derramabais sangre ilícita y os implicabais en aquello que Dios, Imponente y Majestuoso, prohibió”. Y concederá tantos bienes como nunca antes nadie lo habrá hecho”.115

Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.): “Al final de los tiempos se manifestará un califa que otorgará los bienes sin contarlos”.116

Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.): “En tiempos de desesperanza y surgimiento de conflictos se manifestará una persona a la que llamarán “el Mahdî”, cuyas dádivas a la gente serán agradables”.117

Las dádivas del Mahdî serán de una manera paternal y sin echar en cara las mismas, por lo tanto, serán agradables, lo contrario a las concesiones de los demás cuyo precio termina siendo la servidumbre, vender la religión o empeñar el honor.

Asimismo, dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.): “Surgirá una persona de Quraish… repartirá los bienes entre la gente y actuará según la tradición de su Profeta”.118

En otra narración expresó: “El Mahdî extraerá los tesoros subterráneos, repartirá los bienes entre la gente, y el Islam reencontrará su esplendor”.119

Dijo también el Profeta (s.a.w.): “En los últimos períodos de mi comunidad, habrá un califa que esparcirá los bienes entre la gente de a puñados, sin contarlos”.120

Dijo ‘Abdul·lâh ibn Sinân: Le dijo mi padre al Imam As-Sâdiq (a.s.): “Soy propietario de parcelas de tierras pródigas que cultivé”. Hadrat As-Sâdiq durante un momento hizo silencio y luego dijo: “Si nuestro Qâ’im se levantara, tu parte de la tierra sería mayor que eso”.121

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.): “Cuando el Qâ’im de Ahl-ul Bait se levante, repartirá [el Tesoro Público] equitativamente y actuará con justicia entre la gente”.122

Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.): “El último de los Imames tendrá mi mismo nombre. Él surgirá y llenará el mundo de justicia. En tanto las riquezas estarán apiladas, una persona le requerirá bienes y el Imam (a.ÿ.) le dirá: ‘Toma tú mismo”.123

Erradicación de la pobreza de la sociedad

Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.): “Cuando Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) se manifieste… hará circular los bienes [y el zakât] por los caseríos, pero no se encontrará a nadie que los acepte”.124

Asimismo dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.): “En mi comunidad estará el Mahdî (a.ÿ.), y en su gobierno los bienes y la riquezas estarán apilados”.125

Este hadîz hace alusión a la desaparición de la necesidad en la sociedad, de forma que los bienes superarán al consumo. En otros términos, la nación de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ,) no sólo no tendrá déficit de presupuesto, sino que sus ingresos excederán al mismo.

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Cuando nuestro Qâ’im se levante… la tierra arrojará y dejará al descubierto sus tesoros, de manera que la gente los verá sobre la tierra con sus propios ojos; y los poseedores de zakât buscarán a alguien que se encuentre necesitado para darles su zakât, pero no encontrarán a nadie, y las personas -por el Favor y Munificencia de Dios- no necesitarán de los demás”.126

Narró ‘Alî ibn ‘Uqbah: “En esos días ningún hombre entre vosotros encontrará ningún sitio para dar sadaqah (limosna) y hacer caridad, puesto que la suficiencia habrá abarcado a todos los creyentes”.127

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.): “La gente llevará sus impuestos sobre sus cuellos y se dirigirá hacia el Mahdî. Dios dará a nuestros shias una vida confortable y tranquila, y ellos transcurrirán en la suficiencia, y si no fuera por el Favor y la felicidad que les abarcará, se rebelarían”.128

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.): “Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) dará dádivas a la gente dos veces por año; le proveerá su sustento dos veces por mes, y actuará entre la gente con equidad, de forma que en la sociedad no se encontrará a una sola persona necesitada de zakât. Los que deban dar el zakât llevarán la parte de los pobres de entre sus shias ante ellos, pero ellos no aceptarán. Ellos insistirán y pondrán los bienes en sacos haciéndolos circular en sus barrios, pero ellos dirán: Nosotros no necesitamos de vuestros dirhams”.129

De las narraciones antes mencionadas se desprenden dos puntos:

Primero: Durante el gobierno de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) la gente se desarrollará de tal manera desde el punto de vista intelectual, que llevará a cabo sus obligaciones en todas las áreas sin coerción ni presión. Una de estas obligaciones es el pago de los impuestos de los ingresos a la nación islámica.

Si todos los musulmanes pagaran el jums de sus ganancias y el zakât de sus bienes al gobierno islámico, ascendería a una suma de considerables proporciones, y la nación sería capaz de llevar a cabo cualquier medida de reforma y servicios generales.

Segundo: Si bien las dádivas del Mahdî en esos días serán incalculables y la gente tendrá ingresos por medio de diversos métodos que solventarán sus necesidades, sin embargo, lo que más atraerá la atención será la exaltada naturaleza y el espíritu de suficiencia en ellos, puesto que ¡cuántos hombres ricos hay que poseen una naturaleza pobre y un espíritu avaro, y cuántas personas hay que aún siendo pobres, gozan de una exaltada naturaleza y un espíritu rico! En tiempos del Imam de la Época (a.ÿ.) la gente gozará de una riqueza de espíritu y ésta es la transformación espiritual que surgirá en esa época.

Atender a los necesitados y débiles

Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.): “…En esa época, surgirá el Mahdî (a.ÿ.) y él será de los descendientes de éste (señalando con su mano a ‘Alî ibn Abî Tâlib -la paz sea con él-). Por medio de él Dios destruirá la mentira, hará que concluyan los días de dificultad, y quitará de vuestros cuellos la humillación de la esclavitud y la servidumbre”.130

Dijo Amîr Al-Mu’minîn (a.s.): “Cuando el Imam de la Época (a.ÿ.) se manifieste, no dejará ningún esclavo musulmán sin que lo compre y libere, ni ningún deudor sin que él pague su deuda”.131

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.): “Cuando el Mahdî (a.ÿ.) se manifieste, pasará por la ciudad de Medina y liberará a todo el que pertenezca a Banî Hâshim (y se encuentre allí prisionero)”.132 Luego, Ibn Arta’ah dijo: “Él se dirigirá hacia Kûfah y liberará a los de Banî Hâshim (de las prisiones)”.

Dijo Tâwûs Al-Iamânî: “La característica del Mahdî (a.ÿ.) es que, en relación con sus gobernadores y funcionarios, es severo, en relación con la concesión de bienes es dadivoso, y en relación con los pobres, menesterosos e indigentes es compasivo y afectuoso”.133

Dijo Abû Ru’bah: “El Mahdî concederá dádivas a los menesterosos con sus propias manos”.134

Es posible que el propósito sea que Hadrat Al-Mahdî tendrá una consideración especial con los indigentes y menesterosos y otorgará más bienes a éstos, y además de los derechos que todo musulmán tiene al Tesoro Público, a ellos les dará la suma que él estime conveniente.

Edificación y prosperidad

Podemos percatamos de la grandeza e importancia de la edificación y prosperidad en el gobierno del Imam de la Época (a.ÿ.) cuando tomamos en cuenta la magnitud de la destrucción que tendrá lugar antes de la Manifestación. Así es, un mundo que se verá afectado por una guerra destructiva, que habrá caído presa de los ávidos de poder, que durante mucho tiempo arderá en las llamas de la guerra, y que dejará como saldo muertos y destrozos, tendrá más necesidad de urbanización y desarrollo, por lo que el gobierno del Mahdî (a.ÿ.) se dedicará a enmendar esas destrucciones al punto que la prosperidad y el progreso serán destacables a lo largo y ancho del orbe.

Dijo ‘Alî (a.s.): “El Mahdî (a.ÿ.) despachará hacia todas las ciudades a sus compañeros que desde el comienzo del Levantamiento habrán cerrado un acuerdo y pacto con él, y les encomendará la justicia y la bondad. Cada uno de ellos se convertirá en el gobernante de un territorio, y tras ello, todas las ciudades del mundo prosperarán con justicia y bondad”.135

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.) a este respecto: “En épocas del gobierno del Mahdî (a.ÿ.) no quedará sobre la Tierra ninguna ruina sin que sea restaurada y hecha habitable”.136

Asimismo dijo: “Después de que Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) ingrese en Kûfah… encargará a un grupo cavar un río por detrás del sepulcro del Imam Al-Husain (a.s.) que discurra hacia la gente de Al-Garî para que el agua aflore en la ciudad de Naÿaf, y sobre ese río construirán puentes”.137

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Cuando nuestro Qâ’im se levante… se unirán las casas de Kûfah con el río de Karbalâ’ y con Hîrah”.138

Esta narración informa de la expansión edilicia de la ciudad de Kûfah, que desde un lado se unirá a Hîrah -que en la actualidad se encuentra a unos sesenta kilómetros de Kûfah-, y desde el otro se unirá a Karbalâ’, la cual también se encuentra a una distancia semejante.

