LA ALQUIMIA DEL AMOR – La auto-formación

by Katie

SHAFAQNA – Sección 1: El método de auto-formación

Yenâbe Shaij poseía una fuerte influencia y gran capacidad para formar a las almas dispuestas. Uno de sus discípulos cuenta: “Un día Yenâbe Shaij y yo caminábamos junto al fallecido Aiatul·lah Muhammad ‘Alî Shahâbâdî1 en la plaza Tayrîsh (Teherán). Yenâbe Shaij sentía un gran aprecio por el Aiatul·lah Shahâbadî. Una persona nos alcanzó y le preguntó al fallecido Shahâbadî: “¿Usted tiene la razón o este hombre (señalando a Yenâbe Shaij)?”.

Aiatul·lah Shahâbadî dijo: “¿A qué se refiere con quién tiene la razón? ¿Qué es lo que desea?”. Ese hombre dijo: “¿Cuál de vosotros dos tiene la razón?”.

El Aiatul·lah Shahâbadî dijo: “Yo doy clases y la gente aprende. ¡Él forma personas y las entrega a la sociedad!”.

Si bien estas palabras fueron expresadas de tal manera que indican la gran humildad y sencillez de ese gran sabio y completo místico, también dejan en claro el efecto de las palabras y el poder de formación y construcción de Yenâbe Shaij.

¡Por sesenta años fui por un camino errado!:

El Dr. Hamîd Farzâm describe el efecto de las palabras y la atracción de Yenâbe Shaij de la siguiente manera: “El maestro Yalâluddîn Humâî, uno de los renombrados profesores de la Universidad de Teherán, fue uno de los prestigiosos de su tiempo en lo referente a ciencias y estudios islámicos, especialmente en literatura persa, mística, y sufismo, y ocupa la posición de maestro sobre mí. A los sesenta años él fue a ver a Yenâbe Shaij.

Cuando a los diecisiete años yo conocí en persona al profesor Humâî, en esa misma época él había hecho correcciones al libro At-Tafhîm li awâ’ili sanâ‘at At-Tanyîm escrito por Abû Raîhân Al-Birûnî y al libro Misbâh al-Hidâiah wa Mafâtîh al Kifâiah escrito por ‘Izzuddîn Mahmûd Al-Kâshânî, y compuso libros como Gazâlîi Nâmeh sobre la vida y obra del Imam Muhammad Al-Gazâlî con un estilo muy académico. Su introducción detallada al libro Misbâh Al-Hidâiah es por sí misma un tratado completo de mística teórica y práctica.

Este hombre místico, a la edad de sesenta años era mi profesor en la Universidad. Un día que como de costumbre me presenté ante Yenâbe Shaij, éste me dijo:

“Tu profesor el señor Yalâluddîn Humâî vino a verme. Le dije unas cuantas palabras. Se perturbó fuertemente y con una intensa lamentación y arrepentimiento se puso la mano en la frente y hablándose a sí mismo dijo: ¡Increíble! ¡Por sesenta años fui por un camino errado!”.

Así es. La atracción de Yenâbe Shaij y el efecto de sus palabras llegaban a un grado tal que impresionaron al profesor Humâî, con toda su elevada posición académica y mística. Que Al·lah se apiade de ambos.

Cuando Yenâbe Shaij en algunas reuniones de súplicas y ruegos quedaba absorto en sus letanías, decía:

“¡Amigos! ¡Estas palabras que os digo conforman las clases más elevadas de mística!”.

Y realmente así era.

Otro de los discípulos de Yenâbe Shaij cuenta: “Las clases de Yenâbe Shaij convertían el cobre en oro”.

Así, el primer punto para explicar la auto-formación de Yenâbe Shaij, es descubrir el secreto de su influencia sobre los oyentes, explicar el método de educación y enseñanza y de auto-formación de este hombre de Dios.

La auto-formación mediante la acción

Desde el punto de vista de las narraciones islámicas, la más básica de las condiciones para que la educación y la enseñanza de los maestros de moral surtan efecto, es el hecho de que éstos observen sus propias indicaciones en la práctica. Dijo el Imam ‘Amîr Al-Mu’minîn ‘Alî a este respecto:

من نصب نفسه للناس إماماً فعليه أن يبدأ بتعليم نفسه قبل تعليم غيره ، وليكن تأديبه بسيرته قبل تأديبه بلسانه

“Quien se dispone a sí mismo como Imam de las gentes, debe empezar por educarse a sí mismo antes de educar a otro, y que su enseñanza sea mediante su proceder, antes de enseñar con su lengua”.2

El secreto fundamental de que la persona de Yenâbe Shaij y su poder de auto-formación surtieran efecto, se encuentra en haber aplicado el consejo de Amîr Al-Mu’minîn ‘Alî (P), y haber exhortado hacia Dios mediante la acción, antes de hacerlo mediante la palabra.

Si Yenâbe Shaij invitaba a los demás hacia el tawhîd o unicidad divina, él mismo primero había destruido a los «arbâb mutafarriqûn» (divinidades diversas)3, comenzando por el ídolo del ego. Si exhortaba a los demás a ser sinceros en todas sus acciones, era porque ya todos sus movimientos y estados de quietud eran para Dios. Si en algún momento caía en el descuido, la gracia de Dios le asistía, de forma que decía:

“Cada aguja que incrusto en una tela sin que sea para Dios, se está incrustando en mi mano”.

Si invitaba a otros al amor a Dios, él mismo, tal como una mariposa alrededor de la flama, ya se había consumido en el amor a Dios. Si exhortaba a los demás a actos de beneficencia y sacrificios personales y a servir a la gente, él mismo estaba a la vanguardia. Si denominaba a la vida mundanal “la anciana” y advertía a los demás respecto de apasionarse por la misma, era porque su vida austera y desapegada era ya un testimonio de que él no deseaba a esa “anciana”. Y finalmente, si invitaba a otros a combatir las pasiones del alma por la causa de Dios, él mismo ya se había dispuesto a la vanguardia en esta batalla, y tal como lo hizo José (P) salió con la frente alta de una gran prueba.

Los métodos de formación

El método de Yenâbe Shaij para la formación y enseñanza de sus discípulos, puede dividirse en dos partes: el método de formación en reuniones colectivas, y el método de formación en encuentros individuales.

Las reuniones colectivas

Las reuniones colectivas de Yenâbe Shaij usualmente eran semanales y se celebraban en su propia casa. Asimismo, realizaba reuniones en su casa la mayoría de los días de festividad religiosa y los días en que se celebraban el nacimiento o conmemoraba el fallecimiento de algunos de los Inmaculados (P). Los días de los meses de Muharram y Safar4, y durante el mes de Ramadân también, cada noche tenía un programa de sermones. Estas reuniones se realizaron en casa de los diferentes amigos en forma alternada, por espacio de dos años.

Las reuniones semanales usualmente eran en las noches de los viernes luego de realizar el rezo del ocaso y la noche, bajo la conducción del mismo Yenâbe Shaij. Luego del rezo, él comenzaba la reunión leyendo con un tono apasionado unos cuantos versos de una poesía de Faid Al-Kâshânî5 que contenía ruegos de perdón a Dios:

ز هر چه غير يار استغفر اللَّه

ز بودِ مستعار استغفر اللَّه

دمى كآن بگذرد بى ياد رويش

از آن دم بى‏شمار استغفر اللَّه

زبان كآن تر به ذكر دوست نَبْود

زشرّش الحذار استغفر اللَّه

سرآمد عمر و يك ساعت ز غفلت

نگشتم هوشيار استغفر اللَّه

جوانى رفت و پيرى هم سر آمد

نكردم هيچ كار استغفر اللَّه

“Pido perdón a Dios por todo lo que no es Él,

Pido perdón a Dios por toda existencia simbólica,

Y si transcurre un instante sin el recuerdo de Su Faz,

Pido incontable perdón a Dios por ese instante.

Se debe estar precavido de la malicia

De la lengua que no se humedece mediante el recuerdo del Amado,¡pido perdón a Dios!

Ha concluido mi vida y ni por una hora me he despertado

De la desidia, ¡pido perdón a Dios!

La juventud se fue y la vejez me ha sobrevenido

Y no he realizado nada… ¡Pido perdón a Dios!”

Uno de los discípulos de Yenâbe Shaij dice: “Él leía estos versos de una manera tal que no podíamos contener nuestro llanto, y a continuación leía alguna de las 15 letanías atribuidas al Imam Zain Al-‘Âbidîn (P)6, con un fervor que no es posible describir.

Otro discípulo cuenta: “En las reuniones de súplicas de Yenâbe Shaij no vi a nadie que derramara lágrimas como él mismo. Realmente su llanto quemaba las entrañas”.

Luego de concluir la súplica y servir el té, comenzaba a hablar y a dar sermones. Yenâbe Shaij explicaba muy bien las cosas, y en sus disertaciones trataba de transmitir sus propios logros en la comprensión del Corán, las narraciones islámicas y las realidades relacionadas a los mismos, en las que hubiera alcanzado la certeza.

Cuando en sus disertaciones se dirigía a los presentes decía: “¡Oh amigos!”, y el eje principal sobre el cual giraban sus palabras era: la Unicidad de Dios (tawhîd), la sinceridad y sometimiento exclusivo a Dios, el amor a Dios, la constante atención a la presencia divina, la estrecha relación con Dios, servir a las criaturas, procurar la intercesión de Ahlul Bait (P), esperar la manifestación del Imam de la Época (P), y advertir respecto a apegarse a la vida mundanal, el egoísmo y las pasiones del alma, todo lo cual será detallado en las secciones siguientes.

El Dr. Zubâtî cuenta lo siguiente respecto a cómo conoció a Yenâbe Sheij y a la manera en que se celebraban sus reuniones: “En los últimos años de la secundaria, por intermedio del fallecido Dr. ‘Abdul ‘Alî Gûiâ –quien tenía un doctorado en Física atómica en Francia-, conocí a Yenâbe Shaij y participé de sus reuniones por un periodo de alrededor de diez años. Sus reuniones eran simples y privadas, y solo un número limitado participaba en ellas, y las mismas no tenían un aspecto general. Cuando se incrementaba en la reunión el número de concurrentes y se presentaban otras personas además de las dilectas, las reuniones usuales eran canceladas temporalmente. Esto es, no estaban dirigidas al iniciado en el peregrinaje espiritual.

En sus reuniones sólo se dirigían unas cuantas palabras, consejos y exhortaciones, y luego se leía alguna súplica y nada más. Las palabras incluso eran en su mayoría repetidas, sólo que la reunión se caracterizaba por poseer un aspecto espiritual tal que la persona no se cansaba de escuchar cuantas veces fuera esas palabras similares y reiteradas.7 Es lo mismo que sucede con el Sagrado Corán: cuanto más la persona lo recita, más le parece nuevo y atrayente. Sus palabras también eran nuevas y dejaban su impresión.

Sus reuniones poseían tanta espiritualidad que en las mismas nadie podía hablar de temas materiales y mundanos, y si ocasionalmente sucedía que alguien hablaba sobre algo mundanal, los que se encontraban alrededor sentían fastidio por tal conversación. Las palabras de Yenâbe Shaij giraban sobre “el acercamiento a Dios”, “el amor a Dios” y “el peregrinaje hacia Dios”. Él resumía “el acercamiento a Dios” en unas cuantas palabras y decía:

“Desde ahora mismo debes cambiar tu patrón, esto es, hasta ahora cada vez que hacías algo lo hacías por ti mismo. A partir de ahora cada cosa que hagas hazla por Al·lah. Ese es el camino más cercano para llegar a Al·lah. “Aniquila tu ego y abraza al Creador”.8

Todas las inclinaciones de la persona provienen del egocentrismo. No llegarás a nada hasta que no adores sinceramente a Dios. Eso significan las palabras del poeta que rezan:

گر ز خويشتن رستى با حبيب پيوستى

و رنه تا ابد مى‏سوز كار و بار تو خام است

Si te olvidas de ti mismo, te fundes con el Amado

Y si no… ¡Consúmete! Puesto que todas tus acciones se vuelven vanas por siempre.

“Debes hacer las cosas por Él. Y debes hacerlo con amor a Él, esto es, que le ames y que tus acciones sean realizadas por amor a Él. Tener amor por Al·lah y realizar acciones por Al·lah conforma el secreto de todas las elevaciones espirituales del ser humano. Y ello se logra contrariando al ego. Así, todos los progresos de la humanidad se dan contradiciendo al ego. Hasta que no entres en lucha con el ego, y de esa manera se disponga el terreno, no te elevarás”.

Con relación al egoísmo dijo:

اين جا تن ضعيف و دل خسته مى‏خرند

بازار خود فروشى از آن سوى ديگر است

“Aquí se compran los cuerpos débiles y los corazones gastados

… pero el mercado de la vanidad es por el otro lado.”

“Tu valía es en la medida de tus requerimientos. Si quieres a Dios, tu valía es infinita, y si quieres lo mundano, entonces tu valía es igual a eso mismo que procuras.

No digas: “mi corazón me pide eso”, o “mi corazón me pide aquello”. Debes ver qué es lo que te pide Dios. Cuando ofreces una invitación ¿invitas a quien quiere Dios, o a quien quiere tu corazón? Mientras sigas lo que te sugiere tu ego, no llegarás a nada. El corazón es la morada de Dios. No hagas habitar a otro en el mismo. Solo Dios debe residir en tu corazón y gobernar sobre él, y nadie más. Le preguntaron al Imam ‘Alî (P) de dónde obtuvo esa posición. Respondió: “Me senté al umbral del corazón y no dejé entrar a nadie fuera de Dios”.

Luego de sus palabras se convidaba algo simple a los presentes y tras ello comenzaba la lectura de las letanías. Sus letanías eran dignas de escuchar, y el estado que él alcanzaba era digno de ver. No leía las súplicas en forma simple y tradicional, sino que eran como palabras apasionadas que son dirigidas a la persona amada. En sus letanías se apasionaba tanto que parecía una madre en busca de su hijo perdido. Lloraba desde el fondo de su corazón, clamaba y dialogaba con el Amado.

A veces se tenía la sensación de que en medio de sus súplicas le acontecía un develamiento místico, de forma que las señales y efectos se percibían en sus palabras y estado que alcanzaba. Se lamentaba enormemente por el hecho de que sus amigos no progresaran con la rapidez que él esperaba. Él deseaba que sus adeptos rápidamente abrieran los ojos y vieran a los ángeles, que vieran a los Imanes (P).

Cuando alguien realizaba una visita a un santuario le preguntaba:

“¿Acaso alcanzaste a ver su bendita existencia?”.

Por supuesto, algunos tuvieron el éxito de alcanzar estados espirituales y tener develamientos místicos. El resto seguía sus pasos.

En cualquier caso, sus letanías contenían un apasionamiento especial, de forma que ocasionaban que los demás alcanzaran un estado espiritual. Conocía muy bien los significados de las súplicas y enfatizaba en las expresiones de las mismas. A veces repetía algunas de las expresiones. Otras veces las explicaba. Leía mucho la súplica “iastashîru”9 y las 15 letanías (del Imam Zain Al-‘Âbidîn, con él sea la paz), y estaba convencido de que la súplica iastashîru conforma una manifestación de la pasión espiritual, similar al galanteo del amante con el amado.

En los días de Muharram hablaba muy poco, en lugar de ello leía unas cuantas páginas del libro “Tâqedîs” sobre las tragedias de Ahlul Bait (P) y lloraba. Luego procedía a leer las letanías.

Enfatizar la obediencia a Dios y combatir las pasiones del alma:

Yenâbe Shaij creía que la razón de la creación del ser humano, era la vicerregencia divina y la representación de Dios10, y que cuando éste alcanzara este objetivo, podría realizar actos propios de la divinidad. Y el camino para alcanzar ello es obedecer a Dios y combatir las pasiones del alma. Y a este respecto dijo:

“Se narra en un hadîz qudsî (narración que contiene palabras de Dios):

يا بن آدم خلقت الأشياء لأجلك وخلقتك لأجلي

“¡Oh Adán! He creado las cosas para ti, y te he creado para Mí.”11

عبدي ، أطعني حتى أجعلك مِثلي أو مَثَلي

“Siervo mío, ¡obedéceme! de forma que te torne como Yo (o como una muestra de Mí)”.12

Según estos hadices, amigos, vosotros sois los vicarios de Dios en la Tierra. Vosotros conformáis “el fruto principal”. Conoced vuestro propio valor, alejaos de las pasiones del alma, y obedeced la orden de Dios, que de esa forma llegaréis a un grado en el cual podréis realizar actos propios de Dios. Dios creó todas las cosas para vosotros, y os creó para Él mismo. Observad qué posición y grado os ha brindado”.

Yenâbe Shaij tenía la creencia que mientras el ser humano no alcance el grado de vicario de Dios en la Tierra, no será una persona consumada. Decía:

“La cuchara es para comer. La tasa es para tomar el té… y el ser humano solo sirve para convertirse en persona”.

Repetidamente decía:

“Dios me ha concedido carismas. Realizad vosotros actos propios de Dios y os las concederá. ¡Señor Albañil! ¡Señor Sastre! Cuando coloque ese ladrillo e incruste esa aguja, hágalo por amor a Dios y que su atención esté con Dios. No diga de esa ropa que tiene puesta, cuya tela es a cien tumanes el metro: “la compré a cien tumanes”, sino diga: “esto me lo ha proporcionado Dios”. Presentad a Dios y no os presentéis a vosotros mismos”.

Distinguir los estados anímicos

Mediante los sentidos internos, Yenâbe Shaij distinguía los estados anímicos de los presentes en la reunión, sólo que jamás señalaba los puntos débiles de las personas en presencia de los demás, a menos que fuera de una forma que sólo la persona en cuestión se percatase de ello y mediante lo cual procediera a corregirse. A este respecto señalaremos dos ejemplos:

¡Poner a prueba a Yenâbe Shaij!:

Cierto renombrado disertante decía: En la tarde de un día del año 1335 H.S. (1956), me encontraba en la escuela de Hayy Shaij ‘Abdul Husain en el bazar de Teherán –al lado de la mezquita Shaij ‘Abdul Husain-. El fallecido Shaij ‘Abdul Karîm Hâmid –discípulo sobresaliente de Yenâbe Shaij Rayab ‘Alî- vino a verme y habló conmigo sobre su maestro Yenâbe Shaij Rayab ‘Alî Jaîiât y su genuina posición y espiritualidad. Finalmente me pidió que fuésemos juntos a la reunión de la noche del viernes. Fuimos juntos e ingresamos en la reunión de Yenâbe Shaij. Éste se encontraba sentado en dirección a la qiblah y estaba ocupado leyendo las letanías de Amîr Al-Mu’mimnîn ‘Alî (P), las cuales dicen:

اللّهمّ إنّي أسألك الأمان يوم لا ينفع مال و لا بنون …

“¡Dios mío! Por cierto que te pido la seguridad en el Día en que no beneficien ni hacienda ni hijos…”13

Un grupo de sus adeptos que se encontraba a sus espaldas le acompañaba en la lectura de la súplica. Yo también me senté al final a espaldas del grupo y me dije a mí mismo: “¡Dios mío! Si éste es uno de tus santos, que este año mis disertaciones en el púlpito en Teherán tengan éxito y buena remuneración”.

Inmediatamente después de haber pensado eso, Yenâbe Shaij en medio de su súplica dijo:

“Yo estoy diciendo “deja de lado el dinero” ¡pero él viene a probarme mediante el dinero mismo!”.

Yenâbe Shaij a lo largo de la súplica sólo dijo esta frase en idioma persa y luego continuó con la súplica:

وأسألك الأمان يوم لا ينفع مال و …

“¡Dios mío! Por cierto que te pido la seguridad en el Día en que no beneficien ni hacienda ni hijos…”

La presencia de un espía

Paulatinamente funcionarios del Estado y personas célebres también comenzaron a participar de las reuniones de Yenâbe Shaij. Como dijera el mismo Yenâbe Shaij, “ellos sólo vienen para solucionar sus problemas pero en sus casas van en busca de “la anciana” (la vida mundanal)”. Por supuesto, entre ellos también había quien se beneficiaba de los sermones de Yenâbe Shaij.

Considerando la presencia de estos individuos, el aparato gubernamental del régimen del Sha se volvió susceptible a las reuniones de Yenâbe Shaij, por lo que comisionaron a una persona de nombre Mayor Hasan Eil Biguî para que en compañía de otra persona se presentara en las reuniones de Yenâbe Shaij en forma anónima e informara el motivo de la participación de funcionarios de Estado en dichas reuniones.

Cuando el agente de la SAVAK (la policía secreta del Sha) ingresó en la reunión, Yenâbe Shaij, en tanto se encontraba brindando consejos a los presentes, dijo:

“Tened en cuenta a Dios y no deis lugar en vuestro corazón a otro que no sea Dios, puesto que el corazón es un espejo, y si encuentra una pequeña mancha, rápidamente da muestras de ello. Ahora mismo algunos se asemejan a quien tiene un mal propósito y es espía, y vienen bajo un seudónimo. Por ejemplo su nombre es Hasan y viene con tal nombre…”

Estas palabras dejaron perplejo al agente de la SAVAK, el Mayor Hasan Eil Biguî cuyo nombre real, Hasan, nadie conocía, y fue tal el efecto que ello le produjo que se cuenta que renunció a la SAVAK.

¡Primero complace a tu padre!

A veces Yenâbe Shaij no permitía que algunas personas participaran de sus reuniones o bien ponía condiciones para ello. Uno de los adeptos de Yenâbe Shaij que estuvo cerca de veinte años con él, narra el comienzo de su vinculación a Yenâbe Shaij de la siguiente manera: “Al principio, por más que intenté asistir a sus reuniones, él no me lo permitió hasta que un día lo vi en la mezquita Yâmi‘. Luego de saludarle y preguntar por su estado le dije: “¿Por qué no me permite participar de sus reuniones?”. Dijo:

“Primero haz que tu padre esté complacido contigo y luego hablaremos”.

Esa noche regresé a casa y caí rendido a los pies de mi padre y le rogué con insistencia que me perdonara. Mi padre se sorprendió por esa escena y preguntó: “¿Qué pasó?”.

Le dije: “¡No preguntes. Ni siquiera yo entiendo, solamente perdóname…! Y finalmente dejé a mi padre complacido conmigo.

Al día siguiente por la mañana fui a casa de Yenâbe Shaij, y al verme dijo:

“¡Que Dios te bendiga! Hiciste bien en venir. Ahora siéntate a mí lado”.

Desde ese entonces, que fue después de la Segunda Guerra Mundial, permanecí con él hasta que falleció.

Las orientaciones individuales

Una de las particularidades sobresalientes de un maestro y educador perfecto, en la marcha hacia Dios, Glorificado Sea, es que sus orientaciones formativas a lo largo de los diferentes niveles sean acordes a la necesidad del iniciado, y eso no es posible en las reuniones colectivas y en presencia de otros.

No importa cuánto se haya especializado un médico ni la experiencia que pueda tener, no puede curar a todos los enfermos que le consultan con una misma receta. Cada enfermo necesita un remedio especial para su curación. Hasta puede suceder que dos enfermos se encuentren aquejados de lo mismo por diferentes causas y necesiten dos tipos de remedio. Con la curación de las enfermedades del alma sucede lo mismo.

El maestro de moral es en realidad un médico del alma, y puede curar a los enfermos en el aspecto moral si es que primero conoce la raíz básica de la enfermedad, y segundo, si tiene a disposición el remedio adecuado.

Los grandes profetas de Dios (P), quienes fueron los principales educadores de almas, en forma general poseían tal particularidad, y no solamente determinaban las necesidades generales de la sociedad humana en los diferentes ámbitos, sino que estaban informados de las necesidades personales de cada uno de los individuos de la comunidad.

El Imam ‘Alî (P) expresa lo siguiente en relación a las particularidades del Gran Profeta (BP):

طبيب دوّار بطبّه قد أحكم مراهمه ، وأحمى مواسمه ، يضع من ذلك حيث الحاجة إليه : من قلوبٍ عُمْيٍ ، وآذان صُمٍّ ، وألسنةٍ بُكمٍ ، متّبعٌ بدوائه مواضع الغفلة ، ومواطن الحيرة

“Un médico que es experto sanador con su medicina, cuyos ungüentos son excelentes, cuya pica de cauterizar se encuentra en su justa temperatura, dispone ello donde se lo precisa, ya sea en corazones que se encuentran enceguecidos, en oídos sordos o en lenguas enmudecidas. Mediante sus medicinas recorre las zonas donde se ha caído en la distracción y los lugares donde se ha sido presa del desconcierto…”14

Los sabios versados que son los genuinos herederos de los profetas y de sus albaceas, también poseen tales características. Son aquellos que, en palabras de Amîr Al-Mu’minîn (P):

هجم بهم العلم على حقيقة البصيرة ، وباشروا روح اليقين …

“Se precipitó sobre ellos el conocimiento en su genuina visión, y palparon el espíritu de la certeza…”15

Por supuesto, como el mismo Imam (P) dice:

أولئك واللَّه الأقلّون عدداً ، والأعظمون عند اللَّه قدراً

“Pero esos son los de menor número, y los de mayor posición ante Dios”. 16

La importancia de un maestro consumado

Se narró del fallecido Aiatul·lah Mîrzâ ‘Alî Qâdî -que Al·lah esté complacido de él- que dijo: “Lo más importante en este camino, es el maestro versado, que se ha librado de las pasiones del alma y es un hombre consumado, de forma que si alguien procura marchar por el sendero del peregrinaje espiritual, aún si pasara la mitad de su vida en busca del maestro para este camino, ello valdría la pena. Aquel que ha encontrado al maestro, ya ha recorrido la mitad del camino”.

Estudiando los consejos personales de Yenâbe Shaij a sus discípulos, vemos que por su lucha con el ego, su sinceridad y las asistencias divinas, alcanzó un grado de perfección espiritual mediante el cual podía distinguir las aflicciones espirituales y los puntos oscuros y problemáticos que existen en la vida de los demás, y podía curar ello mediante una receta adecuada. Esta realidad conforma un asunto claro y evidente para cualquiera que esté familiarizado con la vida de Yenâbe Shaij.

Los pecados y las desgracias de la vida

Desde la perspectiva del Islam, los actos impropios de la persona, juegan un papel fundamental en los problemas y desgracias que le acontecen en su vida. El Sagrado Corán dice claramente:

وَ مَآ أَصَبَكُم مِّن مُّصِيبَةٍ فَبِمَا كَسَبَتْ أَيْدِيكُمْ

“Las desgracias que os afligen, son por lo que han obtenido vuestras manos”.17

Explicando esta aleya el Imam ‘Alî (P) dice:

توقّوا الذنوب ، فما من بليّة ولا نقص رزقٍ إلاّ بذنبٍ حتى الخدش والكبوة والمصيبة . قال اللَّه عزّ وجلّ : « وَ مَآ أَصَبَكُم مِّن مُّصِيبَةٍ فَبِمَا كَسَبَتْ أَيْدِيكُمْ »

“Absteneos de los pecados puesto que todos los infortunios y la carencia de sustento provienen de los pecados, incluso en ello se incluyen los rasguños que se reciben, los resbalones y caídas al suelo, y las desgracias que acontecen, puesto que Dios, Glorificado Sea, expresa: «Las desgracias que os afligen, son por lo que han obtenido vuestras manos”.18

Si el ser humano en verdad creyera que sus actos impropios no sólo ocasionarán que en su vida después de la muerte se vea aquejado de dolor y tormento, sino que los mismos también motivan los diferentes problemas en su vida mundanal, no volvería a cometer actos execrables. Cuanto más se fortalece esta creencia, más se dispone el terreno para la formación de personas rectas.

Yenâbe Shaij, mediante una percepción divina y una clara visión propia del mundo del barzaj, veía la correspondencia entre los actos impropios y los problemas de la vida. Es teniendo en claro esto que se puede alejar gran parte de los problemas y aflicciones de la gente. Procediendo según este método de formación de las personas, él les guiaba en el rumbo de las perfecciones humanas.

Se fía. ¡Incluso a usted!:

Uno de los hijos de Yenâbe Shaij cuenta: “Un día el fallecido Murshid Cheloî Ma‘rûf,19 fue a ver a Yenâbe Shaij y se quejó del estancamiento de su comercio y dijo: “¡Hermano! ¡¿Qué situación es ésta en la que estamos metidos?! Antes nuestra situación era muy buena de manera tal que en un día vendíamos tres o cuatro ollas de arroz y eran muchos los clientes. Pero de pronto la situación cambió y los clientes uno por uno fueron desapareciendo; la bonanza desapareció, y hoy en día no vendemos ni una sola olla de arroz”.