Dijo Hubbah ‘Aranî: Amîr Al-Mu’minîn (a.s.) fue a la ciudad de Hîrah, y encontrándose allí y mientras señalaba con su mano a la ciudad de Kûfah, dijo: “Ciertamente que las casas de la ciudad de Kûfah se unirán a la ciudad de Hîrah, y [el progreso será tanto que] cada dhirâ‘139 (braza) de terreno de estas dos ciudades será comprado y vendido en dinares [y a un gran costo]”.140

Quizás la expansión de Kûfah y el encarecimiento de sus tierras se deban a que allí será la capital del gobierno islámico, y según una narración, los creyentes se dirigirán allí.

Asimismo, en épocas de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) también se expandirán los caminos y las rutas y se promulgarán normativas especiales en este aspecto. Sobre el particular, el Imam Al-Bâqir (a.s.) se expresó de la siguiente manera:

“Cuando Hadrat Al-Qâ’im se levante, se dirigirá a la ciudad de Kûfah… Entonces no dejará ninguna mezquita sobre la Tierra que tenga balcones o torrecillas [o tenga vista por sobre las otras casas] sin que la destruya, disponiéndola de una forma que no sobresalga; y ampliará los caminos principales”.141

Dijo el Imam Al-Kâdzim (a.s.): “Cuando nuestro Qâ’im se levante, anunciará a los que tengan cabalgaduras que transiten por medio del camino, y a los peatones les ordenará caminar por los lados. Entonces, a todo jinete que marche por los lados y lastime a alguien, le obligará a pagar la dîiah y el precio de sangre, y en caso de que un peatón camine por medio del camino y salga lastimado, no tendrá derecho a tomar la dîiah”.142

De esta narración se desprende que las ciudades y el tráfico crecerán tanto que no sólo se promulgarán leyes para los medios de transporte sino también para los peatones. Así es, un gobierno que dispondrá de ciencia e industria, ampliará los caminos principales, y construirá vastas avenidas, sin lugar a dudas, paralelamente también promulgará leyes para el tráfico con fuertes garantías de ser cumplidas.

La agricultura

Uno de los sectores que durante el gobierno del Imam de la Época (a.ÿ.) será objeto de una notable transformación, es el de la agricultura y la ganadería. Después de que la gente haya probado el amargo sabor de la carencia de lluvia y las continuas sequías, la falta de productos alimenticios y la destrucción de las plantaciones, haya pasado un tiempo sin rastros de ganado o cría de animales y que para conseguir un bocado de pan a veces haya llegado al punto de sacrificar la cosa más preciada, esto es, la castidad de sus mujeres y el honor, surgirá una transformación extraordinaria en la agricultura y la ganadería, y los productos alimenticios se volverán abundantes en la sociedad.

Antes de la Manifestación del Imam, si a veces caía lluvia, la tierra no la aceptaba, y cuando a veces la tierra la requería, no llovía, y los productos agrícolas se destruían; otras veces, las lluvias a destiempo destruían los productos. En épocas del Mahdî la pluviosidad sufrirá trasformaciones. Primero caerán precipitaciones que la gente no habrá visto en toda su vida, y tras ello, la misericordia divina descenderá oportunamente sobre los seres humanos, y como resultado, las bendiciones de Dios sobre las personas se tornarán abundantes, de manera que será como poder reunir los productos de decenas de años en un solo día. En las narraciones se transmitió que de un “man”(cantidad equivalente a tres kilogramos) de trigo, se obtendrán cien “man” del mismo producto.

Las narraciones anuncian la precipitación de veinticuatro lluvias que caerán tras la Manifestación, y que inmediatamente después abundantes bendiciones abarcarán a la gente. El reverdecimiento abarcará a las montañas, los valles y los desiertos, y no quedarán huellas de sequedad en los desiertos yermos y siempre áridos. Las bendiciones divinas serán tantas que la gente anhelará que sus muertos vuelvan a la vida.

La abundancia de lluvias

Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.): “El cielo enviará abundantes lluvias sobre ellos”.143

En otra narración dijo: “Dios hará descender la bendición desde el cielo para él (el Mahdî)”.144

Asimismo dijo: “La justicia y la equidad abarcarán a la Tierra y el cielo hará caer lluvias, y como resultado, la tierra extraerá sus productos, y durante el gobierno del Mahdî mi comunidad gozará de una bendición tal que nunca antes habrá visto”.145

Dijo Amîr Al-Mu’minîn a este respecto: “Dios comenzó la creación a causa de nuestra existencia, y será también a causa de nuestra existencia que la finalizará. Suprime todo lo que Él desea a través de nosotros, y confirma todo lo que Él desea a través de nosotros. Por nuestra existencia pondrá fin a los tiempos difíciles, y será a causa de nosotros que enviará lluvias. Entonces, que la soberbia no os haga ensoberbecer respecto a Dios. Desde el día en que Dios, Imponente y Majestuoso, lo aprisione, el cielo no dejará caer ni una gota de agua, y si nuestro Qâ’im se levanta, el cielo hará descender lluvias de misericordia”.146

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Cuando lleguen los días del Levantamiento de Hadrat Al-Qâ’im, en Ÿumâdâ al-Âjirah y [durante] diez días del mes de Raÿab caerán lluvias de un modo que las criaturas no habrán visto igual”.147

Dijo Sa‘îd ibn Ÿubair: “En el año en que Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) se levante, lloverá veinticuatro veces, y sus efectos y bendiciones serán manifiestos”.148

Respecto al hecho de que en épocas de Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.) el agua será abundante, dijo el Noble Mensajero del Islam (s.a.w.): “En su nación (la del Mahdî) las aguas se volverán abundantes y el agua de los ríos crecerá”.149

En otra narración dijo: “…Los pájaros se alegrarán… los ríos crecerán, las vertientes se desbordarán, y la tierra dará muchas veces más productos”.150

Abundancia de productos agrícolas

Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.): “¡Bienaventurado sea aquél que esté con vida después de que sea matado el Daÿÿâl, puesto que al cielo se le permitirá llover y a la tierra se le permitirá producir cultivos, de manera que si se colocara una semilla sobre la montaña de Safâ, de seguro crecería. En esos días, no habrá odio ni envidia, de manera que si una persona pasara al lado de un león, éste no le haría daño alguno, y si pusiera sus pies sobre una serpiente, no lo mordería”.151

Asimismo dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.): “En épocas del Mahdî (a.ÿ.) mi comunidad alcanzará bendiciones que nunca habrá visto antes ni el bienhechor ni el corrupto. El cielo enviará sus lluvias sin cesar, y la tierra no retendrá ninguna planta en ella [sino que las hará brotar]”.152

Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.) respecto a la disposición de la tierra en épocas del Mahdî (a.ÿ.): “La tierra, tal como la plata que se sosiega después de bullir, se dispondrá lista para ser sembrada, y hará crecer sus plantas, como lo era en épocas de Adán (a.s.)”.153

Asimismo, respecto a la abundancia de los productos y su excelente producción, dijo: “…Un grano de granada saciará a varias personas,154 y un racimo de uva será comido por varias personas [y se saciarán]”.155

Dijo ‘Alî (a.s.): “Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) conquistará el oriente y occidente de la tierra… eliminará lo malo, y el bien y la bondad tomarán su lugar. El cultivador sembrará trigo y cebada, y obtendrá de cada man (equivalente a tres kilogramos), cien man de producto, de la misma manera que Dios Altísimo dijo:

﴿ فِي كُلِّ سُنْبُلَةٍ مِاْئَةُ حَبَّةٍ وَاللّهُ يُضَاعِفُ لِمَن يَشَآءُ ﴾

«… Y cada espiga contiene cien granos. Dios multiplica más aún a quien le place…».156”.157

Asimismo dijo: “El Mahdî encomendará a sus funcionarios en las diferentes ciudades la justicia entre la gente… El agricultor en esa época cultivará un modd,158 y obtendrá setecientos modd de cosecha, tal como dijo Dios, Imponente y Majestuoso: «Dios multiplica…»”.159

Dijo respecto a la fructificación de los árboles: “En épocas del Mahdî (a.ÿ.) los árboles rebosarán de frutos y las bendiciones se multiplicarán”.160

Dijo Amîr Al-Mu’minîn (a.s.): “Cuando nuestro Qâ’im se levante, el cielo descargará sus lluvias y la tierra hará crecer sus plantas… de manera que una mujer irá a pie desde Irak hasta Shâm, y a lo largo del camino no dará pasos sino sobre pastizales y arbustos”.161

Quizás Hadrat ‘Alî menciona esta región como ejemplo. Ha de tenerse en cuenta que la situación geográfica de esta región es de tal manera que en ese trayecto no se puede encontrar otra cosa excepto espinas desérticas. Tal vez el que haya aludido a esta región se deba a que en épocas de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) todas las tierras áridas se transformarán en tierras de cultivo.