Yenâbe Shaij reflexionó un momento y dijo: “Es tu propia culpa ya que ahuyentas a los clientes”.

Murshid dijo: “Yo no ahuyenté a nadie. Incluso atiendo bien a los niños y les doy la mitad de una tira de carne asada”.

Yenâbe Shaij dijo:

“¿Quién era ese Seîied a quien por tres días le fiaste comida, pero la última vez lo empujaste y lo echaste de tu negocio?”.

Murshid se sobresaltó y dejó la reunión con Yenâbe Shaij, y apresuradamente fue en busca de ese Seîied. Lo encontró y le pidió perdón. Después, colocó un letrero en su negocio que decía:

“¡Se fía. Incluso a usted! Le damos todo el crédito que esté en la medida de nuestras posibilidades”.

Molestar a un pequeño

Uno de los grandes discípulos de Yenâbe Shaij dijo: “Mi hijo de dos años –quien hoy en día tiene cuarenta- había orinado en una casa y su madre le pegó tanto que el niño cerca estuvo de quedarse sin respiración. Luego de una hora mi esposa cayó con fiebre, de una manera tan intensa que tuvimos que llamar a un médico, y la receta de medicamentos nos costó sesenta tumanes -con las condiciones económicas de ese entonces- pero la fiebre no cesó. Nuevamente fuimos al médico y esta vez pagamos cuarenta tumanes por la visita, lo cual fue para mí muy duro teniendo en cuenta la situación de aquel entonces.

Una vez, siendo ya de noche, Yenâbe Shaij subió a mi automóvil para ir a la reunión y mi esposa se encontraba ahí. Cuando Yenâbe Shaij subió, le dije señalando a mi señora: “Mi esposa estuvo con fiebre. La llevamos al médico pero su fiebre no cesa”. Yenâbe Shaij echó una mirada y le dijo a mi esposa:

“¡A los niños no se les pega de esa manera! ¡Pide perdón! Consuela a tu hijo y cómprale algo, y mejorará tu estado”.

“Lo hicimos así y la fiebre cesó”.

Molestar a la esposa

Él mismo narró: “Un día estábamos con Yenâbe Shaij en la casa del señor Râdmanesh. Yo le dije: Mi padre falleció en el año 1352 de la hégira lunar20. Quiero saber cuál es su estado.

Dijo: “Lea una vez la Sûra Al-Hamd”.

Luego se concentró y permaneció así un momento. Tras ello dijo: “No le dejan venir. Está en problemas por causa de su esposa”.

Dije: “¿Sería posible que usted hablara con su esposa?”. Dijo: “Acaba de venir tu madrastra”.

Ella fue una mujer de las aldeas y mi padre, un tiempo después de haberse casado con ella, tomó otras esposas. Ella permaneció apartada de mi padre hasta el final de su vida. Cuando mi padre aparecía por una puerta, ella inmediatamente se iba por la otra.

Le dije a Yenâbe Shaij: “¡Pregúntele qué debemos hacer para que quede complacida con mi padre! Respondió: “Dé de comer a algunos hambrientos”.

Dije: “¿A cuántos?”.

Respondió: “A cien personas”.

Dije: “¡No puedo darle de comer a esa cantidad!”. Finalmente bajó a cuarenta personas. Luego de aceptar, Yenâbe Shaij dijo:

“Acaba de elevarse la voz de tu padre. Al momento en que esa mujer quedó complacida, tu padre fue liberado y dijo: “Díganle a este hijo mío que: ¿Por qué tomaste dos esposas? Observa en qué infortunio me he sumido. Ahora ten cuidado de actuar con justicia (en relación a ellas)”.

Otro de los amigos de Yenâbe Shaij dice: “Le pregunté a él cómo se encontraba mi padre en el barzaj. Dijo:

“¡Él se encuentra en problemas por tu madre!”.

Vi que decía lo correcto. Mi padre había tomado otra esposa y mi madre se encontraba descontenta por ello. Fui a hablar con mi madre para dejarla complacida con él. Otra vez viajé a ver a Yenâbe Shaij, y al momento de ingresar me dijo:

“¡Qué bueno es que alguien interceda para que dos personas hagan las paces! Tu padre ahora se encuentra en una situación agradable”.

Molestar al marido

Uno de los discípulos de Yenâbe Shaij cuenta: “Había una mujer cuyo esposo era seîied y amigo de Yenâbe Shaij. Ella fastidiaba mucho a su marido. Luego de un tiempo esta mujer falleció. Cuando estaba por ser sepultada, Yenâbe Shaij se encontraba presente. Luego él nos contó:

“El espíritu de esa mujer dialogaba consigo misma y decía: “¡Bueno! ¡Me he muerto! ¡Y qué con ello!”. Cuando ya iban a enterrarla sus acciones tomaron la forma de un perro salvaje negro. Cuando la mujer entendió que el perro debía ser enterrado con ella, recién se percató de la gran desgracia que se había ocasionado a sí misma durante su vida. Comenzó a rogar, suplicar y clamar. Vi que se encontraba muy angustiada y por eso pedí a este Seîied que le hiciera lícito lo que le hizo. Él le perdono todo por mí. El perro se fue y la enterraron”.

La disconformidad de la hermana

Uno de los hijos de Yenâbe Shaij cuenta que: “Había un ingeniero que construía y vendía inmuebles. Ya había construido cien edificios, pero a causa de abultadas deudas, se encontraba en una situación económica desastrosa. Ya se había emitido la orden de arresto. Vino a la casa de mi padre y dijo: “No puedo regresar a mi casa. Me voy a esconder para que nadie me encuentre”.

Yenâbe Shaij reflexionó un poco y le dijo: “¡Ve y haz que tu hermana quede complacida contigo!”.

El ingeniero le dijo: “¡Mi hermana está complacida de mí!”.

Yenâbe Shaij dijo: “¡No es así!”.

El ingeniero reflexionó un poco y dijo: “Sí, tiene usted razón. Cuando mi padre falleció, nos llegó una herencia. A ella le correspondían mil quinientos tumanes. Recuerdo que no se los di”.

Se fue y volvió, y dijo: “Le di cinco mil tumanes a mi hermana y obtuve su complacencia”.

Mi padre hizo silencio y luego de meditar un poco dijo:

“Dice: Aún no está complacida… ¿Acaso tu hermana tiene casa?”.

El ingeniero dijo: “No. Ella alquila”.

Dijo: “Ve, pon a su nombre una de las mejores casas que hayas construido y dásela. Luego vuelve conmigo a ver qué se puede hacer”.

El ingeniero dijo: “Yenâbe Shaij tengo un socio. ¿Cómo puedo hacer eso?”.

Yenâbe Shaij dijo: “No se me ocurre otra cosa, puesto que tu hermana aún no está complacida”.

Finalmente esa persona fue, puso una de esas casas a nombre de su hermana y trasladó sus cosas ahí y regresó.

Yenâbe Shaij dijo: “¡Ahora se ha solucionado!”.

Al día siguiente logró vender tres de sus casas y de esa manera se libró de sus problemas.

Ser insensible con la hermana

Uno de los comerciantes del bazar quedó en la bancarrota. Trataba de aliviar sus penas desahogándose con un amigo y se quejaba de su situación. En ese mismo momento Yenâbe Shaij pasó frente a su negocio y su amigo le dijo: “Cuéntale tus problemas a él”. El comerciante dijo: “No lo conozco”. Finalmente por insistencia de su amigo fue donde Yenâbe Shaij y luego de saludarle dijo: “Tengo un problema que quiero contarle”. Luego de las explicaciones del comerciante, Yenâbe Shaij, mientras mantenía la cabeza gacha, le dijo:

“Tú eres una persona sin compasión. Hace catorce meses que tu cuñado falleció y todavía no fuiste a ver a tu hermana. Tus problemas se originan de ello”.

El comerciante le dijo: “¡Pero estamos peleados!”.

Yenâbe Shaij le dijo: “La raíz de todos tus problemas está ahí. Ahora tú sabrás lo que vas a hacer!”.

El comerciante volvió con su amigo y le relató todo. Luego compró alguna mercadería y fue donde su hermana. Hicieron las paces y sus problemas se solucionaron”.

La incomplacencia de la madre

Se había emitido la sentencia de muerte de unas cuantas personas. Entre ellos la de un joven cuyos parientes se dirigieron ante Yenâbe Shaij y le pidieron que procurara una solución. Yenâbe Shaij dijo:

“Sus problemas son por su madre”.

Fueron ante su madre y ésta dijo: “Por más que hago súplicas no tiene resultado”.

Le dijeron: Yenâbe Sheij dice que: “Usted está resentida con su hijo”.

Dijo: “Es verdad. Mi hijo apenas se había casado. Un día, después de comer, recogí los utensilios, los coloqué sobre una bandeja y se la di a mi nuera para que la llevara a la cocina. Mi hijo tomó la bandeja de su mano y me dijo: “¡No me casé para traerle a usted una sirvienta!”.

Finalmente la madre manifestó su complacencia y rezó para que liberaran a su hijo. Al día siguiente informaron que se había cometido un error y liberaron al joven.

El destrozado corazón de la tía

Uno de los amigos de Yenâbe Shaij cuenta que: “Mi padre estuvo aquejado por una fuerte enfermedad de forma que todo lo que se hizo para curarle fue sin resultado. Le dije a Yenâbe Shaij que mi padre estaba enfermo y que hacía un año que estaba postrado en cama.

Él me dijo: “¿Tienes una tía paterna?”.

Dije: “Sí”.

Dijo: “Sus problemas son por tu tía. Si ella suplica por él se curará”.

Le pedí a mi tía que suplicara por mi padre, y ella así lo hizo pero mi padre no mejoró. Nuevamente fui donde Yenâbe Shaij y le dije: “Mi tía dio su complacencia pero mi padre no mejoró”.

Yenâbe Shaij dio instrucciones de que se hiciera beneficencia con los cuatro hijos huérfanos de mi tía y dijo: “Después de eso que ella suplique por él”.

Hice así. Después le pregunté a mi tía cuál era la razón por la cual había estado resentida con mi padre. Dijo: “Luego de que mi esposo falleciera tu padre me llevó a mí y a mis cuatro hijos a su casa. Un día mientras estaba discutiendo con tu madre, tu padre vino e inmediatamente nos echó de la casa. Eso me destrozó el corazón”.

Finalmente, por haber logrado la complacencia de mi tía, mi padre se puso mejor. Pero no recuperó la salud completamente. Otra vez fui ante Yenâbe Shaij y le conté todo. Esta vez dio instrucciones para que se hiciera caridad con un Seîied y luego de ello mi padre recuperó su salud completamente”.

Molestar al hijo del empleador

Uno de los discípulos de Yenâbe Shaij dice; Yenâbe Shaij dijo:

“Los problemas no os llegan por nada”.

Una vez me fracturé la cabeza, y fui a verle junto con uno de mis amigos. Mi amigo le preguntó: “¿Qué hizo él que se rompió la cabeza?”.

Yenâbe Shaij meditó un momento y dijo:

“Molestaste a un niño en la fábrica”.

Vi que era cierto. Yo era artesano del metal y en esa época esa era una especialidad rara por lo que el que contrataba los servicios de un artesano del metal era condescendiente para con él. El hijo del dueño de casa había hecho unas críticas a mi trabajo que eran desubicadas y que no le incumbían. Lo traté de forma tal que éste se echó a llorar.

Yenâbe Sheij dijo:

“Si no obtienes su complacencia tus problemas continuarán”.

Fui y le pedí perdón por lo ocurrido”.

Molestar al empleado

Unas personas de la Oficina de Impuestos fueron a la casa de uno de los adeptos de Yenâbe Shaij y uno de ellos le manifestó: “Mi cuerpo se llenó de erupciones y no se cura”.

Yenâbe Shaij meditó un momento y dijo:

“Has molestado a una mujer ‘alawî”.

Esa persona dijo: “¡Y bueno! Ellas vienen, se sientan tras un escritorio e inventan historias, y cuando uno les dice algo comienzan a llorar!”.

Quedó en claro que esa mujer ‘alawî trabajaba en las oficinas de estas personas y él la había molestado con algo que le dijo.

Yenâbe Shaij dijo:

“Hasta que ella no esté complacida tu cuerpo no sanará”.

Una historia similar cuenta otro de los discípulos de Yenâbe Shaij. Dice: “Nos encontrábamos sentados en el patio de la casa de un amigo junto a Yenâbe Shaij. También se encontraba una persona de alto cargo del Estado quien participaba de las reuniones. A causa de una enfermedad él debía mantener su pie extendido. Se volvió hacia Yenâbe Shaij y le dijo: “¡Yenâbe Shaij! Ya hace bastante tiempo que estoy afectado por este dolor de pierna. Hace ya tres años de eso y nada de lo que hago tiene resultados, y los remedios no producen efecto”.

Yenâbe Shaij, como era su costumbre, pidió a los presentes que leyeran la Sûra Al-Hamd. Entonces meditó un poco y dijo:

“Este dolor de pierna suyo viene desde aquel día que recriminó a una mujer que escribe a máquina por haberle tipiado mal, y usted le gritó por eso. Ella es una mujer ‘alawî. Se apenó y rompió en llanto. Ahora usted debe encontrarla y reconfortarla para que su pierna sane”.

Ese hombre dijo: “¡Dice usted la verdad! Esa mujer que escribía a máquina se encontraba en mi oficina. Yo le grité y ella comenzó a llorar”.

Usurpar el derecho de una anciana

Uno de los discípulos de Yenâbe Shaij, luego de comer, perdió su estado espiritual y requirió la ayuda de Yenâbe Shaij. Él le dijo:

“Ese kabâb que comiste lo pagó el comerciante fulano; y él usurpó el derecho de una anciana”.

Agraviar a los demás

Uno de los adeptos de Yenâbe Shaij cuenta: un día nos encontrábamos atravesando el callejón Imâm Zâdeh Iahiâ y de pronto un ciclista chocó a un peatón. El peatón insultó al ciclista y le dijo: “¡Asno!”.

Yenâbe Shaij dijo:

“¡¡Inmediatamente su propio interior se convirtió en un asno!!”.

Otro de los discípulos de Yenâbe Shaij cuenta que dijo:

“Un día que pasaba frente al bazar, vi una carreta que se desplazaba y una persona tenía en su mano la rienda del asno que la arrastraba. De repente se cruzó un peatón delante de la carreta. El carretero gritó: “¡Asno!”. Y vi que el carretero se convirtió en un asno y que la rienda se convirtió en dos”.

Ser desalmado con un animal

En el Islam se reprueba el hecho de ser desalmado hasta con los animales. El musulmán no tiene derecho a perjudicar a un animal ¡e incluso ni siquiera debe decirle improperios!21 Y es por eso que el Enviado de Dios (BP) dice en un hadîz:

لو غُفر لكم ما تأتون إلى البهائم لغُفر لكم كثيراً

“Si se os perdonara lo que le hacéis a los animales, se os perdonaría mucho”.22

Si bien desde la perspectiva islámica se puede sacrificar a los animales cuyo consumo es lícito, al mismo tiempo sacrificarlos tiene un comportamiento específico, de forma que el animal sufra lo menos posible. Una de las conductas respecto al sacrificio de animales es que no se debe degollar a un animal frente a otro igual a él.23

Como dijo el Imam ‘Alî (P):

لا تذبح الشاة عند الشاة ولا الجزور عند الجزور وهو ينظر إليه …

“No sacrifiquéis a la oveja delante de la oveja, ni al animal de sacrificio delante de otro, en tanto se encuentre mirándolo”.24

Según esto, degollar a la cría de un animal delante de su madre es fuertemente reprobable y ello indica el culmen de la dureza de corazón y condición de desalmado, y conlleva efectos destructivos en la vida de quien así hace.

Uno de los discípulos de Yenâbe Shaij cuenta: “Vino un desollador de animales a ver a Yenâbe Shaij y le dijo: “Mi hijo se está muriendo. ¿Qué puedo hacer?”.

Yenâbe Shaij dijo:

“¡Mataste a un ternero delante de su madre!”.

El desollador le rogó que hiciera algo por su hijo.

Yenâbe Shaij dijo:

“No se puede. Dice: “¡Mataste a mi hijo, así que tu hijo debe morir!”.

Sección 2: La base de la auto-formación

El “triunfo” constituye en realidad la suma de todas las perfecciones humanas, y el camino para llegar a ello desde la perspectiva del Corán, es la autoformación y purificación del alma. Dios, Glorificado Sea, luego de sucesivos juramentos enfatiza lo siguiente respecto al alma:

« قد أفلح من زكّاها »

“En verdad que ha triunfado quien la haya purificado”.25

Todo lo que trajeron los Mensajeros divinos de parte de Dios para guía del ser humano, conforma un preliminar del “triunfo” y del florecimiento de las capacidades humanas. La cuestión básica en la auto-purificación, es que el ser humano comprenda por dónde tiene que comenzar para la autoformación, y cuál es el fundamento de ello.

Desde la perspectiva de los enviados divinos, la base de la autoformación y el primer paso en el camino de la purificación del alma es “la unicidad divina” o tawhîd. Es por eso que el primer mensaje de todos los profetas fue la frase “no hay divinidad más que Dios”.

« وَمَآ أَرْسَلْنَا مِن قَبْلِكَ مِن رَّسُولٍ إِلاَّ نُوحِي إِلَيْهِ أنَّهُ لآ إِلَهَ إِلآَّ أَنَاْ فَاعْبُدُونِ »

“Y no enviamos antes que a ti a ningún mensajero sin que le reveláramos que no hay divinidad más que Yo. ¡Adoradme pues!”.26

La primera palabra del Gran Profeta (BP) con la gente también fue que:

يا أيها الناس ، قولوا لا إله إلاَّ اللَّه تفلحوا

“¡Oh gente! Decid: “No hay divinidad más que Dios”, y triunfaréis”.27

Por un lado, el solo hecho de pronunciar la frase de la unicidad no es suficiente, sino que la base de la auto-formación que conlleva el “triunfo” y el florecimiento de las perfecciones humanas, es la realidad del monoteísmo y que el ser humano verdaderamente se convierta en monoteísta.

Una señal de que la persona ha alcanzado la realidad del tawhîd –en el sentido real y perfecto- es que, al igual que los ángeles, puede testimoniar junto a la Sagrada Esencia Divina, la unicidad del Creador, Imponente y Majestuoso:

« شَهِدَ اللّهُ أَنَّهُ لآ إِلَهَ إِلاَّ هُوَ وَالْمَلآَئِكَةُ وَاُوْلُواْ الْعِلْمِ »

“Testimonian Dios, los ángeles y los dotados de conocimiento que no hay divinidad más que Él”.28

Uno de los discípulos de Yenâbe Shaij dice lo siguiente sobre él:

“¡Que Dios tenga misericordia de él! Todo su esmero lo disponía en alcanzar la realidad de “No hay más divinidad que Dios”. Y todas sus palabras eran para alcanzar la realidad de esta frase excelente”.

Otro de sus discípulos cuenta: “Yenâbe Sheij era especialista en esta área, y con toda su fuerza procuraba transmitir a los demás aquello que él había logrado, y de hacer llegar a sus discípulos al grado del tawhîd contemplativo”.

Yenâbe Shaij decía:

“La base de la auto-formación es el tawhîd. Quien desea construir un edificio primero debe construir las bases. Si las bases no son fuertes y firmes, ese edificio no será confiable. El peregrino espiritual debe comenzar su marcha a partir del tawhîd. La primera frase de todos los profetas fue “no hay divinidad más que Dios”. Hasta que la persona no entienda la realidad del tawhîd y no crea que nada más que Dios tiene efecto sobre su existencia, y que todas las cosas a excepción de la Esencia Divina son perecederas, no alcanzará las perfecciones humanas. Al percibir la realidad del tawhîd el ser humano se percata con todo su ser de la existencia del Creador”.

Asimismo dijo:

“Si quieres que Dios te llame29, procura un poco de conocimiento y entra a negociar con Él. Cuando decimos: “No hay más divinidad que Dios” debemos decir la verdad. Hasta que el ser humano no deja de lado las falsas divinidades no puede ser un monoteísta y no puede ser sincero al decir “no hay divinidad más que Dios”. “Divinidad” es aquello que cautiva el corazón de la persona30. Cualquier cosa que cautive su corazón es su divinidad. Cuando decimos “no hay más divinidad que Dios” debemos sentirnos cautivados por Él. Todo el Corán vuelve a la frase “No hay divinidad más que Dios”, y el ser humano debe llegar a un punto tal que en su corazón no tome forma sino esta frase, y relegar todo aquello que no sea Él: «Di: “Dios”, luego déjalos”.31

El ser humano es un árbol de tawhîd. El fruto de este árbol es la manifestación de los atributos divinos, y hasta que no dé ese fruto, no está completo. El límite de la perfección de la persona es llegar a Dios, o sea, convertirse en una exteriorización de los atributos del Creador. Esforzaos por vivificar en vosotros los atributos divinos. Él es Generoso, vosotros también sed generosos. Él es Misericordioso, vosotros también debéis ser misericordiosos. Él cubre los pecados de la gente, vosotros también debéis cubrir los pecados de los demás…

Aquello que sirve de algo al ser humano son los atributos divinos. Nada más tiene efectividad para el ser humano, ¡ni siquiera el legendario “Nombre Magnífico (Al-Ism-ul A‘dzam!)”.

Si te sumes en el tawhîd, en cada momento te beneficiarás de las consideraciones especiales del Creador, de una forma como no te beneficiabas en el momento anterior. Las deferencias del Creador serán nuevas en cada momento”.

El abandono del politeísmo

Abandonar el politeísmo conforma el primer paso en el camino de alcanzar la realidad del tawhîd. Es por eso que en el lema principal del tawhîd, o sea la frase “no hay divinidad más que Dios”, se antepone la negación de las falsas divinidades a la afirmación del verdadero Dios.

Ahora debemos ver ¿qué es el politeísmo? ¿Acaso sólo lo es la creencia en que algunos objetos sólidos son divinidades y sólo son politeístas aquellos que creen en los ídolos de materia inanimada? ¿O acaso la cuestión es de otra manera?

El politeísmo se encuentra en contraposición al monoteísmo (tawhîd), y ello consiste en la creencia en fuerzas imaginarias que influyen en la existencia y su adoración en lugar del Verdadero Influenciador: Dios, el Único.

El monoteísta considera que fuera de Dios, Único, no hay nada más que influya en el orden de la existencia, y así, no adora nada fuera de Él, ni a los ídolos de materia inanimada ni a seres vivientes.

El politeísta es aquel que, además del Único Dios, considera que hay otra cosa que influye en la existencia, y obedece a otra cosa fuera de Él. A veces adora objetos inanimados, otras veces adora a los tiranos, y a veces obedece a las pasiones de su propia alma… y otras veces a los tres juntos.32

Desde la perspectiva islámica los tres tipos de politeísmo mencionados son repudiables, y para alcanzar la realidad del tawhîd, no hay otro camino más que el de abandonar el politeísmo en forma absoluta.

Un punto importante y digno de considerar es que la forma más peligrosa de politeísmo es la tercera concepción del mismo, esto es, seguir las pasiones del alma. Este politeísmo se origina de los obstáculos del conocimiento intelectivo y del corazón, e incluso es el punto de partida para el politeísmo en su primera y segunda concepción.

«أَفَرَءَيْتَ مَنِ اتَّخَذَ إِلَهَهُ هَوَآهُ وَأَضَلَّهُ اللَّهُ عَلَى عِلْمٍ وَخَتَمَ عَلَى سَمْعِهِ وَقَلْبِهِ وَجَعَلَ عَلَى بَصَرِهِ غِشَاوَةً فَمَن يَهْدِيهِ مِنْ بَعْدِ اللَّهِ أَفَلاَ تَذَكَّرُونَ»

“¿Acaso viste a quien tomó a sus pasiones como divinidad y Dios le extravió a sabiendas y selló su oído y su corazón, y dispuso un velo sobre su visión? ¿Quién le guiará luego de Dios? ¿Acaso no recapacitaréis?”. 33

Sobre la base de esto es que Yenâbe Shaij consideraba al ídolo de las pasiones humanas como el más peligroso de los flagelos del tawhîd y decía:

“Todo el tema gira en torno a ese enorme ídolo que se encuentra en tu interior”.

El Imam Jomeini -que Al·lah tenga misericordia de él- ese místico lúcido y perspicaz, también decía:

“La madre de los ídolos es vuestro ego mismo. Hasta no eliminar ese enorme ídolo y ese fuerte demonio, no habrá camino hacia Él, Majestuoso e Imponente. ¡Y qué difícil es que ese ídolo roto y ese demonio se sometan!”.

Si el ser humano triunfa en la lucha contra ese enorme ídolo, alcanzará la más sublime de las victorias.

Entáblate en lucha con tu propio ego

Cierto luchador famoso de aquel tiempo, de nombre “Asgar Aghâ Pahlevan” cuenta que: “Un día me llevaron ante Yenâbe Shaij. Él me tocó el brazo y dijo:

“Si eres tan campeón, entáblate en lucha con tu propio ego”.

En realidad, quebrar el ídolo del ego conforma el primer y último paso para eliminar el politeísmo y alcanzar la realidad del tawhîd.

پاى بر سر خود نه دوست را در آغوش آر

تا به كعبه وصلش، دورى تو يك گام است

گر ز خويشتن رستى با حبيب پيوستى

ورنه تا ابد مى‏سوز، كار و بار تو خام است!

Aniquila tu ego y abraza al Creador,

Que para llegar a la Ka‘bah, desde tu lejanía no hay más que un paso.

Si te olvidas de ti mismo, te fundes con el Amado

Y si no… ¡Consúmete! Puesto que todas tus acciones se vuelven vanas por siempre.

Tal vez ese sea el sentido de la expresión “lo cercano del camino para llegar a Dios”, que Abû Hamza Az-Zumali transmite de boca del Imam Zain Al-‘Âbidîn:

وأنّ الراحل إليك قريب المسافة

“… y el hecho de que es cercana la distancia del viaje hacia Ti”.34

Como dice Ash-Shîrâzî en su Lisân Al-Gaib:

تا فضل وعقل بينى بى‏معرفت نشينى

يك نكته‏ات بگويم، خود را مبين، كه‏رستى

Para que alcances el intelecto y la virtud, no permanezcas sin el (verdadero) conocimiento.

Solo te diré un punto: no te veas a ti mismo para facilitarte la partida.

Aparentemente, fue para expresar este mismo punto que Yenâbe Shaij asume la misión de visitar a Sardâr Kâbulî en la ciudad de Kermânshah.

Un viaje para decir un punto

El Aiatul·lah Fahrî transmite del fallecido Hayy Gulâm Qudsî lo siguiente: “Cierto año Yenâbe Sheij vino a Kermânshah. Un día me dijo: “Vamos a la casa de Sardâr Kâbulî”.35 Fuimos y nos sentamos dentro. Yo presenté a Yenâbe Shaij, y por unos momentos reinó el silencio. El fallecido Sardâr Kâbulî dijo: “¡Yenâbe Shaij! ¡Díganos algo para que nos beneficiemos de ello!”.

Yenâbe Shaij dijo:

“¿Qué puedo decirle a alguien cuya confianza en sus propios conocimientos y comprensión es mayor que su confianza en la gracia de Dios?”.

El fallecido Sardâr Kâbulî quedó en silencio. Pasaron unos momentos y se sacó el turbante de religioso, lo dejó sobre una silla y a continuación comenzó a hacer chocar su cabeza contra la pared de una manera tal que temí por él y quise evitar que siguiera haciéndolo, pero Yenâbe Shaij me lo impidió y dijo:

“¡…Vine para decirle esas palabras y volver!”.

¡Pide perdón mil veces!:

Uno de los hijos de Yenâbe Shaij cuenta: “Una persona de la India llamada Hayy Muhammad venía a Irán todos los años por un mes. En el camino a la ciudad de Mash·had descendió del tren y se puso a rezar a un costado. Llegó el momento en que el tren debía seguir su marcha y por más que su amigo comenzó a gritarle “¡Súbete que el tren se está yendo!”, él no hizo caso y con el poder espiritual que poseía impidió que el tren pudiera moverse por media hora. Cuando volvió de Mash·had y llegó donde Yenâbe Shaij, éste le dijo:

“¡Pide perdón mil veces!”.

Dijo: “¿Por qué?”.

Yenâbe Shaij dijo:

“¡Hiciste algo incorrecto!”.

Preguntó: “¿Qué fue eso incorrecto? ¡Fuimos a visitar al Imam Ar-Ridâ (P). También suplicamos por usted!”.