Dijo el Profeta de Dios (s.a.w.) acerca de ello: “Cuando el Mahdî se manifieste en mi comunidad, la tierra liberará su esplendor y el cielo descargará sus lluvias”.162

Respecto a la interpretación de la bendita aleya:

﴿ مُدْهَآمَّتَانِ ﴾

«(Siendo los dos) verduscos»,163

dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Palmeras datileras unirán entre La Meca y Medina”.164

Asimismo dijo: “… ¡Juro por Dios! Después de la desaparición del Daÿÿâl se practicará la agricultura y se plantarán árboles”.165

Y según lo transmitido por el Sheij At-Tûsî en At-Tahdhîb (dijo el Imam): “Practicaremos la agricultura y plantaremos árboles”.166

Expansión de la ganadería

Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.): “En los últimos días de mi comunidad, surgirá el Mahdî (a.ÿ.)… y los rebaños serán abundantes”.167

Asimismo dijo: “En esa época habrá rebaños que continuarán viviendo”.168

En las palabras del Profeta (s.a.w.) hay un punto que indicaría que antes de esa época, por efecto de la escasez de agua y forraje y la expansión de las enfermedades, los animales de cría no podrán continuar viviendo.

Asimismo, dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.): “Después de que el Daÿÿâl sea matado, Dios conferirá bendiciones y prosperidad al ganado, de forma que una cría de camello saciará a una multitud de personas, un ternero abastecerá de comida a un clan [entero], y un cordero bastará para saciar a un grupo de gente”.169

El comercio

El desarrollo y expansión del comercio en un país y comunidad, es señal del florecimiento de la economía y riquezas de esa sociedad, de la misma manera que el cierre de los mercados y el estancamiento del comercio, es señal de la pobreza de la sociedad. Desde que en el gobierno del Imam de la Época (a.ÿ.) la gente vivirá en una situación económica próspera, el comercio florecerá y los mercados se volverán activos.

Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.) al respecto: “De entre las señales de la Hora (la Manifestación del Mahdî -a.ÿ.-) está que los bienes y las riquezas fluirán entre la gente cual un torrente, el conocimiento y el saber se manifestarán, y el comercio se expandirá y florecerá”.170

Dijo ‘Abdul·lâh ibn Salâm: “Tras el surgimiento del Daÿÿâl, la gente vivirá cuarenta años, las palmeras serán plantadas y se producirá un alza de los mercados”.171

Sanidad y medicina

Entre los problemas de la sociedad anterior a la Manifestación del Imam de la Época (a.ÿ.) estarán las malas condiciones en materia de sanidad y medicina, lo cual conllevará la expansión de las enfermedades contagiosas y las muertes repentinas a lo largo y ancho del mundo. La expansión de enfermedades como la lepra, la peste, la parálisis, la ceguera, los infartos y cientos de otras enfermedades peligrosas, amenazarán a tal punto la vida del ser humano que será como si todos se sentaran a esperar la muerte segura y ya no tuvieran esperanzas de vivir. De noche, al retirarse a dormir, no tendrán esperanza de permanecer vivos hasta la mañana y despertarse de su sueño, y al salir de sus casas, no tendrán esperanzas de volver.

Esta situación desgarradora y dolorosa surgirá por efecto de la polución del medio ambiente y como resultado de la utilización de armas químicas, atómicas y biológicas; o por el incremento de los cadáveres sin sepultar y su putrefacción que serán causa de enfermedades; o bien, por efecto de otras enfermedades mentales y psíquicas originadas por la inseguridad y por la pérdida de seres queridos; o quizás también, sea consecuencia de todo ello además de otras cosas de las que nada sabemos.

Bajo tales condiciones el gobierno de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) será una luz de esperanza en los corazones de los seres humanos infaustos y afligidos de esa época para terminar con esa situación y prodigar salud a la sociedad humana, y esto es exactamente lo que hará el gobierno del Imam de la Época (a.ÿ.) en ese terreno.

Seguidamente transcribiremos algunas narraciones respecto a la situación de la sanidad y la medicina antes de la Manifestación, y luego expondremos algunas narraciones respecto a los esfuerzos de Hadrat Al-Huÿÿah (a.ÿ.) por asegurar los recursos de sanidad y medicina en la sociedad:

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Expansión de las enfermedades y muertes súbitas

Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.): “De entre las señales de la aproximación de la Hora, es que el hombre morirá sin haber sentido dolor ni haber estado enfermo”.172

En otra narración dice: “Cuando se acerque la Hora (de la Manifestación del Mahdî), la caída de rayos será abundante y continua, de manera que cuando una persona se dirija ante sus parientes o a un grupo, preguntará: ¿Quién de entre vosotros fue alcanzado ayer por un rayo (su‘iqa) y se calcinó?”. Escuchará la respuesta: ‘Fulano y mengano…’.”.173

Etimológicamente, sa‘iqa significa “perder el conocimiento por efecto de escuchar un ruido espantoso”, y también tiene el significado de “encenderse y quemarse”. Las personas que son alcanzadas por rayos pierden el conocimiento, o bien, por efecto del fuego del rayo se queman,174convirtiéndose en cenizas. Es posible que el rayo (sâ‘iqah) se origine por efecto de la explosión de proyectiles de armas avanzadas de esa época, de las que se desprenderá tanto un ruido espantoso como un fuego abrasador, de forma que todo el que se encuentre cerca quedará convertido en cenizas, y los efectos que dejarán sobre las personas serán esas enfermedades, por lo cual las mismas sólo se originarían de armas de destrucción masiva.

Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.) en otra narración: “Cuando se acerque la Hora habrá muertes violentas, y seguidamente, años de abundantes terremotos”.175

Dijo a este respecto Amîr Al-Mu’minîn (a.s.): “Antes de la Manifestación del Qâ’im (a.ÿ.) abundarán dos tipos de muerte: la muerte roja y la muerte blanca, y la muerte blanca es la expansión de la peste”.176

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “De entre las señales de la Hora: la expansión de la enfermedad de la parálisis y de las muertes súbitas”.177

Dijo el Imam Al-Kâdzim (a.s.) transmitiendo palabras del Profeta (s.a.w.): “La aparición de muertes súbitas, la lepra y el cólera, se cuentan entre las señales de la cercanía de la Hora”.178

Dice en el libro Baiân al-A’immah: “De entre las señales de la cercanía de la Manifestación del Mahdî (a.ÿ.) está la expansión de la enfermedad del cólera y la peste en todo el mundo, especialmente en Bagdad y las ciudades adyacentes a la misma; como resultado de ello, grandes grupos de gente serán aniquilados”.179

Sanidad

El extraordinario progreso de las ciencias en épocas del gobierno del Mahdî (a.ÿ.), especialmente en lo concerniente a la sanidad y la medicina, y su aprovechamiento para mejorar las condiciones sanitarias en la sociedad, extinguir las llamas de la guerra, crear una atmósfera de tranquilidad mental y asegurar la salud psíquica mediante el hecho de enmendar a las personas, y asimismo, la expansión de la agricultura y la ganadería y el aseguramiento de la alimentación a un nivel óptimo, se cuentan entre los factores que elevarán a un nivel óptimo e ideal las condiciones de sanidad en tiempos del Imam de la Época (a.ÿ.). El estado físico de la gente se transformará y su vida se prolongará, de forma que una persona antes de morir verá a miles de sus hijos, nietos, etc.

Dijo el Mensajero de Dios (s.a.w.): “Cuando Jesús (a.s.) descienda de los cielos y mate al Daÿÿâl, y anochezca en tanto a la mañana siguiente el sol saldrá del oeste (y no del este), tendréis una vida prolífica y confortable durante cuarenta años, y en el transcurso de ese período de tiempo nadie morirá ni enfermará”.180

Quizás el sentido de estas palabras sea que en tiempos de Hadrat Al-Mahdî las muertes y enfermedades que se habrán expandido antes de su Manifestación serán tan escasas e insignificantes, que podrán considerarse inexistentes, o tal vez el propósito sea el significado literal, esto es, que durante ese período de tiempo no existirá la muerte y la enfermedad, y ello debido a la bendita llegada de Hadrat Baqîiatul·lâh Al-A‘dzam.

Dijo Amîr Al-Mu’minîn (a.s.): “Durante el gobierno del Mahdî (a.ÿ.)… las vidas se prolongarán”.181

Dijo Al-Mufaddal ibn ‘Umar: Escuché al Imam As-Sâdiq (a.s.) decir: “Cuando nuestro Qâ’im se levante… la gente, durante su gobierno, gozará de una larga vida, de forma que a cada persona le nacerán mil hijos”.182

Dijo el Imam As-Saÿÿâd (a.s.) al respecto: “Cuando nuestro Qâ’im se levante, Dios, Imponente y Majestuoso, alejará la enfermedad y la calamidad de nuestros shias (seguidores); dispondrá sus corazones como trozos de hierro; hará que el poder y fuerza de cada uno de ellos equivalga a la fuerza de cuarenta hombres, y ellos se convertirán en los gobernantes de la Tierra y sus prominentes personalidades”.183

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.) respecto a la salubridad del medio ambiente durante el gobierno del Imam de la Época (a.ÿ.): “Cuando nuestro Qâ’im se levante… destruirá los pozos de aguas residuales y los sumideros que se encuentren en el trayecto de los caminos”.184

La protección de la sanidad en las ciudades y en el entorno de la sociedad forma parte de las funciones de un gobierno; por lo tanto, se debe evitar todo factor que ocasione poner en peligro la salud del medio ambiente. Echar las aguas residuales de las casas en las calles y construir pozos ciegos y retretes fuera de las casas -tal como se acostumbra en algunas ciudades y aldeas- acarrea la destrucción del medio ambiente. Debido a ello, una de las tareas de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) consistirá en evitar este tipo de contravenciones sanitarias.