Yenâbe Shaij dijo:

“¡Hiciste que el tren se mantuviera detenido! Quisiste decir “fui yo el que lo hizo”. ¿Ves como el demonio te sedujo? ¡Tú no tenías derecho a hacer tal cosa!”.

La veneración de personalidades y el politeísmo

El límite entre el tawhîd y el politeísmo es tan delgado, sutil e invisible que no es posible de ser percibido por cualquier persona. Nos llega en un hadîz del Profeta (BP) lo siguiente:

إنّ الشرك أخفى من دبيب النمل على صفاة سوداء في ليلة ظلماء

“Por cierto que el politeísmo es más sutil que la marcha de una hormiga sobre una roca negra en una noche tenebrosa”.36

Sólo las personas íntegras y los dotados de visión pueden ver los límites del politeísmo y resguardarse de ellos.

Venerar a personalidades es una de las formas de politeísmo escondido e imperceptible en el cual muchos se encuentran envueltos. Si el hecho de considerar y obedecer a una gran personalidad, por más grande y sagrada que sea, no es por Dios, ello conforma politeísmo. Es por eso que Yenâbe Shaij decía:

“Si es por mí que se presentan ante mí, se están perjudicando a sí mismos”.

¡Que tu padre no sea un ídolo para ti!:

El Huyyatulislam wal Muslimîn Aghâie Seîied Muhammad ‘Alî Milânî, hijo del Faqîh y referencial religioso, el fallecido Aiatul·lah Seîied Muhammad Hâdî Milânî, que Al·lah esté complacido de él, cuenta de la siguiente manera el encuentro entre Yenâbe Shaij y su padre:

“El fallecido Yenâbe Shaij Rayab ‘Alî Jaîiât, quien a causa de su control del ego y alejamiento de los pecados le fue conferida una “aguda percepción”, logró formar a un grupo de aquellos cautivados por su persona en lo referente a la sinceridad y amor a Dios.

Él sentía agrado por mi padre. Yo también, a causa de conocerle hace tanto, frecuentemente me llegaba ante Yenâbe Shaij y a veces también me beneficiaba de sus reuniones en las que básicamente mediante la mención de aleyas del Corán y hadices, aconsejaba y guiaba a los adeptos y fascinados por él.

Cierto año viajó a la ciudad de Mash·had para visitar al Imam (P) y se hospedó en el Hotel Tûs, que quedaba al lado de la calle “Baste Balâ”. Mi fallecido padre le invitó a almorzar. Yenâbe Shaij Rayab ‘Alî vino a nuestra casa y mi fallecido padre se puso muy contento por verle, y permanecieron hablando hasta cerca del ocaso.

En esa misma reunión Yenâbe Shaij se volvió hacia mí y dijo:

“¡Ten cuidado! ¡Que tu padre no sea un ídolo para ti!”.

Y a mi padre le dijo:

“¡Esté atento de manera que su hijo no sea motivo de problemas para usted!”.

Se me pasó por la mente que: “¿Es posible que una persona logre tanto la vida mundanal como la del más allá?”. Sin ningún preliminar Yenâbe Shaij se volvió hacia mí y dijo:

“Lee mucho esta súplica:

رَبَّنَآ ءَاتِنَا فِي الدُّنْيَا حَسَنَةً وَفِي الاَخِرَةِ حَسَنَةً

“¡Dios mío! ¡Danos en este mundo lo bueno, y en el más allá lo bueno!”.

Volvimos con él al hotel. Allí, Yenâbe Shaij se encontró con el poeta Haidar ‘Alî Mu‘yizeh (autor de un libro de poesías) quien le invitó a almorzar. Al principio Yenâbe Shaij no aceptó la invitación, pero luego de la insistencia lo hizo. Entonces el señor Haidar se dirigió a mi padre y también le invitó. Así, junto a mi padre, fuimos a la casa de Haidar Mu’yizeh, y Yenâbe Shaij se presentó junto a dos de sus compañeros de viaje. Ese día también permanecimos hasta cerca del ocaso.

El camino para alcanzar la realidad del tawhîd

Ahora la pregunta fundamental es que: ¿Cómo puede el ser humano abandonar el politeísmo, y mediante el hecho de romper el ídolo del ego, secar la raíz del politeísmo sutil en su ser y alcanzar la transparencia del tawhîd?

La respuesta de Yenâbe Shaij es la siguiente:

“Según mi humilde opinión, si alguien procura el camino de la salvación y desea alcanzar la real perfección y beneficiarse de los sentidos del tawhîd, debe aferrarse a cuatro cosas. Primero: tener una constante atención de la Presencia Divina. Segundo: Pedir la intercesión de Ahlul Bait (P). Tercero: Mendigar a Dios con letanías por la noche. Y cuarto: Ser caritativo con las criaturas”.

La explicación de estos asuntos desde la perspectiva de Yenâbe Shaij la expondremos en las secciones siguientes.

Sección 3: La alquimia de la auto-formación

El amor es la alquimia del auto-desarrollo y la formación. La pasión por Dios, Glorificado Sea, cura todos los vicios morales de una vez, y todas las virtudes le son obsequiadas al apasionado por Dios.

La alquimia de la pasión divina, atrae de tal manera al amante hacia su Amado que sólo Dios puede cortar cualquier vínculo suyo con alguien o con algo.

En la Munayât Al-Muhibbîn o “letanía de los apasionados” atribuida al Imam Zain Al-‘Âbidîn (P) nos llega:

إلهي من ذا الذي ذاق حلاوة محبّتك فرام منك بدلاً ، ومن ذا الّذي أنِس بقربك فابتغى عنك حولاً

“¡Dios mío! ¿Quién, que haya gustado la dulzura de tu amor, puede anhelar algo a cambio de Ti? ¿Y quién, que haya sentido Tu cercanía puede procurar una barrera que le separe de Ti?”.37

عشق جذّاب است و چون در جان نشست

هم درِ دل را ز غير دوست بست

“El amor es cautivador y cuando se asienta en el alma

Cierra la puerta del corazón a todo aquello fuera del Amado.”

En una narración atribuida al Imam As-Sâdiq (P) se transmite:

حبُّ اللَّه إذا أضاء على سر عبد أخلاه عن كل شاغل ، وكلُّ ذكر سوى اللَّه ظُلمة ، والمحب أخلص الناس سرّاً للَّه تعالى ، وأصدقهم قولاً ، وأوفاهم عهداً

“El amor a Dios, si es que ilumina el interior de un siervo, lo libra de cualquier otra cosa que le ocupa, y todo recuerdo fuera del de Dios es oscuridad; el amante es aquel que es más sincero a Dios en su interior, Glorificado Sea, el de palabra más veraz, y el que más cumple las promesas”.38

Y en palabras del eminente Faqîh y místico, el fallecido Mul·la Ahmad Narâqî:

خيمه زد چون در دلت سلطان عشق مُلك دل گرديد شهرستان عشق

هم هوى ز آن‏جا گريزد هم هوس جز يكى آن‏جا نيابى هيچ كس

آن چه او خواهد همى خواهى و بس نى هوى باشد تو را و نى هوس

بلكه خواهش از تو بگريزد چنان كآن‏چه تو خواهى، نخواهى خواهد آن

گيرد اندر بزم اطمينان مقام فَادْخُلِي فِي جَنَّتِي آمد پيام

“Si el Sultán del amor acampa en tu alma

El reino del corazón se convierte en la ciudad del amor.

Los deseos y apetitos mundanales escaparán de allí

Y no encontrarás allí más que a Uno

Y lo que Él quiera solo eso querrás.

No habrá deseo ni apetito mundanal.

De tal forma escaparán de ti los anhelos,

que lo que quieras

No será lo que tú quieras, sino lo que Él quiere

Y si eres llevado al banquete de la certeza

Te llegará la convocatoria de “Ingresa en Mi Paraíso”39.

En la primera etapa de la desvinculación de todo aquello que no sea Dios, el alma incitadora hacia lo malo (nafs ammârah) muere, y comienza la vida intelectiva de la persona, y en la más elevada etapa de ello se ilumina la visión interior, con la luz del encuentro con Dios, y de esa manera el ser humano alcanza el mayor grado del tawhîd, que es el grado de “los dotados de conocimiento”. En las sublimes letanías del mes de Sha’ban (munayât sha’banîiah) leemos:

إلهي هَبْ لي كمالَ الانقطاع إليك، وأنِر أبصار قلوبنا بضياء نظرها إليك

“¡Dios mío! Otórgame el completo despego por Ti e ilumina la visión de nuestros corazones mediante la luz de su percepción a Ti”.40

La verdadera alquimia

Respecto a la alquimia del amor a Dios y la alquimia verdadera, se cuenta una interesante historia de Yenâbe Shaij, quien dijo:

“En una época estuve tras el conocimiento de la alquimia. Por un tiempo me esforcé en prácticas rigurosas de ascetismo hasta que llegué a un callejón sin salida y no logré nada en absoluto. Luego, en el mundo de lo espiritual recibí la asistencia de la aleya que dice:

« مَن كَانَ يُرِيدُ الْعِزَّةَ فَلِلَّهِ الْعِزَّةُ جَمِيعاً »

“En cuanto a quien desee la grandeza, en verdad que la Grandeza toda es de Dios”.41

Dije: “Yo quiero la ciencia de la alquimia”.

Se me dijo: “El conocimiento de la alquimia es requerido para tener grandeza y la realidad de la grandeza se encuentra en esta aleya”. Entonces me quedé tranquilo.

Tras unos días de ese suceso, dos personas -de aquellas que realizan prácticas de ascetismo- tocaron la puerta de mi casa y preguntaron por mí. Cuando me vieron dijeron: “Hace dos años que nos esforzamos con relación a obtener la ciencia de la alquimia y llegamos a un callejón sin salida. Pedimos la intercesión del Imam Ar-Ridâ (P) y ¡se nos indicó su persona!”.

Yenâbe Shaij sonrió un poco y les narró la historia anterior y agregó:

“Yo he dejado eso de lado para siempre. La realidad de la alquimia es alcanzar a Dios mismo”.

A veces Yenâbe Shaij leía para sus amigos la siguiente frase de la súplica de ‘Arafat:

ماذا وجد من فقدك ، وما الّذي فقد من وجدك

“¿Qué ha encontrado quien te ha perdido? ¿Y qué ha perdido quien te ha encontrado?”.

El Imam As-Sayyâd (P) al final de la suplica “Las más Elevadas Virtudes” (makârim al-ajlâq) hace una sutil referencia a la alquimia del amor a Dios cuando dice:

وانهج لي إلى محبّتك سبيلاً سهلةً ، أكمل لي بها خير الدنيا والآخرة

“¡Hazme marchar hacia el amor a Ti por un sendero fácil! ¡Y mediante ello dispón para mí en forma completa lo mejor de la vida mundanal y la otra vida!”.42

Y qué hermoso es el poema de Hâfedz Shîrâzî en Lisân Al-Gaib:

اى بى خبر بكوش كه صاحب خبر شوى

تا راه رو نباشى، كى راهبر شوى؟

در مكتب حقايق و پيش اديب عشق

هان اى پسر بكوش كه روزى پدر شوى

دست از مس وجود چو مردان ره بشوى

تا كيمياى عشق بيابى و زر شوى

گر نور عشق بر دل و بر جانت اوفتد

باللَّه كز آفتاب فلك خوبتر شوى

“Tú, que no sabes… esfuérzate en saber.

Mientras no recibas orientación… ¿cómo guiarás a otros?

En la escuela de las realidades y ante el Instructor del amor,

Pon todo tu esfuerzo, ¡oh hijo!, que un día serás padre.

Y tal como los errantes, deja de lado el cobre de la existencia,

Para así alcanzar la alquimia del amor y convertirte en oro.

Si brilla la luz del amor sobre tu corazón y espíritu,

Te volverás, ¡por Dios! mejor que el sol entre los astros.”

La mayor habilidad de Yenâbe Shaij

La más importante característica y la mayor habilidad de Yenâbe Shaij, era tener acceso a la alquimia del amor a Dios. Yenâbe Sheij era experto en la práctica de esa alquimia, e indudablemente, él fue uno de los referentes de las aleyas que expresan:

« يُحِبُّهُمْ وَيُحِبُّونَهُ »

“Los ama y ellos le aman”.43

« وَالَّذِينَ ءَامَنُوا أَشَدُّ حُبَّاً لِلَّهِ »

“Y aquellos que creen son más fuertes en el amor a Dios”.44

Cualquiera que se acercaba a su persona se beneficiaba y tomaba algo de la alquimia del amor divino.

Yenâbe Shaij dijo:

“El amor a Dios es el último grado de la servidumbre a Dios. El amor es mayor que la pasión. La pasión es anexada mientras que el amor es esencial. Es posible que el apasionado abandone la pasión, pero no sucede así con el amor. Es posible que si el objeto de pasión adquiere una carencia o pierde un atributo de perfección, el apasionado pierda la pasión, pero una madre conserva el amor y el afecto por su hijo defectuoso”.

Decía:

“El eje de referencia del valor de las acciones, es el amor a Dios, Glorificado Sea, que posee aquel que realiza tales acciones”.

يك جو ثمر نمى‏برد از خرمن كمال

در دل هر آن كه تخم محبّت نكِشته است

“No logrará ni un solo fruto del acopio de perfección,

Aquel que no haya sembrado en su corazón la semilla del amor.”

Shîrîn y Farhâd45:

A veces, para acercar conceptos a la mente de sus discípulos, usaba como ejemplo la historia de Shîrîn y Farhâd, y decía:

“Cada vez que Farhâd clavaba en la tierra el pico lo hacía recordando a Shîrîn y por amor a ella. Asimismo, cualquier acción que realices, hasta el final, debes mantener ese mismo estado y todo tu pensamiento y mención debe ser Dios y no tú mismo”.

¡Escribe por amor a tu Amado!:

Uno de los discípulos de Yenâbe Shaij cuenta: “Yo era secretario en una oficina comercial. Un día él vino a verme y me dijo:

“¿Para quién escribes estos cuadernos?”.

Dije: “Para mi jefe”.

Dijo: “¿Si pones tu nombre en estos cuadernos acaso tu jefe protestaría?”.

Dije: “¡Seguramente que protestaría!”.

Luego dijo: “Estos lienzos que mides, ¿los mides por ti o por tu jefe?”.

Dije: “Para él”.

Entonces dijo: “¿Entiendes?”.

Dije: “¡No!”.

Dijo:“Cada vez que Farhâd clavaba en la tierra el pico decía: “¡Mi querida Shîrîn!”. Y no mencionaba nada más que no fuera su amada. ¡Escribe este cuaderno por amor al Amado! ¡Mide los lienzos recordándole! De esta manera, todo ello conformará un preliminar para la unión (con Dios). ¡Incluso cuando respires hazlo recordándole!”.

Dios no tiene clientes

A veces, ¡para encontrar clientes para Dios!, Yenâbe Shaij decía:

“Imam Husain (P) tiene muchos clientes. Es posible que el resto de los Imames (P) también los tengan. ¡Pero Dios no tiene clientes! Realmente me da lástima por Dios al ver que tiene tan pocos clientes. Muy pocos son los que vienen y dicen: “¡Yo quiero a Dios. Quiero conocerle!”.

A veces decía:

“Mientras tú necesitas de Dios, Dios te ama”.

Un hadîz qudsî expresa:

يا بن آدم ، إني أحبّك فأنت أيضاً أحْببني

“¡Oh hijo de Adán! Yo te amo, así pues ámame tú también”.46

عبدي ، أنا وحقّي لك مُحِبّ ، فبحقّي عليك كن لي محبّاً

“¡Siervo mío! Por Mi Verdad que Yo te amo, así pues, por Mi derecho sobre ti, ¡ámame!”.47

A veces decía:

“José (P) era hermoso, pero observa a Aquel que creó a José. Posee todas las bellezas”.

در جهان چون حسن يوسف كس نديد

حسن آن دارد كه يوسف آفريد

“Nadie vio en el mundo una belleza como la de José

Pero esa belleza es de quien creó a José.”48

Enseñe como es propio de un apasionado de Dios

Uno de los adeptos de Yenâbe Shaij cuenta: “El fallecido Shaij Ahmad Sa’îdî, quien fue un Muytahid indiscutible y maestro del Aiatul·lah Burhân49 en las lecciones de post-grado de Jurisprudencia Islámica, un día me dijo: “¿Conoce a algún sastre en Teherán que me confeccione una capa de religioso?”. Yo le recomendé a Yenâbe Shaij y le di su dirección.

Luego de un tiempo le vi. Bien me vio dijo: “¡¿Qué hiciste conmigo?! ¡¿A dónde me enviaste?!”.

Dije: “¿Pero qué pasó?”.

Dijo: “Fui a ver a ese hombre que me recomendaste para que me confeccionara una capa. Cuando me estaba tomando las medidas me preguntó sobre mi profesión. Le dije: “Mi ocupación es el estudio de la religión”.

Dijo: “¿Tomas clases o las das?”.

Dije: “Doy clases”.

Dijo: “¿Sobre qué?”.

Dije: “Cursos de post-grado de Jurisprudencia”.

Meneó un poco la cabeza y dijo: “Muy bien. Pero enseñe como es propio de un apasionado de Dios”.

¡No sabes lo que esa frase hizo de mí! ¡Esa frase me perturbó!”.

El fallecido Sa’îdî, luego de este suceso, se vinculó a Yenâbe Shaij e iba a verle, y suplicaba por mí por haberle hecho conocer a Yenâbe Shaij.

¡Aprende la pasión de la mariposa!

Uno de sus discípulos narró de boca de Yenâbe Shaij lo siguiente:

“Una noche me encontraba fervorosamente ocupado en súplicas y letanías de sumisión y susurros íntimos con el Amado. Vi a una mariposa que llegó y comenzó a revolotear alrededor de la lámpara de querosén. No paraba de dar vueltas hasta que hizo dar un lado de su cuerpo con la lámpara y cayó. Pero no murió, y con gran esfuerzo nuevamente se puso en movimiento. Volvió e hizo dar el otro lado de su cuerpo con la lámpara y de esa manera se aniquiló. Ante ese suceso me fue inspirado: “¡Oh fulano! Aprende la pasión de esta mariposa. Ya no invoques nada para ti. La realidad de la pasión y el amor al Amado es eso mismo que esta criatura realizó”. Aprendí increíblemente de ese suceso. Mi estado se alteró”.

Los fundamentos del amor a Dios

El fundamento más básico del amor a Dios, Glorificado Sea, es tener conocimiento sobre Él.50 No es posible que una persona conozca a Dios y no le ame.

گرَش ببينى و دست از ترنج بشناسى

روا بود كه ملامت كنى زليخا را

“Si ves a José y puedes diferenciar tu mano de la fruta

Sólo entonces es pertinente que reproches a Zulaijâ.”

Dijo el Imam Hasan Al-Muytabâ (P):

من عرف اللَّه أحبّه

“Quien conoce a Dios le ama”.51

La pregunta fundamental a este respecto es: ¿Cuál conocimiento es el que motiva el amor a Dios? ¿El conocimiento argumental, o bien el conocimiento contemplativo?

Yenâbe Shaij expresó:

“Todo el tema es que: hasta que el ser humano no alcance el conocimiento contemplativo respecto de Dios, no se volverá un apasionado de Dios. Si se vuelve un místico, verá que todas las bondades se encuentran en Dios. «¿Acaso es mejor Dios o aquello que le asociáis?» 52. En ese caso, será imposible que el ser humano dirija su atención a algo fuera de Dios.

El Sagrado Corán menciona a dos grupos cuyo conocimiento respecto del Creador, Imponente y Majestuoso, conforma un conocimiento contemplativo: uno es el de los ángeles y el otro el de “los dotados de conocimiento”.

« شَهِدَ اللّهُ أَنَّهُ لآ إِلَهَ إِلاَّ هُوَ وَالْمَلآَئِكَةُ وَاُوْلُواْ الْعِلْمِ »

“Testimonia Dios que no hay más divinidad que Él, y asimismo los ángeles y los dotados de conocimiento”.53

El Imam ‘Alî (P) expresa lo siguiente con relación a la dulzura del conocimiento y al elixir del amor del primer grupo, esto es, los ángeles:

ثُمَّ خلق سبحانه لإسكان سماواته وعمارة الصفيح الأعلى من ملكوته خلقاً بديعاً من ملائكته … قد استفرغتهم أشغال عبادته ، ووصلت حقائق الإيمان بينهم وبين معرفته ، قطعهم الإيقان به إلى الوَلَهِ إليه ، ولم تجاوز رغباتهم ما عنده إلى ما عند غيره ، قد ذاقوا حلاوة معرفته ، وشربوا بالكأس الرويّة من محبّته

“Luego Él, Glorificado Sea, para hacer habitar Sus cielos y la más elevada estructura del firmamento de entre Sus reinos, originó una nueva creación de entre Sus ángeles que… El hecho de adorarle les mantuvo alejados de cualquier otra cosa; las realidades de la fe les vincularon con Su conocimiento, y la certeza respecto a Al·lah les dejó atónitos con relación a Él. No tienen anhelo por algo fuera de lo que se halla ante Él. Gustaron la dulzura de Su conocimiento, y bebieron de la copa del abundante elixir de Su amor”.54

Alcanzar el conocimiento contemplativo

Para alcanzar el conocimiento contemplativo, no hay otro camino más que el de purificar el espejo del corazón de la opacidad de las acciones impropias. El Imam As-Sayyâd (P) expresa lo siguiente en la súplica que Abû Hamzah Az-Zumâlî narró de él:

وأنَّ الراحل إليك قريب المسافة ، وأنّك لا تحتجب عن خلقك إلّا أن تحجبهم الأعمال دونك

“…Y el hecho de que es cercana la distancia del viaje hacia Ti, y que Tú no te ocultas de Tus criaturas, sino que son sus propias acciones las que les disponen velos frente a Ti”.55

Dios no tiene velos, sino que el velo es producto de nuestras acciones. Si se quitara el velo de óxido de las acciones impropias del espejo del corazón, el corazón contemplaría la belleza del Creador, Majestuoso e Imponente, y se volvería un apasionado por Él.

جمال يار ندارد حجاب و پرده ولى

غبار ره بنشان تا نظر توانى كرد

La belleza del Amado no presenta ni cubierta ni velo, pero,

Quita el polvo del camino para poder observarle a Él.

Para remover el polvo juntado en el camino y purificar el corazón de los velos de las acciones impropias, se debe purificar el corazón del amor a lo mundano, puesto que el amor a las cosas mundanas es el origen de todo lo reprobable.

El flagelo que impide el amor a Dios

El flagelo que impide el amor a Dios es el amor a lo mundano. Según la escuela de Yenâbe Shaij, si una persona al procurar aspectos de la vida mundanal lo hace por Dios, ese será el comienzo de la unión con Él, y si requiere ello pero no para Dios, ello conformará el flagelo del amor a Dios. A este respecto no hay diferencia entre lo lícito y lo ilícito de la vida mundanal. Por supuesto, es obvio que lo ilícito de la vida mundanal, aleja aún más a la persona de Dios. En un hadîz del Gran Profeta (BP) nos llega:

حُبّ الدنيا وحُبّ اللَّه لا يجتمعان في قلبٍ أبداً

“El amor a lo mundano y el amor a Dios no se reúnen en un solo corazón jamás”.56

A este respecto el Imam ‘Alî (P) dice:

أنّ الشمس والليل لا يجتمعان ، كذلك حُبّ اللَّه وحبّ الدنيا لا يجتمعان

“Así como el sol y la noche no se reúnen, asimismo el amor a Dios y el amor a lo mundano no se reúnen.57

En otro hadîz dice:

كيف يدّعي حُبّ اللَّه من سكن قلبَهُ حُبُّ الدنيا؟

“¡¿Cómo puede alegar el amor a Dios aquel que hizo habitar en su corazón el amor a la vida mundanal?!”.58

Yenâbe Shaij siempre llamaba a la vida mundana “la anciana”, y a veces en sus reuniones se dirigía hacia alguno de sus adeptos y le decía:

“¡Veo que otra vez te has enmarañado con “la anciana”!”.

Y luego recitaba los versos de Hâfedz que dicen:

كس نيست كه افتاده آن زلف دو تا نيست

در رهگذر كيست كه اين دام بلا نيست

No hay nadie que no caiga en el amor a sus trenzas.

¿Quién es el que no cae en la adversidad de esa trampa?

En realidad, Yenâbe Shaij tomó esa ejemplificación de una narración que expresa:

إنّ عيسى بن مريم عليه السلام كوشف بالدنيا فرآها في صورة عجوز هتماء ، عليها من كل زينة ، فقال لها كم تزوّجت؟ قالت : لا أحصيهم . قال : وكلهم ماتوا أم كلّهم طلّقوك؟ قالت : بل كلّهم قتلتُ! فقال عيسى عليه السلام : بؤساً لأزواجك الباقين! كيف لا يعتبرون بأزواجك الماضين؟ كيف تهلكينهم واحداً واحداً ولا يكونون منك على حذر؟

“A Jesús, hijo de María (P), le fue develada la vida mundanal y la vio en la forma de una anciana desdentada que tenía todo tipo de ornamentos. Le dijo: “¿Con cuántos te has casado?”. Dijo: “He perdido la cuenta”. Dijo: “¿Todos murieron o acaso todos te han dado el divorcio?”. Dijo: “¡A todos los he matado!”. Dijo Jesús (P): “¡Pobres miserables tus esposos que quedan! ¿Cómo es que no reparan y aprenden de tus esposos pasados, cómo los aniquilasteis uno por uno, y no se precaven de ti?”.59

Yenâbe Shaij repetía siempre:

“Esos que vienen hacia mí, solo vienen procurando a “la anciana”60. Nadie viene a decir, “estoy distanciado de Dios, quiero hacer las paces con Dios”.

El interior de los que procuran la vida mundanal

Yenâbe Shaij veía el interior de las personas mediante su percepción mística, y con relación al interior de las gentes de lo mundano, de las gentes del más allá y de las gentes de Dios, decía lo siguiente:

“Quien desea lo mundano a través de lo ilícito, su interior es el de un perro. Aquel que desea el más allá es una persona neutra. Y quien desea a Dios es una persona de verdad”.

Un corazón que muestra a Dios

Yenâbe Shaij decía:

“Lo que el corazón desea, eso mismo manifiesta. ¡Esforzaos por hacer que vuestro corazón muestre a Dios! Lo que sea que el ser humano desea, eso mismo se refleja en su corazón, y cuando la gente de la contemplación observa el corazón de éste, comprende qué forma tiene en el barzaj. Si la persona se vuelve fascinada o seducida por la belleza o imagen de un individuo, o tiene mucho apego al dinero o a las posesiones, o a otra cosa, esas mismas cosas conformarán su imagen en el mundo del barzaj”.

¡Pero qué has hecho!:

Uno de los adeptos de Yenâbe Shaij dice: “Una noche vi un sueño lleno de excitación y pasión, el cual incluso ocupó mi mente durante el día. A la mañana fui a ver a Yenâbe Shaij. Cuando me vio bajo su cabeza y leyó esta poesía:

گرت هواست كه از دوست نگسلى پيوند

نگاهدار سررشته تا نگه دارد

دلا معاش چنان كن كه گر بلغزد پاى

فرشته‏ات به دو دست دعا نگه دارد

Si quieres que no se corte el vínculo con el Amado,

Aférrate al cordel del amor de forma que éste quede aferrado a ti.

¡Oh corazón! Vive de forma tal que si tu pie tropieza

Tu ángel te proteja por medio de la súplica

que hace con sus dos manos.

Comprendí que era algo importante ya que de otra manera él no recitaría esa poesía sin razón. Me senté un rato. Yenâbe Shaij tenía su cabeza gacha y se ocupaba de su trabajo de costura. Luego pregunté: “¿Sucede algo?”.

Dijo: “¡¿Pero qué has hecho para que tu aspecto se tornara como el de una mujer?!”.

Dije: “Vi en sueños a una hermosa mujer y este suceso me quedó en la mente”.

Dijo: “Eso mismo es. ¡Pide perdón a Dios!”.

¡¿Pero qué es lo que estoy viendo en ti?!

Uno de los adeptos de Yenâbe Shaij dice: “Cierto día marché en dirección a la casa de Yenâbe Shaij. En el camino mis ojos recayeron en una mujer que no tenía hiyâb61, lo cual atrajo mi atención. Cuando llegué a la casa de Yenâbe Shaij y me senté a su lado, Yenâbe Shaij me echó una mirada y dijo:

“¡¿Pero qué es lo que estoy viendo en ti?!”.

En mi interior invoqué a Al·lah diciendo: “¡Iâ Sattâr Al-‘Uiûb! – ¡Oh Cubridor de las vergüenzas!”.