Medicina

Debido a que en épocas de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) las condiciones sanitarias alcanzarán un nivel óptimo, mermarán las enfermedades y muy pocas personas se verán afectadas por las diferentes dolencias y padecimientos. Además, la ciencia de la medicina en esa época también estará en la cúspide de su desarrollo, y los diferentes enfermos serán curados en un mínimo período de tiempo. Asimismo, con la ayuda divina, el Mahdî hará que los enfermos terminales también se recuperen, y se puede decir que: durante el gobierno del Mahdî no se encontrará enfermo alguno.

Dijo el Imam Al-Husain (a.s.) respecto al gobierno del Mahdî (a.ÿ.): “No quedará ningún ciego, paralítico, ni enfermo sobre la Tierra sin que Dios elimine su afección”.185

Dijo Amîr Al-Mu’minîn (a.s.): “…Entonces, nuestro Qâ’im, que estará oculto y escondido, se manifestará, en tanto que [el ángel] Gabriel se encontrará frente a él y el Libro de Dios delante suyo. El Mahdî curará a los enfermos de vitíligo y lepra”.186

Se desprende de estas narraciones que el mismo Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) jugará un papel fundamental en la curación de las enfermedades terminales.

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Cuando Hadrat Al-Qâ’im se levante, Dios alejará las enfermedades de los creyentes y les devolverá la salud”.187

Dijo el Imam Al-Bâqir (a.s.) a este respecto: “Quien alcance a ver al Qâ’im de nosotros, Ahl-ul Bait, encontrándose enfermo, se curará, y en caso de que se encuentre afectado por la debilidad, se volverá fuerte y vigoroso”.188

Encontramos en el libro Al-Jisâl del Sheij As-Sadûq: “En épocas de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) las enfermedades serán eliminadas y ellos (los creyentes) se volverán como trozos de hierro”.189

Epílogo: Martirio o fallecimiento del Imam Al-Mahdî (a.ÿ.)

Nos han llegado diversas narraciones respecto al martirio o fallecimiento del Mahdî (a.ÿ.), pero teniendo en cuenta las palabras del Imam Al-Hasan Al-Muÿtabâ (a.s.): “No hay ninguno de nosotros [los Imames] que no haya sido envenenado o martirizado”,190 se pueden anteponer las narraciones que hacen referencia al martirio del Mahdî (a.ÿ.) por sobre el resto de las mismas. Seguidamente nos conformamos con citar sólo algunas de ellas:

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.) explicando la bendita aleya:

﴿ ثُمَّ رَدَدْنَا لَكُمُ الْكَرَّةَ عَلَيْهِمْ ﴾

«Luego os concedimos el desquite sobre ellos»:191

“El sentido es: la vuelta a la vida del Imam Al-Husain (a.s.) y setenta personas de entre sus compañeros en tiempos del Imam de la Época, en tanto que llevarán puestos sobre sus cabezas cascos dorados, cada uno de los cuales tendrá dos frentes o caras, y le anunciarán a la gente la raÿ‘ah y vuelta a la vida de Hadrat Al-Husain (a.s.) a fin de que los creyentes no caigan en la duda y ambigüedad, informando a su vez que ya no están ni el Daÿÿâl ni Satanás. Esto sucederá mientras que Hadrat Al-Huÿÿah se encuentre entre la gente. Una vez que se afiance en los corazones de la gente el conocimiento de que él es [realmente] Al-Husain (a.s.), Hadrat Al-Huÿÿah (a.ÿ.) morirá. Luego, Al-Husain ibn ‘Alî (a.s.) se encargará de hacerle el gusl (baño mortuorio), de amortajarlo, de realizarle el hanût (unción con alcanfor) y de sepultarlo; y no prepara (el cuerpo de) un wasî (albacea de los profetas) para ser sepultado, excepto otro wasî”.192

Dijo Az-Zuhrî: “Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) vivirá catorce años; luego morirá de muerte natural”.193

Dijo Arta’ah: “Me llegó [la noticia de] que Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) vivirá cuarenta años; luego morirá en su lecho”.194

Dijo Ka‘b Al-Ajbâr: “El auxiliador de esta comunidad es el Mahdî, y los habitantes de la Tierra y las aves del cielo le bendecirán. Es él quien será probado en la guerra con Roma y las grandes guerras durante veinte años, y será martirizado junto a dos mil personas de entre los comandantes y portaestandartes. Luego, ninguna desgracia, después de la desgracia de perder al Mensajero de Dios (s.a.w.), resultará más penosa para los musulmanes que el martirio de Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.)”.195

Por supuesto, las palabras de Az-Zuhrî, Arta’ah y Ka‘b para nosotros no son fiables, a menos que sean corroboradas por un testigo veraz.

La manera en que el Imam (a.ÿ.) será martirizado

En Al-Ilzâm an-Nâsib encontramos respecto a la manera en que Hadrat Al-Mahdî (a.ÿ.) será martirizado: “Cuando finalice el año setenta y llegue la hora de la muerte del Mahdî, una mujer llamada Sa‘îdah, del clan de Banî Tamîm, y que, al igual que los hombres, tendrá barba, arrojará una roca a Hadrat Al-Mahdî desde lo alto del techo mientras él esté atravesando un camino, y lo matará. Cuando fallezca, el Imam Al-Husain (a.s.) se encargará de las ceremonias rituales [de su baño mortuorio, amortajamiento y entierro]”.196

Por supuesto, salvo en el libro mencionado, no nos topamos en ningún otro lugar con este tema -esto es, la forma en que será martirizado-.

Dijo el Imam As-Sâdiq (a.s.): “Al-Husain (a.s.) llegará junto a sus compañeros -que fueron martirizados con él-,197 y setenta profetas los acompañarán, así como fueron enviadas junto a Moisés setenta personas.198 Entonces, Hadrat Al-Qâ’im (a.ÿ.) le entregará el anillo, y el Imam Al-Husain (a.s.) se encargará del gusl (baño mortuorio), del amortajamiento, del hanût (unción con alcanfor) y de la sepultura de Hadrat Al-Qâ’im”.199

Y la paz fue con él el día en que nació, y lo será el día en que se manifieste, el día en que muera, y el día en que sea resucitado a la vida…

  • 1. Maÿma‘ az-Zawâ’id, t. 7, p. 315; Al-Idhâ‘ah, p. 119; Ihqâq al-Haqq, t. 13, p. 294.
  • 2. Sura Al-Hadîd; 57: 17.
  • 3. Kamâl ad-Dîn, p. 668; Al-Mahaÿÿah, p. 429; Nûr az-Zaqalain, t. 5, p. 242; Ianâbî‘ al-Mawaddah, p. 429; Bihâr al-Anwâr, t. 51, p. 54.
  • 4. An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 159; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 544; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 362.
  • 5. Sura Al-Haÿÿ; 22: 41.
  • 6. Tafsîr al-Qommî, t. 2, p. 87; Al-Mahaÿÿah, p. 143; Ihqâq al-Haqq, t. 13, p. 341.
  • 7. Kamâl ad-Dîn, p. 372; Kifâiat al-Azar, p. 270; I‘lâm al-Warâ, p. 408; Kashf al-Gummah, t. 3, p. 314; Farâ’id as-Simtain, t. 2, p. 336; Ianâbi‘ al-Mawaddah, p. 448; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 321; Gâiat al-Marâm, p. 696.
  • 8. Izbât al-Hudât, t. 3, p. 496.
  • 9. ‘Aqd ad-Durar, p. 39; Ihqâq al-Haqq, t. 13, p. 186.
  • 10. Al-Kâfî, t. 4, p. 427; Man lâ Iahduruh al-Faqîh, t. 2, p. 525; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 374.
  • 11. Ianâbî‘ al-Mawaddah, p. 431; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 524.
  • 12. Firdaus al-Ajbâr, t. 4, p. 496; Is‘âf ar-Râghibîn, p. 124; Ihqâq al-Haqq, t. 19, p. 663; Ash-Shî‘ah wa ar-Raÿ‘ah, t. 1, p. 216.
  • 13. Ibn Hammâd, Al-Fitan, p. 99; Al-Hâwî lil Fatâwâ, t. 2, p. 78; Al-Qawl al-Mujtasar, p. 21; Al-Muttaqî al-Hindî, Al-Burhân, p. 86; Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 70.
  • 14. Kamâl ad-Dîn, t. 2, p. 653; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 328; Al-Wâfî, t. 2, p. 112.
  • 15. Kâmil az-Ziârât, p. 30.
  • 16. Al-Kâfî, t. 3, p. 495; Kâmil az-Ziârât, p. 30; Ar-Râwandî, Qisas al-Anbiâ’, p. 80; At-Tahdhîb, t. 6, p. 31; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 583; Wasâ’il ash-Shî‘ah, t. 3, p. 524; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 317 y 376; Mustadrak al-Wasâ’il, t. 3, p. 414.
  • 17. Ibíd.
  • 18. Al-Kâfî, t. 3, p. 495; Al-Irshâd, p. 362; At-Tahdhîb, t. 3, p. 252; At-Tûsî, Al-Gaibah, p. 282; Wasâ’il ash-Shî‘ah, t. 3, p. 532; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 321; Malâdh al-Ajiâr, t. 5, p. 475.
  • 19. Ar-Râwandî, Qisas al-Anbiâ’, p. 80; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 225.
  • 20. Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 385; At-Tûsî, Al-Gaibah, p. 275, con algunas diferencias.
  • 21. Rawdat al-Wâ‘idzîn, t. 2, p. 337; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 452.
  • 22. Kâmil az-Ziârât, p. 30; Mustadrak al-Wasâ’il, t. 3, p. 416.
  • 23. At-Tûsî, Al-Gaibah, p. 273; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 330.
  • 24. Fadl al-Kûfah, p. 25; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 609; Hiliah al-Abrâr, t. 2, p. 719; A‘iân ash-Shî‘ah, t. 2, p. 51.
  • 25. Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 83; Ibn Hammâd, Al-Fitan, p. 160.
  • 26. Gâiat al-Marâm, p. 697; Hiliah al-Abrâr, t. 2, p. 620.
  • 27. Ibíd.
  • 28. Al-‘Aiâshî, Al-Tafsîr, t. 2, p. 32; Dalâ’il al-Imâmah, p. 274; Maÿma‘ al-Baiân, t. 2, p. 489; Al-Irshâd, p. 365; Kashf al-Gummah, t. 3, p. 256; Rawdat al-Wâ‘idzîn, t. 2, p. 266; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 550; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 346.
  • 29. Izbât al-Hudât, t. 3, p. 573.
  • 30. Al-Miqdâd se contaba entre los Compañeros del Profeta (s.a.w.) y ‘Alî (a.s.). En cuanto a la grandeza de su rango, es suficiente el hecho de que, según una narración: “Dios os otorga el sustento, os auxilia y os envía la lluvia a causa de siete personas –una de las cuales es Al-Miqdâd-”. En la cuestión del Califato e Imamato de Amîr Al-Mu’minîn (a.s.) él fue persistente y se esforzó en demasía. El Profeta (s.a.w.) dijo respecto a él: “Dios me ordenó querer a cuatro personas: ‘Alî (a.s.), Miqdâd, Abû Dharr y Salmân”. En otra narración se transmitió lo siguiente: “El Paraíso anhela a Miqdâd”. (Mu‘ÿam Riÿâl al-Hadîz, t. 8, p. 314).
    Él emigró dos veces y participó en diversas batallas junto al Mensajero de Dios (s.a.w.), y en la Batalla de Badr le dijo al Profeta (s.a.w.): “Nosotros no te diremos lo mismo que dijeron los Hijos de Israel a Moisés: «Ve tú con tu Señor y combatid ambos», sino que te decimos que lucharemos contra el enemigo a tu lado”. En épocas del gobierno de ‘Alî (a.s.), Miqdâd formó parte de los Shurtah al-Jamîs que son aquéllos de quienes ‘Alî tomo su compromiso en base a obtener el Paraíso.
    Finalmente, Miqdâd partió hacia la morada eterna a la edad de setenta años en un territorio llamado “Ÿurf”, situado a una distancia de treinta millas de Medina, y la gente cargó su cuerpo y acompañó sus restos hasta el Baqî‘, donde fue sepultado. (Tanqîh al-Maqâl, t. 3, p. 245; Usud al-Gâbah, t. 4, p. 410).
  • 31. Hamdân es un gran clan del Yemen. Tras la Batalla de Tabûk enviaron representantes ante el Profeta (s.a.w.), quien en el año noveno de la Hégira envió a Amîr Al-Mu’minîn (a.s.) al Yemen para invitarlos al Islam. Después de que ‘Alî les leyera el mensaje del Profeta (s.a.w.) todos se convirtieron al Islam. ‘Alî (a.s.) escribió en una misiva al Profeta (s.a.w.) la noticia de la aceptación del Islam del clan de Hamdân, y en dicha misiva tres veces profirió bendiciones para Hamdân, y el Profeta (s.a.w.), tras leer la misiva, realizó una prosternación de agradecimiento a Dios por esa noticia. (Al-Kâmil, de Ibn Al-Azîr, t. 1, pp. 26, 29 y 30).‘Alî recitó lo siguiente en alabanza a ellos: “La gente de Hamdân es poseedora de religión y buena moral; les engalanan su religión, su valentía y su furia por sobre los enemigos al momento del enfrentamiento. Si yo hubiese sido el portero del Paraíso, habría dicho a los de Hamdân: Ingresad en él con seguridad”. (‘Aqd al-Farîd, t. 4, p. 339; Wâqi‘ah Siffîn, p. 274).

    En respuesta a las amenazas de Mu‘âwîiah, ‘Alî le evocó las capacidades y poder del clan de Hamdân, y dijo: “Cuando me enfrenté a sangrientos combates, movilicé al clan de Hamdân y ellos también (lo hicieron con) el clan de Humair”. (Wâqi‘ah Siffîn, p. 43).

    Cuando ‘Alî (a.s.) movilizaba a la gente para combatir contra Mu‘âwîiah, una persona se lo reprochó a ‘Alî, y debido a que era posible que eso perturbara la congregación del ejército, al observar el suceso los de Hamdân terminaron con su vida a puñetazos y puntapiés, y ‘Alî pagó su dîiah o precio de sangre. (Ibíd., pp. 94 y 95).
    El clan de Hamdân era uno de los tres clanes que conformaban el mayor número de combatientes del ejército de Hadrat ‘Alî (a.s.). (Ibíd., p. 290).

    En uno de los enfrentamientos en Siffîn, ellos demostraron una resistencia inigualable en el flanco derecho, especialmente ochocientas personas de entre los jóvenes de Hamdân que resistieron hasta el final, siendo martirizados y heridos ciento ochenta de ellos, y once de sus comandantes alcanzaron el martirio. Cada vez que el estandarte caía al suelo de la mano de cada uno de ellos, otro lo tomaba, y en la lucha contra sus rivales -los clanes de “Azad” y “Baÿailah”- mataron a tres mil de ellos.

    Cuando en una de las noches de la Batalla de Siffîn, Mu‘âwîiah se había propuesto, junto a cuatro mil personas, realizar un sorpresivo ataque nocturno al ejército de ‘Alî (a.s.), el clan de Hamdân se enteró de ello y se mantuvo en estado de alerta, custodiando hasta el amanecer. (Ibíd., pp. 252, 329 y 330).

    Cierto día, Mu‘âwîiah junto a su ejército se enfrentó en lucha con este clan, pero él también abandonó el campo de batalla tras una derrota aplastante, y huyó. Mu‘âwîiah envió al clan de ‘Akk para combatirlos, y la gente de Hamdân los atacó de tal manera que Mu‘âwîiah no tuvo más remedio que ordenar la retirada. ‘Alî (a.s.) les pidió que reprimiesen a los soldados del territorio de Homs. Los de Hamdân incursionaron sobre ellos, y tras un bravo combate, los derrotaron e hicieron retroceder hasta las cercanías del emplazamiento y tienda de Mu‘âwîiah.

    El clan de Hamdân siempre fue obediente a ‘Alî, y cuando surgieron diferencias de opinión entre los soldados de ‘Alî (a.s.) al colocar [el ejército de Mu’âwîiah] los Coranes sobre las lanzas, el comandante de este clan dijo a Hadrat ‘Alî (a.s.): “No tenemos queja alguna, y llevaremos a cabo cualquier orden que des”. (Ibíd., pp. 434, 436, 437 y 520).