Yenâbe Shaij sonrió y dijo:

“¡¿Y qué es lo que hiciste ahora que lo que estaba viendo se desvaneció?!”.

¡Los hombres que se convirtieron en mujer!

El Dr. Hayy Husein Tawakkolî cuenta: “Un día salí del consultorio de mi dentista para dirigirme a un lugar. Me subí a un autobús y éste se detuvo en la plaza Ferdusî o un poco más adelante, donde otras personas subieron. Luego vi que el conductor era una mujer. Vi a todas partes y vi que eran todas mujeres, ¡todas con un mismo aspecto y la misma ropa! ¡Vi que quien estaba al lado mío era una mujer! Yo me acurruqué y pensé que me había equivocado y subido a algún transporte especial para obreras de algún lugar. El autobús se detuvo y una mujer descendió. Una vez que esa mujer se bajó ¡todos volvieron a convertirse en hombres!

Si bien al principio no tenía pensado ir a ver a Yenâbe Shaij, cuando me bajé fui a verle. Antes de que yo hablara él dijo: “¿Has visto como todos los hombres se convirtieron en mujer? Debido a que los hombres tenían su atención puesta en esa mujer, todos se convirtieron en mujer”. Luego dijo: “Todo aquel que tiene puesta su atención en algo, al morir eso mismo se corporiza frente a él. Pero el amor a Amîr al-Mu’minîn ‘Alî (P) será motivo de salvación”.

¿Qué es esa mesa?:

El Dr. Zubâtî dice: “Había un zapatero llamado Seîied Ya’far –quien ya falleció. Éste solía decir: “En mi casa yo tenía una gran mesa pero no tenía un lugar adecuado para ubicarla y el hecho de qué hacer con ella me ocupaba la mente. Llegó la noche y fui a la reunión. Cuando Yenâbe Shaij me vio dijo:

“¿Qué es esa mesa que pusiste ahí –señalando mi pecho-?”.

El zapatero se dio cuenta de repente, y sonriendo dijo: “¡Yenâbe Shaij! ¡No tenía donde colocarla, es por eso que tuve que hacerle lugar aquí!”.

Alcanzar los secretos divinos

Yenâbe Shaij creía que el preliminar más básico para acceder a los secretos divinos, era el hecho de procurar a Dios, y decía:

“Mientras permanezca en el corazón una minúscula porción de amor a algo fuera de Dios, será imposible que el ser humano alcance algo de los secretos divinos”.

No procures nada fuera de Dios

Respecto a la creencia de “no procurar nada fuera de Dios”, ésta le fue enseñada a Yenâbe Shaij por dos ángeles. Uno de los adeptos de Yenâbe Shaij cuenta:

“Una noche dos ángeles, mediante dos frases, me enseñaron el camino de la aniquilación en Dios. Esas frases son:

“No digas nada que surja de ti mismo; y no procures nada fuera de Dios”62.

Y a este respecto dijo:

هشيار باش، خلقت عالم ز بهر توست

غير از خدا هر آن چه كه خواهى شكست توست

“Debes estar precavido, puesto que el mundo fue creado por tu causa,

Y todo aquello que anheles fuera de Dios, conformará tu ruina.”

El nivel del intelecto y el nivel del espíritu

Yenâbe Shaij expresaba:

“Si el ser humano se encuentra en el nivel del intelecto, nunca deja de lado la adoración, ni desobedece al Creador, puesto que:

العقل ما عُبد به الرحمن واكتُسب به الجنان

“El intelecto es aquel mediante el cual es adorado el Misericordiosísimo, y a través del cual son obtenidos los paraísos”,

Y en este nivel es posible considerar algo más que el Creador –esto es, el paraíso-.

Pero cuando alcanza el nivel del espíritu, a causa de:

« وَ نَفَخْتُ فِيهِ مِن رُّوحِى »

“E insuflé en él de Mi espíritu”63,

Solamente observa al Creador, y es a lo que se refieren los dos últimos versos de la poesía que dice:

روزه عام از شراب و نان بود روزه خاصّ از همه عصيان بود

روزه‏هاى او بُود از غير دوست هرچه مى‏خواهد همه از بهر اوست

“El ayuno de la persona común consiste en abstenerse de comer y beber,

Pero el ayuno de los distinguidos, es abstenerse de todo acto de desobediencia,

Es abstenerse de todo lo que no sea el Amado

Y que todo lo que quiera sea por el Amado.”

O como dijo Hâfedz:

بهشت ار بدهندم كجا كنم قبول

كه وصل دوست به است از بهشت در نظرم

“Aunque se me diera el Paraíso, ¿por qué lo aceptaría?

Puesto que unirse al Amado, en mi opinión, es mejor que el Paraíso.”

Adorar sobre la base del amor

Cuando la persona se encuentra en la cumbre de procurar a Dios sobre la base del amor, adora a Dios, pero no por temor al infierno ni por codiciar el paraíso. Tal como lo expresó el Imam As-Sâdiq (P) al referirse a su adoración:

إنّ الناس يعبدون اللَّه عزّ وجلّ على ثلاثة أوجه : فطبقة يعبدونه رغبة في ثوابه فتلك عبادة الحرصاء وهو الطمع ، وآخرون يعبدونه فَرَقاً من النار فتلك عبادة العبيد وهي الرهبة ، ولكنّي أعبده حبّاً له عزّ وجلّ فتلك عبادة الكرام وهو الأمن ؛ لقوله عزّ وجلّ : «وهم من فزع يومئذٍ آمنون» ، ولقوله عزّ وجلّ : «قل إن كنتم تحبّون اللَّه …» فمن أحبّ اللَّه أحبّه اللَّه عزّ وجلّ ، ومن أحبّه اللَّه عزّ وجلّ كان من الآمنين

“Por cierto que la gente adora a Al·lah sobre tres aspectos: Un grupo le adora por deseo de Sus recompensas; esa es la adoración de los ávidos y se basa en la codicia. Otros le adoran para escapar del infierno; esa es la adoración de los esclavos, y se basa en el miedo. Pero yo le adoro por amor a Él, Majestuoso e Imponente, y esa es la adoración de los distinguidos, y se basa en la seguridad; ello por las palabras del Altísimo que dicen: «Y se encontrarán en seguridad ese día, respecto de todo temor», y por Sus palabras que dicen: «Di: si es que amáis a Dios…», y quien ame a Dios, le amará Dios, Majestuoso e Imponente, y aquel a quien Dios ame, se contará entre los salvos”.64

Yenâbe Shaij reiteradamente aconsejaba a sus amigos que en su procura de Dios, se esforzaran en el hecho de alcanzar un punto tal, que en sus adoraciones no hubiera ningún otro aliciente más que la pasión y el amor a Dios.

Queremos todo para nosotros mismos ¡incluso a Dios!:

Yenâbe Shaij dijo: “¡Oh ser humano! ¿Por qué quieres algo fuera de Dios? ¿Qué has visto acaso en algo fuera de Dios?65. Si Él así no lo quisiera, nada podría provocar influencia alguna, y tu retorno es a Él.

چه شِكرهاست در اين شهر كه قانع شده‏اند

شاهبازان طريقت به شكار مگسى

“¡Cuanta azúcar hay en esta ciudad, de manera que

Los halcones del camino se conforman con cazar moscas!” 66.

¿Acaso dejas de lado a Dios y procuras algo fuera de Él? ¿Por qué das tantas vueltas sobre ti mismo? ¡Procura a Dios y dispón todo lo anhelable como preliminar para llegar a Él. El problema está en que nosotros queremos todo para nosotros mismos ¡incluso a Dios!”.

El más alto grado de piedad

Respecto a los grados de piedad, Yenâbe Shaij decía:

“La piedad tiene grados: su más bajo grado es el de “realizar las obligaciones y abandonar las prohibiciones”, lo cual para muchos es un nivel muy bueno y adecuado, pero los grados más elevados de piedad, consisten en abstenerse de lo que no es Dios, en el sentido de no contener en el corazón algo más que el amor al Creador”.

La escuela del amor divino

Yenâbe Shaij estaba convencido de que hasta que la persona no evite que su corazón se ocupe de algo fuera de Dios, no alcanzará el objetivo sublime de la humanidad; incluso si el objetivo de alguien fuera esforzarse por alcanzar la propia perfección, no alcanzará el objetivo.Es por ello que, si una persona venía hacia él procurando guía y decía: “Toda práctica de ascetismo que realizo no tiene resultado”, él le decía:

“Usted actuó procurando el resultado mismo, mientras que esta escuela, no es “la escuela del resultado”, sino que es la escuela del amor, la escuela de la procura de Dios”.

La apertura de los ojos del corazón

El fallecido Yenâbe Shaij, descubrió mediante la experiencia, que el camino para lograr que se abran los ojos y oídos del corazón, y poder familiarizarse con los secretos divinos, es la completa sinceridad y la procura de Dios en su sentido absoluto. Decía:

“Si tenéis cuidado con vuestro corazón y no dejáis ingresar en él a algo fuera de Dios, podréis ver lo que otros no pueden ver y escuchar lo que otros no pueden escuchar.

Si el ser humano aparta los ojos de su corazón de aquello fuera de Dios, Él le agracia con la luz y le hace familiarizarse con los conceptos de los conocimientos divinos.

Si alguien obra por Dios se abren los ojos de su corazón.

¡Amigos! Suplicad que Dios os libere de la sordera y la ceguera, puesto que mientras la persona procura algo fuera de Dios, es tanto sordo como ciego”.

En otras palabras, Yenâbe Shaij sostenía que: el conocimiento contemplativo es imposible si no es a través de un corazón sano, y el corazón que goza de una lozanía completa es aquel en el cual no existe ni siquiera una partícula de amor a lo mundano, y que además de ello, no procure nada fuera de Dios. Esto conforma aquellas mismas enseñanzas sublimes del Imam As-Sâdiq (P) al explicar la expresión “un corazón sano” de la aleya que dice:

« إِلاَّ مَنْ أَتَى اللَّهَ بِقَلْبٍ سَلِيمٍ »

“Excepto aquel que se presente ante Dios con un corazón sano”. Dijo:

هو القلب الذي سلم من حب الدنيا

“Es el corazón que está a salvo del amor a la vida mundanal”.67

En otro hadîz expresa:

القلب السليم الذي يلقى ربّه ، وليس فيه أحد سواه ، وكلّ قلب فيه شرك أو شك فهو ساقط

“El corazón sano es aquel que encuentra a su Señor y donde no hay nada fuera de Él; y todo corazón en el cual hay politeísmo o duda está degradado (y enfermo)”.68

El aspecto oculto del corazón

Yenâbe Shaij decía:

“Si el ser humano tuviera visión interior, vería que apenas deja ingresar en el corazón algo fuera de Dios, inmediatamente su interior correspondiente con el mundo del barzaj toma la forma de aquello. Si procuras algo fuera de Dios, tu valor será igual a eso mismo que procuraste, y si procuras a Dios, serás invaluable. “Quien sea para Dios, Dios será para él”. Si en todo momento te encontraras compenetrado en Dios las luces divinas brillarían sobre ti y podrías ver lo que quieras mediante la luz divina”.

¡Un corazón en el cual toda cosa está presente

Yenâbe Shaij decía:

“Esfuérzate en que tu corazón sea para Dios. Cuando tu corazón es para Dios, Dios se encuentra allí. Cuando Dios se encuentra allí, todo aquello que se relaciona a Él esta presente ahí y se manifiesta. Con solo desearlo todo vendrá hacia ti, puesto que Dios está ahí. Los espíritus de todos los profetas y santos están allí. Deséalo y verás: La Meca y Medina…, todo se encuentra ante ti. Entonces, esfuérzate en que tu corazón sólo sea para Dios, de manera que ¡¡todas las criaturas de Dios estén presentes ante ti!!”.

Una persona que realiza actos que son propios de Dios:

Yenâbe Shaij sostenía que: Si el amor a Dios se apodera del corazón, y realmente el corazón no quiere nada fuera de Él, el ser humano alcanza la posición de califa divino sobre la Tierra, y puede realizar acciones propias de Dios. A este respecto dice:

“Si una cosa domina sobre otra, esa otra cosa se vuelve de la misma especie. Es como cuando se dispone el hierro en el fuego, luego de un tiempo en el cual el fuego sometió al hierro, la acción del fuego, que es quemar, es producida también por el hierro. Asimismo son las acciones del ser humano en relación con su Creador y propio Dios.

También decía: “Nosotros no hacemos nada extraordinario, sino que nos encontramos con esa misma fitrah o naturaleza primigenia la cual hace que el hombre sea divino. Es el espíritu el que le brinda todo al ser humano. El espíritu de una vaca realiza la acción de una vaca. El espíritu de un gallo hace la obra de un gallo. Ahora decidme: ¿Qué es lo que hace el espíritu divino del ser humano? Debe realizar acciones divinas. La aleya coránica que dice: «E insuflé en él de Mi espíritu», indica este asunto”.

Apartar el flagelo del corazón

Según esto, solamente apartando del corazón el flagelo del amor a algo fuera de Dios, es que se alcanza el conocimiento contemplativo, y hasta que dicho conocimiento no es alcanzado, el ser humano no se convierte en un apasionado completo y categórico. Por esto, la cuestión fundamental es que: purificar el corazón del amor a la vida mundanal no es una tarea fácil. ¿Cómo se puede limpiar del corazón el amor hacia esta “anciana maquillada”?

Según Yenâbe Shaij: lo que puede alejar el flagelo del corazón es eso mismo que puede hacerle alcanzar la realidad del tawhîd, y son aquellos mismos factores que ya señalamos en la sección anterior, esto es:

“Tener una constante atención de la Presencia Divina, pedir la intercesión de Ahlul Bait (P), mendigar a Dios con letanías por la noche, y ser caritativo con las criaturas”.

El método del apasionado de Dios

Yenâbe Shaij consideraba que entre los factores mencionados, el hecho de ser caritativo con las criaturas juega un papel esencial en suscitar la intimidad con Dios y el Amor a Él. Sostenía que el camino del amor a Dios, se encuentra en amar a Sus criaturas y servirles, especialmente a las personas oprimidas y con problemas.

En un hadîz el Profeta de Dios (BP) expresa lo siguiente:

الخلق عيال اللَّه ؛ فأَحَبُّ الخلق إلى اللَّه مَنْ نَفَعَ عيال اللَّه وأدْخَلَ على أهلِ بيتٍ سروراً

“Las criaturas son la familia de Dios, es así que la criatura más amada por Dios es aquella que hace llegar un beneficio a la familia de Dios, y hace llegar la alegría a la gente de una casa”.69

En otro hadîz le preguntaron (BP): “¿Qué persona es la más amada para Dios?”, a lo que respondió:

خير الناس من انتفع به الناس

“Es aquel de quien la gente más se beneficia”.70

En otro hadîz nos llega que Al·lah, Glorificad Sea, en la noche del Mi‘rây o ascensión a los cielos, le dijo al Gran Profeta (BP):

يا أحمد محبّتي محبّة الفقراء ؛ فأَدْنِ الفقراء ، وقرّب مجلسهم منك . . . فإنَّ الفقراء أحبّائي

“¡Oh Ahmad! Mi amor se encuentra en la acción de amar a los pobres, así pues, aproxímate a los pobres, acerca hacia ti sus reuniones… que por cierto que los pobres son Mis amados”.71

Uno de los discípulos de Yenâbe Shaij cuenta: “Recomendado por Yenâbe Shaij, por mucho tiempo fui a Nekâ a ver a Aiatul·lah Kûhestânî, hasta que un día a la mañana, mientras me dirigía por la calle Naser Josró hacia la terminal de la empresa de autobuses Irân Peimâ, para ir a Nekâ, me encontré con Yenâbe Shaij, y me dijo: “¿A dónde vas?”.

Le dije: “A ver a Aiatul·lah Kuhestânî. Dijo: “Su método es el del desapegado de lo mundano. ¡Ven para que te enseñe el método del apasionado de Dios!”.

Entonces tomó mi mano y me llevó a la actual avenida Imam Jomeini, que era una calle de piedras. Al sur de la avenida, en un callejón, tocó la puerta de una casa. Apareció una habitación lúgubre y estrecha, como si fuera un sepulcro, en la que se encontraba una cantidad de niños y adultos, todos pobres e indigentes. Yenâbe Shaij los señaló y dijo:

“¡Atender a estos indigentes torna a la persona en apasionada de Dios! Tu lección es ésta: Con Aiatul·lah Kûhestânî la lección era la de un desapegado, y ahora esta lección es la de un apasionado”.

A partir de entonces, por un período de aproximadamente diez años fuimos con Yenâbe Shaij a ver personas fuera de la ciudad. Yenâbe Shaij me lo indicaba y yo conseguía víveres y provisiones, y se los hacía llegar”.

Sección 4: La sinceridad de los awlia’ de Dios

Cuarta Sección: La sinceridad de los awlia’ 72 de Dios

Una de las cuestiones más básicas sobre las que Yenâbe Shaij ponía énfasis al educar y enseñar a sus discípulos, era el tema de la sinceridad. La sinceridad no sólo en lo referente a la creencia y la adoración73, sino la sinceridad en todos los actos.

Él muchas veces enfatizó que:

“La religión de la verdad, es esa misma que se expone sobre los púlpitos, pero le faltan dos cosas: una es la sinceridad y la otra el amor a Dios, Glorificado Sea. Esas dos cosas deben ser agregadas a los ingredientes de las disertaciones”.

Todas las acciones por Dios

Una de las brillantes disertaciones de Yenâbe Shaij y que fue muy ilustrativa, fue aquella en la que expresó:

“Todo es bueno, pero si es por Dios”.

A veces señalaba su máquina de coser y decía:

“Observad esta máquina de coser. Todos sus componentes pequeños y grandes tiene la marca particular de la fábrica. Quieren decir con ello que “incluso el tornillo más pequeño de esta máquina debe tener nuestra marca”. La persona creyente también debe tener la marca de Dios en todos sus actos”.

Según la escuela formativa de Yenâbe Shaij, el iniciado, antes de realizar cualquier acto, debe reflexionar: si ese acto es ilícito, debe dejarlo de lado por Dios, y si es lícito y hacerlo no implica una satisfacción de las tendencias del ego, debe llevarlo a cabo por Dios, y si es lícito pero satisface las tendencias del ego, primero debe pedir perdón por esa tendencia interior, y sólo luego realizar ese acto por Dios.

¡Come y duerme por Dios!

Basándose en las indicaciones del Profeta del Islam (BP) a Abu Dharr:

يا أبا ذر ، ليكن لك في كل شي‏ء نيّة صالحة ؛ حتّى في النوم والأكل

“¡Oh Abû Dharr! Para toda cosa debes tener una intención correcta, incluso para dormir y comer”.74

Yenâbe Shaij reiteradamente enfatizaba a sus discípulos que:

“Todos los actos deben ser por Dios, incluso comer y dormir”.

Y agregaba:

“Siempre que bebas esta taza de té disponiendo tu intención por Dios, tu corazón se iluminará mediante la luz divina, pero si bebes solamente para satisfacer tus deseos, solo tendrás eso mismo que procuraste”.75

El Aiatul·lah Mahdawî Kanî expresó: “En mis primeros tiempos como estudiante de religión, cuando quise comprarme una vestimenta de religioso –luego que quise devolverle al fallecido Burhân la ropa que me había prestado-, fui a ver a una persona llamada Shaij Rayab ‘Alî Jaîiât. En ese entonces yo tenía unos catorce o quince años. Le llevé una tela. Su lugar de trabajo estaba en su casa, en una habitación cerca de la puerta. Me senté unos momentos, y él llegó. Dijo:

“Bueno… ¿Qué quieres ser?”.

Dije: “Un religioso”.

Dijo: “¿Quieres ser un religioso o un ser humano?”.

Yo quedé desconcertado. ¿Cómo es que una persona común le hablaba así a alguien que tenía turbante de religioso? Luego dijo:

“¡No te enojes! Ser un religioso es bueno, pero que tu objetivo sea el de ser un ser humano. Te doy un consejo y no lo olvides: desde ahora mismo que eres joven y no estás contaminado, no te olvides que el propósito debe ser divino. Cualquier acción que realices que sea para Dios. Incluso al comer un plato de arroz con carne hazlo con la intención de renovar tus fuerzas y realizar actos de adoración en el camino de Dios. No te olvides de este consejo en toda tu vida”.

¡Cose por Dios!: Le dijo a un zapatero

“Cuando remiendes un zapato, primero introduce la aguja por Dios, y luego de ello cose bien y con firmeza de manera que no se vuelva a romper fácilmente”.

Le decía al sastre:

“Cada costura que cosas, hazlo recordando a Dios, y con firmeza”.

¡Ven por Dios!:

Uno de los discípulos de Yenâbe Sheij describe de la siguiente manera sus consejos sobre la sinceridad: “Yenâbe Shaij solía decir:

“Cuando vengáis aquí (a la casa de Yenâbe Shaij) hacedlo por Dios. Si es por mí que venís, os estáis perjudicando a vosotros mismos”.

Era fascinante. Exhortaba a la gente hacia Dios y no hacia sí mismo”.

¡Sopla por Dios!

El hijo de Yenâbe Shaij cuenta: “El Shaij ‘Abdul Karîm Hâmed, fue un buen discípulo para mi padre. Un día se encontraba ocupado en soplar la plancha –antigua plancha iraní que funcionaba a carbón-, y mi padre le dijo:

“¡‘Abdul Karîm! ¿Sabes cómo debes soplar la plancha?”.

Respondió: “No señor. ¿Cómo debo soplar?”.

Mi padre dijo: “Arquea tus labios… ¡y sopla por Dios!”.

¡Ama por Dios!

Uno de los discípulos de Yenâbe Shaij dice: “En una reunión privada él me dijo: “Tu atención está en tal lugar. Está bien… pero debe ser por Dios”.

Un día me encontraba junto a un amigo en su presencia. Él señaló el corazón de mi amigo y dijo: “Veo aquí a dos niñas (o dijo “dos niños”). Está bien… pero el corazón es el recinto de Dios, así que tu amor por tus hijos debe ser por Dios”.

Decía: Las acciones de los consagrados a la religión son correctas, solo que deben cambiar el “yo” por “Dios”.

¡Bésala por Dios!

El Aiatul·lah Fahrî describe de la siguiente manera los consejos de Yenâbe Shaij respecto a la sinceridad del creyente: Sus palabras se apoyaban en “la acción para Dios”. Tanto repetía en sus palabras: “¡Actuad para Dios! ¡Actuad para Dios!”, que para sus discípulos el hecho de “actuar para Dios” se tornó un hábito. Es como un cuidador de elefantes que constantemente golpea sobre la cabeza del elefante con la porra; asimismo machacaba en la mente de sus discípulos que “la acción debe ser para Dios”.

Traía ejemplos de sí mismo y de otras personas a este respecto, de manera que ello asumiera la forma de un hábito en el interlocutor. A todos y en todas partes enfatizaba que: “La acción debe ser para Dios”.

Decía: “Cuando regresas de noche a tu casa y deseas besar a tu esposa, ¡bésala por Dios!”.

Decía: “Dios debe estar en todos los aspectos de la vida del ser humano”.

Las posiciones espirituales y develamientos místicos de aquellos que se formaron en la escuela de Yenâbe Shaij, fueron producto de actuar sobre la base de estas instrucciones.

¿Qué hiciste por Dios?

Uno de los hijos de Yenâbe Shaij cuenta: “Un día fuimos a Bibî Shahr Bânû. En el camino nos encontramos con un anacoreta. Mi padre le preguntó:

“¿Cuáles son los resultados de tus prácticas austeras de ascetismo?”.

El anacoreta se inclinó, levantó una roca del suelo y ya en sus manos se convirtió en una pera. Luego se la ofreció a mi padre diciendo: “¡Sírvase y degústela!”.

Yenâbe Shaij le echó una mirada y dijo:

“Esta acción la hiciste por mí. A ver, dime ¿qué hiciste por Dios?”.

Al escuchar estas palabras el asceta se echó a llorar.

¡Pobre de mí! ¡Pobre de mí!

Uno de los discípulos de Yenâbe Shaij que estuvo con él alrededor de treinta años, cuenta que Yenâbe Shaij dijo:

“Vi en el mundo del barzaj el espíritu de una persona de entre las gentes de la espiritualidad –quien vivía en una de las grandes ciudades de Irán-, que se lamentaba y constantemente se arrodillaba y decía: “¡Pobre de mí! ¡Vine y no tengo ninguna acción que haya realizado para Dios con sinceridad!”.

Le pregunté por qué hacía así, y respondió: “Cuando estaba vivo, un día me encontré con una de las gentes de la espiritualidad que era un tendero, y él me mencionó algunas de mis propias características ocultas. Tras separarme de él tomé la determinación de hacer prácticas de ascetismo, para, al igual que él, llegar a tener una visión del mundo del barzaj y lograr develamientos místicos de lo oculto. Realicé esas prácticas por treinta años hasta que lo logré. Entonces me sobrevino la muerte. Ahora me dicen: “Hasta que esa persona de las gentes de la espiritualidad te aconsejó, estabas sumido en las pasiones mundanales de tu alma, y luego de ello, utilizaste alrededor de treinta años de tu vida en alcanzar develamientos místicos y llegar a tener una visión de los estados del barzaj. Ahora di: ¿Cuál es la acción sincera que realizaste por Nosotros?”.

¡Ser bueno por Dios!

Uno de los sabios contemporáneos quien es un maestro de moral y mística, expresó: “Le pregunte a Yenâbe Shaij Rayab ‘Alî respecto a mi propia persona y cómo era yo”. Respondió: “¡Señor Hâyy Shaij! ¡Tu corazón quiere ser bueno, pero por ti mismo. Esfuérzate en querer ser bueno por Dios!”.

¡Querido lector! Puedes observar cómo Yenâbe Shaij, mediante su visión divina, veía los sutiles límites del tawhîd y el politeísmo, y advertía sobre ello. Sí, estos límites constituyen un sendero que es más delgado que un cabello, y es sólo por este camino que se puede alcanzar la realidad del tawhîd y la gloria del encuentro con Dios.

Visitar los Santuarios por Dios

Uno de los discípulos de Yenâbe Shaij dice: “Un día le pregunté si él permitía que fuéramos juntos a visitar el Santuario del Imam Ar-Ridâ (P).

Dijo: “¡El permiso no está en mis manos!”.

Al principio, el tema me pareció un poco fuerte. ¿Cómo era posible que él dijera “el permiso no está en mis manos”? Hasta que pasó un tiempo y comprendí que el siervo (de Dios) fuera de la voluntad del Creador, no tiene opinión por sí mismo y sus acciones dependen de Su anuencia y complacencia. Tras un tiempo se refirió a la sinceridad y al hecho de visitar el Santuario de dicho Imam (P) diciendo:

“Si nosotros queremos dirigirnos allí por Dios y no considerar nada fuera de la complacencia de Dios, el Imam acogerá a este peregrino de una forma diferente. En uno de mis viajes en que tuve el honor de visitar el Santuario, y no tuve otro propósito más que Dios, recibí tal asistencia espiritual del Imam Rida (P) que la cantidad de su cariño me estremeció, y si este cariño tuviera una forma, te lo describiría, pero si quieres ver y concebir ese cariño con tus ojos, purifícate y sé sincero de manera que veas lo que yo vi”.

Los efectos de la sinceridad

Yenâbe Shaij se apoyaba en las palabras que dicen: “Quien sea para Al·lah, Al·lah será para él”76, y decía:

“Tú sé para Dios, que Dios y Sus ángeles serán para ti”.

A veces decía: “Si el ser humano no es capaz de hacer eso, al menos expresarlo y repetirlo deja buenos efectos en el ánimo de la persona”.

La guía divina

Yenâbe Shaij consideraba que una de las importantes bendiciones que produce la sinceridad a Dios es el hecho de lograr la guía especial de Dios, y para eso argumentaba con la aleya que dice: «Y a aquellos que se esfuerzan por Nosotros, hemos de guiarles por Nuestros caminos».77 Para explicar el tema decía:

“Si tú te levantas por Dios, todos los elementos de la Creación se volverán indicadores de tu camino, puesto que la perfección contenida en ellos se encontrará aniquilada en ti. Los mismos querrán entregar lo que tienen en su naturaleza primordial para así alcanzar la real perfección. Si el ser humano se levanta por Dios, todos los elementos de la existencia se pondrán en fila en su camino, de forma que le ofrecerán aquello que poseen y serán sus guías”.

Para gozar de la guía particular de Dios, que en realidad consiste en su formación especial, Yenâbe Shaij consideraba necesario el más elevado grado de sinceridad a Dios, en el sentido que la persona en sus esfuerzos no debe tener más propósito que el la complacencia divina, ni siquiera debe contemplar su propia perfección.78 A este respecto dice:

“Mientras la persona considere su propia perfección no alcanzará la realidad. Lo que el ser humano puede llegar a hacer debe usarlo para llegar a Dios, y es en este caso que Dios, Glorificado Sea, formará a la persona para Sí”.

¡El aroma de Dios en la acción!

Yenâbe Shaij ponía énfasis en que:

“Cuando llegas a conocer a Dios, todo lo que haces debe ser sincero y con pasión. Incluso no debes considerar tu propia perfección. El ego humano es muy astuto y complicado, y no se desanima, sino que quiere ingresar de cualquier manera.

Mientras la persona se procura a sí misma y dirige su atención hacia sí, sus acciones son egoístas y sus actos no tienen el aroma de Dios. Pero cuando deja de lado el egoísmo y procura a Dios, sus acciones se tornan divinas y sus actos tienen el aroma de Dios; y ello tiene una señal, la cual nos llega en palabras del Imam As-Sayyâd (P) cuando dice: “¡Y qué excelente es el sabor de tu amor!”79.

Triunfar sobre satanás

Una de las bendiciones de actuar por Dios es triunfar sobre Satanás. Yenâbe Shaij dice a este respecto:

“Cuando alguien se levanta por Dios, el ego humano se levanta con setenta y cinco batallones80, y Satanás con su propio ejército, para aniquilarle, pero «los del ejército de Dios serán los vencedores». El intelecto también posee setenta y cinco batallones, y no dejará que un siervo sincero, sea derrotado: «Por cierto que no tienes poder sobre Mis siervos»81. Si no tienes apego a algo fuera de Dios, el ego y Satanás no podrán hacer nada contra ti, sino que serán derrotados por ti”.

Y decía: “En cada respiración hay una prueba. Observa si comienza con un propósito propio del Misericordioso o si se encuentra mezclada con un propósito demoníaco”.

La apertura de los ojos del corazón

Yenâbe Shaij tenía la creencia de que mientras el ser humano dirige su atención hacia algo fuera de Dios y procura algo fuera de Él, en realidad es un politeísta y su corazón se encuentra contaminado por la herrumbre del politeísmo, y para ello argumentaba con la aleya que dice:

« إِنَّمَا الْمُشْرِكُونَ نَجَسٌ »

“En verdad que los politeístas son impuros”.82

Mientras el polvo del politeísmo se encuentre sobre el espejo del corazón, el ser humano no podrá familiarizarse con las realidades de la existencia. Por esto, Yenâbe Shaij decía: “Mientras el ser humano dirige su atención a algo fuera de Dios, es un extraño respecto a las realidades de la existencia y no tiene información de lo oculto de la Creación”.

حجاب راه تويى حافظ از ميان برخيز

خوشا كسى كه در اين راه بى‏حجاب رود

Tú eres el velo del camino, ¡oh Hâfedz! ¡Levántate del medio!

Bienaventuranza para aquel que marcha sin velo por este camino.

Pero si el ser humano se vuelve sincero a Dios, el polvo del politeísmo se quita del espejo del corazón e intima con el secreto de la creación. A este respecto Yenâbe Shaij decía lo siguiente: “Si alguien actúa por Dios, se abren los ojos de su corazón. Si sois precavidos con vuestro corazón y no dais lugar en él a algo fuera de Dios, veréis lo que los demás no pueden ver y escucharéis lo que los demás no pueden escuchar”83.

Las bendiciones materiales y espirituales

El Sagrado Corán manifiesta claramente que: aunque una persona fuera apegada a lo mundano, la obediencia a Dios no le mermaría nada de la vida mundanal, sino que la obediencia a Dios haría que, además de la vida mundanal, le correspondiese una excelente vida eterna.

« مَن كَانَ يُرِيدُ ثَوَابَ الدُّنْيَا فَعِندَ اللَّهِ ثَوَابُ الدُّنْيَا وَالاَخِرَةِ »

“Quien quiera la recompensa de la vida mundanal, que sepa que con Dios está la recompensa de la vida mundanal y la de la otra vida”.84

En otras palabras, Dios, Glorificado Sea, es todo. Quien tiene a Dios tiene todo.85

Uno de los adeptos de Yenâbe Shaij dice: Él me preguntó: “¿Cuál es tu trabajo?”.

Dije: “Soy carpintero”.

Dijo: “¿Cuando martillas el clavo piensas en Dios o en el dinero? Si martillas pensando en el dinero, sólo te corresponderá ese mismo dinero, y si martillas pensando en Dios, tanto recibirás tu dinero como también llegarás a Dios”86.

¡Al dar clases lo hice por Dios!

Uno de los discípulos de Yenâbe Shaij narra de él lo siguiente: “En el acompañamiento del cuerpo del fallecido Aiatul·lah Burûyerdî -que la misericordia de Al·lah sea sobre él- había gran cantidad de personas, y fue un acompañamiento con esplendor. En el mundo de lo espiritual le pregunté “¿cómo fue posible que tal cantidad de personas le honraran?”. Expresó: “Cuando enseñaba a los estudiantes de religión, al dar clases lo hice por Dios”.

¡Dios solucionó nuestro asunto!

Uno de los adeptos de Yenâbe Shaij narró de él lo siguiente:

“Mi hijo fue citado para realizar el servicio militar (en el ejército del Sha). Me disponía a ir a ver si podía hacer algo por él, cuando en ese momento llegaron un hombre y una mujer para que yo dirimiera sus diferencias. Me quedé para arbitrar en el problema de estos dos. A la tarde mi hijo vino y me dijo: Cerca del destacamento me afectó tal dolor de cabeza que se me hinchó la cabeza. El médico me examinó y me consideró eximido de realizar el servicio militar. Tan pronto como salí del destacamento fue como si no sintiera efecto alguno de la hinchazón y nunca me hubiera dolido la cabeza”.

Al final Yenâbe Shaij agregó:

“Nosotros nos ocupamos en solucionar los asuntos de la gente, y Dios a su vez solucionó nuestros asuntos”.

Sección 5: El recuerdo a Dios de los awlia’ de Dios

Respecto al “dhikr” o recuerdo a Dios, Glorificado Sea, Yenâbe Shaij daba unas orientaciones básicas que solía repetir por diferentes ocasiones, y ponía énfasis en las mismas. Si bien esas orientaciones, según lo explicaremos, eran tomadas de las narraciones del Islam, lo importante en la cuestión es la experiencia personal de Yenâbe Shaij en relación con las mismas.

Básicamente, la importancia de las palabras de este hombre de Dios y siervo virtuoso, se origina del hecho de que las mismas representan sus hallazgos y experiencia interior.

Considerar en forma continua la presencia de Dios

Yenâbe Shaij insistía en formar a sus discípulos de tal manera que ellos se vieran en toda circunstancia en la presencia de Dios, Glorificado Sea. En realidad ello representa esas mismas palabras importantes y formadoras del Noble Profeta (BP) al decir:

أذكروا اللَّه ذكراً خاملاً. قيل: وما الذكر الخامل؟ قال: الذكر الخفي

“Recordad a Dios en forma apagada”. Se dijo: “¿Y cuál es “el recuerdo apagado”?”. Dijo: “El recuerdo en voz baja”.87

En otro hadîz se narra también de él (BP) lo siguiente:

يفضُلُ الذكر الخفي الذي لا تسمعه الحفظة على الذي تسمعه سبعين ضعفاً

“El recuerdo de Dios en voz baja, que no es escuchado por los ángeles custodios, es setenta veces superior a aquel que es escuchado”.88

La virtud y preeminencia del recuerdo de Dios en voz baja por sobre el recuerdo en voz alta y manifiesta, es por el papel preponderante que ello juega en la formación del ser humano. El recuerdo de Dios en voz alta es fácil, pero el recuerdo de Dios que realiza el corazón, y especialmente la continuidad del mismo, es muy difícil. Es por eso que el Imam Muhamad Al-Bâqir (P) llama a ello “una de las más difíciles acciones”:

ثلاث من أشد ما عمل العباد : إنصاف المؤمن من نفسه ، ومواساة المرء أخاه ، وذكر اللَّه على كل حال ؛ وهو أن يذكر اللَّه عزّ وجلّ عند المعصية يهم بها فيحول ذكر اللَّه بينه وبين تلك المعصية ، وهو قول اللَّه عزّ وجلّ : «ان الذين اتقوا إذا مسّهم طائف من الشيطان تذكروا فإذا هم مبصرون».

“Hay tres cosas que son las más difíciles a llevar a cabo por parte de los siervos: Que el creyente sea equitativo, que el hombre auxilie a su hermano, y recordar a Dios en toda circunstancia, y ello es recordar a Dios, Majestuoso e Imponente, ante la desobediencia que se ha propuesto realizar; entonces el recuerdo a Dios se interpone entre él y aquella desobediencia, y a ello se refieren las palabras de Dios, Majestuoso e Imponente, que dicen: «Por cierto que los piadosos, cuando les alcanza un grupo del demonio, recuerdan (a Dios) , y eh ahí que ven claramente»89.90

En otro hadîz, el Imam As-Sâdiq (P), además de considerar el hecho de ser equitativo, auxiliar a los demás y el constante recuerdo a Dios como las más difíciles obligaciones divinas, expone claramente que “mi propósito al decir: “recordar a Dios en toda circunstancia” no es la mención de palabras, si bien el recuerdo de palabra también es considerado un referente del recuerdo a Dios”. Dice:

أمّا إنّي لا أقول : سبحان اللَّه ، والحمد للَّه ، ولا إله إلاّ اللَّه ، واللَّه أكبر ، وإن كان هذا من ذاك . ولكن ذكر اللَّه في كلِّ موطن إذا هَمجتَ على طاعته أو معصيته

“Yo no me refiero a hecho de decir: Subhânal·lah (Glorificado sea Dios), wal hamdulil·lah (la Alabanza sea para Dios), wa lâ ilâha il·lal lah (no hay más divinidad que Dios), wal·lahu akbar (Y Dios es el más Grande), si bien pronunciar eso forma parte de ello mismo (el recuerdo a Dios). Sino que (a lo que me refiero es) al recuerdo de Dios en todo momento, tanto si te dispones a obedecerle como a desobedecerle”.91

Es muy difícil el hecho de que la persona pueda verse constantemente en la presencia de Dios. Si el ser humano lograra tal estado, el ego y el demonio no tendrían oportunidad de vencerle e inducirle a desobedecer a su propio Creador.

La forma de librarse del propio ego y del demonio

Yenâbe Shaij decía:

“Para librarse del mal del propio ego, no hay más camino que dirigir la atención a Dios y recordarle continuamente. Mientras recuerdes que te encuentras en Su presencia y no se corte tu vínculo con Dios, tu ego no tendrá poder para engañarte”.

Muchas veces, mientras Yenâbe Shaij se refería a la bendita aleya que dice:

« وَمَن يَعْشُ عَن ذِكْرِ الرَّحْمَنِ نُقَيِّضْ لَهُ شَيْطَاناً فَهُوَ لَهُ قَرِينٌ »

“Y quien se aparte del recuerdo del Misericordioso, le destinaremos un demonio que será su compañero”92, decía:

“Cada vez que la atención del ser humano se desvía de Dios, el ego y el demonio que se encuentran a su acecho, se apoderan de su corazón y comienzan su tarea”.

¡Déjame tranquilo!

Uno de los discípulos de Yenâbe Shaij narró de él lo siguiente: “Vi mi propio ego en el mundo de lo espiritual. Le dije: “¡Déjame tranquilo!”. Dijo: ¡¿Pero es que no sabes que no te dejaré tranquilo hasta lograr aniquilarte?!”.

Quizás haya sido por este mismo develamiento místico que a Yenâbe Shaij le agradaban mucho los versos que dicen:

در دبستان ازل حُسن تو ارشادم كرد

بهر صيدم ز كرم لطف تو امدادم كرد

نفْس بد طينت من مايل هر باطل بود

فيض بخشى تو از دست وى آزادم كرد

“Tu magnanimidad es la que me guió en la escuela de la eternidad,

Para el producto de mi pezca solicité ayuda a la nobleza de Tu bondad.

Mi alma disoluta se inclinaba a perpetrar lo espurio,

Pero Tu infinita gracia es la que me salvó de sus garras.”

La gracia divina se posa en el corazón a través del continuo recuerdo a Dios. Cuando el recuerdo a Dios penetra en el corazón, en el primer paso lo limpia de los susurros demoníacos y la contaminación interior, y lo prepara para recibir la gracia del Agraciador por excelencia.

Amîr Al-Mu’minîn ‘Alî (P) dice a este respecto:

أصْلُ صلاح القلب اشتغاله بذكر اللَّه

“La raíz de la rectitud del corazón es el hecho de estar ocupado en el recuerdo a Dios”.93

Sintiendo en forma constante que se está presente ante el Creador, Glorificado Sea, el ser humano se libera de la prisión del ego y del Demonio, y con esa libertad, se curan diferentes tipos de enfermedades del alma. Dice el Imam ‘Alî (P):

ذكر اللَّه مطردة الشيطان

“Recordar a Dios repele al demonio”.94

ذكُر اللَّه دَواءُ أعلالِ النفوس

“Recordar a Dios es un remedio para las enfermedades de las almas”.95

يا من اسمه دواء وذكره شفاء

“¡Oh Aquel cuyo Nombre es remedio, y Su recuerdo curación!”.96

La gracia divina, mediante el permanente recuerdo del Creador, otorga vida humana al corazón, y lo torna iluminado. Fortalece el alma y permite la relación íntima con Dios de las gentes del corazón, y paulatinamente agracia a la persona con la alquimia de la pasión y el amor a Dios.

El Imam ‘Alî (P), ese Conocedor de Dios e informado de las dolencias del alma, dice a este respecto:

من ذكر اللَّه سبحانه أحيا اللَّه قلبه ونوّر عقله ولبّه

“Dios, Glorificado Sea, vivifica el corazón e ilumina el intelecto y la razón de quien le recuerda”.97

مداومة الذكر قوتُ الأرواح

“La continuidad en el recuerdo (a Dios) conforma el sustento diario de los espíritus”.98

الذكر مفتاح الأنس

“El recuerdo a Dios es la llave de la intimidad (con Dios).99

منْ أكثر ذكر اللَّه أحبّه

“Dios ama a quien Le recuerda en abundancia”.100

Esto a lo cual nos hemos referido en forma resumida, es una pequeña parte de las bendiciones que trae aparejada para la vida y formación de la persona el hecho de recordar a Dios101, pero reflexionando en lo que se mencionó, queda en claro qué tan preciado es cada momento en el que nos encontramos recordando a Dios, y qué perjudiciales son para nosotros los momentos en que estamos sin Su recuerdo.

Recordar a Dios durante el sueño

El Dr. Zubâtî dice: “Un día al mediodía en que nos encontrábamos como invitados en casa de una de las personas que participaban en las reuniones, luego de almorzar todos nos dispusimos a descansar. Yo me acosté y al cerrar mis ojos me sumí en el recuerdo a Dios, y continué pensando en ello mismo. Entonces Yenâbe Shaij, que se encontraba frente a mí y me vio, le dijo a los presentes:

“Durante el sueño también debéis recordar a Dios”.

Esa reflexión sobre “recordar a Dios durante el sueño” sólo la escuché de él en esa reunión y después de ello no recuerdo que lo hubiera mencionado”.

Un mensaje desde el Barzaj

Uno de los amigos de Yenâbe Shaij cuenta que: “Un día que me encontraba con él dijo:

“Vi a un joven en el barzaj que decía: ¡No sabéis qué es lo que sucede aquí! Cuando vengáis aquí lo comprenderéis; ¡cada respiración que realizasteis sin recordar a Dios, se vuelve en perjuicio vuestro!”.

La particularidad de algunas frases para recordar a Dios

Cuando en la escuela de Yenâbe Shaij se habla de las particularidades de algunas frases para recordar a Dios, no debemos olvidar que su escuela es la escuela del amor, y no la del resultado; y que el que alcanza resultados es aquel que no procura más que a Dios, ni siquiera debe considerar su propia perfección en su peregrinaje espiritual. Según este concepto, cualquiera sea el efecto del dhikr o recuerdo a Dios, no debe conllevar otro propósito más que Dios.

Preocuparse de dos dhikr en especial

Uno de los adeptos de Yenâbe Shaij dice: Yenâbe Shaij daba mucha importancia al istigfâr (decir: astagfirul·lah = pido perdón a Dios) y al salawât (decir: al·lahumma sal·li ‘ala Muhammad wa aali Muhammad = Dios mío bendice a Muhammad y a la familia de Muhammad), y llegó a inferir que estos dos dhikr son como dos alas para el peregrino espiritual.

Yenâbe Shaij decía: “Quien bendiga mucho al Profeta (BP) a lo largo de su vida, al morir, el Mensajero de Dios (BP) besará sus labios”.

Para vencer sobre el ego

1- Permanentemente realizar el recuerdo a Dios que dice:

لاحول ولا قوّة إلّا باللَّه العلي العظيم

la hawla wa la quwata il·la bil·lahil ‘alîil ‘adzîm

“No hay poder ni fuerza sino en Dios, el Altísimo el Majestuoso”.

2- El dhikr:

يا دائم يا قائم

Ia dâ’im ia qâ’im

“¡Oh Constante! ¡Oh Sustentador!”.

3- Para neutralizar los egos obstinados, repetir a la mañana y a la noche trece veces, o cien veces:

اللّهمّ لك الحمد ، وإليك المشتكى ، وأنت المستعان

al·lahumma lakal hamdu wa ilaikal mushtakâ wa antal musta‘ân

“¡Dios mío! ¡Tuya es la Alabanza y hacia Ti es el reclamo y Tú eres el Auxiliador!”.

4- Cada noche repetir cien veces:

يازكيّ الطاهر من كل آفة بِقُدسه

ia zakîiut tâhir min kul·li âafatin bi qudsihi

“¡Oh Impecable, Puro de todo flagelo por Su sacralidad!”.102

Mientras aconsejaba decir este último dhikr, Yenâbe Shaij dijo:

“Yo mismo lo he aplicado y por ese camino he ingresado, hasta que un día, repetí tanto el dhikr mencionado, que mi ego murió, y me dije: “Continuaré hasta que mi existencia se aniquile”. Poco después, por implicancias de la naturaleza humana, me descuidé y dejé de repetirlo, y encontré vivo a mi ego. Es evidente que cuando alguien dirige su atención al mundo, su ego se fortalece, y leer ese dhikr es efectivo para prevalecer sobre el mismo”.

Vencer los susurros de Satanás al mirar a una mujer no íntima

El Dr. Farzam cuenta que: “Yenâbe Shaij Rayab ‘Alî consideraba muy efectivo, después de mirar a una mujer no íntima, decir el dhikr que expresa:

يا خير حبيب ومحبوب صَلِّ على محمّد وآله

iâ jaira habîbin wa mahbûbin sal·li ‘alâ muhammadin wa âalih

“¡Oh Aquel que es el mejor Querido y Amado, bendice a Muhammad y a su familia!”.

Muchas veces me aconsejó este dhikr para permanecer a salvo de los susurros de Satanás. Decía: “Tus ojos recaen sobre una mujer no íntima. ¡Si no te gusta es porque estás enfermo! Y si te gusta, rápidamente cierra tus ojos, baja tu cabeza y di: “ia jaira habîb…” O sea que dices: ¡Dios mío! Lo que quiero eres Tú. ¡¿Qué es esto?! Esto no merece ser querido, puesto que todo aquello que no tiene continuidad, no merece ser amado”.

Para lograr el amor de Dios

Mil salawât (bendiciones al Profeta) por cuarenta noches, para lograr el amor de Dios en el corazón.

Para la lozanía interior

Yenâbe Shaij consideraba beneficiosa para la lozanía del corazón la lectura de la Sûra As-Saffât (37) a la mañana y la Sûra Al-Hashr (59) a la noche.

Uno de los adeptos de Yenâbe Shaij cuenta que solía decirle: “Lee la sura Al-Hashr cada noche”, y que tenía la creencia de que el ism-ul a‘dzam (Nombre Magnífico de Dios) se encontraba en la últimas aleyas de esta bendita sura.

Para poder presentarse ante el Imam del Tiempo -que nuestras almas sean sacrificadas por él

Leer cien veces y por cuarenta noches la bendita aleya:

« رَّبِّ أَدْخِلْنِي مُدْخَلَ صِدْقٍ وَأَخْرِجْنِي مُخْرَجَ صِدْقٍ وَاجْعَل لِي مِن لَدُنكَ سُلْطَاناً نَصِيراً »

rabbi adjilnî mudjala sidqen ua ajriynî mujraya sidqen uay‘al lî min ladunka sultânân nasîrâ

«¡Señor mío! Hazme ingresar de una manera genuina y hazme salir de una forma genuina, y dispón para mí de Tu parte un poder auxiliador».103

Según lo que se cuenta, un número considerable de entre los discípulos de Yenâbe Shaij, lograron hallarse ante la presencia del Imam del Tiempo (P) mediante la continua práctica de este dhikr, a pesar de que en el momento del encuentro no reconocieron al Imam (P). A modo de ejemplo señalaremos dos casos:

1- El encuentro de Aiatul·lah Ziâratî

Uno de los discípulos de Yenâbe Shaij cuenta que: “Yenâbe Shaij le dio unas instrucciones al fallecido Aiatul·lah Ziâratî104 mediante las cuales pudiera llegar a estar en presencia del Imam de la Época (P) –que Al·lah Ta’âlâ apresure su aparición- en Mahdî Shahr. (Aparentemente fue ese mismo dhikr que se mencionó antes). Luego de realizar ello volvió ante Yenâbe Shaij y le dijo que cumplió con las instrucciones dadas pero que no había tenido resultados.

Yenâbe Shaij meditó un momento y dijo:

“Cuando te encontrabas rezando en la mezquita un seîied te dijo: “El anillo en la mano izquierda es desaconsejable”, y tú le dijiste: “Todo desaconsejable es lícito”. Bueno… él era el Imam de la Época”.

2- El encuentro de un tendero

Había dos tenderos que se habían hecho cargo del sustento de una familia seîied. Uno de ellos comenzó a realizar el dhikr aconsejado por Yenâbe Sheij para encontrarse con el Imam del Tiempo –que Al·lah apresure su aparición. Antes de la noche cuarenta, uno de los hijos de la familia seîied vino ante él y le pidió un jabón. El tendero le dijo: “¡Tu madre sólo te envía hacia mí! También está fulano –y señaló hacia la otra tienda-, ¡también puedes ir y pedirle a él!”.

Esta misma persona luego diría: “A la noche cuando me dormí, de repente me di cuenta de que alguien me llamaba desde el patio de la casa. Salí a ver y no vi a nadie. Nuevamente me dormí y otra vez me llamaron por el nombre. Eso ocurrió tres veces. La tercera vez que abrí la puerta de la casa, vi a un seîied que tenía el rostro cubierto y que me dijo:

“Nosotros podemos encargarnos de nuestros huérfanos, pero queremos que vosotros alcancéis una posición elevada”.

Para alejar los problemas y curar las enfermedades

El Dr. Farzam dice: “Yenâbe Shaij aconsejaba la lectura de algunas aleyas del Corán y algunas frases de súplicas acompañadas de bendiciones al Profeta, a modo de dhikr para solucionar problemas y curar enfermedades, como por ejemplo:

ربِّ إنّي مغلوب فانتصر وأنت خير الناصرين

Rabbi innî maglubun fantasir wa anta jair-un nâsirîn

«¡Señor mío! Me encuentro derrotado, ¡auxíliame! ¡Tú eres el mejor de los Auxiliadores!»105.

A mí mismo me recomendó el siguiente dhikr en un tiempo que me encontraba en problemas:

يا ربّ ، إني مَسَّني الضُّرُّ وأنت أرحمُ الراحمين

Rabbi innî massanî ad durru wa anta arham-ur râhimîn

«¡Señor mío! Por cierto que me ha alcanzado el perjuicio y Tú eres el más Clemente de los misericordiosos»106.

Y decía: “Estos son dhikr, y repítelos con el salawât o bendiciones al Profeta (BP)”.

O bien si nuestros hijos se enfermaban decía

يا من اسمه دواء وذكره شفاء ، صلِّ على محمّد وآل محمّد

Ia man ismuhu dawa’un wa dhikruhu shifâ’ sal·li ‘ala muhammadin wa âali muhammad

“¡Oh Aquel cuyo Nombre es remedio y cuyo recuerdo es curación, bendice a Muhammad y a la familia de Muhammad!”.

Para alejar el calor y el frío

Uno de los discípulos de Yenâbe Shaij dice: “En mi primer viaje a la sagrada ciudad de La Meca, le pregunté: “¿Qué debo hacer para alejar el peligro del intenso calor?”, y él me enseñó que debía recurrir a la siguiente aleya para alejar el peligro tanto del frío como del calor:

« سَلاَمٌ عَلَى اِبْرَاهِيمَ * كَذَلِكَ نَجْزِي الْمُـحْسِنِينَ »

“Que la Paz sea con Abraham * así recompensamos a los bienhechores”.107

« يَانَارُ كُونِي بَرْداً وَسَلاَماً عَلَى إِبْرَاهِيمَ »

“¡Oh Fuego! ¡Sé fresco y un bienestar para Abraham!”108.

Sección 6: Las súplicas de los awlia’ de Dios

Una de las importantes recetas de Yenâbe Shaij para una formación personal, consistía en un ordenado programa para estar a solas con Dios, Glorificado Sea, y suplicarle y dirigirle letanías, a lo cual él se refería con la expresión “mendigar en la casa de Dios”, y ponía énfasis en que:

“Cada noche leed súplicas por una hora. Incluso si no os encontráis con ánimos para suplicar, aún así no abandonéis la intimidad con Dios”.

Y decía:

“Permanecer despierto en el sahar (última parte de la noche hasta producirse la alborada) y durante el último tercio de la noche, tiene efectos sorprendentes. Puedes conseguir cualquier cosa que quieras de Dios mediante el hecho de mendigarle en los momentos del sahar. No seáis negligentes respecto a mendigar en los momentos del sahar, que todo lo que hay proviene de allí. El apasionado no duerme y no quiere otra cosa más que unirse al Amado. El momento para el encuentro y alcanzar la unión es el sahar”.

هر گنج سعادت كه خدا داد به حافظ

از يُمن دعاى شب و ورد سحرى بود

Todo tesoro de felicidad que Dios dio a Hâfedz

Fue por virtud de la súplica nocturna

y la recitación del Corán antes de la madrugada.

Las súplicas de Yenâbe Shaij

Yenâbe Shaij leía en abundancia la súplica “iastashîr”, la súplica “ ’adlîiah”, la súplica de “tawassul”,109 las munâyât o letanías de Amîr Al-Mu’minîn (P) en la mezquita de Kûfa, que comienza con:

اللّهمّ إني أسألك الأمان يوم لا ينفع مالٌ ولا بنون

“¡Dios mío! Por cierto que te pido la seguridad el día en que no beneficien ni hacienda ni hijos”

También leía las quince munâyât del Imam As-Sayyâd (P)110; y asimismo recomendaba a sus discípulos leerlas.

Entre las quince munâyât o letanías del Imam As-Sayyâd (P), ponía énfasis en leer especialmente “La Letanía de los Necesitados” (munâyât al-muftaqirîn) y “La Letanía de los Devotos” (munâyât al-murîdîn), y decía: “Cada una de estas quince letanías tiene una particularidad”.

La súplica habitual de Yenâbe Shaij

El Dr. Farzâm cuenta que una de las súplicas habituales de Yenâbe Shaij era la siguiente:

“¡Dios mío! ¡Bríndanos enseñanza, perfección y educación por Ti!”.

“¡Dios mío! ¡Señor mío! ¡Prepáranos para el encuentro contigo!”.

Las noches del viernes, luego del rezo, Yenâbe Shaij generalmente leía la Súplica de Kumail, o bien alguna de las letanías y súplicas mencionadas, y las explicaba.

Lee la súplica “iastashîr”

El Aiatuil·lah Fahrî cuenta que: “Escuché de Yenâbe Shaij que dijo:

“Le manifesté a Dios: ¡Dios mío! Toda persona tiene confidencias y regocijo con su ser amado. Nosotros también queremos beneficiarnos de esa gracia… ¿Qué súplica debemos leer?

En el mundo de lo espiritual me dijeron: Lee la súplica “iastashîr”.

Era por eso que él leía la súplica “iastashîr” con un estado y ansia particular”.