  • 32. ‘Aqd ad-Durar, p. 97.
  • 33. Nûr al-Absâr, p. 187; Al-Wâfî, t. 2, p. 114, transmitido de Futuhât al-Makîiah.
  • 34. Ad-Dûrr al-Manzûr, t. 4, p. 215; Al-Muttaqî al-Hindî, Al-Burhân, p. 150; Al-‘Atr al-Wardî, p. 70.
  • 35. As-Sîrah al-Halabîiah, t. 1, p. 22; Muntajab al-Azar, p. 485.
  • 36. Al-Mufîd, Al-Irshâd, p. 363; At-Tûsî, Al-Gaibah, p. 283; Rawdat al-Wâ‘idzîn, t. 2, p. 264; Sirât al-Mustaqîm, t. 2, p. 251; Al-Fusûl al-Muhimmah, p. 302; Al-Îqâdz, p. 249; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 291; Nûr az-Zaqalain, t. 4, p. 101.
  • 37. ‘Aqd ad-Durar, pp. 224 y 238; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 624.
  • 38. Al-Fusûl al-Muhimmah, p. 302; Ibn Bitrîq, Al-‘Umdah, p. 435; Dalâ’il al-Imâmah, p. 258; Al-Hanafî, Al-Burhân, p. 99; Maÿma‘ az-Zawâ’id, t. 7, p. 314; Farâ’id as-Simtain, t. 2, p. 330; ‘Aqd ad-Durar, pp. 20 y 236; Ash-Shâfi‘î, Al-Baiân, p. 50; Al-Hâkim, Al-Mustadrak, t. 4, p. 557; Kanz al-‘Ummâl, t. 14, p. 264; Kashf al-Gummah, t. 3, p. 262; Ianâbî‘ al-Mawaddah, p. 431; Gâiat al-Marâm, p. 698; Bihâr al-Anwâr, t. 51, p. 82.
  • 39. ‘Aqd ad-Durar, p. 20; Bihâr al-Anwâr, t. 51, p. 82.
  • 40. Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 140; Kashf al-Astâr, t. 4, p. 112; Maÿma‘ az-Zawâ’id, t. 7, p. 314.
  • 41. Ibn Tâwûs, At-Tarâ’if, p. 177.
  • 42. Al-‘Aiâshî, Al-Tafsîr, t. 2, p. 326; Al-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 331; Al-Ijtisâs, p. 257; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 298.
  • 43. Firdaus al-Ajbâr, t. 4, p. 221; Al-‘Ilal al-Mutanâhiah, t. 2, p. 858; Dalâ’il al-Imâmah, p. 233; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 593; Bihâr al-Anwâr, t. 51, p. 91. Ver: At-Tabarânî, Al-Mu‘ÿam, t. 8, p. 120; Usud al-Gâbah, t. 4, p. 353; Farâ’id as-Simtain, t. 2, p. 314; Maÿma‘ az-Zawâ’id, t. 7, p. 318; Lisân al-Mizân, t. 4, p. 383.
  • 44. Kashf al-Gummah, t. 3, p. 271; Ibn Bitrîq, Al-‘Umdah, p. 439; Bihâr al-Anwâr, t. 51, p. 1; Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 142; Firdaus al-Ajbâr, t. 4, p. 6; Dalâ’il al-Imâmah, p. 233; ‘Aqd ad-Durar, p. 239; Ianâbî‘ al-Mawaddah, p. 432.
  • 45. Nûr al-Absâr, p. 170; Ash-Shî‘ah wa ar-Raÿ‘ah, t. 1, p. 225. Ver: Fadl al-Kûfah, p. 25; A‘iân ash-Shî‘ah, t. 2, p. 51; Ianâbî‘ al-Mawaddah, p. 492.
  • 46. Ibn Hammâd, Al-Fitan, p. 104; Kanz al-‘Ummâl, t. 14, p. 591.
  • 47. Izbât al-Hudât, t. 3, p. 574.
  • 48. Al-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 331; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 298 y t. 53, p. 3.
  • 49. At-Tûsî, Al-Gaibah, p. 283; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 390; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 584.
  • 50. Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 280.
  • 51. Ver: Ash-Shî‘ah wa ar-Raÿ‘ah, t. 1, p. 225.
  • 52. Al-Jarâ’iÿ, t. 2, p. 841; Mujtasar Basâ’ir ad-Daraÿât, p. 117; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 326.
  • 53. Kamâl ad-Dîn, t. 2, p. 653; Al-‘Adad al-Qawîiah, p. 65; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 491; Hiliah al-Abrâr, t. 3, p. 639; Bihâr al-Anwâr, t. 51, p. 36 y t. 52, p. 317.
  • 54. ‘Aqd ad-Durar, p. 42.
  • 55. Manâqib an-Nawâsib, t. 1, p. 222.
  • 56. Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 391; Haqq al-Iaqîn, t. 1, p. 229; Bashârah al-Islâm, p. 341.
  • 57. Barîd: medida itineraria equivalente a unas 12 millas [N. del T.].
  • 58. Al-Kâfî, t. 8, p. 240; Al-Jarâ’iÿ, t. 2, p. 840; Mujtasar al-Basâ’ir, p. 117; Sirât al-Mustaqîm, t. 2, p. 262; Muntajab al-Anwâr al-Mudî’ah, p. 200; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 336.
  • 59. Bihâr al-Anwâr, t. 53, p. 6.
  • 60. Kâmil az-Ziârât, p. 119; An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 309; Kamâl ad-Dîn, t. 2, p. 671; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 325; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 493; Nûr az-Zaqalain, t. 1, p. 387; Mustadrak al-Wasâ’il, t. 10, p. 245; Ÿâmi‘ Ahâdiz ash-Shî‘ah, t. 12, p. 370.
  • 61. Firdaus al-Ajbâr, t. 2, p. 449; Ihqâq al-Haqq, t. 13, p. 351.
  • 62. Ahmad, Musnad, t. 3, p. 89; Firdaus al-Ajbâr, t. 5, p. 98; Ÿâmi‘ al-Usûl, t. 11, p. 81.
  • 63. An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 319; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 365.
  • 64. An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 318; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 364.
  • 65. Ibíd.
  • 66. Al-Irshâd, p. 365; Kashf al-Gummah, t. 3, p. 265; Nûr az-Zaqalain, t. 5, p. 27; Rawdat al-Wâ‘idzîn, t. 2, p. 265.
  • 67. Maÿma‘ al-Bahrain, t. 6, p. 111.
  • 68. Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 352.
  • 69. Hîrah: era una ciudad a una parasanga de Kûfah, donde en épocas de los Sasánidas reinaban los reyes de la dinastía Lajmî quienes eran serviles a Persia. Josrô Parvîz (Cosroes II) derrocó esta dinastía en el año 602 d.C. y designó un gobernante para Hîrah. Después de caer en manos de los musulmanes esta ciudad decayó debido a la construcción de Kûfah, desapareciendo por completo antes del siglo X de la Era Cristiana y siglo IV de la Hégira. (Farhanghe Fârsî Mu‘în, t. 5, p. 470).
  • 70. At-Tahdhîb, t. 3, p. 253; Al-Kâfî, t. 4, p. 427; Man lâ Iahduruh al-Faqîh, t. 2, p. 525; Wasâ’il ash-Shî‘ah, t. 9, p. 412; Mirât al-‘Uqûl, t. 18, p. 58; Malâdh al-Ajiâr, t. 5, p. 478; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 375.
  • 71. Ihqâq al-Haqq, t. 13, p. 312.
  • 72. Al-Irshâd, p. 362; At-Tûsî, Al-Gaibah, p. 295; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 537; Al-Wâfî, t. 2, p. 112; Bihâr al-Anwâr, t. 52, pp. 330 y 337.
  • 73. ‘Aqd ad-Durar, p. 159.
  • 74. At-Tûsî, Al-Gaibah, p. 295; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 537; Al-Wâfî, t. 2, p. 112; Bihâr al-Anwâr, t. 52, pp. 330 y 337.
  • 75. Al-Wâfî, t. 2, p. 114, transmitiendo de Al-Futuhât al-Makîiah.
  • 76. Al-Jisâl, t. 2, p. 254, t. 1051.
  • 77. ‘Abdurazzâq, Al-Musannaf, t. 11, p. 402; Ibn Hammâd, Al-Fitan, p. 162; Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 152.
  • 78. Munan ar-Rahmân, t. 2, p. 42; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 524, transmitiendo de Amîr Al-Mu’minîn (a.s.).
  • 79. Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 71; Ihqâq al-Haqq, t. 13, p. 186; Ash-Shî‘ah wa ar-Raÿ‘ah, t. 1, p. 27.
  • 80. Ahmad, Musnad, t. 3, pp. 37 y 52; Ÿâmi‘ Ahâdiz ash-Shî‘ah, t. 1, p. 34; Ihqâq al-Haqq, t. 13, p. 146.
  • 81. Al-Kâfî, t. 1, p. 25; Al-Jarâ’iÿ, t. 2, p. 840; Kamâl ad-Dîn, t. 2, p. 675.
  • 82. Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 336.
  • 83. ‘Aqd ad-Durar, p. 152; Ihqâq al-Haqq, t. 13, p. 116; Izbât al-Hudât, t. 3, pp. 448 y 495.
  • 84. Kamâl ad-Dîn, t. 2, p. 654; Dalâ’il al-Imâmah, p. 243; Kâmil az-Ziârât, p. 119.
  • 85. Muslim, As-Sahîh, t. 2, p. 701; Tirmidhî, As-Sahîh, t. 34, p. 493; Abû Ia‘lâ, Al-Musnad, t. 11, p. 32; Ÿâmi‘ al-Usûl, t. 11, p. 38.
  • 86. Al-Usûl as-Sittah ‘Ashr, p. 6; Bihâr al-Anwâr, t. 67, p. 350.
  • 87. Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 97.