Encapríchate por Él

Yenâbe Shaij sostenía que si el ser humano realmente procura a Dios y no se contenta con nada fuera de Él, finalmente Dios, Glorificado Sea, lo toma de la mano y le hace llegar al objetivo. A este respecto él tenía un ejemplo interesante, y decía:

“Por más que se le den juguetes y postres a un niño encaprichado, éste los arroja lejos y no cesa en su capricho. Continúa llorando hasta que su padre lo toma en brazos y lo mima. Recién entonces se calma. Por eso, si no deseas los fulgores de la vida mundanal, y en cambio te encaprichas por Él, finalmente Dios, Glorificado Sea, te tomará y te levantará. Y entonces, la persona obtiene placer”.

El valor del llanto y las letanías a Dios

Yenâbe Shaij tenía la creencia de que el ser humano sólo llega a ser merecedor de poder elevar letanías a Dios y a dirigírsele en soledad cuando saca de su corazón el amor a todo lo que no es Dios, puesto que la persona cuya divinidad es su pasión mundana, no puede decir “¡Iâ Al·lah!” verdaderamente. A este respecto decía:

“El llanto y el hecho de dirigirle letanías a Dios tienen su valor real cuando el ser humano no tiene en su corazón amor por algo fuera de Dios”.

A este respecto fue narrado de Yenâbe Shaij un develamiento místico instructivo que demuestra esta invocación, y que citamos a continuación:

Una moneda de dos riales en respuesta a “¡Iâ Al·lah!” (¡Oh Dios!):

El Aiatul·lah Fahrî narró de Yenâbe Shaij que dijo:

“Iba yo por el bazar cuando un pobre me pidió algo. Alargué la mano hacia el bolsillo para darle algún dinero y saqué una moneda de dos riales. La dejé y encontré en su lugar una moneda de diez shahis111. Eso fue al momento de la oración del mediodía, así que tras ello me dirigí a la mezquita. Recé y luego alcé las manos en súplica diciendo: “¡Iâ Al·lah!” y vi que me mostraban esa misma moneda de dos riales que solté en mi bolsillo”.

En este develamiento místico hay algunos puntos para reflexionar

1- Que las pasiones toman la forma de una “divinidad”. Tal como lo expresa claramente el Sagrado Corán al decir:

« أَفَرَءَيْتَ مَنِ اتَّخَذَ إِلَهَهُ هَوَآهُ »

«¿Acaso viste a quien tomó como divinidad a su pasión?».112

2- Sea cual fuera la cuantía en que una persona sigue a las pasiones, en esa misma medida no es siervo de Dios, sino que es siervo de esa misma cosa a la que se ha apegado, y es por ello que, “Dios” en el mundo del develamiento místico ¡se convirtió en “dos riales”!

3- Dar algo en caridad tiene valor cuando al ser humano le importa eso que está dispensando. El creyente debe dar aquello hacia lo cual siente apego, no aquello que tenerlo o no tiene la misma importancia para él:

« لَن تَنَالُوا البِرَّ حَتَّى تُنْفِقُوا مِمَّا تُحِبُّونَ »

“Jamás alcanzaréis la benevolencia hasta que deis en caridad de aquello que queréis”.113

El camino para alcanzar la intimidad con Dios

Yenâbe Shaij sostenía que el camino para lograr la intimidad con Dios, es la benevolencia para con Sus criaturas. Si alguien quiere llegar a tener un estado espiritual apropiado para suplicar y tener placer mediante el recuerdo de Dios y al dirigirle letanías, debe estar al servicio de la creación por Dios. A este respecto decía:

“Si quieres beneficiarte de Dios y tener parte en Su intimidad y el hecho de dirigirle letanías, sé benevolente con las criaturas. Si quieres encontrar el camino hacia la realidad del tawhîd, sé benevolente con las criaturas de Dios y aprende el método de caridad de Ahlul Bait (P):

« وَيُطْعِمُونَ الطَّعَامَ عَلَى حُبِّهِ مِسْكِيناً وَيَتِيماً وَأَسِيراً * إِنَّمَا نُطْعِمُكُمْ لِوَجْهِ اللَّهِ لاَ نُرِيدُ مِنكُمْ جَزَآءً وَلاَ شُكُوراً »

“Dan de comer por amor a Él, a un indigente, a un huérfano y a un cautivo: “Por cierto que sólo os alimentamos por la Faz de Dios. No queremos de vosotros recompensa ni agradecimiento”.114

Y también decía:

“Aquello que después de las oraciones provoca en la persona la sensación de ser siervo de Dios, es el ser benevolente con la gente”.

¿Que debemos pedir de Dios?:

Una de las cuestiones importantes en la súplica es que el suplicante debe saber qué decir al dirigirse a Dios, y qué pedir de Él. Yenâbe Shaij, luego de explicar el contenido de las súplicas, ponía énfasis en frases como aquellas pronunciadas por el Imam ‘Alî (P) y que dicen:

«يا غاية آمال العارفين» ، و «يا منتهى أمل الآملين» و «يا نعيمي ، وجنّتي ، ويا دنياي ، وآخرتي»

“¡Oh Propósito de las esperanzas de los gnósticos!”, o “¡Oh Fin de la esperanza de los esperanzados!”, o “¡Oh mi ventura y mi paraíso, y mi vida mundanal y futura!”, y otras similares, y decía:

“¡Amigos! Aprended de vuestro Imam la manera de suplicar. Observad cómo el Imam se dirigía íntimamente a Dios: “¡He venido a Tu resguardo!”, “¡He venido a adherirme a Ti!”, “¡He venido a estar en Tu regazo!”, “¡Solo te procuro a Ti!”.

El mismo Yenâbe Shaij decía en sus súplicas y letanías:

“¡Dios mío! Dispón todo esto como un preliminar para la unión contigo”.

¿Qué procura el amante del ser amado?

El Dr. Hamîd Farzâm, luego de narrar el tema anterior con palabras de Yenâbe Shaij, dice: “A veces Yenâbe Shaij se valía de alegorías simples y sutiles para hacer entender temas místicos elevados. Por ejemplo a veces decía:

“Un apasionado golpeó la puerta de la casa de su ser amado. El ser amado preguntó: “¿Quieres pan?”.

Dijo: “No”.

Dijo: “¿Quieres agua?”.

Dijo: “No”.

Dijo: “Entonces, ¿qué quieres?”.

Dijo: “Te quiero a ti”.

¡Amigos! Se debe querer al dueño de casa, y no a su guiso y arroz. Como dijo Sa’dî:

گر از دوست چشمت بر احسان اوست

تو در بندِ خويشى نه دربند دوست

“Si lo que contemplas es la caridad de tu Amado

Entonces te has apegado a ti mismo y no al Amado.”

Nos recitaba estos versos y decía

“Sólo debéis procurar a Dios. Cada cosa que hagáis debéis hacerla por Él. Sed apasionados por Él mismo, y ni siquiera le adoréis por la recompensa que ello implica”.

A veces con un dulce tono me decía:

“Actúa de tal forma que saltes hasta la cercanía de Dios”.

Traía como testimonio versos muy adecuados de Hafedz, los cuales dejaban gran impresión:

گرت هواست كه معشوق نگسلد پيوند

نگاه دار سر رشته تا نگه دارد

“Si quieres que no se corte el vínculo con el Amado,

Aférrate al cordel del amor de forma que éste quede aferrado a ti.

Grita como quien no tiene a nadie:”

Yenâbe Shaij decía:

“En aquellas noches en que logres “mendigar” a Dios, grita como quien no tiene a nadie, y expresa: ¡Dios mío! No tengo la fuerza para luchar contra el alma incitadora hacia el mal (nafs ammârah). Ella me ha derribado. ¡Ayúdame! ¡Y líbrame del mal del alma incitadora al mal! Y dispón a Ahlul Bait como Intermediarios”.

Y recitaba la siguiente aleya:

« إِنَّ النَّفْسَ لأَمَّارَةٌ بِالسُّوءِ إِلاَّ مَا رَحِمَ رَبِّي »

“Por cierto que el alma incita al mal, excepto aquella de la cual mi Señor se ha compadecido”115.

No podrás librarte del mal del alma incitadora al mal, sino mediante la consideración del Creador.

La filosofía de solicitar la asistencia (tawassol) a Ahlul Bait (P)

Yenâbe Shaij decía:

“La mayoría de la gente no sabe para qué sirve solicitar asistencia a Ahlul Bait (P). Ellos procuran la asistencia de Ahlul Bait (P) para librarse de sus problemas y adversidades de la vida116, siendo que nosotros debemos marchar por la casa de Ahlul Bait (P) para atravesar los niveles del tawhîd y el conocimiento de Dios, puesto que el camino del tawhîd es dificultoso y el ser humano no tiene la capacidad para marchar por el mismo sin lámparas y guías”.

La ziârah de ‘Ashûra

Uno de los puntos en los que Yenâbe Shaij ponía énfasis en lo concerniente a la intercesión de Ahlul Bait (P), era la ziârah de ‘ashûra, y a este respecto decía:

“Mientras os encontréis con vida no descuidéis la ziârah de ‘ashûra”.

Uno de los discípulos de Yenâbe Shaij que quería poner en práctica este consejo, por espacio de cuarenta años continuamente leyó la ziârah de ‘ashûra.

La condición para que la súplica sea escuchada

Uno de los importantes requisitos para que la súplica sea escuchada es la condición lícita de la comida. Una persona le dijo al Gran Profeta (BP): “¡Quiero que mi súplica sea respondida!”. El Profeta (BP) respondió:

طهّر مأكلك ، ولا تُدخل بطنك الحرام

“Purifica tu alimento y no permitas que ingrese lo ilícito en tu estómago”.117

¡Primero pagad la pizca de sal!

Uno de los adeptos de Yenâbe Shaij dice: “Éramos un grupo que para suplicar y dirigir letanías a Dios junto a Yenâbe Shaij habíamos ido a la montaña de “Bîbî Shahr Bânû”.118 Compramos pan y pepinos, y al salir tomamos una pizca de sal del puesto del vendedor de pepinos, y subimos a la montaña. Cuando llegamos a la cima Yenâbe Shaij dijo:

“¡Levantaos y vamos abajo! puesto que nos hacen volver. Dicen: “¡Primero pagad la pizca de sal, después venid a dirigir letanías a Dios!”.

La capacidad del suplicante

Uno de los puntos sutiles que el suplicante debe tener en cuenta, es la correspondencia entre sus pedidos a Dios y su propia capacidad espiritual, puesto que si no posee la capacidad necesaria, es posible que con la súplica, origine complicaciones para sí mismo.

Uno de los amigos de Yenâbe Shaij cuenta que: “Hubo un tiempo en que la situación de mi comercio decayó y por ese mismo motivo me encontraba fastidiado, hasta que un día Yenâbe Shaij me preguntó: “¿Por qué estás fastidiado?”. Y yo le conté lo que me sucedía.

Dijo: “¿Acaso no lees las ta’qîbât (las súplicas recomendables luego de los rezos obligatorios)?”.

Dije: “Sí. Las leo”.

Dijo: “¿Cuál lees?”.

Dije: “Leo la súplica de la mañana de Amîr Al-Mu’minîn (P)”.

Dijo: “En lugar de la súplica de la mañana, lee la Sûra Al-Hashr (59) y la súplica ‘adlîiah, en las ta’qîbât, de manera que tus problemas se solucionen”.

Dije: “¿Por qué no debo leer la súplica de la mañana?”.

Dijo: “Esa súplica contiene párrafos y puntos, para los cuales se debe tener la capacidad de tolerarla. El Imam ‘Alî (P) en esta súplica le pide al Creador que: “¡Dios mío! Otórgame una aflicción de manera tal que en esos momentos no descuide Tu recuerdo”. Es por eso que para esta súplica se necesita una capacidad especial, y tú has leído esa súplica sin poseer esa capacidad necesaria y tales problemas te acaecieron. Por ello, en lugar de la súplica de la mañana de Amîr Al-Mu’minîn (P), lee la Sûra Al-Hashr y la súplica ‘adlîiah. Si Dios quiere tus problemas se solucionarán”.

Luego de un tiempo que empecé a leer la Sûra Al-Hashr y la súplica ‘adlîiah, uno de mis amigos me dio un préstamo de diez mil tumanes y trabajando ese dinero pude comprar una casa y poco a poco fui progresando.

El proceder del suplicante

Uno de los puntos que Yenâbe Shaij aconsejaba con relación a la súplica, era el proceder del suplicante. El Dr. Farzâm, narra de él que dijo a este respecto:

“En la súplica se debe ser humilde y sometido, sentarse de rodillas y orientado hacia la qiblah”.

Una vez me dolía el pie y creo que me quise sentar con las piernas cruzadas y él desde atrás -ya que se encontraba al final de la habitación- dijo:

“¡Siéntate como corresponde! Para suplicar siéntate de rodillas y observa el proceder del suplicante”.

Sección 7: Las obras de bien de los awlia’ de Dios

Servir a la gente conforma una de las cuestiones formativas del espíritu sobre las que se ha puesto mucho énfasis en las narraciones islámicas. El Mensajero de Dios (BP) dijo:

خير الناس من انتفع به الناس

“El mejor de entre las gentes es aquel de quien la gente se beneficia”.119

El secreto de la creación

Yenâbe Shaij le brindaba una importancia extraordinaria a este principio. Uno de sus discípulos cuenta de él que dijo:

“Me encontraba a solas dirigiéndome íntimamente a Dios. Le rogué saber cuál era el secreto de la creación. Se me hizo comprender que el secreto de la creación se encuentra en hacer el bien a los demás”.

El Imam ‘Alî (P) dijo:

بتقوى اللَّه أمِرْتم ، وللإحسان والطاعة خُلقتم

“Os fue ordenado ser piadosos y timoratos, y fuisteis creados para hacer el bien y obedecer a Dios”.120

Uno de los amigos de Yenâbe Shaij dice: “Un día le dije: “¡Señor! Deme algo que me sea provechoso”. Me tiró de la oreja y me dijo:

“¡Servir a las criaturas! ¡Servir a la gente!”.

Yenâbe Shaij dijo:

“Si quieres encontrar el camino hacia la realidad del tawhîd, haz el bien a las criaturas de Dios. La carga del tawhîd es pesada y peligrosa, y no cualquiera tiene la capacidad de soportarla. Pero hacer el bien a las criaturas facilita el poder soportar ello”.

A veces en broma decía:

“Durante el día haz caridad a las criaturas de Dios y a la noche ve a la casa de Dios a mendigarle”.

El fallecido Faid Al-Kâshânî -que la complacencia de Al·lah sea sobre él- dice a este respecto lo siguiente:

شب همه شب زارى بر در پروردگار

روز چو شد يارى خسته‏دلان فكار

“Pasa la noche llorando en la puerta del Señor,

Y cuando amanezca protege a los angustiados y abrumados.”

Hacer caridad durante la escasez

Uno de los puntos importantes respecto al que se ha aconsejado en las narraciones islámicas en relación con hacer caridad y hacer el bien a las criaturas, es el hecho de hacer caridad aún durante la propia escasez. El Mensajero de Dios (BP) dijo a este respecto:

ثلاثة من حقائق الإيمان : الإنفاق من الأقتار ، وإنصافك الناس من نفسك ، وبذل العلم للمتعلّم

“Hay tres cosas que forman parte de las realidades de la fe: hacer caridad durante la pobreza, ser equitativo con la gente a pesar de que ello vaya en tu contra, y brindar el conocimiento al alumno”.121

Hâfedz Shirâzî, en relación con el papel que juega en la formación de la persona el hecho de hacer caridad durante la propia carestía, también dice:

هنگام تنگدستى در عيش كوش و مستى

كاين كيمياى هستى قارون كند گدا را

“En la pobreza esfuérzate en el placer y la embriaguez

Puesto que esta alquimia de la existencia convierte al mendigo en Qarûn”122.

¡Ayuna y haz caridad!

Uno de los compañeros del Imam Al-Kâdzim (P) narró que: Fui a quejarme ante el Imam por mi pobreza y carestía, y le dije: “¡A tal punto me aqueja el hecho de no tener vestimenta que fulano, que llevaba puestas dos vestiduras, se quitó una y con eso me vestí!”.

El Imam dijo:

“¡Ayuna y haz caridad!”.

Dije: “¿Doy limosna de aquello que me llega de los hermanos en la fe? ¿Aunque fuera poco?”.

Dijo: “Da limosna de aquello que Dios te hizo llegar para tu sustento, aunque debas sacrificarte por ello”.123

Hacer caridad con un desempleado con familia

Uno de los amigos de Yenâbe Shaij cuenta que: “En un tiempo me encontraba desempleado y con muchos problemas. Fui a su casa para ver si se podía encontrar alguna solución y librarme de los problemas. Ni bien ingresé a la habitación de Yenâbe Shaij y le miré, dijo:

“¡Hay un velo sobre ti como pocos he visto! ¿Por qué has dejado de encomendarte a Dios? Satanás ha dispuesto una cubierta sobre ti de forma que no puedas comprender lo que hay arriba”.

Por las palabras de Yenâbe Shaij me quebré anímicamente y quedé consternado. Dijo:

“Tu velo ha sido quitado, pero esfuérzate en no volver a ello”.

Luego dijo:

“Hay una persona desempleada y enferma que debe mantener a dos familias. Si es que puedes, ve y consigue un poco de tela para sus hijos y familia, y tráela”.

A pesar de que yo mismo me encontraba desempleado y económicamente me encontraba impotente, fui a la tienda de un antiguo amigo –que tenía una tienda de ropas-, le compré un poco de tela a crédito, y se la llevé.

Cuando llegué ante él y coloqué el rollo de tela en el suelo, el maestro me echó una mirada y dijo:

“¡Es una lástima que tu visión del mundo del barzaj no se haya abierto, de forma que vieras cómo la Ka’bah se encuentra circunvalando alrededor de ti, y no tú alrededor de ella!”.

El Dr. Zubâtî dice: “Uno de los preceptos sobre los que él ponía énfasis era hacer el bien a las criaturas. Él consideraba que hacer el bien a las criaturas tenía un gran valor, y que ser bienhechor era unos de los caminos muy cercanos y efectivos en la marcha espiritual hacia Dios, de manera que si alguien no podía marchar por el sendero del peregrinaje espiritual, le aconsejaba que:

“No seas negligente en cuanto a hacer el bien, y mientras puedas haz el bien”.

تا توانى به جهان خدمت محتاجان كن

به دمى يا درمى يا قلمى يا قدمى

“Sirve en lo que puedas en el mundo a los necesitados,

Ya sea concediéndoles un instante, un dirham, un escrito o por medio de dar un paso.”

Él mismo estaba a la vanguardia en lo relacionado con hacer el bien y la caridad. Una persona se vio en problemas y otros fueron ante Yenâbe Shaij a plantearle el asunto. Él les dijo:

“Esa persona sólo ayuda a sus propios parientes mediante el jums124, sin hacer caridad a otros”.

Ser benefactor de la hermana

Uno de los discípulos de Yenâbe Shaij cuenta que: “Un día que me encontraba con Yenâbe Shaij le pedí que se comunicara con el espíritu de mi padre y le preguntara si necesitaba que hiciera algo por él. Yenâbe Shaij dijo:

“Lee una vez la Sûra Al-Hamd”.

Luego que la recité, inmediatamente me dio las señales de talla y apariencia de mi padre que había fallecido hacía ya cuarenta años. Luego dijo:

“Yo no necesito nada. Dile a mi hijo que sea benefactor con su hermana menor en lo relacionado a los artículos imprescindibles del hogar”.

Yenâbe Shaij y el hecho de servir a la gente

El estudio de los diferentes aspectos de la vida llena de bendiciones de Yenâbe Shaij, nos muestra que este hombre celestial, en realidad fue un ejemplo de servir a la gente durante sus problemas y resolver sus dificultades. Hemos relatado en algunas secciones de este libro algunos casos de cómo servía a la gente, especialmente en la Tercera Sección de la Primera Parte. Aquí, mencionaremos otros ejemplos de la importancia que él daba a este asunto:

Una transferencia de dinero del Imam del Tiempo (P) a un imam de la Oración de los Viernes

Uno de los discípulos de Yenâbe Shaij dice: “El fallecido Suhailî125 -que la complacencia de Al·lah sea sobre él- decía: “Mi tienda estaba ubicada en una intersección de calles conocida como ‘Abbasî en Teherán. Cierto día en medio del calor del verano vi que Yenâbe Shaij llegó agitado a mi tienda, y mientras me daba un dinero me dijo:

“¡Sin retrazarte, rápidamente haz llegar este dinero a Seîied Beheshtî!”.

Esta persona era el imâm de la Oración de los Viernes de la mezquita Hâyy Amyad, en la avenida Ariânâ. Como pude, rápidamente llegué a su casa y le entregué el dinero.

Mucho después le pregunté a Seîied Beheshtî cuál era el asunto y me respondió: “Ese día me llegaron invitados y yo no tenía nada en casa. Fui a otra habitación y requerí asistencia al Imam del Tiempo -que Al·lah apresure su manifestación- y ¡esa ayuda me llegó!”.

Yenâbe Shaij también dijo a este respecto:

“El Imam de la Época -que las bendiciones de Al·lah sean sobre él- me dijo: ¡Rápidamente haz llegar dinero a Seîied Beheshtî!”.

El consejo de dar de comer a los demás

Yenâbe Shaij, además de los esfuerzos que realizaba -con intermediarios o sin ellos- para solucionar los problemas de la gente, en diferentes oportunidades y particularmente en días de festividad religiosa, recibía a personas en su pequeña casa. Daba especial importancia al hecho de dar de comer a los creyentes y desplegar el mantel de la caridad en su casa. Siempre aconsejaba: “Esforzaos en dar de comer a los demás en vuestras casas”, y tenía la creencia de que si se da el dinero a los necesitados para que ellos mismos adquieran la comida, ello no representa nada especial.

El Dr. Farzam dice: “Dar de comer a los indigentes y a los pobres, era uno de sus consejos de siempre. Una vez le dije: ¿Y si da el dinero para que alguien se ocupe de ello?”.

Dijo: “¡No! Dar uno mismo de comer es algo especial y sus efectos son mayores”.

Todos sabían que Yenâbe Shaij el día 15 del mes de Sha’bân invitaba a la gente y servía arroz con pollo. Se presentaban en su casa tanto el místico como la persona común todos los cuales se sentaban en las descoloridas alfombras de la casa de Yenâbe Shaij y se beneficiaban de su invitación. Yenâbe Shaij honraba a sus invitados y no escatimaba nada al atenderles.

El énfasis que ponía en lo que respecta a alimentar a los creyentes y su insistencia por que se haga extensiva la práctica de hacer comidas de caridad en la propia casa, y por observar los modales propios de un anfitrión, se daba mientras él mismo se encontraba en situación económica insuficiente.

¡Si Dios quiere no faltará!

En una de las reuniones que Yenâbe Shaij realizaba, llegó un gran número de personas para comer a su casa. Fue tal la cantidad de gente que los dos pisos de la casa se encontraban repletos de comensales. A pesar de que habían cocinado 24 kilos de arroz, la gente encargada tenía miedo de que no alcanzara para todos. Yenâbe Shaij, que se enteró de ello, se dirigió al religioso que se había hecho cargo de la cocina y que había venido de la ciudad de Qom, diciéndole:

“¡Seîied Abûl Hasan! ¿Qué están diciendo estas personas? ¡Abra la cacerola para que yo vea!”.

Tomó un poco de arroz y dijo:

“¡In Sha’al·lah no faltará!”.

Casualmente, en esa reunión no solamente no faltó la comida, sino que además de alcanzar para todos los invitados, incluso los que se habían aglutinado con sus propios recipientes tras la puerta de la casa no se fueron con las manos vacías.

Las bendiciones de servir a la gente

Hacer el bien a la gente acarrea abundantes bendiciones en la vida material y espiritual del ser humano. Desde la perspectiva de Yenâbe Shaij el más importante efecto de la caridad, es la iluminación del corazón y el hecho de alcanzar el estado espiritual interior para la súplica y dirigirle letanías a Dios, Glorificado Sea, a lo cual ya se hizo referencia con anterioridad.126

Ahora, dirijamos nuestra atención a unas cuantas anécdotas llenas de enseñanzas sobre las bendiciones que acarrea el hecho de servir a la gente.

La elevada posición de ‘Abdul Adzîm Al-Hasanî

Unos de los compañeros de Yenâbe Shaij dice: “Fuimos con Yenâbe Shaij a visitar el Santuario de ‘Abdul ‘Adzîm Al-Hasanî, y encontrándonos ya allí, Yenâbe Shaij le preguntó a Hadrat ‘Abdul ‘Adzîm:

“¿Cómo alcanzaste esa elevada posición?”.

Hadrat ‘Abdul ‘Adzîm respondió: “Mediante la vía de hacer el bien a las criaturas. Yo transcribía copias del Sagrado Corán y con esfuerzo las vendía. Luego hacía caridad con ese dinero”.

La bendición por la acción de servir de un taxista

Uno de los discípulos de Yenâbe Shaij dice: “En el año 1337 HS (o bien era el 1338) yo trabajaba como taxista. Me dirigía por la avenida Abu Dharr República Oeste, y ese día no circulaban las líneas de autobuses. La gente estaba parada en las calles en fila. Vi a dos mujeres que se adelantaron. Una de alta estatura y otra de baja estatura. Dijeron: “Una de nosotras se dirige a la intersección “Lashkar” y la otra se dirige a la avenida “Ariânâ”, y cada una de nosotras le puede dar cinco riales”. Yo acepté.

La mujer de alta estatura se bajó y pago su importe, entonces me dirigí hacia la avenida Ariânâ para llevar a la mujer de baja estatura. Ella era de las zonas turcas de Irán y no hablaba en persa. Me di cuenta que murmuraba para ella misma diciendo: “¡Dios mío! Soy turca y no sé hablar en persa y ni siquiera sé como llegar a mi casa. Todos los días me subo al autobús y con dos riales me bajo en la puerta de mi casa. Desde la mañana que salí por la ropa que lavé solo conseguí dos tumanes y ahora debo dar cinco riales para el taxi”.

Yo le dije: “No se preocupe. Yo también soy turco. Voy a ir por Ariânâ y donde esté su casa se baja”. Se puso muy contenta.

Finalmente encontramos la casa y me detuve. Ella sacó una pequeña bolsa de entre sus paquetes y me extendió un billete de dos tumanes. Yo le dije: “No quiero dinero. Que Dios la proteja”. Ella se bajó y yo doblé y volví para seguir trabajando.

Al otro día o al siguiente a ese, llegué con un amigo a una reunión de Yenâbe Shaij en esa misma habitación humilde que tenía y él se encontraba ahí sentado. Otras personas se encontraban con él. Luego de los saludos de cortesía, Yenâbe Shaij me miró –y supo lo que yo tenía en mi interior- y dijo:

“Tú las noches del viernes esperas la manifestación del Imam Al-Mahdi. ¡Tú también estarás!”.

En lo relacionado al Imam del Tiempo -que Al·lah apresure su manifestación- yo tenía un programa de súplicas en las noches del viernes, y él al decir “tú también estarás”, se refería a que “tú también estarás en esa manifestación”. Considerando los antecedentes con los que Al·lah me había bendecido, esa noche las palabras del Sheij crearon una gran agitación. Yo lloré, Yenâbe Shaij lloró, y los que estaban alrededor también lloraron… ¡y mucho!

Luego Yenâbe Shaij me dijo:

“¿Sabes cómo fue que tú llegaste conmigo? Esa mujer de corta estatura que hiciste subir y cuyo dinero no quisiste tomar… Ella suplicó por ti, y el Creador escuchó su súplica en lo relacionado a ti, y te envió conmigo”.

La ayuda a un ciego y la luz del corazón

Ese mismo notable hombre cuenta que: “Un día con ese mismo taxi me dirigía yo por la calle “Salsabîl”. Vi a un ciego que estaba parado esperando la ayuda de alguien al costado de la avenida. Inmediatamente me detuve y me bajé y le dije: “¿A dónde quieres ir?”.

Dijo: “Quiero cruzar hasta el otro lado de la calle”.

Dije: “¿Y desde ahí a dónde quiere ir?”.

Dijo: “No lo molestaré más que eso”.

Tras mi insistencia me dijo por fin: “Voy hacia la Avenida Hashemî”.

Lo hice subir al auto y lo llevé hasta donde quería ir.

Al otro día fui a ver a Yenâbe Shaij y sin que mediara ningún preámbulo me dijo:

“¿Cómo es la historia de ese ciego que hiciste subir a tu auto y le llevaste a su casa?”.

Le conté la historia y dijo:

“Desde ayer que realizaste esa acción, Dios creó una luz en tu persona que todavía resplandece en el Barzaj”.