  • 88. Ibn Hammâd, Al-Fitan, p. 99; Al-Muttaqî al-Hindî, Al-Burhân, p. 78; Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 70. Ver: ‘Aqd ad-Durar, p. 156; Al-Qawl al-Mujtasar, p. 19; As-Safârînî, Al-Lawâ’ih, t. 2, p. 12; At-Tûsî, Al-Gaibah, p. 274; Al-Jarâ’iÿ, t. 3, p. 1149; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 514; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 290.
  • 89. Bihâr al-Anwâr, t. 1, p. 61; Al-Baihaqî, As-Sunan, t. 9, p. 180.
  • 90. As-Sadûq, Al-Jisâl, capítulo 400, p. 255; Al-Imâmah wa at-Tabsirah, p. 131; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 494; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 316.
  • 91. Ianâbî‘ al-Mawaddah, p. 422; Al-Mahaÿÿah, p. 425; Ihqâq al-Haqq, t. 13, p. 341.
  • 92. ‘Abdurazzâq, Al-Musannaf, t. 11, p. 401. Ver: Ahmad, Al-Musnad, t. 2, p. 437 y 438; Ibn Hammâd, Al-Fitan, p. 162.
  • 93. Al-Ijtisâs, p. 208; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 304.
  • 94. At-Taiâlisî, Al-Musnad, t. 10, p. 335; Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 152.
  • 95. Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 97.
  • 96. Al-Hâwî lil Fatâwâ, t. 2, p. 77; Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 70 y en la pág. 62 con un poco de diferencias; Ihqâq al-Haqq, t. 13, p. 154.
  • 97. Al-Mu‘ÿam al-Kabîr, t. 8, p. 179.
  • 98. Al-Mu‘ÿam al-Kabîr, t. 4, p. 72; Ÿâmi‘ al-Usûl, t. 7, p. 286; Al-Baihaqî, As-Sunan, t. 9, p. 180.
  • 99. Al-‘Aiâshî, At-Tafsîr, t. 2, p. 62; An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 283; Tafsîr al-Burhân, t. 1, p. 369; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 345; Ianâbî‘ al-Mawaddah, p. 423; Ash-Shî‘ah wa ar-Raÿ‘ah, t. 1, p. 380.
  • 100. Al-Mufîd, Al-Ijtisâs, p. 20; Al-‘Aiâshî, At-Tafsîr, t. 1, p. 64; An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 149; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 144; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 557. En Bihâr al-Anwâr dice “iansur al-madzlûm” (auxilie al oprimido) en lugar de “iansif al-madzlûm” (actúe con equidad con el oprimido). Ver: Al-Fâ’iq, t. 4, p. 100.
  • 101. Sura As-Sabâ’; 34: 18.
  • 102. Sura Âl ‘Imrân; 3: 97.
  • 103. ‘Ilal ash-Sharâ’i‘, t. 1, p. 83; Nûr az-Zaqalain, t. 3, p. 332; Tafsîr al-Burhân, t. 3, p. 212; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 314.
  • 104. ‘Ilal ash-Sharâ’i‘, t. 1, p. 83; Nûr az-Zaqalain, t. 3, p. 332; Tafsîr al-Burhân, t. 3, p. 212; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 314.
  • 105. Ibn Hammâd, Al-Fitan, p. 98; Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 69; ‘Aqd ad-Durar, p. 151; Al-Qawl al-Mujtasar, p. 21.
  • 106. Firdaus al-Ajbâr, t. 3, p. 491.
  • 107. Izbât al-Hudât, t. 3, p. 55, transmitido de At-Tafsîr Al-‘Aiâshî, y según lo transmitido en Rawdat al-Wâ‘idzîn, p. 266, el Imam sacará a veintisiete personas de atrás de la Ka‘bah.
  • 108. Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 202; Dalâ’il al-Imâmah, p. 307, con un poco de diferencias.
  • 109. Dalâ’il al-Imâmah, p. 249; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 365.
  • 110. An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 319; Dalâ’il al-Imâmah, p. 249; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 573; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 365 y t. 53, p. 91.
  • 111. Al-‘Aiâshî, At-Tafsîr, t. 1, p. 64; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 224.
  • 112. Rawdat al-Wâ‘idzîn, p. 266; Basâ’ir ad-Daraÿât, t. 5, p. 259.
  • 113. Ibn Hammâd, Al-Fitan, p. 98; ‘Aqd ad-Durar, p. 36; Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 68, Al-Qawl al-Mujtasar, p. 52.
  • 114. Sura Al-A‘râf; 7: 96.
  • 115. ‘Ilal ash-Sharâ’i‘, p. 161; An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 237; ‘Aqd ad-Durar, p. 39; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 390; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 497.
  • 116. Ibn Hammâd, Al-Fitan, p. 98; Ibn Abî Shaibah, Al-Musannaf, t. 15, p. 196; Ahmad, Al-Musnad, t. 3, p. 5; Ibn Bitrîq, Al-‘Umdah, p. 424.
  • 117. Ash-Shâfi‘î, Al-Baiân, p. 124; Ihqâq al-Haqq, t. 13, p. 248; Ash-Shî‘ah wa ar-Raÿ‘ah, t. 1, p. 207.
  • 118. Abî Dâwûd, As-Sunan, t. 4, p. 108.
  • 119. Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 69.
  • 120. ‘Abdurazzâq, Al-Musannaf, t. 11, p. 372; Ibn Bitrîq, Al-‘Umdah, p. 424; As-Sawâ‘iq al-Muhriqah, p. 164; Al-Bagawî, Masâbîh as-Sunnah, t. 2, p. 139; Ash-Shâfi‘î, Al-Baiân, p. 122; Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 69.
  • 121. Al-Kâfî, t. 5, p. 285; At-Tahdhîb, t. 7, p. 149.
  • 122. An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 237; Bihâr al-Anwâr, t. 51, p. 29.
  • 123. Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 70; Bihâr al-Anwâr, p. 379. Ver: Ahmad, Al-Musnad, t. 3, p. 21; Ihqâq al-Haqq, t. 13, p. 55.
  • 124. ‘Aqd ad-Durar, p. 166; Al-Mustaÿâd, p. 58. En la narración dice así: Iutâfu bil mâl-i fî ahl-il hiwâ’ – “Hará circular los bienes por los caseríos”. Hiwâ’: se le llama a las casas contiguas unas a otras en un barrio.
  • 125. Al-Hâkim, Al-Mustadrak, t. 4, p. 558; Ash-Shî‘ah wa ar-Raÿ‘ah, t. 1, p. 214.
  • 126. Al-Mufîd, Al-Irshâd, p. 363; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 337.
  • 127. Al-Mufîd, Al-Irshâd, p. 344; Al-Mustaÿâd, p. 509; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 339. Ver: Ahmad, Al-Musnad, t. 2, pp. 53, 272, 313 y t. 3, p. 5; Maÿma‘ az-Zawâ’id, t. 7, p. 314; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 496.
  • 128. Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 345.
  • 129. An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 238; Hiliah al-Abrâr, t. 2, p. 642; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 390. Ver: Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 352; Ibn Abî Shaibah, Al-Musannaf, t. 3, p. 111; Ahmad, Al-Musnad, t. 4, p. 306; Al-Bujârî, As-Sahîh, t. 2, p. 135; Muslim, As-Sahîh, t. 2, p. 70.
  • 130. At-Tûsî, Al-Gaibah, p. 114; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 502; Bihâr al-Anwâr, t. 51, p. 75.
  • 131. Al-‘Aiâshî, At-Tafsîr, t. 1, p. 64; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 224.
  • 132. Ibn Hammâd, Al-Fitan, p. 83; Al-Hâwî lil Fatâwâ, t. 2, p. 67; Al-Muttaqî al-Hindî, Al-Burhân, p. 118.
  • 133. ‘Aqd ad-Durar, p. 167.
  • 134. Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 68; ‘Aqd ad-Durar, p. 227.
  • 135. Ash-Shî‘ah wa ar-Raÿ‘ah, t. 1, p. 168.
  • 136. Kamâl ad-Dîn, t. 1, p. 331; Al-Fusûl al-Muhimmah, p. 284; Is‘âf ar-Râghibîn, p. 152; Al-Wâfî, t. 2, p. 112; Nûr az-Zaqalain, t. 2, p. 212; Ihqâq al-Haqq, t. 13, p. 342.
  • 137. Al-Mufîd, Al-Irshâd, p. 362; At-Tûsî, Al-Gaibah, p. 280; Rawdat al-Wâ‘idzîn, t. 2, p. 263; Sirât al-Mustaqîm, t. 2, p. 262; I‘lâm al-Warâ, p. 430; Al-Mustaÿâd, p. 580; Kashf al-Gummah, t. 3, p. 253; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 331 y t. 97, p. 385.