Alimentar a cuarenta personas y la cura de un enfermo

Uno de los amigos de Yenâbe Shaij dice: “Mi hijo tuvo un accidente y se encontraba postrado en el hospital. Fui a ver a Yenâbe Shaij y le dije: “¿Qué puedo hacer?”. Dijo:

“No te preocupes. Compra un cordero y reúne a cuarenta personas de entre los trabajadores que se congregan en las plazoletas. Prepara sopa de carne e invita a un lector de cánticos religiosos para que realice súplicas. Cuando esas cuarenta personas digan “âmîn” después de la súplica, tu hijo se curará y al día siguiente regresará a casa”.

Transmití esto a unas cuantas personas y éstas también lograron lo que necesitaban a través de esta práctica”.

Lluvia en medio de la sequía

El hijo de Yenâbe Shaij cuenta: “Unos cuantos labradores de la zona de Sârî vinieron a ver a mi padre y le dijeron: “En Sârî hay sequía. Todo está consumido y la gente se encuentra bajo mucha presión”. Él dijo:

“Id y sacrificad una vaca, y dad de comer”.

Desde Teherán enviaron un telegrama para que sacrificaran una vaca y dieran de comer a mil personas. Cuando se encontraban sirviendo la comida, cayó tanta agua que los invitados tuvieron problemas para llegar. Ese suceso provocó que la gente de esa comarca estrechara vínculos con Yenâbe Sheij, y varias veces invitaron a Yenâbe Shaij para realizar reuniones en Sârî.

La comida que ofreció un padre por la vida de su hijo

Esta misma persona cuenta que: “Cierta persona, a pesar de los diferentes tratamientos médicos a los que se sometió tanto dentro como fuera del país, no podía tener hijos. Uno de los compañeros de Yenâbe Shaij le llevó con él y le narró lo que le sucedía. Yenâbe Shaij dijo:

“Dios os otorgará dos niños. Por cada niño que os conceda deberéis sacrificar una vaca y dar de comer a las criaturas de Dios.

Preguntó: “¿Por qué?”.

Respondió: “Yo se lo pedí al Imam Ar-Ridâ (P) y él aceptó”.

El primer niño nació y el padre, de acuerdo a lo expresado por Yenâbe Shaij sacrificó una vaca y dio de comer a la gente. Pero luego de que su segundo hijo nació, algunos de los familiares del padre le impidieron sacrificar otra vaca diciéndole cosas como: “¿Acaso Shaij Rayab ‘Alî Jaîiât es hijo de algún Imam y santo de Dios? ¿Acaso obra milagros? ¿Quién es él para decir que si no se hace así sucederá tal cosa… ?”

Cuando aquella persona que llevó a ese padre ante Yenâbe Shaij le insistió que cumpliera con ello, le respondió: “Esos asuntos son supersticiones”. Al poco tiempo el segundo hijo murió”.

Las bendiciones de saciar a un animal hambriento

Uno de los amigos de Yenâbe Shaij cuenta que: “Un día me dijo:

“Una persona pasaba por uno de los antiguos callejones de Teherán. De repente sus ojos recayeron en una perra que se encontraba dentro de un agujero y que tenía varios cachorros. Los cachorros se abalanzaban sobre los pezones de la madre, pero ésta no tenía capacidad de dar de mamar a causa de la intensa hambre y por eso mismo estaba sufriendo. Inmediatamente él fue a una tienda de comidas que estaba en ese mismo callejón, compró unas cuantas tiras de carne, y las arrojó donde estaba esa perra. Cerca de la alborada de esa misma noche Al·lah, Glorificado Sea, tuvo una deferencia tal para con esa persona que no es factible de describir”.

El que transmite esta historia agrega: “Si bien Yenâbe Shaij no dijo quién era esa persona, hay indicios que nos hacen saber que fue él mismo”.

El Dr. Farzâm dice: “Un consejo que me dio Yenâbe Shaij una vez que me despedía de él y le dije: “¿Yenâbe Shaij no desea alguna cosa, o acaso desea encomendarme algo?”, fue la siguiente frase:

“No te olvides de hacer caridad con las criaturas, aunque sea con los animales”127.

Hacer caridad con el propósito de procurar a Dios

El tema básico en el hecho de servir a la gente, desde la perspectiva de Yenâbe Sheij, es el propósito y la forma en que ello se realiza. Yenâbe Shaij tenía la creencia de que: Nosotros debemos servir a la gente de la manera en que nuestros Imanes y santos de Dios lo hacían. Ellos al servir a las criaturas no tenían más propósito que Dios, Glorificado Sea. Servían a la gente por Dios y por amor a Él. A este respecto decía:

“Hacer caridad a las criaturas debe ser sobre la base de procurar a Dios. «Por cierto que sólo os alimentamos procurando la Faz de Dios»128. ¿Por qué corres con los gastos de tu hijo, y sacrificas un animal y das limosna por él? ¿Acaso el niño puede hacer algo por el padre y la madre? El padre y la madre aman a su pequeño hijo, y pagan sus gastos por cariño. Ahora, ¿por qué no actuáis así con relación a Dios? ¿Por qué no le amáis tanto como a vuestro propio hijo? Y si alguna vez hacéis caridad a alguien, ¿acaso lo hacéis para sacar provecho de la recompensa que ello implica?”.

Palabras del Imam Jomeini (r.a.) con relación al hecho de servir a la gente

Al final de esta sección vemos adecuado referir algunos consejos del Imam Jomeini -que Al·lah esté complacido con él- relacionados al hecho de servir a las criaturas.

Él escribió lo siguiente en su testamento dirigido a su hijo Hayy Ahmad

“¡Hijo mío! No eludas esa responsabilidad humana que es servir a la verdad y que se da cuando sirves a las criaturas, puesto que la acometida de Satanás en esta área no es menor a su acometida entre los responsables y funcionarios administrativos.

No des ni un solo paso por obtener posición cualquiera que sea, ya sea ésta una posición espiritual o una material, con la excusa de que “quiero acercarme a la gnosis islámica” o, “quiero servir a las criaturas de Dios”, puesto que el sólo interesarse por eso proviene de Satanás, ni qué decir del hecho de empeñarse en ello. Escucha esta única amonestación de Dios con todo tu corazón y alma, y acéptala con todas tus fuerzas y marcha en esa línea: «Di: Sólo os amonesto con una cosa: que os yergáis por Dios, de dos en dos o individualmente»129.

El criterio a seguir al comienzo de la marcha es “erguirse por Dios”. Trata de tener éxito en ese primer paso tanto en las tareas personales e individuales como en las actividades sociales, ya que en los días de juventud es más fácil y se tiene más posibilidad de éxito. No esperes llegar a estar viejo como tu padre, puesto que, o te estancas o vuelves atrás.

Para ello se requiere de circunspección y del hecho de hacerse un constante balance personal. Si a través de un propósito divino alguien poseyera el reino de los genios y los hombres, será un conocedor de Dios y un desapegado de la vida mundanal, pero si el propósito es egoísta y demoníaco, lo que fuera que se consiguiera, aunque fuera un masbaha, en esa misma medida se alejará de Dios”.

Sección 8: El rezo de los awliâ’ de Dios

Una de las particularidades sobresalientes de los instruidos en la escuela de Yenâbe Shaij, es la concentración en el rezo. Ello se debió al hecho de que Yenâbe Shaij no consideraba de gran valor al cuerpo sin espíritu de la persona que reza, y se esforzaba en que sus adeptos fueran orantes verdaderos.

En las instrucciones de Yenâbe Shaij respecto a la oración hay cuatro puntos fundamentales, cada uno de los cuales fue tomado de los textos del Sagrado Corán y las narraciones islámicas:

1. El apasionamiento

Yenâbe Shaij sostenía que, así como el amante siente placer al hablar con el amado, el orante debe sentir placer al dirigirse a Dios con letanías y ruegos. Él mismo era de esa manera y los awlia’ divinos eran todos así.

El Mensajero de Dios (BP) describe su placer durante el rezo de la siguiente manera:

جعل اللَّه – جلَّ ثناؤه – قرّة عيني في الصلاة ، وحَبّبَ اليَّ الصلاة كما حَبّب إلى الجائع الطعام ، وإلى الظمآن الماء . وأنّ الجائع إذا أكل شبع ، وأنّ الظمآن إذا شرِبَ رَوِيَ ، وأنا لا أشبع من الصلاة

“Dios, Exaltada sea su Alabanza, dispuso la luz de mis ojos en el rezo, me hizo anhelar el rezo tal como hizo al hambriento desear la comida y al sediento el agua. Y por cierto que si el hambriento come se sacia, y el sediento si bebe se sacia, pero yo no me sacio de rezar”.130

Uno de los discípulos de Yenâbe Shaij, que le acompañó por alrededor de treinta años, cuenta: “Dios es testigo que yo vi que en la oración él se disponía como un amante ante su amado aniquilado en Su belleza. En mi vida vi tres personas que eran sorprendentes en el rezo; uno fue el fallecido Yenâbe Shaij Rayab ‘Alî Jaîiât, el segundo fue el Aiatul·lah Kûhestânî, y el tercero fue Shaij Habîbul·lah Golpâigânî en la ciudad de Mash·had. Ellos eran increíbles; cuando se erguían en oración, yo veía con un enfoque divino que el espacio adquiría otra forma y que ellos sólo tenían su atención puesta en Dios.

2. El comportamiento correcto

El comportamiento correcto del orante frente al Creador, Elevado Sea, conforma una de las cuestiones a las que el Islam ha conferido gran importancia. El Imam As-Sayyâd (P) dice a este respecto:

وحقُّ الصلاة ، أن تعلم أنّها وفادة إلى اللَّه عزّ وجلّ ، وأنَّك فيها قائم بين يدي اللَّه عزّ وجلّ ؛ فإذا علمت ذلك قمت مقام الذليل الحقير ، الراغب الراهب ، الراجي الخائف ، المستكين المتضرّع ، والمعظّم لما كان بين يديه بالسكون والوقار ، وتُقبل عليها بقلبك ، وتقيمها بحدودها وحقوقها

“En cuanto al derecho del rezo es que sepas que es un llegar ante Dios y que a través del mismo te yergues frente a Él. Si supieras esto lo realizarías encontrándote en la situación de quien sabe que es bajo, anhelante, trémulo, temeroso, esperanzado, humillado, indigente, suplicante, que engrandece a quien tiene delante de sí mediante la calma y la solemnidad; y lo realizarías con tu corazón y lo cumplirías observando sus normas y derechos”.131

Yenâbe Shaij respecto a la concentración, dice:

“Satanás siempre se le presenta al ser humano. Recuerda que no debes cortar tu atención respecto de Dios. En el rezo debes tener un comportamiento correcto. Durante el rezo debes estar como cuando te dispones firme ante una gran personalidad, de manera que si incluso una aguja te atravesara no te moverías”.

Estas palabras las pronunció Yenâbe Shaij en respuesta a su hijo que le dijo: “Usted cuando se encuentra rezando a veces sonríe”. El hijo de Yenâbe Shaij dice: “Me atrevo a suponer que su sonrisa era por Satanás. Y mediante la misma le decía “no puedes conmigo”.

Yenâbe Shaij tenía la creencia de que cualquier movimiento contrario al comportamiento correcto frente al Creador, era producto de los susurros de Satanás, y decía:

“Vi a Satanás besar el lugar en que la persona se rascaba durante la oración”.

3. La concentración

El aspecto interior de la oración está conformado por el recuerdo de Dios, y la concentración sincera del orante ante la presencia del Creador, Exaltado Sea. Es por eso que el Gran Profeta (BP) decía:

لا يقبل اللَّه صلاة عبد لا يَحضرُ قلبُهُ مع بدنه

“Dios no acepta el rezo de un siervo cuyo corazón no está presente junto a su cuerpo”.132

Considerando este punto, Yenâbe Shaij se esforzaba en preparar a los orantes para que su corazón se concentrara antes de realizar la oración colectiva. Su rezo era el ejemplo de una oración con concentración.

El Dr. Hamîd Farzâm dice a este respecto: “Rezaba con calma y observando el comportamiento correcto133, y a veces cuando yo llegaba tarde al rezo y observaba su aspecto durante la oración al pasar delante suyo, veía como que un temblor dominaba sobre sus miembros, su rostro iluminado, pálido, imbuido en el dhikr que estaba diciendo, sus sentidos completamente ensimismados en el rezo y su cabeza gacha. Deduzco que Yenâbe Shaij no abrigaba en absoluto ninguna duda en su corazón, ni siquiera en la medida de la punta de un alfiler”.

Otro de los discípulos de Yenâbe Shaij dice: Una vez me dijo:

“¡Fulano! ¿Acaso sabes lo que dices durante la inclinación de la oración (rukû‘) y en la prosternación (suyûd)? En el tashah·hud dices: “Testimonio que no hay divinidad más que Dios, Único, sin asociado”, ¿acaso estás diciendo la verdad? ¿En verdad no tienes pasiones mundanales? ¿Acaso no diriges tu atención a algo fuera de Dios? ¡¿En verdad no te vez mezclado con “arbâbun mutafarriqûn”134 (divinidades diversas)?!”.

4. La observancia de la oración al comienzo de su tiempo

En las narraciones islámicas se ha puesto mucho énfasis en el rezo al principio de su tiempo. Dice el Imam As-Sâdiq (P):

فضلُ الوقتِ الأولِ على الآخر كفضل الآخرة على الدنيا

“La preeminencia del rezo al comienzo de su tiempo por sobre el rezo al final de su tiempo, es como la preeminencia que tiene la vida en el más allá por sobre la vida en este mundo”.135

Yenâbe Shaij cumplía escrupulosamente con el hecho de realizar las cinco oraciones al comienzo de su tiempo, y aconsejaba a los demás hacer lo mismo.

¡Un servidor del Imam Husein (P) no atrasa su oración hasta esta hora!

El hábil disertante, el Huyyatulislam wal Muslimîn Yenâbe Seîied Qâsim Shuyâ‘î, cuenta una anécdota curiosa de Yenâbe Shaij a este respecto. Él dice: “Desde que cursaba la escuela primaria yo ya me subía al púlpito a hablar en público, y debido a que tenía una buena voz, asistía a muchas ceremonias de duelo, entre ellas las del día siete del mes, en casa del fallecido Yenâbe Shaij Rayab ‘Alî Nikûgüiân (Jaîiât) que se encontraba un poco antes de llegar al pequeño Bazar, luego del callejón “Siâhhâ”. Subiendo por la escalera, en la habitación de la izquierda, se reunían las mujeres, y cada mes yo les recitaba cánticos de duelo. La habitación de Yenâbe Shaij se encontraba abajo. En ese entonces yo tenía trece años y todavía no había llegado a la edad de madurez religiosa.

Un día, luego de concluir una recitación bajé hasta el piso inferior y por primera vez me encontré con Yenâbe Shaij. Tenía en su mano una gorra y era como si se estuviera dirigiendo al bazar. Me saludó y echó una mirada a mi rostro diciendo:

“¡Un descendiente del Profeta (BP) y un servidor del Imam Husein (P) no retrasa su oración hasta esta hora!”.

Dije: “Está bien”. Todavía faltaban dos horas para la puesta del sol, y ese día había estado yo como invitado en un lugar y por ello hasta esa hora aún no había realizado la oración. Bien miró mi rostro vio ese estado en mí y me hizo esa observación. Ese suceso provocó que, en ese mismo período de mi adolescencia y luego también, muchas veces yo participara en sus reuniones -las que por ejemplo se realizaban en la casa del señor Hakîmî el herrero- y desde los albores de mi juventud sentí que las palabras que ese hombre profería eran producto de la inspiración divina, ya que, si bien no tenía estudios académicos, cuando hablaba cautivaba a todos a los que se dirigía, de forma que yo todavía tengo recuerdos de sus palabras. Entre las palabras que siempre tengo en la mente están aquellas que dijo:

“Dejad de lado la palabra “nosotros”. Ahí donde gobierna la palabra “yo” o “nosotros” hay idolatría. Solamente un pronombre debe regir, y es el pronombre “Él”. Si dejáis de lado este Pronombre los demás conformarán idolatría”.

Cuando Yenâbe Shaij explicaba palabras como éstas, era como si hipnotizara el corazón y la mente de la persona.

La ira: el flagelo de la oración

Se narró de Yenâbe Shaij que dijo:

“Una noche cerca del ocaso, pasé por una mezquita ubicada al principio de la avenida Sîrûs en Teherán, para realizar la oración en su tiempo preferible. Ingresé por el recinto para pernoctar de la mezquita y vi a una persona que se encontraba rezando, alrededor de cuya cabeza había un halo de luz. Me dije: “Luego de rezar me presentaré ante él para ver qué peculiaridad posee que alcanza tal estado durante el rezo”. Después de terminar de rezar salí de la mezquita en su compañía y ya cerca de la puerta de la misma discutió con el encargado de la mezquita, le gritó y siguió su camino. Tras su enojo vi que ese halo de luz se desvaneció de su cabeza”.

Sección 9: La peregrinación de los awliâ’ de Dios

Yenâbe Shaij nunca tuvo el poder económico para realizar la obligación del Hayy (peregrinación a La Meca), pero sus consejos a algunos peregrinos indicaban que estaba al tanto en forma minuciosa de los secretos y misterios de la peregrinación de los awliâ’ o santos de Dios. El tenía la creencia de que la real y completa peregrinación se concretaba cuando el peregrino era un apasionado del Dueño de la Casa que visitaba, de forma que pudiera comprender los propósitos reales de los ritos de la peregrinación. Es por eso que en respuesta a una persona que le propuso ir juntos al Hayy le dijo:

“Primero ve y aprende lo que es ser un apasionado y luego ven para que vayamos a La Meca”.

Los consejos de Yenâbe Shaij a los peregrinos a la Casa de Dios:

1. Los esfuerzos en procura de visitar al Imam del Tiempo -que Al·lah apresure su manifestación

Uno de los adeptos de muchos años de Yenâbe Shaij cuenta que: “Cuando estaba por realizar el primer viaje que hice a La Meca, fui a ver a Yenâbe Shaij y le pedí consejos y orientaciones. Dijo:

“Desde la fecha que inicies la marcha hasta cuarenta días lee la bendita aleya que dice:

« وَقُل رَّبِّ أَدْخِلْنِي مُدْخَلَ صِدْقٍ وَأَخْرِجْنِي مُخْرَجَ صِدْقٍ وَاجْعَل لِي مِن لَدُنكَ سُلْطَاناً نَصِيراً »

“¡Señor mío! Hazme ingresar de una manera genuina y hazme salir de una forma genuina, y dispón para mí de Tu parte un poder auxiliador”136.

Tal vez así puedas ver al Imam del Tiempo, que Al·lah apresure su manifestación”.

Luego agregó:

“¡¿Cómo es posible que alguien esté invitado a una casa y no vea al dueño de casa?! Que toda tu atención y pensamiento se concentren en que, si Dios quiere, puedas llegar a visitar a esa Existencia Bendita en alguna de las etapas de la peregrinación”.

2. Prohibirse amar a algo fuera de Dios al vestir el Ihrâm (vestimenta del peregrino)

“Una persona que se consagra peregrino al vestir el Ihrâm en los miqât o estaciones para consagrarse como tal, debe saber que se ha dirigido allí para prohibirse aquello fuera de Dios, y desde el momento en que dice la talbiah137, está aceptando la invitación de Dios y debe prohibirse aquello fuera de Dios. Aquello que implica un apego a algo fuera de Dios le es prohibido, y hasta los últimos momentos de su vida no debe dirigir su atención a otro fuera de Dios”.

3. Tener a Dios por referencia durante la circunvalación a la Casa de Dios

“La circunvalación a la Ka‘bah, en apariencia, es dar vueltas alrededor de la Casa, pero debes saber que el propósito de esas vueltas es disponer a Dios como eje de referencia en la vida y aniquilarse en Él. Alcanza un estado en el que te encuentres circunvalando alrededor de Él, te sacrifiques por Él, y haz algo de manera que, en realidad, sea la Casa la que circunvale a tu alrededor”.

4. Suplicar bajo la canaleta de oro

“En Hiyr Ismâ‘îl y bajo la canaleta de oro, donde los peregrinos a la Casa Inviolable de Dios ruegan por la solución de sus problemas, tú di: “¡Dios mío! Edúcame para ser Tu siervo y para acompañar a Tu Walî, la prueba de Dios sobre la Tierra, el hijo de Al-Hasan, que Al·lah apresure su manifestación”.

5. Matar el alma incitadora al mal cuando se está en Minâ

“Cuando vayas a Minâ, ¿qué harás en el lugar de sacrificio de los animales? ¿Acaso conoces la filosofía de sacrificar un animal? En realidad debes sacrificar el alma incitadora al mal (an-nafs al-ammârah):

« تُوبُوا إِلَى بَارِئِكُمْ فَاقْتُلُوا أَنْفُسَكُمْ »

“Volveos a vuestro Creador y matad a vuestras personas”138.

Corta la cabeza del ego y retorna. Libérate de las garras del ego. ¡No sea que cuando regreses tu ego fuera más fuerte que antes!”.

El único lugar en el que fuiste objeto del afecto espiritual

Luego de regresar, fui a ver a Yenâbe Shaij y le expresé: “Me gustaría saber si conseguí algún resultado o no”.

Dijo: “Baja tu cabeza y lee una vez la Sûra Al-Hamd”.

Luego de reflexionar un momento, me dio las señales de La Mezquita Inviolable de La Meca y el punto en que yo me encontraba, hasta que dijo:

“El único lugar en el que fuiste objeto del afecto espiritual, fue en el cementerio de Al-Baqî‘, donde alcanzaste tal estado y suplicaste por tal cosa”.

Él sabía lo que yo pedí a Dios en ese lugar.

Dar de comer por haber realizado la peregrinación

Al volver del viaje de la peregrinación, invité a mi casa a Yenâbe Shaij y a un grupo de personas para una walîmah o comida en ocasión de mi peregrinación. Habíamos preparado arroz con kabâb139. Tendimos otro mantel en el pórtico. Cuando Yenâbe Shaij se dio cuenta de esta situación me llamó y dijo:

“¿Por qué tanta vanagloria? ¡No te des aires! No hagas diferencias entre la gente. Si esto es para Dios debes mirar a todos de la misma manera. ¿Por qué das preferencia a unos cuantos? No. Yo también me mezclaré con aquellos. ¡No hagas ninguna diferencia!”.

El secreto y misterio del Hayy en palabras del Imam Jomeini (r.a.)

Es de mencionar que aquello que Yenâbe Shaij dijo respecto a la filosofía del Hayy, en base a sus propias inferencias, es muy cercano a lo expresado por el Imam Jomeini -que Al·lah tenga misericordia de él- al explicar los aspectos místicos del Hayy, lo cual señalaremos a continuación para complementar esta sección:

El secreto de repetir la frase “Labbaika Al·lahumma Labbaik” (¡Heme aquí, Dios mío, heme aquí!):

“Repetir varias veces la frase Labbaik conforma una acción genuina para aquellos a quienes llegó a oídos de su corazón la invocación del Creador y responden a la invitación de Allah, Exaltado Sea. La cuestión es ser concientes de la Presencia Divina y advertir la belleza del Amado. Es como si el que pronuncia ello no se percatara de su propia existencia al estar en ese lugar de comparecencia, y por ello repite la respuesta a la invocación y a continuación niega la existencia de un copartícipe para Dios en forma absoluta.

La gente de Al·lah sabe que ello no se refiere solamente a negar un copartícipe en la divinidad, si bien en opinión de los místicos el hecho de negar la existencia de un copartícipe en ello (la divinidad) también abarca todos los niveles de existencia hasta la aniquilación del mundo. Ello también comprende todos los aspectos de precaución y meritorios. Por ejemplo al decir “Tuya es la alabanza, y Tuya es la gracia”, particulariza la alabanza para la Sagrada Esencia Divina, y asimismo la gracia, y al mismo tiempo se está negando la existencia de un copartícipe y esto para los místicos representa el culmen del tawhîd, en el sentido que, cualquier alabanza realizada y gracia conferida que toma lugar en el mundo de la existencia, en realidad es una alabanza a Dios y una gracia otorgada por Él, Quien no tiene copartícipe.

Este asunto y este propósito elevado rigen en cualquier lugar y tribuna, en cualquier sitio de detención y marcha, de quietud y acción, y lo contrario a ello representa politeísmo en su sentido general, algo de lo cual estamos afectados todos nosotros, los ciegos de corazón”.140

El secreto de la circunvalación (Tawâf)

“Circunvalar la Casa de Dios es una indicación de que: no se debe dar vueltas alrededor de nada fuera de Dios”.141

“Durante el tawâf alrededor del recinto sagrado de Dios, el cual refleja la pasión por el Creador, expulsad del corazón a lo demás, y purificad vuestro interior del temor a otra cosa fuera de Dios; y paralelamente a la pasión por Dios desentendeos de los ídolos grandes y pequeños, de los tiranos y los vinculados a ellos, puesto que Dios, Exaltado Sea, y sus amigos, se desentienden de ellos, y asimismo lo hacen todos los libres del mundo”.142

Jurar fidelidad a Dios

“Tocando la Piedra Negra, jurad fielmente a Dios que seréis enemigos de Sus enemigos, de los de Su Mensajero y de los de los probos y libres. No dispongáis obediencia y servidumbre a ellos quienesquiera que fueran, y removed el temor y la humillación de vuestros corazones, que los verdaderos humillados son los enemigos de Dios, y a la cabeza de ellos el Gran Satán (EE.UU.), a pesar de que sobresalgan en cuanto a manifestar la criminalidad y la tiranía”.143

El Sa’î o esfuerzo por encontrar al Amado:

“Al trotar (o hacer el sa’î) entre las colinas de Safâ y Marwâ, con sinceridad y pureza esforzaos y corred para encontrar al Amado, puesto que es al encontrarle que se quebrantan todas las quimeras de la vida mundanal, se esfuman todas las dudas y vacilaciones y todos los temores e inclinaciones animales, se disuelven todos los vínculos materiales, florecen los sentimientos de libertad, y se disipan las restricciones y límites de Satanás y el tirano, los cuales arrastran a los siervos de Dios al cautiverio y a la subordinación”.144

Los sentimientos y el misticismo en las zonas de Mash’ar y ‘Arafât

“Y sumidos en los sentimientos y el misticismo dirigios a Mash‘ar-ul Harâm y a ‘Arafât, y en cada parada, con un corazón sosegado, incrementad vuestra fe en las promesas del Creador y el gobierno de los oprimidos, y mediante el silencio y la serenidad, reflexionad en los signos de Dios, y pensad en cómo salvar a los desposeídos y oprimidos de las garras de los arrogantes, y requerid del Creador los medios de salvación en esos lugares benditos”.145

El secreto del sacrificio del animal en Minâ

“Luego, dirigios a Minâ y vislumbrad allí los anhelos legítimos, que consisten en sacrificar lo más amado en el camino del Amado Absoluto, y sabed que hasta que no superéis el apego por las cosas que amáis –la más grande de las cuales es el amor a sí mismo siguiéndole el amor a lo mundano-, no alcanzaréis al Amado Absoluto”.146

Apedrear a los demonios

“En este viaje divino que vosotros estáis realizando debéis apedrear al demonio. En el caso de que, Dios no lo permita, os contarais entre los soldados de Satanás, os estaríais apedreando a vosotros mismos. Vosotros debéis ser misericordiosos de forma que al apedrear, sea un apedrear al Demonio por parte de los soldados del Misericordioso”.147

Sección 10: El temor de los awliâ’ de Dios

La primera pregunta que surge luego de plantear la cuestión del amor a Dios como “la alquimia de la auto-formación”, es que: si Dios es Misericordioso y es objeto de amor, y la pasión por Él conforma el más eficaz elemento de perfeccionamiento, entonces ¿por qué en los textos islámicos se ha puesto tanto énfasis en el temor a Dios y subyugarse a Él? ¿Y por qué el Sagrado Corán considera que la característica más sobresaliente de los sabios es el temor a Dios? ¿Acaso es posible que haya conformidad entre el amor a Dios y el temor a Él?

La respuesta es: sí. Yenâbe Shaij tiene un muy buen ejemplo en relación con la correspondencia entre el temor y el amor, y esta sección está dedicada a aclarar este punto, pero ante todo, se debe analizar cuál es el sentido de “temor” a Dios.

Los significados de “temor a Dios”:

El primer punto al explicar el temor divino es que el temor a Dios tiene el significado de “temor a los propios pecados y acciones inadecuadas”. Dice el Imam ‘Alî (P):

لا تخف إلاّ ذنبك ، لا ترجُ إلاّ ربّك

“No temas más que a tus pecados, y no tengas más esperanzas que en tu Señor”.148

¡No tengas miedo de Dios!:

Cierto día el Imam ‘Alî (P) se encontró con una persona cuyo aspecto se encontraba desencajado por el miedo, por lo que le preguntó:

“¿Qué te sucede?”