  • 138. At-Tûsî, Al-Gaibah, p. 295; Bihâr al-Anwâr, t. 52, pp. 330 y 337, y t. 97, p. 385. En el libro Al-Irshâd de Al-Mufîd dice: “Ittasalat buiût ahl al-Kûfah bi nahrai Karbalâ’” (Las casas de la gente de Kûfah se unirán a los dos ríos de Karbalâ’). Ver: Rawdat al-Wâ‘idzîn, t. 2, p. 264; I‘lâm al-Warâ, p. 434; Al-Jarâ’iÿ, t. 3, p. 1176; Sirât al-Mustaqîm, t. 2, p. 251; Al-Mahaÿÿah, p. 184.
  • 139. Cada dhirâ‘ equivale a unos cincuenta a setenta centímetros. (Al-Munÿid).
  • 140. At-Tahdhîb, t. 3, p. 253; Malâdh al-Ajiâr, t. 5, p. 478; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 374.
  • 141. Al-Mufîd, Al-Irshâd, p. 365; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 339.
  • 142. At-Tahdhîb, t. 10, p. 314; Wasâ’il ash-Shî‘ah, t. 19, p. 181; Malâdh al-Ajiâr, t. 16, p. 685; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 455.
  • 143. Maÿma‘ az-Zawâ’id, t. 7, p. 317; Ihqâq al-Haqq, t. 13, p. 139.
  • 144. ‘Aqd ad-Durar, p. 169; Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, pp. 71 y 141.
  • 145. Al-Matâlib al-‘Âliah, t. 4, p. 242; Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 139; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 524; Ihqâq al-Haqq, t. 19, p. 655. Ver: Ahmad, Al-Musnad, t. 2, p. 262; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 345; Ihqâq al-Haqq, t. 19, pp. 169 y 663.
  • 146. Minan ar-Rahmân, t. 2, p. 42.
  • 147. Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 337; Al-Wâfî, t. 2, p. 113.
  • 148. Ihqâq al-Haqq, t. 13, p. 169.
  • 149. ‘Aqd ad-Durar, p. 84.
  • 150. Al-Mufîd, Al-Ijtisâs, p. 208; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 304.
  • 151. Firdaus al-Ajbâr, t. 3, p. 24.
  • 152. Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 141. Ver: At-Tûsî, Al-Gaibah, p. 115; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 504.
  • 153. Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 152; Ibn Mâÿah, As-Sunan, t. 2, p. 1359; Ibn Hammâd, Al-Fitan, p. 162; ‘Abdurazzâq, Al-Musannaf, t. 11, p. 399, con diferencias.
  • 154. Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 152; Ad-Durr al-Manzûr, t. 4, p. 255, con diferencias; ‘Abdurazzâq, Al-Musannaf, t. 11, p. 401.
  • 155. Ibíd.
  • 156. Sura Al-Baqarah; 2: 261.
  • 157. Ash-Shî‘ah wa ar-Raÿ‘ah, t. 1, p. 167.
  • 158. Modd: es una medida que en Irak equivale a 18 litros. (Farhanghe Fârsî ‘Amîd, p. 935).
  • 159. ‘Aqd ad-Durar, p. 159; Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 97; Al-Qawl al-Mujtasar, p. 20.
  • 160. Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 125; Al-Hâwî lil Fatâwâ, t. 2, p. 61; Al-Muttaqî al-Hindî, Al-Burhân, p. 117.
  • 161. Tuhaf al-‘Uqûl, p. 115; Bihâr al-Anwâr, t. 52, pp. 345 y 316.
  • 162. Al-Manâqib wa al-Mazâlib, p. 44; Ihqâq al-Haqq, t. 19, p. 677. Ver: Ibn Mâÿah, As-Sunan, t. 2, p. 1356; Al-Hâkim, Al-Mustadrak, t. 4, p. 492; Ad-Durr al-Manzûr, t. 2, p. 244.
  • 163. Sura Ar-Rahmân; 55: 64.
  • 164. Tafsîr al-Qommî, t. 2, p. 346; Bihâr al-Anwâr, t. 51, p. 49.
  • 165. Al-Kâfî, t. 5, p. 260; Man lâ Iahduruh al-Faqîh, t. 3, p. 158; Wasâ’il ash-Shî‘ah, t. 13, p. 193; At-Tahdhîb, t. 6, p. 384.
  • 166. At-Tahdhîb, t. 6, p. 384.
  • 167. Al-Hâkim, Al-Mustadrak, t. 4, p. 558; ‘Aqd ad-Durar, p. 144; Al-Muttaqî al-Hindî, Al-Burhân, p. 84; Kashf al-Gummah, t. 3, p. 260; Ihqâq al-Haqq, t. 13, p. 215; Bihâr al-Anwâr, t. 51, p. 81; Ash-Shî‘ah wa ar-Raÿ‘ah, t. 1, p. 214.
  • 168. Ÿâmi‘ al-Ahâdîz, t. 8, p. 77; Ihqâq al-Haqq, t. 13, p. 215 y t. 19, p. 681.
  • 169. Ibn Hammâd, Al-Fitan, p. 148.
  • 170. Ibn Qutaibah, ‘Uiûn al-Ajbâr, t. 1, p. 12.
  • 171. Ibn Abî Shaibah, Al-Musannaf, t. 15, p. 142; Ad-Durr al-Manzûr, t. 5, p. 354; Al-Muttaqî al-Hindî, Al-Burhân, p. 193.
  • 172. Firdaus al-Ajbâr, t. 4, p. 298.
  • 173. Ahmad, Al-Musnad, t. 3, p. 64; Firdaus al-Ajbâr, t. 5, p. 434.
  • 174. Farhanghe ‘Amîd, t. 2, p. 688.
  • 175. Al-Mu‘ÿam al-Kabîr, t. 7, p. 59.
  • 176. Al-Mufîd, Al-Irshâd, p. 359; An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 277; At-Tûsî, Al-Gaibah, p. 267; I‘lâm al-Warâ, p. 427; Al-Jarâ’iÿ, t. 3, p. 1152; Sirât al-Mustaqîm, p. 249; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 211; Ilzâm an-Nâsib, t. 2, p. 147.
  • 177. Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 313; Ibn Al-Azîr, An-Nihâiah, t. 1, p. 187.
  • 178. Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 269, transmitido de Al-Imâmah wa at-Tabsirah; Ilzâm an-Nâsib, t. 2, p. 125.
  • 179. Baiân al-A’immah, t. 1, p. 102.
  • 180. Ibn Tâwûs, Al-Malâhim, p. 97.
  • 181. ‘Aqd ad-Durar, p. 159; Al-Qawl al-Mujtasar, p. 20.
  • 182. Al-Mufîd, Al-Irshâd, p. 363; Al-Mustaÿâd, p. 509; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 337; Al-Wâfî, t. 2, p. 113.
  • 183. An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 317; As-Sadûq, Al-Jisâl, t. 2, p. 541; Rawdat al-Wâ‘idzîn, t. 2, p. 295; Sirât al-Mustaqîm, t. 2, p. 261; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 317.
  • 184. Man lâ Iahduruh al-Faqîh, t. 1, p. 234; Al-Mufîd, Al-Irshâd, p. 365; At-Tûsî, Al-Gaibah, p. 283; Rawdat al-Wâ‘idzîn, t. 2, p. 264; I‘lâm al-Warâ, p. 432; Al-Fusûl al-Muhimmah, p. 302; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 452; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 333.
  • 185. Al-Jarâ’iÿ, t. 2, p. 489; Bihâr al-Anwâr, t. 53, p. 62.
  • 186. Dawhat al-Anwâr, p. 133; Ash-Shî‘ah wa ar-Raÿ‘ah, t. 1, p. 171.
  • 187. An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 317; Bihâr al-Anwâr, t. 52, p. 364; Izbât al-Hudât, t. 3, p. 493.
  • 188. An-Nu‘mânî, Al-Gaibah, p. 317; As-Sadûq, Al-Jisâl, t. 2, p. 541; Rawdat al-Wâ‘idzîn, t. 2, p. 295; Sirât al-Mustaqîm, t. 2, p. 261; Bihâr Al-Anwâr, t. 52, p. 335, transmitiendo de Al-Jarâ’iÿ.
  • 189. As-Sadûq, Al-Jisâl, p. 507
  • 190. Kifâiat al-Azar, p. 226; Bihâr al-Anwâr, t. 27, p. 217.
  • 191. Sura Al-Isrâ’; 17: 6.
  • 192. Al-Kâfî, t. 8, p. 206; Ta’wîl al-Aiât adz-Dzâhirah, t. 1, p. 278 y t. 2, p. 762; Mujtasar al-Basâ’ir, p. 48; Tafsîr al-Burhân, t. 2, p. 401; Bihâr al-Anwâr, t. 53, p. 13 y t. 51, p. 56.
  • 193. Ibn Hammâd, Al-Fitan, p. 104; Al-Bad’ wa at-Ta’rîj, t. 2, p. 184; Al-Muttaqî al-Hindî, Al-Burhân, p. 163.
  • 194. Ibn Hammâd, Al-Fitan, p. 99; ‘Aqd ad-Durar, p. 147; Al-Muttaqî al-Hindî, Al-Burhân, p. 157.
  • 195. ‘Aqd ad-Durar, p. 149.
  • 196. Ilzâm an-Nâsib, p. 190; Ta’rîj mâ ba‘d adz-Dzuhûr, p. 881.
  • 197. Respecto a la raÿ‘ah (vuelta a la vida) del Imam Al-Husain (a.s.), les remito al libro Setâre-ie Derajshân, de mi difunto padre.
  • 198. Estos setenta profetas estaban junto a Moisés (a.s.) cuando se dirigieron a la Casa de Dios y cumplieron con los preceptos divinos (Bihâr al-Anwâr, t. 13, p. 11). O tal vez se refiera a esas setenta personas que Moisés (a.s.) eligió de entre su pueblo para llevarlas consigo al lugar de encuentro con Dios, y ellos le requirieron ver a Dios, por lo que les fulminó la centella y murieron. Luego Dios los hizo volver a la vida y regresaron junto a Moisés.
  • 199. Mujtasar Basâ’ir ad-Daraÿât, p. 48.

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