Ese hombre le respondió: “¡Tengo miedo de Dios!”.

El Imam dijo:

يا عبد اللَّه، خف ذنوبك، وخف عدل اللَّه عليك في مظالم عباده، وأطعه في ماكلّفك، ولا تُعصه في ما يصلحك، ثُمّ لا تخف اللَّه بعد ذلك فإنّه لا يظلم أحداً، ولا يعذّبه فوق استحقاقه أبداً

“¡Siervo de Dios! ¡Teme a tus propios pecados y a la Justicia Divina al castigar las injusticias que realizaste a Sus siervos! Obedece a Dios en aquello que te ha preceptuado, y no desobedezcas en aquello que te beneficie. Luego, no tengas miedo de Dios, puesto que él no es injusto con nadie, y no castiga más allá de aquello que alguien merece”.149

¡Temor a la separación!

De acuerdo a esto, nadie debe tener miedo de Dios, sino que debemos tener miedo de nosotros mismos, por que no nos veamos circundados por nuestros propios actos execrables. Pero el temor de los awliâ’ o santos de Dios al castigo por un acto inadecuado, es diferente al de los demás. Quienes expulsaron de su corazón el amor a aquello fuera de Dios, y su obediencia a Dios no es por temor al infierno ni por anhelar el paraíso, temen las llamas de la separación, puesto que para ellos el castigo de estar separados de Dios es más doloroso que el Fuego del Infierno. Es por eso que el Imam de los awlia’ de Dios, Amîr Al-Mu’minîn ‘Alî (P), en sus letanías a Dios dice:

فلئن صيّرتني للعقوبات مع أعدائك ، وجمعت بيني وبين أهل بلائك ، وفرّقت بيني وبين أحبّائك وأوليائك ، فهبني يا إلهي وسيّدي ومولاي وربّي صبرتُ على عذابك ، فكيف أصبر على فراقك

“Si me tornaras hacia el Castigo junto a Tus enemigos, me reunieras con la gente de Tu Tribulación y me separaras de Tus amados y santos… Entonces supón, ¡oh mi Dios, mi Amo, mi Protector y mi Señor!, que yo pudiera tolerar Tu castigo… pero, ¿cómo podría tolerar Tu separación?”.150

Yenâbe Shaij explica la aleya que dice «Que invocan a su Señor por temor y anhelo»151, de la siguiente manera:

“¿Qué es ese temor y anhelo? Es el temor a la separación y el anhelo de la unión. Un indicio para ello son las palabras de Amîr Al-Mu’minîn (P) en la Súplica de Kumail que dicen: “Entonces supón, ¡oh mi Dios…! que yo pudiera tolerar Tu castigo… pero ¿cómo podría tolerar Tu separación?”. Y asimismo las palabras del Imam As-Sayyâd (P) que dicen: “La unión contigo es el anhelo de mi alma, y mi pasión es por Ti”152.

El faqîh y místico de renombre, el fallecido Mul·la Ahmad Narâqî también dice a este respecto:

گفت شاه اوليا روحى فداه

در دعا: كاى سيّد من، وى اله

در عذابت گيرم آوردم شكيب

چون بسازم با فراقت اى حبيب؟

دايه ترساند ز آتش كودكان

هين مكن بازى و گرنه اى فلان

مى‏گذارم آتشت بر دست و پاى

مى‏نهم داغت به رخسار و قفاى

ليك، ترسانند از زجر فراق

شير مردان با هزاران طمطراق

“Dijo el adalid de los santos, que mi alma sea sacrificada por él,

En la súplica: ¡Oh mi Señor! ¡Oh mi Amo!

Supón que puedo tolerar Tu castigo…

¿Cómo podría tolerar estar separado de Ti? ¡Oh Señor!

La educadora atemoriza a los niños con el Fuego

Dice: ¡oh fulano! No juegues así puesto que sino…

Quemaré tus manos y pies con fuego

Y quemaré con el mismo tu rostro y espalda,

Pero atemorizan con el sufrimiento de la separación

a los hombres fuertes poseedores de mil grandezas.”

El temor de que el Amado no acepte

Los santos de Dios, a pesar de que cumplen con sus deberes, tienen temor. Temen que el Amado no los considere adecuados y no los acepte:

« وَالَّذِينَ يُؤْتُونَ مَآ ءَاتَوْا وَقُلُوبُهُمْ وَجِلَةٌ أَنَّهُمْ إِلَى رَبِّهِمْ رَاجِعُونَ »

“Aquellos que cuando dan lo que deben dar, lo hacen encontrándose su corazón trémulo porque volverán a su Señor”153.

En la misma medida que para los awliâ’ de Dios el dolor de la separación les resulta trágico e insoportable, la cuestión de ser aceptados por el Amado, que conforma la perfección absoluta, presenta la misma importancia. Este asunto es tan trascendente que el Imam Jomeini -que la complacencia de Al·lah sea sobre él- en los últimos momentos de su bendita vida –de acuerdo a lo expresado por el disertante de la Oración del Viernes de Teherán- ¡le pedía a la gente que suplique porque Dios le acepte!

Ahora prestad atención a este asunto preciso y místico, cómo Yenâbe Shaij lo deja en claro con un ejemplo simple:

Uno de los discípulos de Yenâbe Shaij dice: “Un día me dijo:

“¡Fulano! ¿Para quién se acicala la novia?”.

Dije: “Para el novio”.

Dijo: “¿Entendiste?”.

Me quedé en silencio.

Expresó:

“En la noche de bodas, la familia de la novia se esfuerza por que ella se encuentre acicalada de la mejor manera, de forma que resulte de beneplácito para el novio, pero la novia en su interior, tiene otra preocupación que los demás no perciben. Está preocupada si la noche de bodas le parecerá atractiva al novio o si acaso el novio sentirá repulsión, y qué haría en ese caso.

El siervo de Dios no sabe si sus acciones fueron objeto de aceptación por parte de Dios, Elevado Sea, o no. ¡¿Cómo puede no encontrarse temeroso y preocupado?! ¿Acaso tú te adornas para ti mismo, o para ser popular entre la gente?

Cuando la gente muere, dice:

« رَبِّ ارْجِعُونِ * لَعَلِّي أَعْمَلُ صَالِحاً »

«¡Señor mío, devuélveme! Quizás actúe correctamente»154.

La acción correcta es aquella que Dios aprueba, no aquella que tu ego celebra”.

Por ello, Yenâbe Shaij siempre sentía temor y preocupación de encontrarse con el Creador y decía:

“Dios, por Sí mismo, no debe ser objeto de temor.

« وَأَمَّا مَنْ خَافَ مَقَامَ رَبِّهِ »

“En cuanto a quien teme la comparecencia ante su Señor…”155.

Si Él no nos aprueba y nuestras acciones no son objeto de Su aceptación, entonces ¿qué haremos?”.

El hijo de Yenâbe Shaij dice: Yenâbe Shaij decía:

“¡Dios mío! Nosotros también somos parte de la mercancía desechada –así como cuando una persona viene y dice: “Yo quiero comprar la mercancía desechada y estropeada”-. ¡Dios mío! ¡También llévanos a nosotros y acéptanos!”.

  • 1. Uno de los maestros del Imam Jomeini (r.a).
  • 2. Mîzân Al-Hikmah, 1, 222, 147, 850.
  • 3. En alusión a la aleya que expresa: «¿Acaso divinidades diversas son mejores, o lo es Dios, el Único, el Subyugador?» (Sûra Iûsuf; 12: 39).
  • 4. Meses en los que se realizan ceremonias de duelo en conmemoración del martirio del Imam Husein (P).
  • 5. Muhammad Mohsen Ibn Murtadâ, conocido como Mul·lâ Mohsen Faid Al-Kâshânî (1006-1091 HL), es de entre los sabios, filósofos, místicos, exegetas del Corán y poetas del siglo XI de la hégira.
  • 6. Las 15 Letanías (munâyât jamsa ‘asharah), son 15 letanías cortas pero exquisitas y bellas, que se atribuyen al Imam Zain Al-‘Âbidîn (P) y que se encuentran en el libro Mafâtîh Al-Yinân.
  • 7. Como dice el poeta: “No es más que una historia de una pena de amor, y lo sorprendente es que de cada uno que la escucho, no me parece repetida”.
  • 8. Como dice el poeta: “Aniquila tu ego y abraza al Creador, que para llegar a la Ka‘bah, desde tu lejanía no hay más que un paso”.
  • 9. Ver en la Sexta Sección de la Tercera Parte: “Lee la súplica iastashîru”.
  • 10. Se narra que Yenâbe Shaij dijo: “Le pregunté a algunos sabios y personas de lo espiritual: ¿Para qué Dios creo al ser humano?, pero no escuché una respuesta convincente, hasta que le pregunté a Aiatul·lah Muhammad ‘Alî Shahâbâdî y me dijo: “Dios creó al ser humano para que fuera Su representante en la creación: «Por cierto que dispondré un vicario en la tierra»”.
  • 11. Sharh Asmâ’ul Husnâ, 1, 139, 202; Rasâ’il Al-Karakî, t.3, p.962.
  • 12. Bihâr Al-Anwâr, t.105, p.165; Maqâm Imâm ‘Alî (P), t.3, p.185 (con ligeras diferencias).
  • 13. Mafâtîh Al-Yinân, las acciones a llevar a cabo en la Mezquita de Kûfah. Las letanías de Amîr Al-Mu’minîn (P).
  • 14. Nahy Al-Balâgah, Disertación Nº 108.
  • 15. Nahy Al-Balâgah, Máxima Nº 147.
  • 16. Ibíd.
  • 17. Sûra Ash-Shûrâ, 42: 30.
  • 18. Al-Jisâl, p.616, h.10; Bihâr Al-Anwâr, t.73, p.350, h.47.
  • 19. Padre del poeta Haidar ‘Alî Tehrânî, apodado “Mu‘yizeh” cuya historia con Yenâbe Shaij es mencionada en la Quinta Sección de la Primera Parte bajo el título de “Humildad”, y otra vez en la Segunda Sección de la Tercera Parte el título “¡Que tu padre no sea un ídolo para ti!”.
  • 20. Él era el Ajûnd Mul·lah Muhammd Bâqir, hijo del Ajûnd Mîrzâ Yânî Qazwînî, uno de los sabios piadosos, combatientes y renombrados de Qazwîn. Nació en el año 1290 H.Q. y fue uno de los discípulos de los sabios: Aiatul·lah Ajûnd Jorâsânî (el autor del libro Kifâiah, sobre Principios de Jurisprudencia), Hayy Shaij Mul·la Fathul·lah Jorâsânî, y Hayy Muhammad Hâdî Tehrânî, en la noble ciudad de Nayaf. Referirse a Ganyîneh-ie-Dâneshmandân (El Tesoro de los Sabios), t.9, p.219.
  • 21. Ver: Mizan Al-Hikmah: 3, 1343.
  • 22. Mizân Al-Hikmah: 3, 1344, 981, 4520.
  • 23. Wasâ’il Ash-Shî’ah, t.24, p.16. Tahrîr Al-Wasîlah, t.2, capítulo de la pesca y el sacrificio de animales, p.151, cuestión 20.
  • 24. Al-Kâfî, t.6, p.229, h.7. Tahdhîb Al-Ahkâm, t.9, p.80, h.341.
  • 25. Sûra Ash-Shams; 91: 9.
  • 26. Sûra Al-Anbi’â’ ; 21: 25.
  • 27. Bihâr Al-Anwâr, t.18, p.202.
  • 28. Sûra Al-‘Imrân; 3: 18.
  • 29. En las Munâyât Sha’bâniah leemos: “¡Dios mío! Disponme de entre aquellos a quienes llamaste y te respondieron, entre quienes miraste y cayeron fulminados por Tu Majestuosidad, entre aquellos a quienes te les dirigiste en forma íntima y que actúan por Ti en forma manifiesta”.
  • 30. «¿Acaso viste a quien tomó por divinidad a sus pasiones y Dios le desvió a sabiendas?». (Sûra Al-Yâziah; 45: 23).
  • 31. Sûra Al-An’âm 6: 91.
  • 32. Se hace referencia al primer grupo en la bendita aleya que dice: «Y dijeron “no abandonéis a nuestros dioses. No abandonéis a Wadd, ni a Suwâ’a, ni a Iagûz, ni Ia’ûq, ni a Nasra”». (Sûra Nûh; 71:23). Se hace referencia al segundo grupo en la aleya que dice: «…Que adoréis a Dios y que os abstengáis del Seductor» (Sûra An-Nahl; 16:36). Y se hace referencia al tercer grupo en la aleya que dice: «¿Acaso viste a quien tomó a sus pasiones como divinidad?» (Sûra Al-Furqân; 25:43).
  • 33. Sûra Al-Yâziah; 45: 23.
  • 34. Mafâtih Al-Yinân. Súplica de Abû Hamza Az-Zumâlî.
  • 35. Una de las grandes luminarias en los estudios intelectivos.
  • 36. Mizân Al-Hikmah, 6, 2724, 1994, 9316.
  • 37. Bihâr Al-Anwâr, t.93, p.160; Mafâtîh Al-Yinân, Las Quince Letanías: la letanía de los apasionados.
  • 38. Mizan Al-Hikmah, 2, 958, 669, 3153.
  • 39. Poema citado en Maznawí Tâqedîs.
  • 40. Bihâr Al-Anwâr, t.94, p.99.
  • 41. Sûra Fâtir; 35: 10.
  • 42. As-Sahîfah As-Sayyadîiah, la súplica “Las más Elevadas Virtudes”.
  • 43. Sûra Al-Mâ’idah; 5: 54.
  • 44. Sûra Al-Baqarah; 2: 165.
  • 45. Shîrîn y Farhâd: Es una de las famosas novelas del legado cultural persa. Farhâd estaba enamorado de una mujer llamada Shîrîn, y el Sha Josro Parvîz también se encontraba cautivado por ella. El Sha le ordenó esculpir el monte Bistûn por ella. Mientras se encontraba ocupado en su tarea le llegó la falsa noticia de que Shîrîn había muerto y él se suicidó (N. del Traductor).
  • 46. Al-Mawa’idz al-‘Adadiah, p.419.
  • 47. Irshâd Al-Qulûb, p.171.
  • 48. El Dr. Farzâm narra que estos versos son de Mul·la Bumân ‘Alî Râyî Kermânî, el famoso poeta de la época de la dinastía Qayâr. Se narra que el Sha Fath ‘Alî le dijo: “Yo diré un verso y tú di el segundo, y a continuación dijo: “Nadie vio en el mundo una belleza como la de José”. Mul·la Bumân ‘Alî inmediatamente dijo: “Pero esa belleza es de quien creó a José”.
  • 49. De entre los grandes sabios de Teherán y fundador de la escuela religiosa Burhân, que se encuentra ubicada al lado del santuario de ‘Abdul ‘Azhîm Al-Hasanî, en la ciudad de Ray.
  • 50. Para un mayor conocimiento sobre los fundamentos del amor a Dios, referirse al libro “El amor en el Libro Sagrado y la Tradición”, del autor de estas líneas. Investigado por Fundación Dâr Al-Hadîz.
  • 51. Tanbîh Al-Jawâtir, t.1, p.52.
  • 52. Sûra An-Naml; 27: 59.
  • 53. Sûra Aal ‘Imrân; 3: 18.
  • 54. Nahy-ul Balâgah, Disertación Nº 91.
  • 55. Mafâtîh Al-Yinân, súplica de Abû Hamzah Az-Zumâlî.
  • 56. Mizân Al-Hikmah, 2, 960, 672, 3162.
  • 57. Mizân Al-Hikmah, 2, 960, 672, 3164.
  • 58. Mizân Al-Hikmah, 2, 960, 672, 3163.
  • 59. Tanbîh Al-Jawâtir, t.1, p.146. Ver también: Mizân Al-Hikmah, 4, 1744, 1253, 6010.
  • 60. Haciendo referencia a que se presentaban ante él para requerirle una vía para solucionar sus problemas mundanales.
  • 61. Vestimenta islámica de la mujer.
  • 62. Dijo el Jâyah Nasîruddîn At-Tûsî a este respecto: El hombre puede alcanzar el grado de unicidad después de liberarse tanto de la no-existencia como de la existencia, y desviar su vista de esos dos grados. Mientras se encuentre fluctuando entre la existencia y la no-existencia, entonces, o bien es un hombre de la vida mundanal, o bien es un hombre de la otra vida.Si procura la existencia virtual y la no-existencia real, entonces es un hombre de la vida mundanal y la otra vida le es vedada. Y si procura la existencia real y la no-existencia virtual, entonces es un hombre de la otra vida y la vida mundanal le es vedada. Pero si no procura ni su existencia ni su no-existencia, ni su bienestar ni su ruina, ni considera en absoluto a esos dos asuntos, ni ve ninguno de los dos, entonces es un hombre de Dios, y tanto la vida mundanal como la otra vida le son vedadas.

    Esto es, si dirige su atención a la vida mundanal o al más allá, ello le merma de la perfección de ese grado, desciende y se invierte, y ello es así puesto que cuando la persona procura la vida en el más allá, el paraíso, la recompensa y la felicidad, el significado de ello es que él está procurando la perfección de su persona, entonces está procurándose a sí mismo y no procurando a su Señor. Y si es así, entonces él es un hombre de la mutiplicidad y no un hombre de la unicidad. Como dicen: “Todo aquello que veas fuera de Dios es un ídolo, y debes destruirlo”.

    Así, procurar lo que no es Dios conforma una adoración de ídolos, y procurar la otra vida, el Paraíso, y la complacencia y vecindad de Dios, se consideran en realidad cosas fuera de Dios. Sobre la base de esto, aquel que procura a Dios no debe tener anhelo por ninguna de esas cosas, y eso es porque la señal de aquellos que procuran a su Señor es que no procure algo fuera de Él.

    Ese Grado de conocimiento de Dios y procura de Dios, todavía es el grado de la multiplicidad, puesto que en la unicidad se funden el conocedor y lo conocido y entonces ya no hay procurador y procurado, sino que entonces no hay nada más que Dios. Entonces, todo aquel que sólo ve a Dios en todas las cosas, es quien procura la unicidad. Si Dios le descorriera el velo de la existencia y la no-existencia, alcanzaría ese grado. (Risâlat At-Tawal·lîwat-Tabarrî, anexo del libro Ajlâq Muhtashamî, p. 568).

  • 63. Sûra Al-Hiyr; 15: 29.
  • 64. Mizân Al-Hikmah, 7, 3418, 2495, 11647.
  • 65. Nos llega en un hadîz qudsî que: “¡Oh hijo de Adán! Todos te procuran por ellos mismos, pero Yo te procuro por ti mismo, así pues, no escapes de Mí”. (Al-Mawâ’idz Al-‘Adadîiah, p.420).
  • 66. Del poeta Hâfedz.
  • 67. Mizân Al-Hikmah, 10, 4984, 3388, 16931.
  • 68. Mizân Al-Hikmah, 10, 4984, 3388, 16930.
  • 69. Al-Kâfî, t.2, p.164, hadîz 6.
  • 70. Al-Kâfî, t.2, p.164, hadiz 7; Bihâr Al-Anwâr, t.75, p.23.
  • 71. Irshâd Al-Qulûb, p.199.
  • 72. Awliâ’: Literalmente significa “amigos” y se usa para referirse a las personas devotas o santos de Dios.
  • 73. Ver la Segunda Sección de esta misma Parte.
  • 74. Mizân Al-Hikmah, 13, 6578, 4984, 20999.
  • 75. Ver en esta misma Sección: “Las bendiciones materiales y espirituales”.
  • 76. Man kâna lil·lahi kâna al·lahu lahu – “Quien sea para Al·lah, Al·lah será para él”: Esta expresión se encuentra en fuentes de tradiciones como Bihâr Al-Anwâr, t.82, p.197; Al-Wâfî, t.5, p.784; Rawdat Al-Muttaqîn, t.3, p.195, sin mencionar el nombre del Profeta (BP), sino sólo con la frase: “y como fue transmitido” o “ha sido transmitido”, lo cual nos hace entrever su condición de hadîz. Sadr Al-Mu’al·lihîn Ash-Shîrâzî en su Exégesis del Sagrado Corán (t.1, p.76) lo atribuye al Profeta (BP). Según estudios realizados, la fuente más antigua que se ha encontrado para ello, es el libro Ajlâq Muhtashemî, del Jayah Nasîruddîn At-Tûsî, capítulo 12, p. 122, pero allí también no se atribuye en forma precisa al Profeta (BP) o a alguno de los Imames (P).
  • 77. Sûra Al-‘Ankabût; 29: 69.
  • 78. Ver la Séptima Sección de la Tercera Parte: Los Consejos de Imam Jomeini a su hijo Ahmad -que Al·lah esté complacido de ambos: “…No des ni un solo paso por obtener posición, cualquiera que sea, ya sea ésta una posición espiritual o una material”.
  • 79. Mafâtîh Al-Yinân: Munâyât Jamsah ‘Ashar (Las Quince Letanías), Munâyât Al-‘Ârifîn (Letanía de los Gnósticos).
  • 80. Ver el libro “Al-‘Aql wal Yahl fil Kitâbi was Sunnah” (“El intelecto y la ignorancia en el Libro Sagrado y la Tradición”): Los ejércitos del intelecto y la ignorancia. De este mismo autor. Investigado por Dâr Al-Hadîz.
  • 81. Sûra Al-Hiyr; 15: 42.
  • 82. Sûra At-Tawbah; 9: 28.
  • 83. Ver en la Tercera Sección de la Tercera Parte: “La apertura de los ojos del corazón”.
  • 84. Sûra An-Nisâ’; 4: 134.
  • 85. Como expresa la súplica de ‘Arafat: “¿Qué es lo que ha perdido quien te ha encontrado?”.
  • 86. Ver en esta misma Sección: “¡Come y duerme por Dios!”.
  • 87. Mizân Al-Hikmah, 4, 1866, 1352, 6491 y h. 6493.
  • 88. Mizân Al-Hikmah, 4, 1866, 1352, 6491 y h. 6493.
  • 89. Sûra Al-A‘râf; 7:201.
  • 90. Mizân Al-Hikmah, 4, 1856, 1342, 6454.
  • 91. Mizân Al-Hikmah, 4, 1856, 1342, 6455.
  • 92. Sûra Az-Zujruf; 43:36.
  • 93. Mizân Al-Hikmah, 4, 1846, 1340, 6494.
  • 94. Mizân Al-Hikmah, 4, 1850, 1340, 6427.
  • 95. Mizân Al-Hikmah, 4, 1850, 1340, 6418.
  • 96. Mizân Al-Hikmah, 4, 1850, 1340, 6419.
  • 97. Mizân Al-Hikmah, 4, 1848, 1340, 6399.
  • 98. Mizân Al-Hikmah, 4, 1848, 1340, 6403.
  • 99. Mizân Al-Hikmah, 4, 1848, 1340, 6422.
  • 100. Mizân Al-Hikmah, 4, 1852, 1340, 6435.
  • 101. Para una mayor familiarización con los efectos que produce en la vida el hecho de recordar a Dios, referirse a Mizân Al-Hikmah, vocablo: “El recuerdo (a Dios)” – “Los frutos del recuerdo (a Dios)”.
  • 102. Este dhikr es uno de los párrafos de la súplica de Hadrat Idrîs (P). Ver: Misbâh Al-Mutahayyid, p.601.
  • 103. Sûra Al-Isrâ’; 17: 80. Ver la Novena Sección de la Tercera Parte: Los consejos de Yenâbe Shaij a los peregrinos a la Casa de Dios.
  • 104. Fue el padre del Huyyatulislam Seîied Hamîd Ruhânî.
  • 105. Sûra Al-Qamar; 54: 10.
  • 106. Sûra Al-Anbi’â’; 21: 83.
  • 107. Sûra As-Saffât; 37: 109 y 110.
  • 108. Sûra Al-Anbiiâ’; 21: 69.
  • 109. Todas estas súplicas se encuentran en Mafâtîh Al-Yinân.
  • 110. Al-Munâyât Al-Jamsah ‘Ashar.
  • 111. Un cuarto de dos riales.
  • 112. Sûra Al-Yâziah; 45: 23.
  • 113. Sûra Aal ‘Imrân; 3: 92.
  • 114. Sûra Al-Insân; 76: 8 y 9.
  • 115. Sûra Iûsuf; 12: 53.
  • 116. Ver la Segunda Sección de la Tercera Parte: “El camino para alcanzar la realidad del Tawhîd”.
  • 117. Mizân Al-Hikmah, 4, 1658, 5599.
  • 118. Montaña de los alrededores de la ciudad de Ray.
  • 119. Mizân Al-Hikmah, 8, 3688, 2675, 12635.
  • 120. Mizân Al-Hikmah, 1, 428, 314, 1555.
  • 121. Mizân Al-Hikmah, 13, 6452, 3946, 20664.
  • 122. Qarûn: Coré en La Biblia. El Sagrado Corán nos narra que Coré formaba parte del pueblo de Moisés (P) y se le había otorgado muchísimas riquezas. Ver las aleyas nº 76 a 82 de la Sûra Al-Qasas (28).
  • 123. Al-Kâfî, t.4, p.18, h.2.
  • 124. Jums: gravamen religioso obligatorio que consiste en el quinto de las ganancias netas sobrantes.
  • 125. Fue uno de los compañeros cercanos de Yenâbe Shaij, y en la Cuarta Parte veremos que él se encontraba presente cuando Yenâbe Shaij murió.
  • 126. Ver en la Tercera Sección de la Tercera Parte: “El método para ser un apasionado de Dios”.
  • 127. Ver: Mizân Al-Hikmah, 8, 3686, 2674.
  • 128. Sûra Al-Insân; 76: 9.
  • 129. Sûra Sabâ; 34: 46.
  • 130. Mîzân Al-Hikmah, 7, 3092, 2266, 10535.
  • 131. Mîzân Al-Hikmah, 7, 3124, 2299, 10669.
  • 132. Mîzân Al-Hikmah, 7, 3116, 2290, 10635.
  • 133. Uno de los discípulos de Yenâbe Shaij dice: “Al igual que el fallecido Aiatul·lah Muhammad ‘Alî Shâhabâdî, repetía tres veces el dhikr del rukû‘ y del suyûd”.
  • 134. Sûra Iûsuf; 12: 39.
  • 135. Mîzân Al-Hikmah, 7, 3130, 2302, 10685.
  • 136. Sûra Al-Isrâ’; 17: 80.
  • 137. Talbiah: El hecho de decir: “¡Heme aquí, oh Dios mío, heme aquí!”= labbaika al·lahumma labbaik.
  • 138. Sûra Al-Baqarah; 2: 54.
  • 139. Kabâb: Carne asada en un espetón.
  • 140. Mensaje del Imam Jomeini -que la misericordia de Al·lah sea con él- a los peregrinos a la Casa de Dios, en ocasión de la festividad del Sacrificio (7/6/1363).
  • 141. Del Mensaje del Imam Jomeini -que la misericordia de Al·lah sea con él- a los peregrinos a la Casa de Dios (11/7/1358).
  • 142. Del Mensaje del Imam Jomeini -que la misericordia de Al·lah sea con él- a los peregrinos a la Casa de Dios (16/5/1365).
  • 143. Ibíd.
  • 144. Ibíd.
  • 145. Ibíd.
  • 146. Ibíd.
  • 147. De entre las palabras del Imam Jomeini -que la misericordia de Al·lah sea sobre él- en su encuentro con los religiosos y jefes de caravanas de la peregrinación (8/7/1358).
  • 148. Mîzân Al-Hikmah, 4, 1572, 1139, 5225; Gurar Al-Hikam, 10162; y en Nahy Al-Balâgah, Máxima Nº 82 dice: “…Que no tienen esperanza en ninguno de vosotros sino en su Señor, y no temen sino a sus pecados”.
  • 149. Mîzân Al-Hikmah, 4, 1572, 1139, 5223, transmitido de Bihâr Al-Anwâr, t.70, p.392, h.60.
  • 150. De la Súplica de Kumail.
  • 151. Sûra As-Saydah; 32: 16.
  • 152. Mafâtîh Al-Yinân, Las Quince Letanías, la Letanía de los que anhelan a Dios (murîdîn).
  • 153. Sûra Al-Mu’minûn; 23: 60.
  • 154. Sûra Al-Mu’minûn; 23: 99 y 100.
  • 155. Sûra An-Nâzi‘ât; 79: 40.

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